Por Juanjo Payá
El egiptólogo Juan Martín Rojo, de Sant Joan d'Alacant, trabaja en las excavaciones de la tumba del visir Amen Hotep Huy, la más grande de la antigua Tebas (actual Luxor), cuando divisa un hueco sospechoso. Avisa entonces a su compañera Maite. Y brotan los nervios, las dudas. ¿Será lo que estamos pensando? El ayudante de la misión retira polvo, tierra, cuando al término Juan Martín se dobla sobre la losa y lanza bocanadas de aire sobre las comisuras de lo que, a los segundos, termina por confirmase: el sarcófago y la momia de una cantora (sacerdotisa) del dios Amón de hace unos 3.000 años. «Pero es que, al otro lado, muy cerquita, dimos con otra maravilla con la tumba intacta de un sacerdote del dios Amón Ra de hace unos 3.000 años», agrega.
«Abrir un sarcófago intacto es la de dios», apunta Juan Martín Rojo. «Se levanta la tapa, se mira la momia mirando lo imprescindible, porque al dar el oxígeno se te hace polvo, llamas a los restauradores, hacen una restauración rápida y se vuelve a cerrar».
Este último descubrimiento, del que National Geographic y medios de todo el mundo no dudan en calificar como uno de los más importantes de las últimas décadas en el Antiguo Egipto, se explica porque el sarcófago se encuentra en un excelente estado de conservación (como ocurre con la sacerdotisa).
Un milagro salvado de saqueos, guerras y derrumbamientos donde la momia continúa en su lugar de reposo eterno. Sin duda un hallazgo de prestigio en una misión española impulsada por el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto que permitirá desentrañar los misterios sobre las prácticas funerarias de la época.
«Hubo tres años muy malos, pero los egiptólogos españoles siempre hemos dado la cara. Y eso nos ha hecho ganar una reputación. Y seguimos trabajando allí muy bien», explica.
La tumba del sacerdote Anj ef Jonsu, escriba de las ofrendas del dios Amón Ra en el emblemático templo de Karnak, fue un acontecimiento histórico al que acudieron, en su apertura, primeros representantes políticos de Egipto, incluido el ministro de Antigüedades. El sarcófago, además, posee una rica policromía que representa escenas del sacerdote adorando a diferentes dioses como Osiris, Anubis, Nefertum o la diosa Vaca Hat Hor.
Anj ef Jonsu vivió en la ciudad de Tebas durante la dinastía XXII, hacia el año 900 a. C. y, como escriba y miembro del clero del dios Amón Ra en el templo de Karnak, se dedicaba a contabilizar las ofrendas divinas. En aquella época, Tebas era un Estado teocrático que controlaba Egipto en colaboración con los faraones libiossdaf, que tenían su capital y residencia en el norte del país.
Más enterramientos
Juan Martín Rojo es el arquitecto jefe de esta misión integrada por un amplio equipo de profesionales españoles especializados en egiptología, en la tumba del visir Amen Hotep Huy, la más grande de la necrópolis tebana. Y todos ellos dirigidos por Teresa Bedman y Francisco Martín.
«El Patio solar es una bestialidad. Hemos quitado más de mil metros cúbicos de escombro. A manita. Muchos años de trabajo, y lo que nos queda», cuenta.
«Estamos casi seguros de que el visir no está allí», agrega. «Pero hemos encontrado más de 30 enterramientos, ya que el Patio solar era recinto sagrado, y la tumba había sido consagrada. Se enterraban allí para que todos los dioses les protegieran toda la vida. La religión egipcia y la católica tienen puntos en común: está el juicio de los muertos en la egipcia, y en la católica está el juicio final. Todo eso se supone que lo había pasado el visir, pero te digo que tenemos dudas de que estuvo allí y lo pudieron matar antes», explica.
El egiptólogo madrileño residente en Sant Joan también añade que, en dos pilares que dan acceso a la zona de los muertos, encontraron textos del visir que pueden aclarar algunas dudas entre los expertos sobre los reinados de Amen Hotep III y Amen Hotep IV. «Estos textos dicen que este visir estuvo a las órdenes de ambos, de Amen Hotep III y Amen Hotep IV. Lo que quiere decir que hay dos reyes y una corregencia», comenta.
El patio de este enterramiento, ubicado en el área de Al Asasif en la ciudad de Luxor, es tan grande que fue usado como necrópolis durante unos 200 años.
De esta forma, Juan Martín Rojo volverá al lugar de las excavaciones a primeros de octubre, donde permanecerá unos dos meses de trabajo. Y, a juzgar por el potencial de la zona, y el optimismo de Martín Rojo, la misión puede deparar más sorpresas y mejores resultados. «En todo Egipto no hay más que el 35% descubierto. Todavía queda mucho por trabajar», señala. «Aunque para que sigamos allí, necesitamos financiación, y ha bajado mucho en los últimos años», asegura.
Y, respecto al turismo, respecto a la constantes visitas que recibe Egipto, señala que esta es la clave económica del país: «No estoy en contra del turismo masivo, pero tienes que comer y dejar de comer. Si quitas el turismo no hay nada. Tienes los monumentos relucientes, pero cuando vean allí que no tienen ni para comer va a empezar a volar la cosa y punto. Tráfico de antigüedades que se multiplicaría por cien, que ya hay, pero se multiplicaría. Lo que tienen que hacer es tener, como tenían antiguamente, una policía turística, incorruptible, y funcionarios del ministerio de Cultura que vigilen todo. Todo».
¿Y las aplicaciones 3d? ¿Hasta qué son eficaces? «Nosotros vamos a lo antiguo. Quiero decir que a veces sabes muy rápido si hay o no hay. A simple vista. En terreno natural, está claro que si no lo han desgastado, detrás no hay nada», concluye.
Informacion.Es
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