lunes, 6 de marzo de 2023

LOS NUEVE CONTRA LEFEBVRE: TE RESISTIMOS EN LA CARA (2008)

La historia de nuestra batalla en los tribunales contra el Arzobispo Lefebvre y la Sociedad de San P铆o X

Por el padre Anthony Cekada (馃晢)


"Santo Tom谩s, cuando habla de la correcci贸n fraterna, alude a la resistencia de San Pablo a San Pedro y hace el siguiente comentario: '...Debemos darnos cuenta, sin embargo, de que si se tratara de un peligro para la fe, los superiores ten铆an que ser reprendidos por sus inferiores, incluso en p煤blico'. Esto se desprende de la manera y la raz贸n por la que San Pablo con respecto a San Pedro, de quien era s煤bdito, dice la glosa de San Agust铆n, 'que la misma cabeza de la Iglesia mostr贸 a los superiores que si que si alguna vez se sal铆an del camino recto y estrecho, deb铆an aceptar ser corregidos por sus inferiores".
- Arzobispo Marcel Lefebvre
Respuesta a la pregunta: "¿C贸mo ve usted la obediencia al Papa?"
20 de enero de 1978
Non, je ne regrette rien. (No, no me arrepiento de nada).
- Edith Piaf


HACE VEINTICINCO A脩OS, junto con otros ocho sacerdotes estadounidenses de la Sociedad de San P铆o X (SSPX), me vi envuelto en una larga batalla con el arzobispo Marcel Lefebvre (1905-1991), fundador de la Sociedad y prelado que nos orden贸.

El conflicto entre el arzobispo y los estadounidenses, a los que se suele llamar colectivamente "Los Nueve", se hizo p煤blico tras una reuni贸n entre ambas partes el 27 de abril de 1983, en Oyster Bay Cove, Nueva York.

El grupo de sacerdotes estaba formado por los Padres Clarence Kelly (Superior del Distrito Noreste de la SSPX), Donald J. Sanborn (Rector del Seminario de la SSPX), Daniel L. Dolan (Director de Misiones del Distrito Noreste), Anthony Cekada (Ec贸nomo del Distrito Noreste), William W. Jenkins (profesor del seminario), Joseph F. Collins (profesor del seminario), Eugene R. Berry, Thomas Zapp (reci茅n ordenado y profesor en St. Marys, Kansas) y Martin Skierka (reci茅n ordenado.)

Lo que comenz贸 como una disputa teol贸gica, sin embargo, pronto se convirti贸 en una prolongada batalla llevada a cabo en el sistema judicial civil de Estados Unidos. El arzobispo Lefebvre nos exigi贸 que le cedi茅ramos el control de las iglesias y capillas donde ofrec铆amos Misa a nuestras congregaciones. Nos negamos. 脡l demand贸, nosotros demandamos de vuelta, y las dos partes libraron una guerra legal de cuatro a帽os que se resolvi贸 en 1987.

Las once propiedades afectadas estaban situadas en los estados de Nueva York, Pensilvania, Ohio, Michigan, Minnesota y Connecticut. A excepci贸n del edificio del seminario de Ridgefield CT, las congregaciones locales a las que servimos aportaron todos los fondos para la compra y explotaci贸n de estas instalaciones. La inmensa mayor铆a de miembros laicos de cada lugar apoy贸 nuestra postura contra Lefebvre y su organizaci贸n.

En 2007, el obispo Richard N. Williamson public贸 una colecci贸n de boletines que escribi贸 durante este per铆odo, cuando era rector del seminario de la SSPX en Ridgefield, Connecticut (1). Naturalmente, la suya es la "historia oficial" de la Sociedad sobre esa lucha legal. Es la que, a trozos, se ha transmitido a varias generaciones de SSPX, seminaristas y laicos.

Los Nueve -seg煤n esta versi贸n- eran sedevacantistas (o al menos sedevacantistas secretos) que se rebelaron contra la autoridad de la SSPX y de su santo arzobispo fundador. Ellos utilizaron el sistema judicial de EE.UU. para defraudar a la Sociedad de varias de sus propiedades eclesi谩sticas en el Noreste y Medio Oeste. Todo muy, muy perverso.

Los que repiten este relato, sin embargo, parece que reflejan, si no hipocres铆a, al menos, un doble rasero, seg煤n el cual, la correcci贸n o incorrecci贸n de un acto se juzga por su conformidad con la voluntad del arzobispo Lefebvre.

Por ejemplo, cuando el arzobispo Lefebvre dice en efecto a Pablo VI o a Juan Pablo II: "Os resistimos en vuestra cara", se est谩 haciendo eco del reproche de San Pablo a San Pedro, y es el San Atanasio del siglo XX. Pero cuando un sacerdote le dice lo mismo a Lefebvre, es un rebelde y un ingrato.

O, cuando los sacerdotes y laicos tradicionalistas franceses se apoderan de una iglesia en 1978 que no pagaron (San Nicol谩s du Chardonnet) y la entregan al Arzobispo Lefebvre y la SSPX, son los h茅roes de la resistencia tradicionalista.

Pero cuando los sacerdotes y laicos tradicionalistas americanos se aferran a las iglesias de 1983 que s铆 pagaron y se niegan a entregarlas a Lefebvre y a la SSPX, son conspiradores, estafadores y ladrones.

Debido a que fui la persona principalmente responsable de coordinar nuestra defensa legal contra las incursiones del Arzobispo Lefebvre y la Sociedad, generalmente se me retrata como el principal villano del asunto, seguido (en un cercano segundo lugar) por el Padre Clarence Kelly.

Dado que el obispo Williamson public贸 su versi贸n de la historia, decid铆 poner por escrito mis propias reflexiones sobre el conflicto que se desarroll贸 hace un cuarto de siglo. Estas, espero, ofrezcan alg煤n equilibrio al relato que ha circulado en los c铆rculos de la SSPX durante tantos a帽os.


I. Factores contribuyentes

TODOS LOS QUE han o铆do hablar de nuestra batalla legal con el Arzobispo Lefebvre y la SSPX saben que surgi贸 de alg煤n tipo de disputa teol贸gica. Pero mucho antes de que esto ocurriera y acab谩ramos enfrent谩ndonos a nuestros antiguos colegas en los tribunales, se dieron al menos cuatro factores significativos que influir铆an en el curso de los acontecimientos.

(1) La creencia de los sacerdotes m谩s antiguos entre los Nueve de que la SSPX era simplemente un medio para combatir el modernismo, y que al igual que otras organizaciones despu茅s del Vaticano II, la SSPX tambi茅n podr铆a venderse alg煤n d铆a.

(2) La posici贸n teol贸gica notablemente m谩s blanda que el Arzobispo Lefebvre adopt贸 hacia "Roma" una vez que su viejo enemigo Montini (Pablo VI) muri贸 en 1978, y una vez que Juan Pablo II sedujo al arzobispo para que buscara un compromiso a trav茅s de las negociaciones en curso.

(3) Confusi贸n sobre la naturaleza de la SSPX como organizaci贸n.

(4) Incoherencia en las pr谩cticas sobre la propiedad de bienes.

A. La mentalidad de los Nueve

En mi opini贸n, el principal factor que allan贸 el camino para la batalla judicial fue la "mentalidad" de los Nueve, en particular la de sus cinco miembros m谩s antiguos: los padres Kelly (ordenado en 1973), Sanborn (1975), Dolan (1976), Jenkins (1978) y yo mismo (1977).

Nuestras historias personales eran notablemente similares. Nosotros hab铆amos crecido en la Iglesia anterior al Concilio Vaticano II y luego ingresado en seminarios de distintas partes del pa铆s, donde observamos de cerca los desastrosos efectos de los cambios del Vaticano II. Todos 茅ramos luchadores que batallaron repetidamente contra los modernistas dentro de nuestros respectivos Seminarios y 脫rdenes antes de acabar con el arzobispo Lefebvre en su seminario de Ec么ne, Suiza.

En mi caso, este viaje dur贸 diez a帽os. Si no hubiera tenido lugar el Concilio Vaticano II, no habr铆a tenido ning煤n inter茅s en unirme al Arzobispo Lefebvre o a su organizaci贸n. No fui a Ec么ne porque me atrajeran el "santo arzobispo" y el "esp铆ritu" de su sociedad. Fui s贸lo porque odiaba el modernismo y quer铆a ser un sacerdote cat贸lico para luchar contra esta plaga en todas sus formas.

