El ‘papa’ Francisco (Jorge Bergoglio) ha dado un mensaje para todos los ‘interpretadores papales’: ¡jaque mate!
Esta vez ha dejado absolutamente claro, sin lugar a dudas, que la existencia de muchas religiones diferentes es un bien positivo, deseado activamente por Dios, porque enriquece a la humanidad. ¡No puedes inventarte estas cosas!
En un mensaje de video publicado por el Vaticano con motivo del encuentro “Med24” en Tirana, Albania, el falso “papa” afirmó:
Hay otros elementos problemáticos en su mensaje, pero palidecen en comparación con esta declaración terriblemente blasfema de apostasía que básicamente afirma que las muchas religiones falsas son un regalo de Dios al mundo.[Original en italiano, según lo informado por el Vaticano:]
Imparate insieme a leggere i segni dei tempi. Contemplate la diversità delle vostre tradizioni come una ricchezza, una ricchezza voluta da Dio. L'unità non è uniformità, e la diversità delle nuestra identità culturali e religiose è un dono di Dio. Unidad en la diversidad. Crescete nella stima reciproca, come testimoniano i vostri antenati.
[Traducción al español vía DeepL:]
Aprendamos juntos a leer los signos de los tiempos. Contemplemos la diversidad de nuestras tradiciones como una riqueza, una riqueza querida por Dios. La unidad no es uniformidad, y la diversidad de nuestras identidades culturales y religiosas es un don de Dios. Unidad en la diversidad. Crezcamos en la estima mutua, como lo testimoniaron nuestros antepasados.
[traducción oficial del Vaticano:]
Os invito a aprender juntos a discernir los signos de los tiempos. Contemplad la diferencia de vuestras tradiciones como una riqueza, una riqueza que Dios quiere. La unidad no es uniformidad, y la diversidad de vuestras identidades culturales y religiosas es un don de Dios. Unidad en la diversidad. Crezca entre vosotros la estima mutua, siguiendo el testimonio de vuestros antepasados.
En otras palabras, Francisco afirma que el mundo sería más pobre si no existieran el hinduismo, el zoroastrismo, el sijismo, el mormonismo, etc. Afirma que Dios se complace con la incredulidad de los judíos, la idolatría de los paganos, el arrianismo de los testigos de Jehová, las innumerables herejías de los protestantes, la apostasía de los unitarios, etc. ¡Es una doctrina tan perversa y malvada que resulta imposible creer que alguien pueda sostenerla!
Como enriquecimiento divino para la humanidad, las religiones falsas no podrían ser obstáculos para la salvación, sino que, por el contrario, tendrían que conducir a sus seguidores hacia Dios, pues un Dios totalmente bueno no podría querer activamente la existencia de religiones que lleven a la gente a la condenación. Y así, he aquí que la noción de que todas las religiones son caminos hacia Dios es precisamente lo que Bergoglio dijo a los jóvenes en Singapur el viernes pasado, 13 de septiembre.
Técnicamente, esto no es algo nuevo que diga Francisco. Aunque no es ampliamente conocido, él ha dicho esencialmente lo mismo en ocasiones anteriores. He aquí algunos ejemplos: en una mesa redonda interreligiosa en el Vaticano hace tres años, proclamó: “Si en el pasado, nuestras diferencias nos han puesto en contraste, hoy vemos en ellas la riqueza de caminos distintos para llegar a Dios…”. Hablando con un grupo interreligioso de jóvenes en Mozambique, les dijo que sus diferencias religiosas eran “necesarias”. Como parte de un encuentro con estudiantes universitarios en África, Francisco les advirtió que se mantuvieran alejados del “supermercado de salvación” que ofrecen las diversas religiones; en cambio, “encontraremos el camino en nuestro corazón”, afirmó. Y dirigiéndose a sus propios guardias suizos hace algún tiempo, les dijo que debían “vivir en sociedad con la actitud adecuada, reconociendo la diversidad cultural, religiosa y social como una riqueza humana y no como una amenaza”.
La realidad es, por supuesto, que sólo una religión es querida por Dios, y es la Verdadera Religión: la Religión Católica Romana: “… la única Religión Verdadera es aquella que Jesucristo en persona instituyó y confió a su Iglesia para conservarla y para propagarla por todo el tiempo” (Papa León XIII, Encíclica Immortale Dei, n. 4).
Toda religión falsa es necesariamente y de por sí un obstáculo para la salvación. Es un engaño del diablo que, si se sigue, arruinará eternamente el alma del hombre, por lo que Dios estableció la Iglesia Católica como la única Arca de Salvación para la humanidad: “La fe nos ordena que mantengamos que fuera de la Iglesia Apostólica Romana, ninguna persona puede ser salvada, porque nuestra Iglesia es el único arca de salvación, y quien no entre en ella, perecerá en las aguas del diluvio” (Papa Pío IX, Alocución Singulari Quadam, 9 de diciembre de 1854).
