Los padres católicos tradicionales deberían empezar a preparar a sus hijas para la maternidad y el matrimonio desde una edad temprana. A todas las niñas les gusta jugar con muñecas. Madres, procurad que las muñecas de vuestras pequeñas sean modestas y no explícitas. Las niñas juegan durante horas con muñecas y esto fomenta en ellas el instinto maternal. Es su juego. Pueden ser maestras o madres estrictas y, por supuesto, sus muñecas siempre se portarán mal y necesitarán que las disciplinen. Las niñas siempre disciplinarán a sus muñecas como las disciplinan a ellas.
A medida que tu hija crezca, inclúyela en el cuidado del pequeño hermanito. Ayuda a cambiar pañales, empujar el cochecito, vigilar al pequeño en su corralito. Hay muchas formas prácticas en las que tu hija puede ayudarte. A medida que se involucra más, aumentan sus habilidades e instintos maternales. Pronto estará en edad de cuidar de su hermanito o hermanita, siempre bajo la supervisión de mamá, por supuesto. En la Santa Misa, puede sostener al niño y dejar tiempo a su madre para rezar con seriedad o para recibir la Comunión. Dale la responsabilidad de que el pequeño esté tranquilo y sea respetuoso.
Antaño, una niña en la preadolescencia empezaba a preparar su “Cofre de esperanza”. Se trataba de una especie de dote, ropa, cubiertos, vajilla que llevaría cuando se casara. Todo lo que consideraba útil para su nuevo hogar, lo recogía y lo guardaba a buen recaudo. Era una hermosa costumbre que los padres deberían retomar con sus hijas.
Una niña que ha pasado mucho tiempo bajo la tutela de su madre ya es experta en cocina, higiene, limpieza y en hacer que su casa sea bonita y atractiva. También habrá desarrollado las importantes habilidades femeninas de coser, bordar y tejer. Ahora está preparada para pensar en el matrimonio, y los buenos padres católicos estarán atentos a los jóvenes de su Iglesia Católica Tradicional que cumplan los requisitos.
Creo que una chica debe casarse joven, dependiendo de las leyes del lugar donde resida. Una chica joven tendrá más hijos y dará a luz más fácilmente, con un riesgo mucho menor para el bebé. Los bebés y los niños son la realización de toda chica. Olvídate de la propaganda feminista. Esto siempre ha sido cierto y lo sigue siendo.
El joven que se presenta a la chica debe ser al menos cinco años mayor que ella y, en mi opinión, es admisible una diferencia de hasta diez años. Con tal diferencia de edad, al joven le resultará más fácil ser el cabeza de familia y a la joven le resultará más fácil obedecer y someterse. Si los padres han preparado adecuadamente a su hija y el joven ha sido educado para dirigir y asumir responsabilidades, el matrimonio será bueno, ya que ambos tendrán la fuerza necesaria para vivir la vida de sacrificio que exige un verdadero matrimonio.
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