“El Hijo de Dios aceptó dejarse amar y guiar por padres humanos, María y José, enseñándonos a cada uno de nosotros que sin la docilidad nadie puede crecer y madurar”, dijo.
El papa Bergoglio instó el jueves a un grupo de seminaristas italianos a “evitar la rigidez que carece de humanidad” y los alentó “a pedirle a Dios el don de la docilidad”.
“El clericalismo es una perversión del sacerdocio: es una perversión. Y la rigidez es una de las manifestaciones”, dijo el pasado 10 de junio.
“Cuando encuentro un seminarista rígido o un sacerdote joven, digo 'algo malo le está pasando a éste adentro'. Detrás de cada rigidez hay un problema grave, porque la rigidez carece de humanidad”.
Bergoglio habló sobre las cualidades de un buen seminarista y sacerdote en un encuentro con los estudiantes, rector y formadores del seminario pontificio regional Pío XI, ubicado en Ancona, Italia central.
“El seminario”, dijo, “no debe alejar a sus alumnos de la realidad, de los peligros y de los demás, sino, al contrario, acercarlos a Dios y a sus hermanos”.
“Dentro de los muros del seminario, expandan los límites de su corazón, el corazón expandido, extiéndanlo a todo el mundo”, dijo, “sean un apasionado de lo que 'se acerca', lo que 'abre,' lo que 'une'”.
Bergoglio también animó a los seminaristas a “sumergirse en la Palabra de Dios, no solo en la charla de Internet”.
“No se conformen con ser hábil en el uso de las redes sociales y los medios digitales para comunicarse”, aconsejó. “Solo transformado por la Palabra de Dios podrás comunicar palabras de vida”.
Dijo que “el mundo tiene sed de sacerdotes que sean capaces de comunicar la bondad del Señor a quienes han experimentado el pecado y el fracaso, de sacerdotes expertos en humanidad, de pastores dispuestos a compartir las alegrías y labores de sus hermanos, para los hombres que se dejan cambiar por el grito de los que sufren”.
Bergoglio enfatizó la importancia de pedir “el don de la docilidad que es una actitud constructiva de la vocación y también de la personalidad”.
También animó a los seminaristas y sacerdotes jóvenes a hablar con los sacerdotes ancianos de su diócesis, quienes, dijo, “son el tesoro de la Iglesia”.
“Muchos de ellos a veces son olvidados o en una casa de retiro: ve a verlos”, instó.
Dirigiéndose al rector, director espiritual y formadores del seminario, les pidió que fueran para sus seminaristas lo que San José para Jesús.
“Que aprendan más de tu vida que de tus palabras, como sucedió en la casa de Nazaret, donde Jesús se formó en la escuela del 'coraje creativo' de José”, dijo.
“Que aprendan la docilidad de tu obediencia; la laboriosidad de tu dedicación; la generosidad hacia los pobres desde el testimonio de vuestra sobriedad y disponibilidad; la paternidad, gracias a tu afecto vivo y casto”.
“Solo cuando un amor es casto, es amor de verdad”, dijo.
National Catholic Register
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