Por Esteban Pittaro
El ministro tiene a su cargo la responsabilidad, entre otras funciones, de fomentar y estimular la creación artística, y de promover las actividades culturales de interés comunitario. Muchos en redes sociales, muchísimos, entienden que participando en actividades como las que participó, no se desempeña de la manera deseada para un funcionario público esos deberes.
Avogadro pidió disculpas sobre la noche, aunque no puso a disposición su renuncia. “Lamento el malestar que me transmitieron muchas personas a las que quiero y respeto”, expresó en redes sociales, y argumentó que cree que el lugar del arte es muchas veces “precisamente el de incomodarnos y sacudirnos”.
“Entiendo por otro lado, que los funcionarios tenemos un rol que trasciende lo personal, y por lo tanto, somos responsables de nuestras intervenciones. Es por eso mismo que quiero disculparme”, concluyó. Pero por el nivel ofensivo de la muestra de la que activamente participó, y que visiblemente encontró al menos divertida, muchos esperaban un gesto más contundente.
Hace varios años, cuando una muestra del "artista" León Ferrari tuvo lugar en Buenos Aires y el Arzobispo era el cardenal Jorge Bergoglio, el hoy Papa Francisco expresaba: “Hace algún tiempo se vienen dando en la Ciudad algunas expresiones públicas de burla y ofensas a las personas de nuestro Señor Jesucristo y de la Santísima Virgen María; como asimismo diversas manifestaciones contra los valores religiosos y morales que profesamos. Hoy me dirijo a Ustedes muy dolido por la blasfemia que es perpetrada en el Centro Cultural Recoleta con motivo de una exposición plástica. También me apena que este evento sea realizado en un centro cultural que se sostiene con el dinero que el pueblo cristiano y personas de buena voluntad aportan con sus impuestos”.
Las palabras del cardenal Bergoglio bien pueden servir para comprender la gravedad de la participación del funcionario responsable de velar por el arte y la cultura en la ciudad en semejante exposición. En ese mismo mensaje, el Papa daba una clave que también bien puede servir hoy para seguir adelante sabiendo que nuestro Señor, y en el Señor todos los cristianos, es agraviado: “Jesús ya nos había advertido que sucederían estas cosas y, con mucha ternura, nos dijo que no tuviéramos miedo, que somos su pequeño rebaño, que perseveráramos en la lucha por la fe y en la caridad, esperando en El, orando con verdadera confianza de hijos al Padre que nos quiere. Frente a esta blasfemia que avergüenza a nuestra ciudad les pido que, todos unidos, hagamos un acto de reparación y petición de perdón”.
Aleteia
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