En una conferencia, de hecho, el Arzobispo Lefebvre admiti贸 que este era probablemente el caso para la mayor铆a de nosotros; en tiempos normales, dijo, la mayor铆a de nosotros habr铆amos elegido ser jesuitas, benedictinos, dominicos o sacerdotes diocesanos, en lugar de miembros de la SSPX.

Antes de Ec么ne, adem谩s, hab铆a visto a muchos otros santos sacerdotes y prelados, junto con instituciones mucho m谩s impresionantes y venerables que la SSPX, rendirse, venderse o pasarse con entusiasmo al campo enemigo. Si el "Obispo de Obispos" de Ec么ne lo hiciera alg煤n d铆a, bueno, no ser铆a una completa sorpresa, pero yo no le seguir铆a la corriente.

As铆 que, cuando los sacerdotes mayores fuimos ordenados y empezamos a organizar grupos de fieles cat贸licos en capillas tradicionales por todo Estados Unidos en la d茅cada de 1970, no ve铆amos nuestro apostolado como una extensi贸n del trabajo del Arzobispo Lefebvre y la SSPX, o incluso de preservar "la Misa en lat铆n". Para nosotros, era un trabajo de lucha contra los herejes y para proporcionar sacramentos v谩lidos.

Padre Anthony Cekada

Desde el principio, fuimos francos al respecto con los fieles de cualquier misi贸n que fund谩bamos. Normalmente, el entonces Padre (ahora Obispo) Dolan (que fund贸 unas 30 misiones cuando estaba en la SSPX) daba una conferencia inicial a los cat贸licos que lo hab铆an invitado a venir a una ciudad en particular. Les explicaba que la Iglesia conciliar era una falsa religi贸n que ense帽aba la herej铆a, que Pablo VI no era un verdadero Papa, y que los sacramentos conferidos por la Iglesia Conciliar eran inv谩lidos en la mayor铆a de los casos. Estos fueron temas que abordamos repetidamente desde el p煤lpito.

Para m铆 y para los otros miembros de los Nueve, el arzobispo Lefebvre y su asociaci贸n eran como cualquier otra cosa en la Iglesia: un medio para conseguir un fin -la defensa de la doctrina cat贸lica y la salvaci贸n de las almas-, no un fin en s铆 mismos.

As铆 que, si el arzobispo y su organizaci贸n se vendieron al enemigo (como hab铆amos visto hacer a tantos otros) no ten铆an derecho a nuestra lealtad.

B. Nuevo clima en Roma

El segundo factor significativo que sentar铆a las bases para nuestra batalla legal con el arzobispo fue el notable cambio en su "l铆nea" despu茅s de que su viejo enemigo Montini (Pablo VI) muri贸 y fue finalmente sucedido en 1978 por Juan Pablo II, que recibi贸 calurosamente al arzobispo.

Aunque no cabe duda de que el arzobispo Lefebvre era un antiliberal y antimodernista convencido, monse帽or Montini hab铆a sido su enemigo personal cuando el arzobispo formaba parte del cuerpo diplom谩tico antes del Vaticano II. Montini tambi茅n se hab铆a puesto m谩s tarde del lado de los liberales de la jerarqu铆a francesa contra el arzobispo.

Este elemento, en mi opini贸n, ech贸 le帽a al fuego una vez que la controversia sobre el seminario de Ec么ne empez贸 a calentarse en 1974, y llev贸 al arzobispo Lefebvre a adoptar una l铆nea mucho m谩s dura en muchos de sus pronunciamientos contra "Roma" y el Vaticano II.

Naturalmente, para nosotros, los americanos, las ardientes palabras del arzobispo fueron m煤sica para nuestros o铆dos cuando, durante los primeros a帽os de la Compa帽铆a (1974-1979), entramos en Ec么ne y comenzamos nuestros apostolados como j贸venes sacerdotes. En consecuencia, cuando se produjeron diversas crisis que condujeron a la salida de la Compa帽铆a de los liberales o de los de l铆nea blanda (la Declaraci贸n del arzobispo en en 1974, la supresi贸n en 1975, la alocuci贸n consistorial de Pablo VI y la suspensi贸n del arzobispo en 1976, la revuelta del profesorado en 1977), la pol铆tica interna de la Compa帽铆a situ贸 a los americanos de l铆nea dura s贸lidamente entre los que en la organizaci贸n estaban bien vus - a favor.

Tambi茅n durante estos a帽os, las opiniones expresadas por el padre Dolan, que mencionamos en la secci贸n anterior, no estaban tan lejos de las del mismo Arzobispo Lefebvre, o eran simplemente una conclusi贸n l贸gica de las mismas.

En 1974, por ejemplo, el arzobispo dijo a los seminaristas de Ec么ne que el problema con el Vaticano II no era s贸lo una interpretaci贸n err贸nea de sus ense帽anzas, sino que el propio Concilio ense帽aba errores. Ahora bien, el arzobispo Lefebvre, que era doctor en teolog铆a romana y miembro distinguido de la jerarqu铆a, conoc铆a la doctrina cat贸lica seg煤n la cual un concilio verdadero convocado por un papa verdadero no puede ense帽ar errores, por lo que de su declaraci贸n a los seminaristas se deduce naturalmente que el Vaticano II fue un concilio falso y Pablo VI un papa falso (2).

Otras declaraciones que el Arzobispo Lefebvre hizo durante este per铆odo favorecieron la misma conclusi贸n: la posici贸n que en la d茅cada de 1980 comenz贸 a conocerse como "sedevacantismo" (3).

Que tales declaraciones estaban en parte ligadas a la animadversi贸n personal del arzobispo contra Pablo VI, por supuesto, no era realmente evidente para nosotros en aquel momento. Pero lo ser铆a una vez fallecido Pablo VI en agosto de 1978.

Funeral Pablo VI

Tras la elecci贸n de Juan Pablo II en octubre de 1978, el arzobispo Lefebvre se declar贸 dispuesto a "aceptar el Vaticano II le铆do a la luz de la tradici贸n". El 18 de noviembre de 1978, Juan Pablo II recibi贸 calurosamente al arzobispo con un abrazo de oso, y le asegur贸 que 茅l mismo se ocupar铆a de la resoluci贸n del caso del arzobispo.

A principios de 1979, este programa se desbarat贸 temporalmente cuando el asunto pas贸 a la Congregaci贸n Vaticana para la Doctrina de la Fe. El arzobispo tuvo que someterse a una reuni贸n bastante insultante en la que estaba presente el obispo que hab铆a suprimido la Sociedad, Mons. Mamie, y durante la cual uno de los participantes acus贸 al arzobispo Lefebvre de "dividir a la Iglesia".

Tal vez como resultado de esto, nuestras acciones hab铆an subido ligeramente en agosto de 1979, cuando un grupo de sacerdotes americanos cenamos con el arzobispo en Oyster Bay Cove NY. Me atrev铆 a preguntarle si la libertad religiosa era her茅tica y a insinuar el efecto que tendr铆a en los papas posteriores al Vaticano II. El Arzobispo Lefebvre se rio y dijo: "No digo que el Papa no sea el Papa, pero tampoco digo que no se pueda decir que el Papa no es el Papa" (4).

Naturalmente, esto nos dio esperanzas a los de la l铆nea dura.

Tres meses m谩s tarde, el arzobispo dio otra vuelta de tuerca. El 8 de noviembre de 1979 public贸 "La nueva misa y el Papa: La posici贸n oficial de la Sociedad de San P铆o X". El arzobispo repudiaba la idea de que Pablo VI hubiera sido un hereje y, por lo tanto, no era un verdadero Papa (el t茅rmino "sedevacantismo" a煤n no se utilizaba), dec铆a que la Sociedad "rechaza absolutamente entrar en tales razonamientos" y a帽ad铆a que la Sociedad "no puede tolerar entre sus miembros a quienes se niegan a rezar por el Papa".

En mayo de 1980, por lo tanto, el arzobispo visit贸 el priorato de Oyster Bay Cove y expuls贸 a tres de nosotros de la Compa帽铆a (los padres Kelly, Dolan y yo). A la ma帽ana siguiente, por razones desconocidas, el arzobispo cambi贸 de opini贸n: No, no ten铆amos que poner el nombre de Juan Pablo II en el Canon y, si la gente le preguntaba cu谩l era su postura sobre el Papa, ten铆amos que decirles cu谩l era, pero no ten铆amos que aceptarla.

