A partir del 17 de marzo, podemos agregar un nuevo elemento a la lista de blasfemias bergoglianas. La Dra. Emilce Cuda, la primera mujer en recibir un doctorado en teología de la llamada Pontificia Universidad Católica Argentina, tuvo este día una audiencia con el Sr. Bergoglio. Crux publicó un informe sobre la reunión, que incluye estas líneas:
Esta blasfemia apenas necesita comentario. Para aquellos que pueden descartar esto como "no es gran cosa", será mejor que lean y mediten sobre la Majestad Infinita de Dios. El Segundo Mandamiento, dado inmediatamente después de la prohibición contra la idolatría, prohíbe incluso tomar el nombre de Dios en vano, es decir, usarlo descuidadamente: “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome el nombre del Señor su Dios en vano” (Ex 20,7). ¡Cuánto más terrible es el insulto directo a Dios como Trinidad de Personas que sólo pretenden estar unificadas y no lo están!Ella dice que Francisco los instó a hacer ética teológica con una “hermenéutica de unidad en la diferencia”, una idea que la red ya había adoptado antes de su elección. Es un tema que se repite en las pasiones intelectuales del papa: crear procesos en los que el Espíritu Santo forja nuevas síntesis a partir de disparidades y desacuerdos.
En la reunión, el papa en broma comparó esto con la forma en que funciona la Santísima Trinidad. “Dentro de la Santísima Trinidad, todos discuten a puerta cerrada”, dice Cuda que Francisco les dijo, “pero afuera dan la imagen de unidad”.
(Austin Ivereigh, “The woman who knows how to read Pope Francis” (La mujer que sabe cómo leer al Papa Francisco), Crux, 25 de marzo de 2017; subrayado agregado).
La blasfemia en esto es un aspecto, pero también hay otro: las implicaciones para el dogma. Tal afirmación ataca la infinita Perfección de Dios, la perfecta armonía de Su Voluntad, Su infinita bondad, etc. En suma, la “broma” implica también una serie de herejías.
El punto está hecho; no hay necesidad de insistir más en esto, y terminaremos con estas santas palabras de nuestro Bendito Señor: “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lc 6, 45).
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