miércoles, 26 de julio de 2023

OCTAVA CARTA ABIERTA AL PAPA FRANCISCO: YO ACUSO

Al hacer estas acusaciones, soy consciente de que me expongo a sanciones por parte del Vaticano. Y me expongo voluntariamente porque estoy obligado a publicar la verdad que todos los fieles católicos tienen derecho a conocer

Por el padre Jesusmary Missigbètò


Al Pontífice Reinante

Papa Francisco


Querido padre:

Me permitirá, en mi amor por Jesús (Verdad Eterna del Padre), por la Iglesia y por usted, escribir esta carta abierta para llamar su atención, una vez más, sobre el hecho de que aún no ha corregido los errores y herejías de su magisterio que han cambiado la Moral y la Doctrina Cristianas a través del relativismo y la ética situacional (cf. Código de Derecho Canónico 751; Robert Spaemann, entrevista del 29 de abril de 2016 con Anian Christoph Wimmer de la Catholic News Agency). Sinceramente, debemos estarle agradecidos porque su pontificado ha llamado la atención sobre el lugar del corazón y la ternura en las relaciones con el prójimo, el cuidado de los pobres y marginados, la misericordia y comprensión de los pastores hacia los pecadores, etc. También hay que mencionar las hermosas páginas de encíclicas, exhortaciones, cartas y homilías que contienen textos preciosos, como el pasaje de Amoris laetitia sobre el himno de San Pablo a la caridad. Juan Pablo II nos enseñó a rezar con el alma. Benedicto XVI nos enseñó a pensar con la cabeza. Y el papa Francisco quiso enseñarnos a amar con el corazón. ¿Lo ha conseguido? No. En realidad, desde 2016, han aparecido varios errores en la enseñanza oficial de la Iglesia que han creado una crisis de confianza de los fieles católicos hacia usted, porque para amar verdaderamente a Dios y al prójimo, sus corazones necesitan la verdad como luz de la inteligencia y la oración como alimento del alma. ¿Es usted consciente de sus errores? Si la respuesta es NO, ¿no le falta humildad para escuchar la corrección filial (cf. Gálatas 2, 11-14; Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica II-II, q.33, a.4 ) de muchos hijos de la Iglesia (obispos, sacerdotes, profesores universitarios y expertos en teología y moral) que le han llamado la atención sobre estos diversos errores (cf. Carta Abierta al Colegio Cardenalicio, julio de 2016, 45 firmantes; Corrección Filial al Papa Francisco, julio de 2017, 62 firmantes; Carta Abierta a los Obispos, abril de 2019, 20 firmantes; mi corrección filial, 29 de junio de 2023)? Si la respuesta es , ¿por qué se niega a corregir errores que urge corregir para evitar que los fieles católicos cometan actos gravemente inmorales? Con esta carta no pido al pueblo cristiano que se levante, sino al papa cristiano que levante su humildad...

El 19 de marzo de 2016, a propósito de los divorciados vueltos a casar, usted afirmaba que “en estas situaciones, muchos, conociendo y aceptando la posibilidad de convivir ‘como hermanos’ que la Iglesia les ofrece, destacan que si faltan algunas expresiones de intimidad se ‘puede poner en peligro no raras veces el bien de la fidelidad y el bien de la prole’” (Amoris laetitia nota 329). El 5 de septiembre de 2016, a los obispos de la Región Pastoral de Buenos Aires, usted afirmó que se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción... la opción mencionada puede no ser de hecho factible. El 5 de junio de 2017, usted ordenó que estas tres frases se publicaran como “Magisterium authenticum” (Acta Apostolicae Sedis 108; pp. 1071-1074. ¿Cuándo fue la última vez que se vio a un Papa afirmar que la virtud de la castidad es una opción y presentar la fidelidad y el bien de los hijos como excusas para cometer adulterio o fornicación, actos intrínseca y moralmente malos? ¡Jamás! Usted ha permitido así que ciertos católicos reciban la Sagrada Eucaristía sin arrepentirse de sus graves pecados. Usted ha caído en tres herejías: rechazo de la universalidad del sexto mandamiento (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1956, 1958); rechazo del carácter absoluto del sexto mandamiento (cf. Éxodo 20:14; Marcos 10:11-12); rechazo del propósito de luchar para evitar el pecado, que es una condición absolutamente necesaria para recibir el Sacramento de la Confesión (cf. Concilio de Trento, Doctrina sobre el Sacramento de la Penitencia, 14ª sesión, 25 de noviembre de 1551, DS 1676 y 1678; Catechismo di San Pio X, Della Dottrina Cristiana, Parte IV, 731; Catecismo de la Iglesia Católica 1451; Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica 303; Juan Pablo II, Familiaris consortio 84; Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 14 de septiembre de 1994; Tradimento della sana dottrina attraverso Amoris laetitia, Tullio Rotondo, marzo de 2022; mi 2ª carta abierta).