Aunque durante un tiempo albergamos la leve esperanza de que el arzobispo pudiera alg煤n d铆a acercarse a nuestra posici贸n (especialmente si alg煤n funcionario del Vaticano le insultaba lo suficiente), durante los a帽os siguientes (1981-1983) qued贸 claro que segu铆a el camino del compromiso y la negociaci贸n con los herejes modernistas.

El abrazo del oso con Juan Pablo II hab铆a obrado su magia en el arzobispo y cambi贸 el "clima" en Roma. Pero nosotros no quer铆amos ser parte de ello, ni ninguna uni贸n con los modernistas.

C. ¿Qu茅 es la SSPX?

Parecer铆a que deber铆a haber una respuesta clara a esta pregunta que cualquiera que pertenezca a la SSPX deber铆a poder dar. Pero este, cr茅anme, no fue el caso, y la confusi贸n sobre este punto allan贸 el camino para las demandas.

Despu茅s de dos a帽os en el seminario de Ec么ne, nunca se me aclar贸 qu茅 era la SSPX. Se hablaba mucho del "esp铆ritu de la Sociedad", pero no sobre su esencia, excepto que hab铆a sido "ilegalmente suprimida".

En cierto momento de su historia, la Sociedad de San P铆o X comenz贸 a promover la noci贸n de que gozaba del estatus can贸nico de "sociedad de vida com煤n sin votos", una entidad de derecho can贸nico similar a una Orden Religiosa. Como ejemplos de tales sociedades se incluyen a los Padres de Maryknoll, los Padres Paulistas y los Oratorianos.

Pero esta afirmaci贸n es, dicho con caridad, m谩s que algo fantasiosa. Como he demostrado en otro lugar, la SSPX no era m谩s que una "asociaci贸n piadosa", una entidad de derecho can贸nico de rango inferior a una Cofrad铆a laica del Rosario o la Sociedad de San Vicente de Pa煤l, y ligeramente por encima de la Liga Automovil铆stica del Sagrado Coraz贸n (5).

Nunca me dieron una copia de las reglas de esta organizaci贸n cuando era seminarista. De hecho, cuando estaba en Ec么ne ni siquiera sab铆a que existiera tal documento. S贸lo encontr茅 una copia de los Estatutos de la SSPX por accidente cuando me traslad茅 a Nueva York en 1979, dos a帽os despu茅s de mi ordenaci贸n.

El padre Cekada en su juventud

Como seminarista, firm茅 un "compromiso" con la Sociedad, un documento que dec铆a s贸lo que "doy mi nombre a la Sociedad". No se indicaban las obligaciones que esto implicaba para el firmante, m谩s all谩 de esforzarse por ser un sacerdote santo.

Era obvio para m铆 que firmar este documento no me daba ning煤n derecho como miembro de la SSPX. Era a煤n m谩s obvio que el Arzobispo Lefebvre y los otros altos mandos no cre铆an que mi acto de inscribirme me impusiera ning煤n derecho como miembro de la SSPX. Sacerdote, seminarista o hermano -cualquier miembro de la SSPX- me di cuenta, ser铆a expulsado en cualquier momento sin ninguna apelaci贸n.

Hab铆a dos versiones de los Estatutos de la SSPX:

● Los Estatutos de 1970 (6) hab铆an recibido la aprobaci贸n temporal del Obispo de Friburgo por un per铆odo de seis a帽os, y por lo tanto, eran la 煤nica versi贸n que se pod铆a argumentar que hab铆a sido can贸nicamente vinculante durante seis a帽os.

● Los Estatutos de 1976 (7) (los que descubr铆 por casualidad) fueron supuestamente elaborados por un "Cap铆tulo General" celebrado en Ec么ne en septiembre de 1976. No ten铆an fuerza can贸nica porque no hab铆an sido aprobados por nadie que tuviera autoridad can贸nica.

Ambos textos son extremadamente breves y se mecanografiaron a doble espacio: los Estatutos de 1970 ten铆an 12 p谩ginas y los de 1976, 25 p谩ginas. Consisten sobre todo en exhortaciones piadosas.

Esto lo contrast茅 con mi experiencia en una Orden Religiosa real, los Cistercienses. All铆, las obligaciones que asum铆 con mis votos eran absolutamente claras - expuestas en detalle en cientos de p谩ginas de la Regla de San Benito, las Constituci贸n General de la Orden, las Constituciones de la Congregaci贸n de Zirc y otros estatutos menores. As铆 tambi茅n, mis derechos como miembro de la Orden y las obligaciones de mis superiores de respetar esos derechos. Como cisterciense, tuve dos a帽os de clases semanales sobre estos temas.

La 煤nica conclusi贸n posible para m铆 era que la SSPX no era nada m谩s que una asociaci贸n informal de sacerdotes, seminaristas y hermanos con ciertos ideales comunes. Debido al desorden general entre los cat贸licos tras el Concilio Vaticano II, la SSPX se organiz贸 y funcion贸 de forma improvisada y ad hoc.

Si no estabas de acuerdo con la posici贸n del Arzobispo Lefebvre sobre cualquier tema en un d铆a dado, eras libre de irte y 茅l era igualmente libre de echarte a la calle. A la hora de la verdad, no ten铆as ninguna obligaci贸n... con 茅l y 茅l actuaba como si no tuviera obligaciones contigo.

D. Cambio de "pol铆ticas" sobre la propiedad

Ni los Estatutos de la SSPX de 1970 ni los de 1976 conten铆an indicaciones sobre la propiedad de los edificios utilizados por los sacerdotes de la SSPX. Debido a que la SSPX comenz贸 como una organizaci贸n oficialmente reconocida por un obispo diocesano y continu贸 como tal durante los primeros cinco a帽os de su existencia, se asumi贸 que sus sacerdotes ofrecer铆an Misa en parroquias diocesanas por invitaci贸n de los obispos o p谩rrocos locales. Por lo tanto, los Estatutos no contemplaban la posibilidad de que la SSPX poseyera y gestionara una serie de iglesias propias independientes de los obispos diocesanos (8).

En Estados Unidos, la pol铆tica (si la hab铆a) sobre la propiedad de edificios era incoherente y estaba sujeta a cambios. Yo estaba en condiciones de saberlo, porque a partir de 1977 fui ec贸nomo del seminario y del distrito noreste, por lo que estaba 铆ntimamente involucrado en todos los asuntos corporativos y financieros.

A partir de los a帽os setenta, se fundaron en Estados Unidos varias corporaciones religiosas con mayor铆a de laicos en sus consejos de administraci贸n (denominadas "Amigos" de la SSPX) para tener la titularidad de las residencias de los sacerdotes de la SSPX y de las escasas capillas donde ofrec铆an misa. De hecho, durante mucho tiempo el seminario de Ec么ne fue propiedad de una asociaci贸n formada exclusivamente por laicos.

El prop贸sito de mantener a los sacerdotes de la SSPX totalmente fuera de las corporaciones o de tener una mayor铆a laica en un consejo corporativo era para evitar una situaci贸n en la que se pudiera ordenar a los sacerdotes ceder el control de una propiedad al obispo diocesano, o incluso a "Roma"  (es decir, al hombre que el arzobispo afirmaba reconocer como Papa).

Las corporaciones americanas hab铆an sido organizadas siguiendo estas l铆neas por un abogado de Long Island que hab铆a sido durante mucho tiempo partidario del arzobispo Lefebvre. Aunque devoto, el caballero no era un gran abogado corporativo, y su incompetencia le llev贸 a tener algunas dificultades fiscales casi fatales con el IRS.

Despu茅s de haber tenido grandes problemas con los laicos que quer铆an controlar los asuntos financieros de iglesias atendidas por el clero de la SSPX (en Virginia, Florida, Texas y California), propuse que los sacerdotes de la SSPX controlaran de oficio las corporaciones propietarias de las iglesias de Estados Unidos. Redact茅 un modelo de estatutos basado en esta idea y trat茅 de implementar un programa para que fueran adoptados.

Sin embargo, el abogado que hab铆a creado las corporaciones "Amigas" de mayor铆a laica, lo consider贸 una invasi贸n de su territorio y se resisti贸.

Pero alrededor de 1980 el Arzobispo Lefebvre (bas谩ndose quiz谩s en el consejo de este abogado) nos indic贸 que los sacerdotes de la Compa帽铆a no deb铆an participar en corporaciones que poseyeran propiedades.