Quizás la declaración más contundente del dogma de la Iglesia Católica sobre su propia singularidad como única Arca de Salvación es la publicada por el Concilio de Florencia en el siglo XV, aprobado por el Papa Eugenio IV:
Sin embargo, Francisco no lo cree, como lo ha demostrado una y otra vez, independientemente de las cosas ortodoxas que pueda decir en otras ocasiones. Como advirtió el Papa Pío VI:[Este Concilio] “Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia Católica, no sólo paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y, sus ángeles” [Mt 25:41], a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia, que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica.
(Concilio de Florencia, Bula Cantate Domino)
Curiosamente, cuando se trata del ecumenismo, es decir, de la “búsqueda de la unidad cristiana” interdenominacional que rechaza la conversión de todos los no católicos al catolicismo como el único objetivo legítimo, Bergoglio se complace en denunciar las divisiones entre los “cristianos” como un escándalo que finalmente debe superarse; mientras que ahora que se dirige a personas de muchas otras religiones (no sólo “cristianas”), considera la multiplicidad de credos como una gran riqueza humana que supuestamente es la voluntad misma de Dios, cuya infinita Sabiduría supuestamente se refleja en ella.Pero si al hablar estás equivocado, no puedes admitir la defensa sutil que se acostumbra a dar y por la cual, cuando se ha pronunciado una expresión demasiado severa, encuentras la misma explicación más claramente en otro lugar, o incluso la corriges, casi como si fuera una restricción. La licencia para afirmar y negar a voluntad, que siempre fue una astucia fraudulenta de los innovadores para encubrir el error, no se debe usar para denunciar el error en lugar de justificarlo: como si las personas no estuvieran preparadas para lidiar casualmente con esto o aquello.
(Papa Pío VI, Bula Auctorem Fidei, preámbulo)
Francisco no es consistente en las ideas anticatólicas que profiere, excepto que siempre son contra el catolicismo.
Estas últimas declaraciones apóstatas del falso papa son una reivindicación de Novus Ordo Watch y otros tradicionalistas que desde hace tiempo han dicho que Bergoglio considera que las religiones falsas no son un mal que se debe tolerar, sino un bien positivo que se debe apreciar y celebrar. Esto quedó muy claro en febrero de 2019, cuando firmó el documento de Abu Dhabi en el que decía que Dios quiere la diversidad de religiones.
Cabe señalar que, a diferencia de sus comentarios en Singapur el 13 de septiembre, en esta ocasión las palabras de Francisco no fueron improvisadas, sino que fueron leídas de un guion preparado. En otras palabras, dijo lo que dijo con plena deliberación y preparación previa.
El Catecismo del Concilio de Trento, compuesto en el siglo XVI bajo la dirección de San Carlos Borromeo y ordenado publicar por el Papa San Pío V, enseña que las sectas heréticas están “guiadas por el espíritu del diablo” (p. 67). ¿Cuánto más, entonces, deben estar guiadas las religiones por los espíritus del infierno que no son meramente heréticos sino infieles o apóstatas?
El Papa León XIII (fallecido en 1903) dio en el clavo cuando identificó como “el gran error de nuestro tiempo” la herejía del indiferentismo, que sostiene “que el respeto por la religión debe considerarse un asunto indiferente, y que todas las religiones son iguales. Esta forma de razonamiento se calcula para provocar la ruina de todas las formas de religión, y especialmente de la religión católica, que, como es la única que es verdadera, no puede, sin una gran injusticia, ser considerada como simplemente igual a otras religiones” (Encíclica Humanum Genus, n. 16). Esa es la herejía que Bergoglio está proclamando ahora.
El Papa San Pío X (fallecido en 1914) advirtió sobre personas como Bergoglio cuando escribió: “Proponen una apostasía universal incluso peor que la que amenazó la era de Carlos. Es peor, decimos, porque se infiltra sigilosamente en las mismas venas de la Iglesia, se esconde allí y astutamente empuja principios erróneos a sus últimas conclusiones” (Encíclica Editae Saepe, n. 18).
Para todos aquellos que se preguntan qué ha pasado con la Iglesia Católica, el siguiente artículo les resultará de gran ayuda:
No olvidemos nunca en nuestros días caóticos que el mismo San Pablo profetizó que surgiría una “operación de error” en los últimos días una vez que la fuerza restrictiva hubiera sido removida:
Si suponemos, como es posible, que la fuerza que frena el misterio de la iniquidad es el Papa (el Papado), entonces de repente lo que ha sucedido desde la muerte del Papa Pío XII (fallecido en 1958), el último Papa verdadero, empieza a tener sentido.Que nadie os engañe en ninguna manera, a menos que primero venga la rebelión y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, de modo que se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis de que cuando yo todavía estaba con vosotros os decía estas cosas? Y ahora sabéis lo que lo detiene, para que a su tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que quien al presente lo detiene, lo detiene hasta que a su vez sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; a aquel cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por lo cual Dios les enviará la operación del error, para que crean la mentira, para que sean juzgados todos los que no creyeron a la verdad, sino que consintieron en la iniquidad.
(2 Tesalonicenses 2:3-11)
Novus Ordo Watch
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