lunes, 30 de octubre de 2023

CUARTA PARTE DEL LIBRO "VIDAS DE LOS HERMANOS" (CAPÍTULO XVI)

Continuamos con la publicación de la Cuarta Parte del antiguo librito (1928) escrito por el fraile dominico Paulino Álvarez (1850-1939) de la Orden de Predicadores.


DE CÓMO LOS DEMONIOS CASTIGABAN A ALGUNOS HERMANOS RELIGIOSOS

I. En los principios de la Orden, a un cierto Hermano que de Bolonia había ido a Favenza y allí sin permiso había recibido cuarenta sueldos y una correa, y vuelto a Bolonia no lo había confesado, durmiendo una noche antes de Maitines, le arremetieron los demonios y le llevaron a una viña, que poco antes habían comprado los Hermanos, donde le azotaron fuertemente hasta romper muchas varas sobre sus costillas, dejándole medio muerto. Al salir de Maitines oyeron los Hermanos las voces que el infeliz daba, y acercándose le hallaron el cuerpo todo acardenalado, y la cabeza y la cara heridas, y las manos hinchadas, de las cuales cosas nunca se vio por completo curado.

II. A otro Hermano, en Génova, que con su Prior había tenido palabras duras y casi rebeldes, y que de noche se había retirado al dormitorio sin reconciliarse, cogiéronle también los demonios y con muchas y gruesas varas le azotaron, dejándole en tal condición que apenas pudo irse a la cama. Quedó por algún tiempo postrado enseñando las heridas de los golpes, y en prueba de lo ocurrido los mismos Hermanos hallaron muchos fragmentos de los garrotes con que los demonios le habían azotado.

III. En el convento de Bolonia acaeció asimismo que un Hermano lego, que el demonio entró en su cuerpo y de terrible manera comenzó repetidamente a atormentarle. Levantáronse los demás conversos, que ya estaban acostados, y llamaron a su Maestro y después al Bienaventurado Domingo que entonces estaba en casa. Mandó el Santo que fuera llevado a la Iglesia el Hermano paciente, como se hizo, si bien no podían apenas entre diez sujetarle. Desde la misma puerta de la Iglesia dio un soplo con que apagó todas las lámparas. Continuando en atormentarle de mil maneras el demonio, díjole el Bienaventurado Domingo: 

-Te conjuro por Cristo que me digas por qué tanto atormentas a este Hermano, y cómo y cuándo entraste en él. 

Respondió el demonio:

- Le atormento porque lo merece; pues ha bebido en la ciudad sin licencia y sin la señal de la cruz. Entonces entré en él bajo la forma de un mosquito, o más bien, él me bebió con el vino. 

Mientras así contestaba, hicieron la señal a Maitines, y dijo el demonio:

- Me marcho; ya no puedo estar aquí, porque se levantan los encapuchados a alabar a Dios. 

Y marchando, dejó al Hermano tendido en tierra como muerto. Lleváronle los Hermanos a la enfermería y por la mañana se levantó sano sin saber lo que le había sucedido. Contóle esto al Maestro uno de los Hermanos que presentes estuvieron.

IV. En el convento de Sena, Toscana, hubo un Hermano culpado del vicio de propiedad, el cual cayó un día, sin que nadie le tocase, de una alta peña que junto a la enfermería estaba, y después de caído vio cerca de sí una sombra negra que le decía:

- Juicio de Dios es, juicio de Dios es.

Aunque magullado, contó al Prior lo que había visto y oído, y pasó un año entero sin convalecer por completo de la caída. Por último, añadiendo pecados a pecados, concluyó por salir de la Orden.


Continúa...


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