El 10 de diciembre de 2018, junto con el Cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer SJ (Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe) y el Arzobispo Giacomo Morandi (Secretario), usted autorizó la histerectomía (extirpación del útero) con el pretexto del acuerdo de médicos expertos que garantizarían que ningún embarazo futuro pudiera llegar a término. ¿Cuándo fue la última vez que se vio a un Papa aceptar semejante práctica? ¡Jamás! Puesto que el estado del útero no supone ningún peligro presente o futuro para la salud de la mujer, usted ha permitido así la esterilización directa, un acto intrínseca y moralmente malo (cf. Humanae vitae 14; Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 31 de julio de 1993), que ahora se enseña en las universidades católicas y se practica en los hospitales católicos. Es también la primera medida antinatalista de la Iglesia Católica y el primer error de la Congregación para la Doctrina de la Fe (cf. mi 3ª carta abierta). Usted ha caído en una herejía: rechazo de la ley divina sobre la procreación (cf. Génesis 1:28; 38:9-10).

El 4 de febrero de 2019, en los Emiratos Árabes Unidos, usted y Ahmed el-Tayeb, Imán de Al-Azhar, firmaron una declaración sobre la fraternidad humana que contiene la siguiente frase: “El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son una sabia voluntad divina, por la que Dios creó a los seres humanos”. Esta frase confunde el permiso de Dios con la voluntad de Dios. Decir que Dios ha permitido la existencia de una diversidad de religiones es cierto porque Dios respeta la libertad humana incluso cuando ésta se equivoca creando una religión que no es la que Dios quería. En cambio, no es cierto decir que Dios ha querido que haya diversidad de religiones. De hecho, algunas religiones practican el mal, por ejemplo la idolatría o la prostitución sagrada. Pero Dios no puede querer el mal. ¿Cuándo fue la última vez que se vio a un Papa hacer semejante declaración? ¡Jamás! Usted ha aceptado así un relativismo religioso que pone a todas las religiones al mismo nivel y niega la especificidad del cristianismo como religión suprema querida por Dios (no hay salvación fuera de Jesucristo). Por eso usted ha participado en la idolatría de tres ceremonias paganas (4 de octubre de 2019 con la Pachamama, 25 y 27 de julio de 2022 con los autóctonos de Canadá), acto intrínseca y moralmente malo (cf. mi 5ª carta abierta). Usted ha caído en dos herejías: rechazo de la bondad de la voluntad de Dios (cf. Génesis 1:31); rechazo de la unicidad de la misión salvadora de Cristo (cf. Juan 14:6; Dominus Iesus 13).

El 21 de octubre de 2020, en el documental internacional ‘Francesco’ (disponible en Discovery+ Channel desde el 28 de marzo de 2021), usted pidió públicamente leyes de convivencia homosexual: “Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil; tienen derecho a estar cubiertos legalmente. Yo defendí esto”. Usted aceptó que este documental fuera realizado por su amigo Evgeny Afineevsky, un homosexual militante que en 2009 hizo una película promoviendo la homosexualidad (¡Oy Vey! ¡Mi hijo es gay!). El 15 de septiembre de 2021, el 5 de febrero de 2023 y el 10 y 11 de marzo de 2023, usted pidió estas mismas leyes con el pretexto del reparto legal de los beneficios socioeconómicos. ¿Cuándo fue la última vez que se vio a un Papa actuar de esta manera, pidiendo a la humanidad que adoptara leyes de convivencia homosexual? ¡Jamás! Usted ha cometido así el error papal más publicitado y “un acto gravemente inmoral” (Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 3 de junio de 2003), al autorizar una convivencia sexual intrínsecamente mala. De hecho, usted ha eliminado tres aspectos importantes relativos a los homosexuales. El primero es la distinción entre ‘leyes de convivencia’ y ‘leyes de protección’. Las leyes de convivencia están vinculadas a la ideología lgbtq, mientras que las leyes de protección están vinculadas a la discriminación humana. Hay leyes de protección para los niños, las mujeres, los discapacitados, los inmigrantes, los presos, etc. Todas estas personas tienen derecho a consideración y trato humano, lo que no requiere leyes de convivencia sexual (cf. mi 1ª carta abierta). El segundo aspecto es que los homosexuales pueden recurrir “al derecho común para obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco” (Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, 3 de junio de 2003), lo que no requiere leyes de convivencia sexual. El tercer aspecto es el principio moral de evitar las ocasiones próximas de pecado y mantenerlas alejadas (cf. Eclesiástico 21:2; Mateo 5:29-30; Marcos 9:43-48; Catecismo de la Iglesia Católica 2340, 2359; Adolphe Tanquerey, Compendio de teología ascética y mística 36, 83, 215, 262, 326, 333, 362, 587, 636, 638-641, 706, 745, 755, 827, 876, 878-879, 912, 919, 957-958, 963, 1026, 1107-1108, 1111, 1336). Usted ha caído en dos herejías: rechazo de la ley divina sobre el matrimonio entre hombre y mujer (cf. Génesis 2:24; 18:20); rechazo del propósito de evitar las ocasiones de pecado, condición absolutamente necesaria para recibir el Sacramento de la Confesión (Catechismo di San Pio X, Della Dottrina Cristiana, Parte IV, 735, 738-739).

