Los acontecimientos que conmueven al mundo desde el siglo XVIII hasta la globalización actual, van descubriendo paso a paso el rostro de la Revolución cuyo perfil comenzó su asomo a fines de aquella centuria, para dibujarse en el XIX y XX, al fructificar la prédica ideológica de aquel cataclismo.
Por Juan E. Olmedo Alba Posse
Etapas
Los acontecimientos que conmueven al mundo desde el siglo XVIII hasta la globalización actual, van descubriendo paso a paso el rostro de la Revolución cuyo perfil comenzó su asomo a fines de aquella centuria, para dibujarse en el XIX y XX, al fructificar la prédica ideológica de aquel cataclismo. Y termina retratada nítidamente con el origen y la formación ideológica de los principales protagonistas del gran asalto a la Civilización. Figuras de la talla de Kissel Mordechai (Carlos Marx); Vladimir Ilich Ulianov (Lenin); León Davidovich Bronstein (Trotzky); Zaderbaum (Zinoviev); Apfelbaum (Kamenev); Aaron Kohen (Bela khun); Iosiv David Vissarianovich Dugasvilli Koschba (Joseph Stalin); Salomón Perlmute (Nikita Kruschev); Moshes Khan (Mihail Gorbachev); Aaron Liberman (Yuri Andropov). Con el apoyo financiero de los Rothschild, Rockefeller, Schiff, Warburg, Loeb, Morgan y sus congéneres.
Objetivo
Es evidente que hoy día la destrucción de la antigua sociedad continúa en el despojo minucioso de los últimos vestigios de la Cristiandad. Y la aparición del hombre sin ley ni obligaciones, obedece no a otra cosa que la apostasía. Con consecuencias extremas, como el revuelco en los vicios contra natura, ostentados con orgullo y prepotencia. Máximo logro del fin último perseguido por la izquierda, que así acredita la parodia del “Hombre Nuevo”. Concretamente –y está muy claro entre nosotros- asistimos al abandono social y político de la Religión Católica. (No fue cosa menor la abrogación del requisito de la confesión católica para ser a Presidente de la República. Ni la increíble supresión del apoyo a la conversión de los indios al catolicismo). Es muy significativo que en la enormidad de la reciente ley de “matrimonio” homosexual, uno de sus propulsores más notables fue el antiguo ministro de Educación Daniel Filmus, que para más infectara la enseñanza pública. Precisamente del mismo origen e ideología que la pléyade comunista anteriormente nombrada.
En suma, estamos presenciando los últimos asaltos contra la Iglesia Católica Apostólica Romana. Opacada, abofeteada, ensuciada e indefensa, mientras se expande el imperio de nuevos dogmas obligatorios bajo penas internacionales e imprescriptibles. En nuestra patria, ya sufrimos la abolición de la enseñanza religiosa en Catamarca por directa presión e inquina contra el catolicismo. Y la supresión de la bandera tucumana porque en ella figuraba una Cruz. A la inversa, en estos días los alumnos de la Escuela de Gendarmería recibieron en Córdoba la primera clase magistral sobre el dogma del “Holocausto”… Todo estas cosas, más la persecución perpetua contra quien osare opinar libremente; según acaba de ocurrirle al prelado británico condenado por “Incitación al odio racial”. O la exclusión de la literatura con requisa de sus libros, al escritor católico maestro laureado de la narrativa, por tocar temas vedados al común de los mortales.
Al descubierto
Hace poco la B’nai B’rith premió al juez Rozanski por el increíble fallo persecutorio contra el sacerdote católico von Wernich. En homenaje a los Derechos Humanos pregonados por el doble parricida Sergio Schoklender, modelo filial de las Madres de Plaza de Mayo. A la par, más allá de las fronteras, por estos días el tiránico Presidente de Cuba Raúl Castro -luciendo su correspondiente Kipà- asistió junto a la Casa de la Comunidad Hebrea de Cuba a la celebración de Januká.
En el ocaso, paradójicamente todo se va aclarando cada vez más. En realidad, la Revolución no es social ni proletaria, es el último ataque contra la cruz de Cristo, para borrar y reemplazar la Fe milenaria cimentada en los profetas y avalada por los milagros. Ya lo ha iniciado la Comunidad Europea negando sus orígenes. Sólo falta modificar el calendario, como pronto sucederá sin lugar a dudas.
Notablemente, de algún modo la historia va planteándose como al comienzo del Cristianismo.
Diciembre de 2010
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