Por Cris Yozía
La hipocresía del falso papa no tiene límites. Continúa intentando presentarse como el abuelito bueno que da buenos consejos, pero su pasado -y su presente- lo condenan, ya que en los pasillos vaticanos no reina el respeto hacia el “santo padre”, sino el terror ante el despótico tirano que hace y deshace dentro de NUESTRA Iglesia como si fuese SU Iglesia.
Hoy el Evangelio de la liturgia (cf. Mc 12,38-44) nos habla de Jesús que, en el templo de Jerusalén, denuncia ante el pueblo la actitud hipócrita de algunos escribas (cf. vv. 38-40).A Bergoglio -supuestamente- también se le confió un papel importante en la Iglesia fundada por Jesucristo (aunque a juzgar por las palabras de fallecido integrante de la Mafia de Saint Gallen, el “cardenal” Godfried Danneels quien confesó en una conferencia televisiva el 1 en septiembre de 2015, que durante años “ellos” actuaron en las sombras para lograr precisamente este objetivo, y que no habría sido el Espíritu Santo quien actuó para que Jorge Bergoglio ocupara la Silla de Pedro).
A estos últimos se les había confiado un papel importante en la comunidad de Israel: leían, transcribían e interpretaban las Escrituras. Por eso se les tenía en gran estima y el pueblo les rendía reverencia.
Sin embargo, más allá de las apariencias, su comportamiento a menudo no se correspondía con lo que enseñaban. No eran coherentes. De hecho, algunos, amparándose en el prestigio y el poder de que gozaban, miraban a los demás “desde arriba” -esto es muy feo, mirar al otro desde arriba-, se daban aires de grandeza y, escondiéndose tras una fachada de pretendida respetabilidad y legalismo, se arrogaban privilegios e incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles, como las viudas.
¿Es posible más hipocresía que esta? ¡Jorge Bergoglio criticando a los que miran a los demás “desde arriba” cuando es él quien mira a todos sus rastreros secuaces “desde arriba”, simulando una pretendida “humildad” con sus zapatos gastados y desplazándose en un coche de poco valor! Y también, “amparándose en el prestigio y el poder” castiga con falsas “excomuniones” a quienes se atreven a cuestionar sus decisiones o critican su exceso de “misericordia” con herejes, corruptos, aborteros y cuanta lacra humana se acerque hasta él (¡es tanta la “misericordia” bergogliana que ni Jesús se atrevió a tanto!).
Y respecto a la frase “incluso llegaban a cometer auténticos robos contra los más débiles, como las viudas”... en este punto uno recuerda lo que ha hecho con Ordenes Religiosas que persiguió hasta el extremo por su apego a la Tradición, imponiéndoles nuevas “reglas”, obligando a salir de sus claustros silenciosos a quienes habían elegido apartarse del mundo... llegando al extremo de disolver muchas de esas Órdenes que albergaban entre sus carismas la contemplación, la vida recogida y la valiosa oración por quienes habitamos en este mundo. Y hablando de “robos contra los más débiles”, todos los cambios efectuados por Bergoglio para dispersar y disolver esas Órdenes han sacado a la luz las verdaderas intenciones del hereje usurpador del Trono de Pedro: apoderarse de monasterios e iglesias de muchísimo valor monetario (no consideraremos aquí el valor histórico y religioso) para engrosar las arcas de la Inmobiliaria Vaticana. Eso, en la mente de Bergoglio, ¿no se considera “robar a los más débiles”?
Sigamos:
En lugar de utilizar la función de la que estaban investidos para servir a los demás, la convirtieron en instrumento de arrogancia, de manipulación. E incluso la oración corría el riesgo de dejar de ser para ellos un momento de encuentro con el Señor y convertirse en una ocasión para ostentar una respetabilidad y una piedad fingidas, útiles para atraer la atención de la gente y obtener su aprobación. Recordemos lo que dice Jesús sobre la oración del publicano y del fariseo (cf. Lc 18,9-14).
Ellos -no todos- se comportaban como corruptos, alimentando un sistema social y religioso en el que era normal aprovecharse a espaldas de los demás, especialmente de los más indefensos, cometiendo injusticias y asegurándose la impunidad.Según el falso papa, en aquellas épocas “era normal aprovecharse a espaldas de los demás”... pero, ¿no es eso precisamente lo que hoy está haciendo él, abusando de un supuesto poder -que no lo tiene- para hacer y deshacer todo lo que se le antoja en su afán de acabar la obra que sus predecesores postconciliares comenzaron, es decir, dinamitar la Iglesia desde adentro? Y todo esto cubriéndose las espaldas con la impunidad que le otorga el nombre artístico que eligió para esta tarea: “Papa Francisco”.
Sigamos:
De esas personas Jesús recomienda alejarse, “tener cuidado”, no imitarlas. Al contrario, con su palabra y su ejemplo, como sabemos, enseña cosas muy distintas sobre la autoridad. Habla de ella en términos de abnegación y servicio humilde, de ternura maternal y paternal hacia las personas, especialmente hacia los más necesitados. Invita a quienes están investidos de ella a mirar a los demás, desde su posición de poder, no para humillarlos, sino para levantarlos, dándoles esperanza y ayuda.Cuando Jesús le dijo a Pedro “¡Aléjate de mí, Satanás!” en Mateo 16:23, se lo dijo porque Pedro estaba viendo las cosas desde la perspectiva humana, no desde la perspectiva de Dios. Esta es la interpretación bergogliana sobre como se debe ejercer la autoridad, a sus ojos, lo importante es el mundo material, no le interesa la salvación de las almas, solamente la ayuda sin miras a una conversión, ayudar sin evangelizar, como si el paso por este mundo fuera lo único que nos debe preocupar: lo natural por sobre lo sobrenatural. Viendo el nefasto accionar de este impostor “papal”, lo único que podemos deducir es que las palabras de Jesús y su recomendación sobre de quienes debemos alejarnos y no imitarlos, se aplican a la perfección a la persona de Jorge Mario Bergoglio.
Continuemos:
Así pues, hermanos y hermanas, podemos preguntarnos: ¿cómo me comporto en mis ámbitos de responsabilidad? ¿Actúo con humildad, o me enorgullezco de mi posición? ¿Soy generoso y respetuoso con las personas, o las trato con rudeza y autoridad? Y con los más frágiles, ¿estoy cerca de ellos, puedo agacharme para ayudarles a levantarse?¡Son tantos los sacerdotes, frailes, monjas, inclusive obispos “misericordiados”, que han sufrido en carne propia la humildad, generosidad y el respeto del falso papa! Si hoy se erigiera una estatua en homenaje a la persona más hipócrita del mundo, esa estatua tendría sin dudas el semblante de Jorge Mario Bergoglio!
Finalicemos:
Que la Virgen María nos ayude a combatir en nosotros la tentación de la hipocresía -Jesús les dice “hipócritas”, la hipocresía es una gran tentación-, y nos ayude a hacer el bien sin apariencias y con sencillez.Sin dudas, “la hipocresía es una gran tentación”... e indudablemente el apóstata Bergoglio ha caído en esa tentación!
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