El 15 de septiembre de 2021, con el pretexto de que “la Comunión no es un premio para los perfectos” (rueda de prensa a la vuelta del viaje a Eslovaquia), usted autorizó a todos los políticos públicamente favorables al aborto a recibir la Sagrada Eucaristía sin necesidad de que rechacen su adhesión al aborto (cf. mi 4ª carta abierta). ¿Cuándo fue la última vez que se vio a un Papa dar tal autorización? ¡Jamás! Usted ha permitido así que ciertos católicos reciban la Sagrada Eucaristía sin arrepentirse de sus graves pecados y ha faltado a su deber de pastor de formar la conciencia de los cristianos al bien moral (Lumen Gentium 25, Código de Derecho Canónico 749). Usted ha caído en dos herejías: rechazo de la necesidad del Sacramento de la Penitencia para acceder a la Eucaristía en caso de pecado grave (cf. 1 Corintios 11:27-29; Código de Derecho Canónico 915, 916, 1347§2); rechazo de la gravedad moral del aborto, acto intrínseca y moralmente malo (cf. Éxodo 20:13; Deuteronomio 19:10).

Al terminar este recordatorio, hago humilde y respetuosamente las siguientes acusaciones ante el Colegio Episcopal y cada obispo, el Colegio Cardenalicio y cada cardenal, las Conferencias Episcopales de cada país, el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el Tribunal de la Rota Romana, el Dicasterio para los Obispos y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Acuso al Papa Francisco, al Cardenal Luis Francisco Ladaria Ferrer SJ y al Arzobispo Giacomo Morandi de haber provocado el primer error de la Congregación para la Doctrina de la Fe, al autorizar la esterilización directa por histerectomía. Acuso al Papa Francisco de no haber reconocido que ciertos actos (adulterio, esterilización, idolatría, homosexualidad, aborto) son intrínsecamente malos y nunca pueden ser moralmente aceptables por circunstancias atenuantes o porque contengan “elementos positivos” (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 1756; Tomás de Aquino, Opuscula Theologica II 1168; Juan Pablo II, Veritatis splendor 81-83). Acuso al Papa Francisco de haber cambiado la Moral y la Doctrina Cristianas mediante el relativismo (moral, sexual, religioso) y la ética situacional y de haber caído en las herejías antes mencionadas. Acuso al Papa Francisco de querer continuar este cambio en profundidad en el próximo sínodo sobre la sinodalidad (octubre 2023 y 2024), habiendo dado el derecho de voto a varios participantes a favor de la contracepción, la fornicación, el adulterio, la fecundación in vitro, el aborto, las leyes de convivencia homosexual, la bendición de parejas homosexuales, la eutanasia, el matrimonio de los sacerdotes y la ordenación sacerdotal de mujeres. ¿Cómo entender si no que el eminente Cardenal Robert Sarah, actualmente el obispo africano más conocido, que trabajó durante muchos años en el Vaticano y se opone al relativismo y a la ética situacional, no haya sido invitado al Sínodo? Acuso, finalmente, a los siguientes cardenales, obispos y sacerdotes de tener, como el Papa Francisco, una mentalidad que acepta el relativismo y la ética situacional y de haber caído en una o varias herejías: Pietro Parolin, Walter Kasper, Francesco Coccopalmerio, Lorenzo Baldisseri, Christoph Schönborn, Agostino Vallini, Luis Francisco Ladaria Ferrer SJ, Matteo Maria Zuppi, Marcello Semeraro, Blase Cupich, Reinhard Marx, Óscar Maradiaga, Georg Bätzing, Helmut Dieser, Dieter Geerlings, Franz-Josef Bode, Peter Kohlgraf, Heinrich Timmerevers, Joseph Tobin CSsR, Wilton Gregory, Robert McElroy, José Tolentino de Mendonça, Jean-Claude Hollerich SJ, Peter Turkson, Mario Grech, Víctor Manuel Fernández, Américo Aguiar, Charles Scicluna, Giacomo Morandi, Michael Jackels, John Wester, Paul Dempsey, Johann Bonny, Franz-Joseph Overbeck, Bruno Forte, Marcelo Sánchez Sorondo, Sergio Alfredo Fenoy, John Stowe, Vincenzo Paglia, Joseph Maria Bonnemain, Timothy Radcliffe OP, Arturo Sosa SJ, Antonio Spadaro SJ, Thomas Reese SJ, James Martin SJ, Maurizio Chiodi, Philippe Bordeyne, Adriano Oliva, Roy Donovan, Gerry O’Connor, Tim Hazelwood, John Collins, Jorge Ignacio García Cuerva.

