Los científicos coinciden con los niños y enamorados: no se puede vivir sin abrazos. La necesidad se hace más fuerte en los primeros años de vida, ya que los bebés a quienes les falta el contacto físico de sus familiares sufren la muerte de varias neuronas.
La hormona del crecimiento tampoco se produce bien si escasean los abrazos y mimos durante la niñez. Así lo demostraron científicos de la Universidad de Duke (EE. UU.), quienes denominaron al fenómeno como "enanismo psicosocial". Además, según la revista Muy Interesante, investigaciones recientes revelan que el cerebro de un bebé que no recibe caricias es aproximadamente un 20% más pequeño.
Con todo, el alarma podría hacer foco en los más pequeños de la familia, pero se aclaró que la importancia del contacto físico no disminuye cuando crecemos. Al parecer, cuando otras personas nos tocan o nos abrazan (a cualquier edad) aumentan los niveles sanguíneos de oxitocina, apodada la "hormona del amor", y disminuyen la presión arterial y el ritmo cardíaco.
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