CUARTA PARTE
DEL LIBRO INTITULADO
"VIDAS DE LOS HERMANOS"
CAPÍTULO XXII
DE LA TENTACIÓN DE CODICIAR HONORES
I. Un Hermano que por cierto momento se creyó digno de un episcopado, figurándosele que haría muchas cosas buenas, se puso de noche en oración, pidiendo ardientemente y con muchas lágrimas a Dios que le quitase aquel pensamiento y le permitiese vivir siempre en la prometida pobreza evangélica, libre de honores y de riquezas. Quedóse por fin, dormido, y en el sueño se le apareció, según creía, el buen espíritu de Dios que le dijo: "El amor de los parientes, el aura popular, la malicia de los tiempos, las ocupaciones de la casa familiar, la pérdida del bien espiritual, el escándalo de tu Orden y la incertidumbre del fin, sírvante de causas para huir de la dignidad; porque escrito está: Juicio durísimo se dará a los que mandan. Apenas despertó, lo escribió asimismo de su mano.
II. Otro Hermano que iba de camino, comenzó en su corazón a pensar qué haría si le hiciesen Obispo, y yendo de esta suerte echando planes, de repente cayó en un gran cenagal, y vuelto en sí dijo: "Levántate , obispo, bien te ha venido, porque bien merece tal obispo tal lugar". Y quizás, de haber sucedido lo que pensaba, hubiera caído en el cenagal, aún peor, de muchos pecados.
Capítulos anteriores:
Primera Parte:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Segunda Parte:
Capítulo I al XVII
Capítulo XVIII al XLIII
Tercera Parte:
Capítulo I al X
Capítulo XI al XX
Capítulo XXI al XXX
Capítulo XXXI al XL
Capítulo XLI Al XLIV
Primera Parte:
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Segunda Parte:
Capítulo I al XVII
Capítulo XVIII al XLIII
Tercera Parte:
Capítulo I al X
Capítulo XI al XX
Capítulo XXI al XXX
Capítulo XXXI al XL
Capítulo XLI Al XLIV
Cuarta Parte:
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