domingo, 13 de junio de 2010
CÓRDOBA: SACERDOTES DESOBEDIENTES Y PERIODISTAS RACIONALISTAS
Nuestra lucha es una lucha desigual. El Mundo Moderno, gira en un sentido y nosotros en otro. El matrimonio homosexual será ley, más temprano o más tarde, pero será ley. Las “mayorías” así lo habrán querido, pero la que no podrá ser cambiada es la verdad.
Por Diego García Montaño
En La Voz del Interior en su edición del sábado 5 de junio del 2010, vienen dos artículos pro matrimonio homosexual.
El primero de ellos, titulado: “La Iglesia llamó al orden a varios curas por sus dichos”, hace referencia a la amonestación que les hiciera a un grupo de sacerdotes, el obispo Carlos Ñañez.
El motivo del llamado de atención, fueron las expresiones vertidas unos días antes por los denominados sacerdotes del “Grupo Angelelli”, a través de un comunicado, en el cual señalaban que una eventual aprobación por parte del Congreso de la Nación de una ley que permita a las personas del mismo sexo ser consideradas como matrimonio, debía ser acompañada y aprobada, ya que según su particular interpretación bíblica, esta es la expresión del Evangelio.
Pese a que la reunión fue de carácter privado -al menos para el obispo- trascendieron las respuestas de dos de los presbíteros involucrados.
Nicolás Alesio, autor del comunicado al que hacemos referencia, dijo: “Se nos ha pedido que nos desdigamos de esas declaraciones. Obvio que no lo haremos. Somos personas grandes para que nos anden diciendo qué tenemos que decir o hacer” ¡Qué tal, macho!, ¡eso sí que es obediencia a los superiores!
Por su parte, Víctor Acha, otro de los sacerdotes llamados por el obispo, afirmó que: “…hay cuestiones que se enseñan en la Iglesia que son opinables, que han evolucionado… No puede haber un criterio único en cuestiones que no son dogmáticas… si me dicen que no puede haber amor entre dos homosexuales, yo digo: error, sí puede haber amor”.
Luego de las manifestaciones de estos dos ácratas, pudimos leer otro artículo el mismo día, en el mismo diario y unas dos o tres páginas después, titulado: “La razón del matrimonio homosexual”, firmado por el periodista Claudio Fantini.
En este escrito de tono editorial, lo primero que nos sorprendió fue la novedosa y errónea interpretación de la historia, que hace el mencionado informador.
Sostiene la tesis de que hasta la llegada del racionalismo (siglo XVII, Descartes mediante), “La gente se casaba para procrear y las uniones se acordaban entre clanes, tribus, estados o padres de los cónyuges. Que se amaran o no, sencillamente carecía de importancia”.
Entendemos que el periodista, por los motivos que sean, quiera defender el matrimonio homosexual; pero lo que no nos parece, es que quiera reinterpretar la historia, con hechos que no son ciertos.
¿Acaso Sócrates en los momentos previos a beber la cicuta, no tuvo que pedirles a sus amigos que llevaran a la casa a su esposa, Jantipa, atento a que por nada del mundo quería abandonar a su marido? ¿No es ésta una demostración extrema de amor?
¿No sucedió lo mismo cuando le dictaron sentencia a Tomás Moro y su esposa, Luisa, le rogó entre llantos que cambiara de parecer, para así salvar su vida y poder seguir unos cuántos años más, unidos en matrimonio?
¿Podría decirse que Jantipa o Luisa, no amaron a sus maridos? Y como ellas, cuántos millones de casos más, antes de la llegada del racionalismo.
Para el autor de la nota: “…desde la racionalidad, no puede negarse a los homosexuales el derecho al matrimonio”; acto seguido, nos explica que: “Por mucho que nos cueste entenderlo desde la heterosexualidad, es evidente que las personas del mismo sexo pueden amarse con tanta intensidad como las parejas homosexuales. Que puedan vivir juntos hasta la edad en que se apaga el deseo de la carne prueba que… esa relación trasciende la sexualidad”.
Aquí pueden suceder dos cosas: O tuvo un error de construcción gramatical en el escrito, o el periodista no entiende de preposiciones.
Si dice que pueden vivir juntos hasta que se apaga el deseo de la carne, se está contradiciendo, ya que si los homosexuales se desean hasta que se apaga lo meramente sexual, se desprende que después de ello, no tienen más nada, y cada uno se va por su lado.
En fin, podríamos seguir analizando estos artículos, pero con lo dicho alcanza para darnos cuenta de hacia dónde va el mundo, irremediablemente.
Quienes, siguiendo a Santo Tomás, todavía creemos en el Derecho Natural, aquel que el hombre puede descubrir por su razón y que lo lleva a conocer y entender que existen primeros principios, no podemos estar a favor del matrimonio homosexual. Ya lo decía Lucio Séneca (4-65): “Al comienzo fueron vicios, hoy son costumbres”.
También sabemos que nuestra lucha, es una lucha desigual. El Mundo Moderno, gira en un sentido y nosotros en otro. El matrimonio homosexual será ley, más temprano o más tarde, pero será ley. Las “mayorías” así lo habrán querido, pero la que no podrá ser cambiada es la verdad, porque: “La moralidad de los actos humanos no depende de mayorías o minorías, de lo que cada uno apetece o conviene, sino de lo que objetivamente está ordenado por Dios” (Rivilla citado en Loring).
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