As铆 que informamos a nuestras congregaciones de Michigan, Iowa y Pensilvania que quer铆an comprar iglesias de que tendr铆an que formar corporaciones laicas ellas mismas y que nosotros no pod铆amos participar.

Luego, a finales de 1982, el viento cambi贸 de nuevo. Ahora, se indic贸, que los superiores de la SSPX deb铆an controlar las corporaciones que pose铆an diversas propiedades. Este cambio lo asocio con la elecci贸n del padre Franz Schmidberger como sucesor del Arzobispo Lefebvre al frente de la SSPX.

As铆 que a principios de 1983, recib铆 una visita del Ec贸nomo General de la Sociedad, el padre Bernard Fellay, que estaba extremadamente ansioso por ver los cambios en el control de las corporaciones efectuados lo m谩s r谩pidamente posible. El Superior General deber铆a controlar todo.

Pero para entonces, algunos problemas importantes ya hab铆an en la Sociedad. Llegu茅 a la conclusi贸n de que la visita del P. Fellay estaba destinada a facilitar el camino para una purga inminente, que por supuesto, me incluir铆a. Una vez que percib铆 esto, no hice nada m谩s con las corporaciones, y las dej茅 con los estatutos y oficiales que ten铆an en ese momento.

En una palabra, el Arzobispo Lefebvre no ten铆a una "pol铆tica" coherente sobre el control de las propiedades cuando yo pertenec铆a a su organizaci贸n. Se mov铆a de un lado a otro en esta cuesti贸n tanto como en todo lo dem谩s.

Pero incluso si el Arzobispo Lefebvre y los Estatutos de la SSPX hubieran establecido "reglas" sobre la propiedad de bienes eclesi谩sticos, ninguna habr铆a sido vinculante de todos modos. El arzobispo era un obispo jubilado que dirig铆a una organizaci贸n que no ten铆a existencia en el derecho can贸nico. Ni 茅l ni su organizaci贸n ten铆an autoridad can贸nica para obligar a nadie a hacer nada.


II. Cuestiones teol贸gicas

D脡CADAS DESPU脡S, a煤n persiste el mito de que el principal desacuerdo teol贸gico entre el Arzobispo Lefebvre y los Nueve en 1983 fue sobre el "sedevacantismo".

Sin embargo, este tema en particular no surgi贸 al principio, y ciertamente no fue el que provoc贸 la disputa. Algunos de los Nueve eran sedevacantistas en el momento de la ruptura y otros no.

En cambio, hab铆a seis problemas graves en la SSPX que confluyeron para poner en marcha toda la crisis.

Richard Williamson

Y al acecho, como un buitre, estaba el malhumorado padre Richard Williamson. El arzobispo lo hab铆a nombrado vicerrector del seminario de Ridgefield y como una especie de comisario teol贸gico para Am茅rica, encargado de detectar cualquier desviaci贸n de la nueva l铆nea del partido del arzobispo.

El padre Williamson era perfecto para este papel. Como converso adulto despu茅s del Vaticano II, su 煤nico conocimiento y experiencia del catolicismo proven铆a del Arzobispo Lefebvre y la SSPX.

En consecuencia, era un hombre totalmente partidista; su principal punto de referencia para resolver cualquier asunto era lo que el Arzobispo Lefebvre pensaba al respecto. Esto se puede ver en los boletines y art铆culos que produjo durante la disputa que seguir铆a (9).

Mi primer encuentro con el padre Williamson tras su nombramiento no auguraba nada bueno. Me toc贸 conocerle en nuestra capilla de Staten Island, donde ofici贸 misa inmediatamente despu茅s de su llegada de Europa. Su misa fue tan escandalosa -con un desprecio total por las r煤bricas- que no pude soportar verla y esper茅 fuera (10).

El m茅todo del padre Williamson en el seminario era el del cl谩sico agente provocador: declaraciones escandalosas destinadas a provocar fuertes reacciones contrarias de los seminaristas que pudieran mostrar lealtad a cualquier principio m谩s all谩 de las siempre cambiantes "posiciones del arzobispo". 

En pocas semanas, el Seminario Santo Tom谩s de Aquino, que hab铆a estado en paz durante cinco a帽os bajo el padre Sanborn estaba en un completo alboroto. "Las luchas son normales en un seminario", asegur贸 el padre Williamson a los seminaristas. No hasta que usted lleg贸, padre.

En este contexto, en la primavera de 1983, nosotros (los padres Kelly, Sanborn, Jenkins, Dolan y yo) comenzamos a redactar una carta al Arzobispo Lefebvre y al "Consejo General" de la SSPX (padre Franz Schmidberger y otros altos cargos de la SSPX) que expondr铆a las cuestiones m谩s destacadas. Cuatro de los sacerdotes m谩s j贸venes - los padres Collins (ordenado en 1979), Berry (1980), Zapp (1982) y Skierka (1982) - ten铆an reservas similares sobre el curso que estaba tomando la SSPX, y fueron incorporados en las discusiones.

El 25 de marzo de 1983 nos pusimos de acuerdo sobre la versi贸n final de la carta, la firmamos en Oyster Bay Cove, Nueva York, y la enviamos por correo. El texto completo de la carta est谩 publicado como "Carta de los 'Nueve' al Arzobispo Lefebvre". He aqu铆 un resumen de los puntos principales.

A. Sacerdotes Dudosamente Ordenados

El Superior del Distrito Suroeste, padre Hector L. Bolduc, hab铆a empleado durante a帽os al padre Philip Stark SJ para ofrecer Misa en las misiones SSPX de su distrito. El padre Stark, descubrimos, hab铆a sido ordenado con el rito de ordenaci贸n posterior al Vaticano II.

Ahora bien, el propio Arzobispo Lefebvre nos hab铆a dicho a帽os antes que el rito de ordenaci贸n sacerdotal de 1968 era de dudosa validez, y hab铆a ordenado condicionalmente al menos a dos sacerdotes del Novus Ordo que vinieron a trabajar con la SSPX en Estados Unidos, los padres Sullivan y Ringrose. Cuando los hechos del caso Stark salieron inicialmente a la luz, asumimos que el Arzobispo Lefebvre seguir铆a este mismo curso de acci贸n con el padre Stark (11).

Philip Stark SJ

Como esto no sucedi贸, en 1981 publicamos un estudio sobre el nuevo rito de ordenaci贸n en nuestra revista The Roman Catholic. El art铆culo, escrito por el padre Jenkins y titulado "La purga del sacerdocio en la Iglesia conciliar", no mencionaba directamente el caso Stark, pero su conclusi贸n era clara: el nuevo rito de ordenaci贸n era de dudosa validez, por lo tanto, los sacramentos conferidos por un sacerdote as铆 ordenado eran de dudosa validez, y por lo tanto tal sacerdote, deber铆a buscar la ordenaci贸n condicional.

Esto no le gust贸 nada al padre Bolduc. Por su parte, el padre Stark dej贸 muy claro que se negar铆a a someterse a la ordenaci贸n condicional.

El arzobispo Lefebvre nos indic贸 que quer铆a que public谩ramos otro art铆culo sobre el tema, escrito por Michael Davies, quien, por supuesto, sosten铆a que el nuevo rito era v谩lido.

Publicamos el art铆culo de Davies junto con una cr铆tica del mismo por parte del padre Jenkins. Esto, a su vez, dio lugar a otro intercambio escrito en The Roman Catholic.

El asunto se prolong贸 hasta 1982, cuando el Arzobispo Lefebvre (m谩s tarde nos enterar铆amos) estaba inmerso en una de sus negociaciones entre bastidores con "Roma". Si nuestras objeciones a la validez de los nuevos ritos de ordenaci贸n hubieran llegado a o铆dos de los modernistas, de los que buscaba reconocimiento, habr铆a sido un embarazoso obst谩culo para la "reconciliaci贸n".

As铆 que, en lugar de tratar el asunto de la ordenaci贸n del padre Stark como una seria amenaza a la validez de los sacramentos que su organizaci贸n confer铆a, el arzobispo Lefebvre lo trat贸 simplemente como una molestia y un problema pol铆tico interno. Al mejor estilo de un diplom谩tico, trat贸 de aplacar a ambas partes, equivocarse, retrasar y evitar disputas p煤blicas.