Al hacer estas acusaciones, soy consciente de que me expongo a sanciones por parte del Vaticano. Y me expongo voluntariamente. De hecho, esas sanciones serían injustas y constituirían un abuso de poder por parte del Vaticano para acallar la verdad. Estoy obligado a publicar la verdad que todos los fieles católicos (1.300 millones) tienen derecho a conocer. Estoy obligado a obedecer el octavo mandamiento del Decálogo evitando el pecado de adulación (Catecismo de la Iglesia Católica 2480). En cuanto a las personas que acuso, no las conozco, nunca las he visto, no les tengo rencor ni odio. Y la acción que emprendo aquí no es más que un medio público de acelerar la explosión de la verdad y la justicia. En efecto, si la justicia vaticana es verdaderamente justa, son estos acusados los que deberían ser sancionados, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, porque han difundido errores morales y doctrinales en la Iglesia (1364), han escandalizado al mundo con estos errores (1339) y han utilizado un documental internacional para incitar a la humanidad a adoptar leyes de cohabitación homosexual (1369). Jesús dijo: “Sea vuestro lenguaje: ‘sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno” (Mateo 5:37). Si los acusados rechazan la acusación, que se comprometan a responder públicamente SÍ o NO a las cinco preguntas siguientes: 

1) ¿Es moralmente bueno afirmar que “el empeño de vivir en continencia” es una “opción”? 

2) ¿Es moralmente bueno practicar una histerectomía (extirpación del útero) cuando el estado del útero no supone un peligro presente o futuro para la salud de la mujer? 

3) ¿Es moralmente bueno que un cristiano, un sacerdote, un obispo o un Papa tomen la iniciativa de pedir leyes sobre la cohabitación homosexual? 

4) ¿Es moralmente bueno que un cristiano participe en ritos paganos? 

5) ¿Es moralmente bueno dar el Sacramento de la Eucaristía a todos los políticos públicamente pro-abortistas que no renuncien al aborto? 

Obviamente, la respuesta a estas cinco preguntas es NO. Todos los católicos fieles lo saben. Lo sabe hasta el último bautizado con un mínimo de formación cristiana ortodoxa. Incluso los no católicos con un mínimo conocimiento de la ley moral natural y de la doctrina católica lo saben. Si la respuesta de los acusados es también NO, pues que expliquen públicamente por qué han dicho y hecho cosas contrarias a esa respuesta. Yo sólo tengo una pasión, el amor a Jesús y a María, a la Iglesia, al Papa y a la humanidad. Mi ardiente protesta es simplemente el grito de mi alma. ¡Que se atrevan a llevarme ante un tribunal canónico y que el juicio tenga lugar a plena luz del día (cf. Juan 3:19-21)! Espero. 

Le ruego que reciba, querido padre, la seguridad de mi profundo respeto y mis oraciones diarias para que acepte por fin responder a las Dubia de los Cardenales Walter Brandmüller, Raymond Leo Burke, Carlo Caffarra y Joachim Meisner (19 de septiembre de 2016), así como a las cinco preguntas que acabo de formular.

Cotonou, 16 de julio de 2023

Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo


Padre Jesusmary Missigbètò


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