Varios servicios de inteligencia occidentales sostienen que en Corea del Norte, poseer una Biblia es considerado un delito grave y puede ser motivo de torturas y desapariciones.
Las ejecuciones públicas o privadas de cristianos en Corea del Norte han aumentado en los últimos meses, según afirma un informe elaborado por varias organizaciones defensoras de derechos humanos que trabajan en Seúl.
El documento destaca el caso de una mujer residente de una localidad cercana a la frontera con China y que el mes pasado fue ejecutada en público. De acuerdo con varias fuentes, la víctima cometió el delito de distribuir Biblias, espiar para Corea del Sur y EEUU y de colaborar con disidentes.
Tras la muerte de la mujer, las autoridades norcoreanas internaron a sus padres, su marido y sus hijos en campos de reeducación.
Varios servicios de inteligencia occidentales sostienen que en Corea del Norte, poseer una Biblia es considerado un delito grave y puede ser motivo de torturas y desapariciones.
Datos no oficiales aseguran que bajo la dictadura comunista norcoreana sobreviven unos treinta mil cristianos que practican su religión en secreto. Por decreto de Pyongyang, en el país sólo pueden ser venerados el fundador del país, Kim Il-sung, y a su hijo y actual presidente, Kim Jong-il.
Las únicos actos masivos de fervor casi religioso son en honor de sus figuras, y es por esto que el régimen ve a la religión como una amenaza.
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