El padre Stark, mientras tanto, viajaba por todo el pa铆s ofreciendo misas y confiriendo sacramentos que eran dudosos, si no inv谩lidos.

Como medida provisional, les dijimos a nuestros feligreses que viajaban por el suroeste que...  no frecuentaran las capillas en las que trabajaba el padre Stark.

Obviamente, esto no pod铆a durar mucho tiempo. Uno de los principales objetivos de nuestro apostolado era proporcionar a los fieles cat贸licos sacramentos v谩lidos. Pero el propio Arzobispo Lefebvre sancionaba ahora la concesi贸n de sacramentos dudosos o inv谩lidos bajo la 茅gida de la SSPX, la organizaci贸n a la que pertenec铆amos. Y lo hac铆a esencialmente por consideraciones pol铆ticas.

As铆 pues, decidimos que volver铆amos a enfrentarnos al arzobispo Lefebvre sobre esta cuesti贸n, pero por 煤ltima vez. A menos que exigiera al padre Stark que se sometiera a la ordenaci贸n condicional y estableciera esa pol铆tica para todos los sacerdotes como 茅l que vinieran a trabajar con la Compa帽铆a, hab铆amos terminado con 茅l.

B. El Misal de Juan XXIII (Bugnini)

La evoluci贸n de las pr谩cticas lit煤rgicas en la Sociedad de San P铆o X ser谩 alg煤n d铆a un tema fascinante para la tesis doctoral de alguien. En los primeros tiempos de Ec么ne, la "misa tradicional" que all铆 se celebraba era una mezcolanza del rito de Juan XXIII de 1962 y de las modificaciones provisionales de Pablo VI (1964-67), combinadas con cosas que "le gustaban al arzobispo", "lo que se hac铆a en Francia" y un toque ocasional de la pr谩ctica anterior a 1955.

¡Qu茅 enga帽ados nos sentimos los estadounidenses cuando llegamos a Ec么ne y nos encontramos con una Misa tridentina "modernizada"! Se suprimi贸 el salmo 42 de las oraciones al pie del altar, el sacerdote se sentaba a un lado (como en el Novus Ordo), la ep铆stola y el evangelio se le铆an en la misa baja desde atriles orientados hacia el pueblo, y otras innovaciones.

Durante este mismo periodo de tiempo, algunos de los angloparlantes de la SSPX, en particular el seminarista Daniel Dolan, se interesaron en la historia de los cambios lit煤rgicos posteriores a 1955. Estos fueron en gran parte, resultado del "trabajo" del padre Annibale Bugnini, el creador de la Misa Novus Ordo de 1969. Bugnini fue bastante claro al afirmar que la serie de cambios lit煤rgicos que comenzaron en la d茅cada de 1950 eran "un puente hacia el futuro" y parte del mismo proceso que producir铆a la Nueva Misa.

Cuando en los a帽os 70 los sacerdotes de la SSPX fueron ordenados y regresaron a sus respectivos pa铆ses, siguieron las pr谩cticas locales. En los pa铆ses de habla inglesa y Alemania, se utilizaron el Misal, las R煤bricas y el Breviario anteriores a 1955. Francia, en principio, utiliz贸 los libros de Juan XXIII.

La cuesti贸n lit煤rgica se plante贸 en el "Cap铆tulo General" de la SSPX en 1976. All铆 se decidi贸 que los sacerdotes de la Sociedad deb铆an seguir la pr谩ctica existente en sus pa铆ses - una regla bastante sensata. As铆, en nuestras capillas y seminario de EE.UU., seguimos los libros y pr谩cticas lit煤rgicas anteriores a 1955.

A principios de los 80, sin embargo, el Arzobispo Lefebvre decidi贸 imponer el Misal y Breviario de 1962 de Juan XXIII a todos en la SSPX. M谩s tarde se supo que esto estaba relacionado con las "negociaciones" del arzobispo con Ratzinger y Juan Pablo II. Les estaba pidiendo el derecho a usar el Misal de 1962, cuyo uso se prescribir铆a m谩s tarde para la Misa de Indulto, la Fraternidad de San Pedro y la Misa Motu autorizada por Ratzinger (Benedicto XVI) en julio de 2007.

En oto帽o de 1982, por lo tanto, ante las protestas del padre Sanborn, Rector del seminario estadounidense, el Arzobispo Lefebvre impuso el uso del Misal y Breviario Juan XXIII en el Seminario Santo Tom谩s de Aquino, situado entonces en Ridgefield CT. Esto no gust贸 nada, ni al profesorado ni a la mayor铆a de los seminaristas.

La introducci贸n de los cambios lit煤rgicos de 1962 en el seminario hizo obvio que el resto de los sacerdotes del noreste ser铆an los pr贸ximos objetivos del arzobispo para la "reforma lit煤rgica".

Ahora bien, ni siquiera el jefe de una verdadera Orden Religiosa como los cistercienses tiene poder para imponer nuevas pr谩cticas lit煤rgicas a sus miembros -y el arzobispo Lefebvre no era m谩s que un obispo retirado al frente de una asociaci贸n de sacerdotes que no ten铆a existencia can贸nica-. 脡l no ten铆a derecho a dictar pr谩cticas lit煤rgicas a nadie.

Aparte de la cuesti贸n jur铆dica, estaba el propio principio. Estas reformas lit煤rgicas fueron obra del mas贸n Bugnini. Eran una etapa en su programa para destruir la Misa y reemplazarla con la asamblea del Novus Ordo. Sabiendo eso, no hab铆a manera de que yo y mis compa帽eros sacerdotes us谩ramos su Misal.

C. Expulsiones sumarias de sacerdotes

A principios de 1983 el Arzobispo Lefebvre amenaz贸 con expulsar al padre Zapp de la SSPX porque se negaba a seguir las reformas de Juan XXIII.

padre Thomas Zapp

La amenaza del arzobispo contradec铆a el derecho can贸nico y la tradici贸n de la Iglesia, que exig铆a que cualquier obispo que ordenara a un sacerdote deb铆a asegurarse de que 茅ste tuviera un "can贸nico", es decir, un medio permanente de sustento temporal. Incluso cuando un obispo ordenaba a un sacerdote sin un verdadero t铆tulo can贸nico (como hizo el arzobispo Lefebvre), el derecho can贸nico obligaba al obispo y a sus sucesores a mantener al sacerdote mientras viviera.

El arzobispo Lefebvre amenazaba regularmente a los sacerdotes con expulsarlos de la Compa帽铆a, o incluso los expulsaba, y luego no tomaba ninguna medida para mantenerlos. En 1983, esto ya formaba parte del procedimiento operativo habitual del arzobispo: si te cruzabas con 茅l, te echaba a la calle sin posibilidad de apelaci贸n.

D. Usurpaci贸n de la autoridad magisterial

Aqu铆 el problema fue que el Arzobispo Lefebvre y la SSPX actuaron como si poseyeran autoridad magisterial. Cuando se trataba de asuntos como la validez de la Nueva Misa o la vacante de la Santa Sede, el arzobispo comenz贸 a insistir en en imponer a los miembros la adhesi贸n a sus posiciones du jour. Esto, una vez m谩s, se hizo con el fin de llegar a un acuerdo con Ratzinger y Juan Pablo II.

Pero el mero cumplimiento externo no era suficiente. A a esto se a帽adi贸 un requisito de sumisi贸n interna a la l铆nea del partido SSPX. Esto fue evidente en una carta del 8 de noviembre de 1982 que el sucesor del Arzobispo Lefebvre, padre Franz Schmidberger, escribi贸 a un joven sacerdote: 

"Si te quedas en nuestra Sociedad, tienes que ir aclarando tu punto de vista interior y tienes que volver a la actitud de la Sociedad Sacerdotal, que nos parece la 煤nica correcta, dadas las circunstancias, como me ha vuelto a mostrar una charla con te贸logos este pasado fin de semana. Pi茅nsalo seriamente, porque con esta decisi贸n est谩 en juego en grado sumo tu bienestar temporal y mucho m谩s el eterno. Seguir茅 rezando por ti para que obtengas la iluminaci贸n divina y una humilde sumisi贸n".

¿Volver a la actitud de la Sociedad? ¿Su bienestar eterno est谩 en juego? ¿Humilde sumisi贸n? Para nosotros, esto era una locura.

