Francisco, haces el ridículo. Y no sólo por salir en la foto, -que tu fiel servidor Spadaro ya se ha encargado de difundir por todo el mundo-, tomado de la mano con el emir, lo cual fomenta aún más el espectro sodomítico que se cierne sobre la Iglesia.
Además, también sabemos, que es parte del teatro para mostrar que la religión que tú supuestamente representas como vicario de Cristo, no es la verdadera, sino una del montón, que está a la par con el Islam.
Decía que haces el ridículo y nos dejas a todos en ridículo, como si tú hablaras por nosotros y en nuestro nombre, a lo cual no tienes derecho, y menos todavía a distorsionar la religión del Dios Verdadero, por decir tonterías* penosamente aduladoras en un país donde el proselitismo está prohibido, la conversión al cristianismo puede estar penada con la muerte, y donde la libertad de expresión y de asociación están restringidas.
Has alabado la "tolerancia religiosa" y la "libertad de culto" en los Emiratos, los has definido como ejemplo de inclusión, (?), o has afirmado que "la paz que se basa en la fraternidad, también se expresa en la diferencia y en la pluralidad religiosa" y te has preguntado "cómo pueden las religiones ser canales de fraternidad en lugar de barreras de separación" y le has dicho al Islam: "o construimos el futuro juntos o no habrá futuro".
La palabra "futuro" es muy ambiciosa y se da a muchas interpretaciones. O la construcción pasa por una acción política sobre el mundo, lo cual no le corresponde a la catolicidad, o bien quiere decir que los musulmanes, abandonada ya su mentalidad de conquistar territorios para Alá y de imponer por la espada su credo, están dispuestos a deponer su enemistad contra el cristianismo y trabajar en igualdad de condiciones con él, cosa imposible, porque el Islam perdería su idiosincrasia.
Y lo vemos cada día en estos inmigrantes que llegan a Europa y consideran a los cristianos como infieles, objeto de su ira o de su violencia sexual.
Ese "juntos" de Bergoglio, entonces, tendrá en cambio que presuponer, que el cristianismo deje sus dogmas, sus sacramentos y hasta al mismo Cristo de lado para honrar a ese dios abstracto y tolerante que nada tiene que ver con nuestra religión.
En este último viaje a los Emiratos Árabes, Bergoglio en su supuesta calidad de "vicecristo", hizo un discurso (de al menos unas 2300 palabras) en el que no nombró a Cristo ni una sola vez, pero si a un "dios genérico". Y creo que una sola vez a la Iglesia Católica. Eso sí, habla sin parar de la tarea de las religiones, como `un todo´ con una función aunada y con un fin que sólo él conoce, pero me parece a mí que no tiene nada que ver con lo que Jesús dispuso.
Pero algo más se va descifrando, después de que Francisco haya dicho que "el pluralismo de las religiones es querido por Dios". Ya que el dios bergogliano no es el Dios que nos vino a revelar su Hijo Jesucristo, sino un dios al que le importa un rábano la religión católica.
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Pero algo más se va descifrando, después de que Francisco haya dicho que "el pluralismo de las religiones es querido por Dios". Ya que el dios bergogliano no es el Dios que nos vino a revelar su Hijo Jesucristo, sino un dios al que le importa un rábano la religión católica.
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A continuación, extractos del discurso de Francisco, en el que diserta sobre una paz que se escenifica en el logo de la visita (paloma con rama de olivo), que recuerda la historia del diluvio universal y el arca de Noé. Según el Papa "en nombre de Dios, para salvaguardar la paz, necesitamos entrar juntos como una misma familia en un arca que pueda navegar por los mares tormentosos del mundo: el arca de la fraternidad".
Una fraternidad que se fundamenta en el Dios creador, que "quiere que vivamos como hermanos y hermanas, habitando en la casa común de la creación que Él nos ha dado" y por lo tanto, en la que "todos tenemos la misma dignidad" y "nadie puede ser amo o esclavo de los demás".
Porque la mirada paterna de Dios es la de la "inclusión".
De ahí que Francisco alabe la tolerancia religiosa y la libertad de culto en los Emiratos, "oponiéndose al extremismo y al odio", asi como a la instrumentalización de la religión, al no admitir la violencia y el terrorismo.
La paz que se basa en la fraternidad, también se expresa en la diferencia y en la "pluralidad religiosa" y, por eso, el Papa se pregunta "cómo pueden las religiones ser canales de fraternidad en lugar de barreras de separación".
Esta libertad "no se limita solo a la libertad de culto, sino que ve en el otro a un verdadero hermano, un hijo de mi propia humanidad que Dios deja libre y que, por tanto, ninguna institución humana puede forzar, ni siquiera en su nombre".
Y es que, para el Papa, "la valentía de la alteridad es el alma del diálogo" y se plasma también en la oración que "hecha con el corazón es regeneradora de fraternidad". Con oración y fraternidad, podemos construir el futuro juntos. Porque "o construimos el futuro juntos o no no habrá futuro".
Porque "la tarea de las religiones es construir puentes", luchar por la reconciliación y por los "itinerarios concretos de paz". Pero ésta (y su imagen de la paloma) necesita dos alas para volar: la educación y la justicia.
Una educación para "formar identidades abiertas", para que disminuya el odio. La otra ala de la paz es la justicia, de acuerdo a la máxima de oro: "Todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues esta es la Ley y los Profetas" (Mt 7,12). Una justicia universal, uno de cuyos enemigos es la codicia.
Por eso, el Papa subraya que "las religiones tienen también la tarea de recordar que la codicia del beneficio vuelve el corazón inerte y que las leyes del mercado actual, que exigen todo y de forma inmediata, no favorecen el encuentro, el diálogo, la familia, las dimensiones esenciales de la vida que necesitan de tiempo y paciencia. Que las religiones sean la voz de los últimos, que no son estadísticas sino hermanos, y estén del lado de los pobres".
Y de la imagen del "arca de la paz", el Papa pasa a la del "desierto que florece", como se ve y se palpa en los Emiratos. "Aquí el desierto ha florecido, (...)
Un país, pues, desarrollado y ejemplo de inclusión, que el Papa querría ver reproducido "en toda la amada y neurálgica región de Oriente Medio", para la que pide "oportunidades concretas de encuentro". Es decir, "una sociedad donde personas de diferentes religiones tengan el mismo derecho de ciudadanía y donde solo se le quite ese derecho a la violencia, en todas sus formas".
Religión, la Voz Libre
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