Un grupo de científicos logró aislar por primera vez, gracias a una nueva técnica, ADN humano y ADN animal de sedimentos, sin osamentas fosilizadas, un avance que podría abrir una nueva ventana sobre la evolución humana y la prehistoria.
El estudio, publicado en la revista estadounidense Science, se basó en el análisis de 85 muestras de sedimentos del Pleistoceno, un período que va de 550.000 a 14.000 años antes de nuestra era, obtenidos en ocho cavernas de Bélgica, Croacia, Francia, Rusia y España.
Estos sitios arqueológicos fueron habitados por primos desaparecidos del hombre moderno, el hombre de Neandertal, el hombre de Denísova y todo tipo de animales hoy desaparecidos.
"Estos trabajos representan un avance científico importante porque permiten decir qué especies de homínidos ocuparon estas cavernas y en qué período, sin disponer de restos de osamentas o esqueletos fosilizados", explica el investigador Antonio Rosas, del Consejo de Investigaciones Científicas de España y uno de los principales autores del estudio.
Este nuevo método usa el análisis de fragmentos de ADN mitocondrial transmitido por la madre, el más abundante.
"Es como si descubriésemos que es posible extraer oro de polvo que flota en el aire", señala el genetista Adam Siepel, del laboratorio nacional Cold Spring Harbor, estado de Nueva York, que no participó en la investigación.
Hasta hace poco, la única forma de estudiar los genes de los homínidos antiguos era extrayendo el ADN de las osamentas o los dientes fosilizados.
Pero estos fósiles no abundan y tampoco se encuentran con facilidad, lo que ha limitado la investigación en los sitios en los que vivían.
Ante la ausencia de osamentas fosilizadas, las distintas capas de sedimentos del suelo son ricas en ADN dejado por la descomposición de los cuerpos, excrementos y otros fragmentos del organismo que atestiguan la presencia humana en esos tiempos prehistóricos y permiten determinar qué grupos de homínidos ocuparon estos lugares y cuándo.
En el sitio de Siberia, donde también vivieron los neandertales, los investigadores han podido descubrir en función de estas capas las distintas épocas de ocupación de sus habitantes.
Esta técnica también permite recabar información genética sobre los animales que estuvieron en estos sitios.
"Este ADN de la megafauna puede dar información sobre el régimen alimentario de los neandertales y los denisovanos", subraya el científico Carles Lalueza Fox, del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y coautor del estudio científico.
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