S贸lo la Iglesia tiene derecho a exigir sumisi贸n interna al precio del "bienestar eterno" de uno, no la contraparte can贸nica de la Liga de Autos del Sagrado Coraz贸n.

Nos unimos para luchar contra el modernismo, no para someternos a un magisterio alternativo.

F. Lealtad a la SSPX por encima de todo

Este punto est谩 relacionado con el anterior. En la pr谩ctica, el Arzobispo Lefebvre y la SSPX hab铆an empezado a equiparar la lealtad a s铆 mismos y a sus "cargos" con la lealtad a la Iglesia.

Ni nosotros ni las personas a las que serv铆amos nos hab铆amos apuntado a esto.

Por lo tanto, cuando la gente dice que el sedevacantismo fue la causa de nuestra disputa con la SSPX, yo respondo que el verdadero conflicto no fue por no reconocer a Juan Pablo II como Papa, sino por no reconocer al Arzobispo Lefebvre como Papa.

G. Aceptaci贸n de anulaciones falsas

Las cinco cuestiones anteriores se hab铆an estado cociendo a fuego lento durante un tiempo, hasta que surgi贸 una sexta que r谩pidamente hizo que todo comenzara a hervir.

Nos enteramos de que un laico destacado de una de nuestras misiones se hab铆a casado y su matrimonio hab铆a sido anulado por el tribunal modernista local por "inmadurez psicol贸gica", y luego se volvi贸 a casar.

La anulaci贸n era falsa. Incluso en la d茅cada de 1980, era obvio para los cat贸licos tradicionales que los tribunales matrimoniales diocesanos posteriores al Vaticano II no eran m谩s que tribunales de divorcio que conced铆an anulaciones por motivos claramente falsos. As铆 que aconsejamos a las partes implicadas en el segundo matrimonio que se separaran o que vivieran como hermano y hermana.

Padre Donald Sanborn, Arzobispo Marcel Lefebvre y Padre Anthony Cekada (1982)

A principios de 1983, sin embargo, nos enteramos de que uno de ellos hab铆a escrito al arzobispo Lefebvre, quien hizo que nos enviaran copias de su correspondencia y de su respuesta. La carta original no mencionaba los motivos de la anulaci贸n, y el arzobispo ni siquiera se molest贸 en preguntar cu谩les eran.

En su lugar, el secretario general de la SSPX, el padre Patrice Laroche, escribi贸 en nombre del arzobispo:

"En nombre de Su Gracia, el arzobispo Marcel Lefebvre, le agradezco su carta del 23 de julio, a la que ha prestado la debida atenci贸n.

Su Gracia piensa que, a pesar de todo, hay que adherirse a la decisi贸n tomada por la Iglesia. Aunque uno pueda deplorar que la Iglesia declare nulos los matrimonios con demasiada facilidad hoy en d铆a, no podemos afirmar en un caso especial, sin ninguna raz贸n seria, que una declaraci贸n de nulidad no sea v谩lida. Por lo tanto, pod茅is seguir recibiendo los sacramentos y tener una vida familiar cristiana".

El significado del mensaje del arzobispo era absolutamente claro: nosotros los sacerdotes deb铆amos tratar cada anulaci贸n modernista como v谩lida hasta que se demostrara lo contrario.

¿Por qu茅 estableci贸 tal principio? Por sus negociaciones entre bastidores con Ratzinger. El arzobispo Lefebvre dif铆cilmente pod铆a esperar que los herejes modernistas "reconocieran" a la SSPX si 茅l mismo no reconoc铆a sus tribunales matrimoniales. As铆 que el "Obispo de Hierro" puso sobre la mesa la indisolubilidad de los matrimonios sacramentales como moneda de cambio en su gran plan diplom谩tico para la "reconciliaci贸n".

Para nosotros, este fue el final.

Tras exponer todos estos problemas en nuestra carta del 25 de marzo, propusimos seis resoluciones pr谩cticas para que la SSPX las adoptara con el fin de resolverlos -un escenario que, admit谩moslo, habr铆a sido altamente improbable.

Algunos extractos de la parte final de la carta indicar谩n al lector, incluso despu茅s de todos estos a帽os, nuestra decisi贸n de mantenernos firmes:

"... no puede haber excusa si repetimos el error de los cat贸licos de los a帽os sesenta. Para ellos, al menos se puede entender c贸mo fueron conducidos de la tradici贸n a la nueva religi贸n mediante un proceso de gradualismo y sumisi贸n servil. Se les asegur贸 que eran ni帽os obedientes que escuchaban la voz de sus pastores... y del propio pastor principal, el Papa. Era inconcebible que el Vicario de Cristo pusiera a la Iglesia en un camino que resultar铆a en la traici贸n de la tradici贸n y la ruina de millones. Y as铆, los cat贸licos se sometieron al proceso....

Para nosotros, m谩s de veinte a帽os despu茅s, con la historia ante nuestros ojos, no puede haber excusa para aceptar los primeros pasos del proceso de reforma.Tampoco podemos sancionar pr谩cticas que equivalen a un rechazo de las tradiciones sagradas.

Tememos por el futuro de la Sociedad y por el bien de las almas.

 Estamos resueltos a continuar el trabajo para el que hemos recibido la confianza de los fieles. Esto pretendemos hacerlo con toda tranquilidad aunque la Sociedad nos abandone a nosotros o a esa confianza.

 "In Jesu et Maria..."

El d铆a que firmamos la carta, el ambiente era comprensiblemente tenso, porque todos sab铆amos cu谩les ser铆an las consecuencias. Para aligerar las cosas, el padre Kelly mencion贸 medio en broma la advertencia de Franklin a los firmantes de la Declaraci贸n de Independencia: "Debemos colgar todos juntos o todos seremos colgados por separado".

III. El quiebre de abril de 1983

El arzobispo Lefebvre ya hab铆a estado planeando hacer una gira por EE.UU. en abril de 1983 con el fin de visitar el seminario de Ridgefield y luego viajar al Distrito Sudoeste para destituir al Superior, el padre Bolduc. Ni que decir que la purga del padre Bolduc se aplaz贸 temporalmente y la cuesti贸n de "los Nueve" pas贸 a ocupar el primer lugar en la agenda del arzobispo.

A. Traslado del padre Sanborn

El Arzobispo Lefebvre lleg贸 al seminario con el padre Schmidberger. Los d铆as 24, 25 y 26 de abril, dio conferencias a los seminaristas denunciando al padre Sanborn y al resto de nosotros, y estableciendo la l铆nea del partido.

A veces me preguntan si ahora pienso que deber铆a haber hecho algo diferente en 1983. Mi respuesta es que s铆, que deber铆a haber adoptado una l铆nea a煤n m谩s dura: haber cambiado las cerraduras del seminario de Ridgefield, haber mandado a paseo al padre Williamson y haber mantenido fuera al arzobispo Lefebvre. Nuestro fracaso en hacerlo dej贸 al arzobispo con una base de operaciones para hacer propaganda de sacerdotes dudosos, anulaciones falsas y lealtad a 茅l como Papa sustituto.

Padre Donald J. Sanborn

En cualquier caso, el Arzobispo Lefebvre destituy贸 r谩pidamente al padre Sanborn de su cargo de rector del seminario y lo sustituy贸 por el padre Williamson. El padre Sanborn iba a ser enviado a Irlanda (12).

El plan del arzobispo era "divide y reinar谩s". Con este fin, trat贸 de evitar una confrontaci贸n directa con los padres Kelly, Dolan y conmigo, evit谩ndonos por el momento, para luego eliminarnos uno a uno. Como sospech谩bamos esto, insistimos en que el arzobispo se reuniera con nosotros para discutir el contenido de la carta del 25 de marzo.

As铆 pues, la tarde del 27 de abril de 1983, el Abad Lefebvre, junto con los Padres Schmidberger y Williamson, se dirigieron desde Ridgefield a Oyster Bay Cove, Nueva York, donde se encontraba la que entonces era la sede del Distrito Noreste.

B. Reuni贸n del 27 de abril

Nos reunimos con el arzobispo en la sala de conferencias de la planta baja. Informamos al arzobispo de que el padre Kelly y yo hab铆amos sido autorizados por los dem谩s sacerdotes firmantes de la carta a hablar en su nombre. Los padres Dolan y Berry tambi茅n estaban presentes.

Los padres Williamson y Berry tomaron notas detalladas, veinticinco a帽os despu茅s, uno puede hacerse una idea de lo que pas贸. S贸lo mencionar茅 aqu铆 algunos detalles.

