Mensaje que Mons. Luis Teodorico Stöckler, Obispo de Quilmes desde Roma para toda la comunidad de la Diócesis de Quilmes luego de su encuentro con el papa Benedicto XVI el pasado lunes 27 de abril en el marco de la visita “ad límina”.
Secretaría de Comunicación - Obispado de Quilmes
Ingresando en http://www.obisquil.org.ar/noticias/images/roma09/prensa.rar podrán verse imágenes en alta resolución.
http://www.obisquil.org.ar/
Roma, 28 de abril de 2009
Al querido pueblo de Dios en la Diócesis de Quilmes
Desde Roma les envío mi saludo fraternal, donde estoy, junto a otros 29 obispos argentinos, durante casi dos semanas de visita “ad limina”.
Volver al lugar, donde se ha gestado nuestra Iglesia y encontrarse con los vestigios de tantos testigos de la fe, que en la ciudad eterna han dado la vida por Cristo, hace un bien enorme.
En primer término, por llegar a los umbrales de las sepulturas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, que han dado el nombre a esta visita. Pero también las tumbas de Juan Pablo II y de Juan XXIII, que diariamente son visitadas por decenas de miles de peregrinos del mundo entero, nos hacen sentir su presencia aquí en la comunión de los Santos. Frente a todos ellos los tuve presentes en mi oración.
Diariamente nos encontramos con los colaboradores del Papa Benedicto XVI en los diversos dicasterios para conversar sobre nuestro trabajo pastoral y recibir las propuestas de la Santa Sede que abreva en las experiencias de la evangelización en todo el mundo. Conmueve la fe y la lealtad con que todos brindan su esfuerzo al Santo Padre y están atentos a las indicaciones del Vicario de Cristo. Se siente que la fe no es en primer lugar la aceptación de una doctrina, sino el amor y respeto a Cristo, quien está entre nosotros en el sucesor de Pedro, como garante de la verdad y de la caridad.
Ayer me tocó, junto con un pequeño grupo de obispos, poder estar durante 45 minutos con el Santo Padre para saludarlo personalmente, conversar brevemente sobre nuestra diócesis y recibir su bendición apostólica que quiero transmitirles ya ahora con estas líneas. Le expresé al Santo Padre el afecto que le tenemos y le prometí nuestra oración por él, especialmente por su viaje inminente a Tierra Santa.
A ustedes, queridos sacerdotes, los recordé mucho cuando el domingo pasado estuve en Asís, en la basílica de San Francisco y en la pequeña capilla de Santa María de los Ángeles llamada la “Porciúncula”. La renovación de la Iglesia es una cuestión de nuestra santidad; todo lo demás viene por añadidura.
La visita “ad limina” terminará en pocos días con el último encuentro de todos los obispos con el Papa, donde nos entregará su mensaje final.
Mi viaje seguirá por Italia y Alemania para agradecer a las familias, amigos e instituciones que ayudan a nuestra Iglesia de Quilmes con sacerdotes, religiosas y aportes para las diversas obras.
En todas partes están ustedes presentes en mi oración. A la distancia uno aprecia lo que tiene.
Reciban mi gratitud y afecto por todo lo que están dando a nuestra Iglesia.
Los abrazo y bendigo de corazón.
Luis T. Stöckler
Obispo de Quilmes
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Roma, 28 de abril de 2009
Al querido pueblo de Dios en la Diócesis de Quilmes
Desde Roma les envío mi saludo fraternal, donde estoy, junto a otros 29 obispos argentinos, durante casi dos semanas de visita “ad limina”.
Volver al lugar, donde se ha gestado nuestra Iglesia y encontrarse con los vestigios de tantos testigos de la fe, que en la ciudad eterna han dado la vida por Cristo, hace un bien enorme.
En primer término, por llegar a los umbrales de las sepulturas de los apóstoles San Pedro y San Pablo, que han dado el nombre a esta visita. Pero también las tumbas de Juan Pablo II y de Juan XXIII, que diariamente son visitadas por decenas de miles de peregrinos del mundo entero, nos hacen sentir su presencia aquí en la comunión de los Santos. Frente a todos ellos los tuve presentes en mi oración.
Diariamente nos encontramos con los colaboradores del Papa Benedicto XVI en los diversos dicasterios para conversar sobre nuestro trabajo pastoral y recibir las propuestas de la Santa Sede que abreva en las experiencias de la evangelización en todo el mundo. Conmueve la fe y la lealtad con que todos brindan su esfuerzo al Santo Padre y están atentos a las indicaciones del Vicario de Cristo. Se siente que la fe no es en primer lugar la aceptación de una doctrina, sino el amor y respeto a Cristo, quien está entre nosotros en el sucesor de Pedro, como garante de la verdad y de la caridad.
Ayer me tocó, junto con un pequeño grupo de obispos, poder estar durante 45 minutos con el Santo Padre para saludarlo personalmente, conversar brevemente sobre nuestra diócesis y recibir su bendición apostólica que quiero transmitirles ya ahora con estas líneas. Le expresé al Santo Padre el afecto que le tenemos y le prometí nuestra oración por él, especialmente por su viaje inminente a Tierra Santa.
A ustedes, queridos sacerdotes, los recordé mucho cuando el domingo pasado estuve en Asís, en la basílica de San Francisco y en la pequeña capilla de Santa María de los Ángeles llamada la “Porciúncula”. La renovación de la Iglesia es una cuestión de nuestra santidad; todo lo demás viene por añadidura.
La visita “ad limina” terminará en pocos días con el último encuentro de todos los obispos con el Papa, donde nos entregará su mensaje final.
Mi viaje seguirá por Italia y Alemania para agradecer a las familias, amigos e instituciones que ayudan a nuestra Iglesia de Quilmes con sacerdotes, religiosas y aportes para las diversas obras.
En todas partes están ustedes presentes en mi oración. A la distancia uno aprecia lo que tiene.
Reciban mi gratitud y afecto por todo lo que están dando a nuestra Iglesia.
Los abrazo y bendigo de corazón.
Luis T. Stöckler
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