Este "pontificado" se caracteriza cada vez más por sus flagrantes contradicciones. Se publican documentos que enseñan ciertas doctrinas, pero luego afirman exactamente lo contrario en otro documento. Se prohíben ciertas cosas, para luego hacer exactamente lo contrario. ¿Son simples descuidos? ¿O hay una táctica detrás? Los especialistas son cada vez más conscientes de que existe una operación psicológica bien estudiada, que amenaza con destruir tanto la razón como la fe.
Transcripción del video-editorial de Julio Loredo titulado "Las contradicciones del papa Francisco: ¿descuidos o táctica?" del 12 de marzo de 2024:
Como dijo Juan XXIII en el título de una de sus encíclicas, la Iglesia es Mater et Magistra, Madre y Maestra.
La Iglesia acoge a los hijos como una madre y luego los educa, es lo que se llama el munus docendi, es decir su función docente, educadora, que luego se traduce en Magisterio.
Una característica esencial de este Magisterio es su coherencia.
La Iglesia desarrolla y profundiza las verdades contenidas en la Sagrada Revelación, pero no puede contradecirlas.
Ahora bien, precisamente esta coherencia en el Magisterio parece estar fallando en el actual "pontificado".
En una reciente entrevista con la vaticanista Diane Montagna, el conocido canonista estadounidense monseñor Gerard Murray señala el sorprendente contraste entre el Responsum dado por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe en 2021 sobre la bendición de las parejas homosexuales y la muy reciente declaración Fiducia Supplicans del mismo Dicasterio a finales de 2023.
El Responsum de 2021 rechazó enérgicamente la posibilidad de realizar tal acto, porque, decía, la bendición de un sacerdote es siempre un acto litúrgico y sacramental, conferir tal bendición, decía el Responsum de 2021, significaría que la Iglesia bendice el pecado, lo cual es obviamente absurdo.
Sin embargo, en diciembre de 2023, con un nuevo prefecto, pero del mismo Dicasterio para la Doctrina de la Fe, las cosas cambiaron radicalmente y se dijo lo contrario, es decir, que los sacerdotes pueden bendecir a las parejas irregulares, incluidas las homosexuales.
Ambos documentos, aunque dicen cosas diametralmente opuestas, llevan la firma del "papa" Francisco.
Entonces, ¿cómo explicarlo? ¿Se trata simplemente de un descuido, o hay una táctica detrás?
El conocido jurista católico de Trieste, Antonio Caragliu, afirma que hay una táctica -como él la llama- en estas contradicciones cada vez más frecuentes en el actual "pontificado".
Según Caragliu, cuando se hacen demasiadas distinciones, demasiadas aclaraciones, como en Fiducia supplicans, se tiene conciencia de la contradicción, es decir, saben que están diciendo cosas contradictorias y por eso lo ocultan en un sotobosque de distinciones, aclaraciones, etc.
Caragliu dice: "La cuestión, en mi opinión, es que en este caso, como en otros numerosos casos durante este 'pontificado', el pueblo de Dios ha sido objeto de una táctica consistente en la inducción intencionada de disonancia cognitiva".
Recuerden esta expresión porque es de lo que todo el mundo habla aquí en Roma: disonancias cognitivas.
En pocas palabras, se trataría de contradicciones que en lugar de señalar el camino correcto a los fieles producen desorientación y, posteriormente, apatía.
Según el conocido jurista de Trieste, la táctica de la disonancia cognitiva consiste en introducir juntos enunciados y principios incompatibles.
Los pacientes de esta operación psicológica -porque se trata de una verdadera operación psicológica, una especie de psicocirugía-, es decir, los fieles, sometidos a una disonancia cognitiva sistemática, experimentan lo que Caragliu llama un verdadero malestar mental, ya que las personas tienen una necesidad natural de coherencia.
Privados de la coherencia natural, cada uno tiende a resolver el rompecabezas como puede, sorteando las incoherencias a su manera. Así, los fieles se encuentran perdidos y desorientados. Nacen entonces teorías absurdas. Los fieles van detrás del primero que ofrece una explicación, por fantasiosa que sea, de lo que está pasando.
Con el tiempo se corre el riesgo de caer en la apatía y el desinterés.