(1) El argumento: distribu铆 una lista de las seis resoluciones contenidas en nuestra carta, a la que se hab铆a a帽adido una s茅ptima que garantizar铆a su cumplimiento en caso de ser aprobadas. Suger铆 que ser铆a mejor discutirlas, ya que se trataba de puntos pr谩cticos.

El Arzobispo Lefebvre comenz贸 criticando al padre Zapp por su negativa a utilizar el Misal Juan XXIII.

A continuaci贸n, trat茅 de precisar al arzobispo la cuesti贸n de la ordenaci贸n condicional de los sacerdotes ordenados en el nuevo rito. Comenz贸 tratando de apaciguarnos, diciendo que en el fondo estaba de acuerdo, que la situaci贸n era lamentable, que ser铆a "mejor" que el padre Stark fuera ordenado de nuevo, etc. 

Pero cuando le presion茅 para que diera una respuesta clara, el arzobispo dijo que no har铆a de esto una pol铆tica.

El debate volvi贸 a centrarse en la liturgia de Juan XXIII. El arzobispo Lefebvre nos acus贸 de intolerancia y neg贸 que en el "Cap铆tulo General" de 1976 hubiera aprobado el uso del Misal y el Breviario anteriores a 1955. Esto era manifiestamente falso, como se desprende del Acta que el propio arzobispo hab铆a firmado (13).

El arzobispo dijo entonces que 茅ramos testarudos en la cuesti贸n lit煤rgica porque "no pens谩bamos con la Sociedad" (14).

El padre Kelly y yo nos abalanzamos sobre esto. La expresi贸n normal en teolog铆a cat贸lica es "pensar con la Iglesia". El peque帽o "desliz freudiano" del arzobispo no hizo m谩s que confirmar lo que dec铆amos en nuestra carta: Se esperaba que nos someti茅ramos a 茅l y a la SSPX como Iglesia sustituta.

El padre Dolan le pregunt贸 con qu茅 autoridad decid铆a una cuesti贸n lit煤rgica de todos modos - ¿por qu茅 no 1965 o 1968? El arzobispo dijo que era la "煤ltima legislaci贸n papal v谩lida" (¡!) y "la fe" la que decide. Traducci贸n: el arzobispo determin贸 por s铆 mismo qu茅 legislaci贸n papal es v谩lida y cu谩ndo "la fe" est谩 amenazada.

De nuevo, el arzobispo y la SSPX como Iglesia sustituta.

La foi, c'est moi...

(2) El final. Cuando intentamos pasar la discusi贸n al tercer punto, el arzobispo se fij贸 en el s茅ptimo punto de la lista. Este es uno que yo mismo redact茅 (15). Nos habr铆a autorizado al padre Kelly y a m铆 a redactar documentos legales que obligar铆an a cualquier corporaci贸n afiliada a la SSPX a observar las resoluciones adoptadas.

El s茅ptimo punto fue dise帽ado para evitar que el arzobispo siguiera su pr谩ctica habitual de fingir diplom谩ticamente que estaba de acuerdo con algo y negarlo despu茅s.

En otras palabras, le dec铆amos de antemano que iba a hacer una jugada falsa.

El arzobispo se dio cuenta y puso el grito en el cielo. "Esto se acab贸. Es in煤til. ¿Imponer a Ec么ne tu forma de actuar... Tu esp铆ritu agresivo...? ¿Aceptar el n煤mero (7) de esta hoja? Ve y busca otro obispo... Cekada ordena. Nosotros nos limitamos a dar el nombre... T贸mese su libertad... Basta de discutir..." etc., etc.

Monse帽or Lefebvre junto a un jovenc铆simo Anthony Cekada

Una vez que esto termin贸, estaba claro que hab铆amos llegado a un punto muerto.

El padre Schmidberger plante贸 la cuesti贸n de las distintas propiedades. Sugiri贸 que se mantuviera en secreto la noticia del desacuerdo para no disgustar a los fieles, y que luego nos reuni茅ramos a trav茅s de delegados para resolver cualquier problema.

En cualquier caso, eso es lo que pens谩bamos proponer. Informamos al arzobispo de que en ese momento segu铆amos controlando las distintas sociedades. Inmediatamente amenaz贸 con demandarnos.

Propusimos, en cambio, que su abogado y el nuestro se reunieran para discutir un acuerdo legal con el fin de evitar un l铆o.

Aceptaron, y terminamos la reuni贸n.

El padre Kelly y yo pensamos que comer juntos con el arzobispo y los dos padres podr铆a bajar un poco la temperatura, y tal vez permitir a ambas partes llegar a un acuerdo amistoso que pudiera salvar a los fieles. As铆 que... los invitamos a quedarse a cenar.

El arzobispo estaba dispuesto a quedarse. Pero el padre Williamson le dijo al padre Schmidberger en alem谩n: "No quiero comer con gente as铆", a lo que no pude resistirme a a帽adir en alem谩n: "Cuidado. Nunca se sabe qui茅n habla alem谩n".

As铆 pues, besamos el anillo del arzobispo, le dimos las gracias (sinceramente) por todo lo que hab铆a hecho y le despedimos cuando se march贸 con los dos padres.

Desde entonces he pensado a menudo que el pleito podr铆a haberse evitado por completo si el arzobispo se hubiera quedado a comer el pastel de carne.

Aunque la reuni贸n de ese d铆a hab铆a sido emocionalmente desgarradora, salimos de ella decididos a no ceder en los puntos planteados en nuestra carta.

Cuando el arzobispo regres贸 al seminario de Ridgefield, se puso inmediatamente a redactar una circular denunci谩ndonos ante los fieles. Poco dur贸 su acuerdo de mantener el asunto en silencio y tratar de resolverlo pac铆ficamente.

Al d铆a siguiente, 28 de abril, el arzobispo dio otra conferencia a los seminaristas. Segu铆a furioso por el punto (7), el que pretend铆a impedirle eludir el acuerdo.

Por 煤ltimo, una nota ir贸nica: en la carta que envi贸 denunciando a los Nueve como "rebeldes", el arzobispo citaba un pasaje de la Summa como "la base del pensamiento y la acci贸n de la Sociedad en la dolorosa crisis que atraviesa la Iglesia".

Lo busqu茅 s贸lo para descubrir que Santo Tom谩s dec铆a que "si la fe estuviera en peligro, un s煤bdito deber铆a reprender a su prelado incluso p煤blicamente" y que los superiores "no deber铆an desde帽ar ser reprendidos por sus s煤bditos" (16).

Aparentemente, el principio funcionaba para el arzobispo pero no para nosotros.

IV. Las demandas

EL 1 DE MAYO, el primer domingo despu茅s de la reuni贸n con el arzobispo, explicamos desde los p煤lpitos de todas nuestras capillas los puntos en disputa con el arzobispo Lefebvre y por qu茅 deb铆amos reafirmarnos en lo que est谩bamos haciendo.

Con pocas excepciones, la reacci贸n de nuestros feligreses fue de decepci贸n con el arzobispo, y de apoyo a la la postura que est谩bamos tomando los sacerdotes. As铆 tambi茅n, los otros dos sacerdotes que trabajaban con nosotros, los padres Roy Randolph y John Hesson.

Pocos d铆as despu茅s de la reuni贸n del 27 de abril, nuestro abogado se puso en contacto con el abogado del arzobispo (el mismo que hab铆a creado originalmente las corporaciones de "Amigos" laicos) para sondearle sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo. Nuestro abogado dijo que ten铆a la impresi贸n de que el arzobispo y sus asesores no estaban seriamente interesados en negociar y que ganar en los tribunales ser铆a r谩pido y f谩cil.

As铆 que, dijo, esperen ser demandados. Pero 茅l mismo pensaba que el litigio ser铆a muy largo y muy complicado, y que finalmente terminar铆a en un acuerdo negociado.

A. El arzobispo presenta una demanda

La batalla legal comenz贸 en el verano de 1983 cuando el arzobispo y su organizaci贸n presentaron una demanda contra nosotros en el Tribunal de Distrito de EE.UU. para el Distrito Este de Nueva York - el sistema judicial federal, en otras palabras, en lugar de un estado estatal.

Un demandante inicia una demanda presentando un documento ante el tribunal llamado "Demanda". En 茅l, se supone que el demandante enumera sus principales reclamaciones contra el demandado, junto con sus fundamentos de hecho y de derecho.

