El psiquiatra Enrique Rojas analiza en un ensayo que titula “Los siete síntomas de nuestro tiempo”, nuestra situación actual. Intentemos algunas consideraciones que pueden ayudarnos a enfrentar con éxito la avalancha a la que estamos sometidos por todos los flancos.
Por Oswaldo Pulgar Pérez
"No sabemos lo que queremos porque no sabemos lo que nos pasa" (Ortega).
Hay mucha gente desorientada en lo fundamental. El psiquiatra se ha convertido en el nuevo consultor de la sociedad. Muchos lo buscan porque se sienten mal.
Una de las causas de ese no saber a dónde queremos ir son los cambios vertiginosos de los últimos años. La vida va demasiado de prisa. Hemos cambiado más en dos décadas que en un siglo. La técnica y las modernas investigaciones han revolucionado las formas de vivir.
Se han pulverizado los pilotes de bronce que fundamentaban las ideas y las creencias. Ellas daban firmeza, plenitud y felicidad a la vida. El hombre ha quedado disminuido en calidad.
Otro factor es el bombardeo constante a través de los medios de comunicación. Información minuciosa casi siempre centrada en temas negativos o polémicos que nos dejan fríos y desencantados.
Información que no forma, sino que deforma a la persona. No hace al hombre mejor hombre, ni a la mujer, mejor mujer. No los mejora ni enriquece. Los destruye. Es el síndrome del exceso de información. También en los asuntos profesionales donde todo parece supeditarse a los fines que se persiguen.
Cualquier disciplina académica tiene tal abundancia de datos, referencias e investigaciones, que, -si no andamos con cuidado- nos podemos perder en una selva de notas y citas que en vez de aclarar, confunden. La persona que no se aclara sufre de ansiedad, está intranquila y descontrolada.
No digamos nada de las revistas del corazón. Interesa la vida de los demás, pero rota, deshecha. Las desgracias ajenas gustan, porque compensan las propias. Muchos sueñan con lo que les sucede a otros.
La tragedia termina con la desorientación moral. La moral es el arte de vivir con dignidad, el arte de usar correctamente la libertad. Las costumbres hacen y deshacen al hombre. Lo elevan y lo rebajan de nivel: refuerzan su libertad o la destruyen.
Tenemos mucha información y poco criterio. Se busca lo fácil, se huye del esfuerzo. Se necesitan fuertes modelos de identidad que enseñen las claves para vivir. Parajes de luz que nos atraigan con fuerza propia. Que impidan que las modas nos esclavicen.
No podemos responsabilizar a otros. Ya decía Cervantes: “Tú mismo te has forjado tu ventura”. Sin embargo, no todo está perdido, siempre es tiempo de rectificar, por muy bajo que hayamos caído.
Una de las causas de ese no saber a dónde queremos ir son los cambios vertiginosos de los últimos años. La vida va demasiado de prisa. Hemos cambiado más en dos décadas que en un siglo. La técnica y las modernas investigaciones han revolucionado las formas de vivir.
Se han pulverizado los pilotes de bronce que fundamentaban las ideas y las creencias. Ellas daban firmeza, plenitud y felicidad a la vida. El hombre ha quedado disminuido en calidad.
Otro factor es el bombardeo constante a través de los medios de comunicación. Información minuciosa casi siempre centrada en temas negativos o polémicos que nos dejan fríos y desencantados.
Información que no forma, sino que deforma a la persona. No hace al hombre mejor hombre, ni a la mujer, mejor mujer. No los mejora ni enriquece. Los destruye. Es el síndrome del exceso de información. También en los asuntos profesionales donde todo parece supeditarse a los fines que se persiguen.
Cualquier disciplina académica tiene tal abundancia de datos, referencias e investigaciones, que, -si no andamos con cuidado- nos podemos perder en una selva de notas y citas que en vez de aclarar, confunden. La persona que no se aclara sufre de ansiedad, está intranquila y descontrolada.
No digamos nada de las revistas del corazón. Interesa la vida de los demás, pero rota, deshecha. Las desgracias ajenas gustan, porque compensan las propias. Muchos sueñan con lo que les sucede a otros.
La tragedia termina con la desorientación moral. La moral es el arte de vivir con dignidad, el arte de usar correctamente la libertad. Las costumbres hacen y deshacen al hombre. Lo elevan y lo rebajan de nivel: refuerzan su libertad o la destruyen.
Tenemos mucha información y poco criterio. Se busca lo fácil, se huye del esfuerzo. Se necesitan fuertes modelos de identidad que enseñen las claves para vivir. Parajes de luz que nos atraigan con fuerza propia. Que impidan que las modas nos esclavicen.
