Habló durante la misa celebrada el viernes por la mañana en la residencia de Santa Marta.
Siguiendo el ejemplo de la lectura del evangelio del día procedente de la segunda Carta de San Juan, la homilía del papa fue una reflexión sobre la naturaleza del amor cristiano y cómo la palabra "amor" se usa hoy en día para describir muchas cosas diferentes. Destacó que el verdadero criterio del amor cristiano es la Encarnación del Verbo, diciendo que quien niega o no reconoce esto es “el anticristo”.
“Un amor que no reconoce que Jesús vino en carne no es el amor que Dios nos está pidiendo. Este es un amor mundano, un amor filosófico, un amor abstracto, un amor que ha flaqueado, un amor 'suave' o un amor débil. ¡No! El criterio del amor cristiano es la Encarnación del Verbo. ¡Quien diga que el amor cristiano es otra cosa, es el anticristo! Quien no reconoce que el Verbo se hizo Carne. Esta es nuestra verdad: Dios envió a su Hijo, que se hizo carne y vivió como nosotros. Amar como Jesús nos amó, amar como Jesús nos enseñó, amar siguiendo el ejemplo de Jesús; amar, caminar por el camino de Jesús. Es el camino de Jesús el que da vida”.
Siguiendo el ejemplo de la lectura del evangelio del día procedente de la segunda Carta de San Juan, la homilía del papa fue una reflexión sobre la naturaleza del amor cristiano y cómo la palabra "amor" se usa hoy en día para describir muchas cosas diferentes. Destacó que el verdadero criterio del amor cristiano es la Encarnación del Verbo, diciendo que quien niega o no reconoce esto es “el anticristo”.
“Un amor que no reconoce que Jesús vino en carne no es el amor que Dios nos está pidiendo. Este es un amor mundano, un amor filosófico, un amor abstracto, un amor que ha flaqueado, un amor 'suave' o un amor débil. ¡No! El criterio del amor cristiano es la Encarnación del Verbo. ¡Quien diga que el amor cristiano es otra cosa, es el anticristo! Quien no reconoce que el Verbo se hizo Carne. Esta es nuestra verdad: Dios envió a su Hijo, que se hizo carne y vivió como nosotros. Amar como Jesús nos amó, amar como Jesús nos enseñó, amar siguiendo el ejemplo de Jesús; amar, caminar por el camino de Jesús. Es el camino de Jesús el que da vida”.
El papa Francisco continuó explicando cómo la única forma de amar en la forma en que Jesús nos amó es dejar de lado nuestro propio egoísmo y salir a ayudar a los demás porque el amor cristiano es un amor concreto, uno con actos de misericordia.
“Ir más allá es un misterio: salir del Misterio de la Encarnación del Verbo, del Misterio de la Iglesia. Porque la Iglesia es la comunidad en torno a la presencia de Cristo y va más allá. Esa es una palabra muy fuerte, ¿no?… quien camina más allá. Y de ahí surgen todas las ideologías: las ideologías sobre el amor, las ideologías sobre la Iglesia, las ideologías que despojan a la Iglesia de la Carne de Cristo. ¡Estas ideologías despojan de la carne de la Iglesia! 'Sí, soy católico, sí, soy cristiano, amo al mundo entero con un amor universal'… Pero esto es tan etéreo. El amor es siempre interior, concreto y no va más allá de la doctrina de la Encarnación del Verbo”.
El papa concluyó su homilía subrayando que quien no ama con la misma abnegación que Cristo, ama de manera ideológica. También advirtió contra quienes proponen teorías sobre el amor o lo intelectualizan, diciendo que arruinan la Iglesia y conducen a una situación en la que tenemos un Dios sin Cristo, un Cristo sin Iglesia y una Iglesia sin pueblo.
“Oremos al Señor para que nuestro caminar en el amor nunca se convierta para nosotros en un amor abstracto. Que nuestro amor sea concreto con obras de misericordia mediante las cuales toquemos la Carne de Cristo, Cristo Encarnado. Es por eso que el diácono Lawrence dijo: "¡Los pobres son el tesoro de la Iglesia!" ¿Por qué? ¡Porque son la carne sufriente de Cristo! Pidamos esta gracia para no ir más allá y no entrar en este proceso, que posiblemente seduce a tanta gente, de intelectualizar e ideologizar este amor, despojar a la Carne de la Iglesia, despojar al amor cristiano. Y no lleguemos al triste espectáculo de un Dios sin Cristo, de un Cristo sin Iglesia y de una Iglesia sin su pueblo”.
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