El padre Gerald Murray, en la entrevista que he citado antes, habla también de tácticas engañosas. El conocido canonista dice, a propósito de las confusiones que emanan de Roma: "Dado que la misión del Dicasterio para la Doctrina de la Fe es sostener y defender la enseñanza perenne de la Iglesia, ¿por qué el cardenal Fernández emitiría una declaración contradiciendo el Responsum de 2021, afirmando que no hay contradicción, sino sólo un 'desarrollo innovador' de la doctrina?". Y el propio padre Murray responde: "Se trata de un engañoso juego de palabras, un intento fallido de ingeniería verbal que pretende imponer un cambio en la doctrina y la práctica de la Iglesia sin dar la impresión de estar haciéndolo".
Exactamente, una táctica de confusión.
Recuerda mucho a lo que explica Plinio Correa de Oliveira en Trasbordo ideológico inadvertido y diálogo, cuya lectura recomiendo vivamente.
Sin embargo, los pastores harían bien en recordar la advertencia de San Pablo a los Corintios: "Si la trompeta toca un sonido confuso, ¿quién se preparará para la batalla? Así también, si no pronunciáis palabras claras con vuestra lengua, ¿cómo entenderá la gente lo que decís? Habláis al viento. En el mundo hay quién sabe cuántas variedades de lenguas, y nada carece de lengua propia; pero si no conozco el valor del sonido, soy como un extraño para el que me habla, y el que me habla será un extraño para mí" (1 Co 14,8-11).
A las contradicciones doctrinales siguen las ambigüedades en los hechos, en los gestos. Y este "pontificado" está lleno de "gestos simbólicos".
A estas alturas estamos acostumbrados a ver a Francisco saludar con indiferencia, cuando no con complacencia, a parejas irregulares, homosexuales, transexuales, etc., dejando el mensaje implícito de que "son cosas normales".
Y, sin embargo, el "cardenal" Tucho Fernández, verdadero autor de Fiducia supplicans, anunció la publicación para abril, es decir, dentro de un mes, de un documento que anticipa será "fuertemente crítico con las tendencias inmorales de la sociedad contemporánea, como la cirugía de cambio de sexo, la maternidad subrogada y la ideología de género".
¿Cómo decirlo? Por un lado aprueban estas tendencias inmorales en textos y gestos, y por otro las critican.
Vemos otra contradicción, otra disonancia cognitiva.
Aunque explícitamente prohibidas por Fiducia Supplicans, las ceremonias simulando un matrimonio de parejas homosexuales, presididas por sacerdotes, en capillas, iglesias y lugares de culto, se multiplican por todas partes. Y el Vaticano no dice nada. Una de dos, o la declaración del Vaticano Fiducia Supplicans es papel mojado, o se trata de una táctica para confundir a los fieles.
Otro ejemplo de disonancia cognitiva.
El cardenal Fernández publicó recientemente un documento en el que reitera la doctrina católica tradicional que condena la masonería y prohíbe a los católicos cualquier colaboración, cualquier contacto con la masonería.
Pues bien, poco después, el arzobispo de Milán (Delpini, ndt) participó en una reunión católico-masónica de alto nivel en la que un cardenal (Coccopalmerio, ndt) propuso "una mesa permanente de diálogo" entre las dos realidades. Y el Vaticano no hace nada.
Podríamos seguir con casos como estos de fragante contradicción.
Así se desvanece el principio de no contradicción, es decir, aquel principio lógico que afirma que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo en el mismo sentido.
Y con él desaparece la capacidad de razonar.
Santo Tomás explica muy bien el principio de no contradicción y el fundamento de todo pensamiento.
Al desaparecer el principio de no contradicción, y por lo tanto, la posibilidad de razonar, desaparece también la fe, porque, como nos recuerda San Pablo, la fe es un obsequium racional, es decir, una obsequiosidad a la razón.
La razón y la fe van juntas. Si falla una, falla también la otra.
Si desaparece la fe, ¿qué ocurre? La práctica de la religión también desaparece.
¿Es de extrañar que las iglesias estén vacías? ¿Que cierren los seminarios? ¿Que se supriman Ordenes Religiosas por falta de vocaciones?
Como enseña San Pablo, si la trompeta toca un sonido confuso, ¿quién se preparará para el combate?
¿Qué hacer?
La Iglesia tiene dos mil años de historia. Es un magisterio maravilloso que, enraizado en la época apostólica, pasa por la patrística, la escolástica, la neoescolástica, y así hasta nuestros días. Es una herencia bimilenaria de magisterio, de doctrina, de verdad.
Miremos con serenidad esta herencia bimilenaria y proclamemos con orgullo: Creo en la Iglesia, una, santa, católica y apostólica.
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