No podemos responsabilizar a otros. Ya decía Cervantes: “Tú mismo te has forjado tu ventura”. Sin embargo, no todo está perdido, siempre es tiempo de rectificar, por muy bajo que hayamos caído.
3 comentarios:
Estimado Sr. Pulgar Pérez,
Generalmente, cuando se trata de llegar a la verdad sobre Enrique Rojas y los comentarios tiene que aprobarlos el propetario del blog, éstos, no salen, no gustan... nunca he entendido por qué, ya que se sobreentiende que un medio de comunicación sea diario, revista o blog, debe estar presto a recoger y complilar buena información, de otro modo, un día u otro lo descubrirán. No existe mentira eterna ni crimen perfecto.
Con la esperanza y la certeza de que existen excepciones, paso a dejar mi información documentada y fácilmente contrastable,
En la columna de la izda. todos los libros que nos ha venido colocando Enrique Rojas en el mercado y la identificación utilizada en los mismos y los respectivos docs. que desmienten,
http://librosenriquerojas.blogspot.com/
Un caso maquiavélico que la revista no recoge con toda su crueldad (por ejemplo, Enrique Rojas, a los niños se les hizo tests a espaldas de la madre e incluso se les preguntó "¿con quién quieres vivir con mamá o papá?, ¿quién se ha creído este individuo que es? ¿con qué derecho pasa a entrometerse en la vida de otros hijos que no son suyos?
¡Más le valía cuidase mejor de los suyos!!
http://doctorenriquerojas.blogspot.com/2009/11/enrique-rojas-violacion-del-secreto.html
¿Y esto? Desde cuando se utiliza la Medicina para doblegar voluntades?
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=5427
Lo que dice todo un Colegio de Médicos sobre este sujeto,
http://2.bp.blogspot.com/_TqCDt6CYQU0/TLlpz4qHZEI/AAAAAAAABwg/FUmNcQuhZ2A/s1600/Colegio+Medicos+Madrid+dice+que+Enrique+Rojas++emite+Certificados++no+veraces.jpg
Otro caso,
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=13869
Si bien las mujeres resumimos la praxis de este doctor al que ya están apodando "Menguele", así,
http://www.slideshare.net/gueste425f0/consentido-presentation
Él hace el ridículo, asá,
http://2.bp.blogspot.com/_TqCDt6CYQU0/TLVU_Dw-OnI/AAAAAAAABpE/s7Yn_OKqp7E/s1600/Enrique+Rojas+mintiendo+en+soy+escritor+y+catedratico+Psiquiatria+Universidad+Complutense+Madrid.jpg
Cuando hasta sus propios compañeros no lo pueden ni ver (el resto del doc. está en wikipedia),
http://picasaweb.google.com/lh/photo/Y5fKIPFvq2FMOEEQ3Vvm7w?feat=directlink
Por último, le dejo tres documentos estrella,
1) http://2.bp.blogspot.com/_TqCDt6CYQU0/TOokOF05n8I/AAAAAAAAB0o/J83fqUi4M_g/s1600/Rojas_1.jpg
2) http://3.bp.blogspot.com/_TqCDt6CYQU0/TIj0ehKurkI/AAAAAAAABZ4/gGX1kwNvr2c/s1600/Enrique+Rojas+no+ha+pertenecido+nunca+a+la+Facultad+Psicologia+Complutense.jpg
3)
http://2.bp.blogspot.com/_TqCDt6CYQU0/TJbCM33yDFI/AAAAAAAABdw/bJiwgvHsTiA/s1600/Enrique+Rojas+no+ha+sido+nunca+catedratico+de+Psiquiatria+y+Psicologia+Medica+de+la+UCM.jpg
Enrique Rojas está en medio de un procedimiento penal en España. Hemos tenido dos sesiones y falta una 3ª que tendrá lugar el 8 de abril, quizá por esta razón se haya recurrido a usted para que saque un art. encumbrándolo. No lo sé, pero un "quita mujeres de en medio", manipulador de menores, que dice una cosa y hace otra, no debería tener sitio entre los hombres y mujeres de buena fe que procuran que el mundo sea un poco mejor cada día.
Un saludo, isabel caballero
Pdta.: Para los enlaces que salgan cortados, encontrará fácilmente la información dentro de los blogs.
http://www.wikio.es/article/enrique-rojas-mentira-245968054
Oswaldo, gracias por su talante honesto, limpio y demócrata.
Es usted una de las pocas excepciones que confirman la regla. No sabe cuanto me alegro de que seamos uno más.
Un cordial saludo, isabel caballero
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