La principal alegaci贸n del arzobispo y la SSPX era que 茅ramos sus agentes y fideicomisarios. Como tales, 茅ramos responsables de adquirir y mantener propiedades en fideicomiso para ellos. Ahora les hab铆amos defraudado su propiedad y la est谩bamos ocupando ilegalmente.

"Agente inmobiliario" no era, que yo recuerde, uno de los deberes de la instrucci贸n prescrita que el arzobispo nos ley贸 durante el rito de ordenaci贸n.

Pero, en cualquier caso, en lo que a nosotros respecta, tanto si la ley civil nos consideraba agentes o fideicomisarios como si no, el arzobispo consent铆a ahora sacramentos dudosos e impon铆a un misal cripto-modernista con vistas a la "reuni贸n corporativa" con la Iglesia ecum茅nica y monomundial del archiher茅tico Wojtyla (17). Por ese motivo, el arzobispo Lefebvre perdi贸 todo derecho moral a las propiedades eclesi谩sticas que reclamaba, al igual que hicieron los obispos diocesanos en los a帽os sesenta.

Un sacerdote tradicionalista de los a帽os 60 no estaba en condiciones de luchar por su reba帽o mediante una batalla legal con su obispo. Pero en 1983, gracias a Dios, lo est谩bamos - y lo har铆amos.

B. Preparativos para otras demandas

Como nuestro abogado tem铆a que la demanda fuera demasiado complicada para su peque帽o bufete, contratamos a un bufete m谩s grande de Nueva York que ten铆a experiencia en derecho de sociedades sin 谩nimo de lucro. El padre Kelly y yo informamos a los nuevos abogados de los hechos del caso y del material que mi investigaci贸n sobre litigios de propiedad eclesi谩stica hab铆a descubierto.

En previsi贸n de que alg煤n d铆a nos demandar铆an en otros estados, visit茅 bufetes de Michigan, Pensilvania, Minnesota y Ohio para informarles del caso.

Mi conversaci贸n con un abogado de Cincinnati fue especialmente 煤til. Tras un examen minucioso de la demanda que nuestros oponentes hab铆an presentado en Nueva York, descubri贸 un error fatal que el abogado del arzobispo hab铆a cometido.

"Este fallo", dijo, "ser谩 tu bala de plata. Mantenlo en reserva hasta antes del juicio en Nueva York. Entonces 煤sala para echar por tierra la mayor parte de su caso".

Y de hecho, cuatro a帽os m谩s tarde, resultar铆a tener raz贸n.

C. Un objetivo realista

La pregunta surge de forma natural: ¿Por qu茅 no utilizamos el defecto mencionado en la secci贸n anterior para conseguir la desestimaci贸n de la demanda desde el principio?

Era una cuesti贸n de estrategia jur铆dica. Nuestros oponentes estaban decididos a presentar la demanda como fuera, y la habr铆an vuelto a presentar de otra forma. Si esper谩bamos a pedir la desestimaci贸n, les obligar铆amos a pasar por a帽os de procedimientos previos al juicio, y despu茅s de todo, conseguir la desestimaci贸n de la demanda y obligarles a volver al principio en otro tribunal para enfrentarse a m谩s de lo mismo.

Tener que pensar en estos t茅rminos es, por supuesto, lamentable. Pero cuando uno se enfrenta a un adversario implacable en nuestro sistema jur铆dico, a menudo loco, no tiene m谩s remedio que utilizar todas las armas que el sistema le ofrece.

Dado que los resultados de un caso complejo en un tribunal son notoriamente impredecibles, rara vez se puede contar con una victoria total. Para el arzobispo, supongo, la victoria total habr铆a sido echarnos a todos a la calle, como 茅l regularmente hac铆a con los sacerdotes en Europa. Para nosotros, habr铆a sido sido enviarlo a 茅l y a sus aduladores secuaces... a Francia con un bon voyage, pero no au revoir.

En el mundo real, sin embargo, entre el ochenta y el noventa por ciento de los casos civiles se resuelven mediante negociaci贸n entre las partes. Por lo general, esto ocurre justo cuando el caso est谩 a punto de ir a un juicio formal ante un juez.

As铆 que iniciamos el litigio sabiendo que, aunque la victoria total habr铆a sido genial, el 煤nico objetivo realista a largo plazo para nosotros era llegar a un acuerdo negociado con nuestros oponentes. Naturalmente, esto tendr铆a que preservar del programa Lefebvre el mayor n煤mero posible de nuestras congregaciones. Tambi茅n implicar铆a probablemente un intercambio de propiedades y otras concesiones. As铆 es como funciona el sistema americano.

Pero ofrecernos a negociar con nuestros oponentes justo despu茅s de que presentaran la demanda no habr铆a hecho m谩s que confirmar sus expectativas poco realistas. El arzobispo Lefebvre y sus asesores parec铆an creer que podr铆an pasarnos por encima en los tribunales. Tendr铆an que aprender algunas lecciones por las malas antes de aceptar la idea de la negociaci贸n.

Esper谩bamos que este proceso educativo llevara un tiempo, pero como est谩bamos en posesi贸n de las propiedades y los fieles nos apoyaban, est谩bamos dispuestos a esperar. De hecho, tal como se desarrollaron las cosas, no tuvimos m谩s remedio que esperar, porque los juicios en Estados Unidos avanzan con la velocidad de una guerra de trincheras librada por caracoles.


D. Una victoria inicial

Tras presentar una demanda, el siguiente paso en muchos pleitos es intentar que el juez dicte una Orden de Restricci贸n Temporal (OTR) contra su oponente. Esto le impide cambiar el status quo de lo que est谩 en disputa hasta despu茅s del veredicto final de un juicio completo.

En agosto de 1983, los representantes del arzobispo intentaron conseguir una OTR contra nosotros. Esto habr铆a congelado todas las cuentas bancarias de la iglesia y, en efecto, tambi茅n habr铆an cerrado hasta despu茅s del juicio todas las iglesias a las que serv铆amos. Tuvimos una vista sobre el asunto ante un juez. Gracias a una elocuente intervenci贸n del padre Kelly, en la que rode贸 verbalmente al desventurado abogado del arzobispo, el juez se neg贸 a emitir la orden.

As铆 que, durante el resto del litigio, seguimos gestionando las distintas parroquias como antes.

E. Descubrimiento y declaraciones

A continuaci贸n sigui贸 lo que se conoce como la fase de "descubrimiento" del pleito. Cada parte "descubre" las pruebas que la otra parte pueda tener en su poder. Esto se consigue con documentos, respuestas por escrito a preguntas escritas ("interrogatorios") y, sobre todo, mediante deposiciones.

En las declaraciones, el testigo de una parte debe prestar declaraci贸n oral en respuesta a las preguntas orales del abogado de la otra parte. El testigo declara bajo juramento y las preguntas y respuestas son transcritas por un taqu铆grafo judicial.

El descubrimiento es la fase m谩s larga de los juicios civiles y la m谩s cara por todo el papeleo legal que conlleva. Si no hay nada m谩s, al menos descubres de d贸nde saca tu abogado la mayor parte de su dinero....

Emitimos citaciones para que varios funcionarios de la SSPX, incluido el Arzobispo Lefebvre, prestaran declaraci贸n. A pesar del hecho de que hab铆a iniciado la demanda, el arzobispo se neg贸 a testificar en una deposici贸n.

Sus abogados lucharon contra la citaci贸n hasta que el juez les dijo que, o el arzobispo se presentaba a declarar ante nuestros abogados, o se desestimar铆a la demanda.

As铆 que el arzobispo viaj贸 desde Europa para prestar declaraci贸n. Nos sentamos frente a 茅l mientras nuestros abogados le interrogaban cort茅smente sobre los distintos cargos de su demanda contra nosotros.

L谩stima, por supuesto, pero 茅l inici贸 la demanda, y le hab铆amos advertido de antemano que ser铆a un verdadero l铆o. Presenta una demanda contra alguien en Estados Unidos, y aunque seas arzobispo, el demandado tiene derecho a tomar tu declaraci贸n.

Esta ser铆a la primera de al menos cuatro declaraciones que el Arzobispo Lefebvre tendr铆a que prestar en al menos otras tantas demandas, una vez que el litigio se extendiera a otros estados. Otros funcionarios de la SSPX tambi茅n prestar铆an declaraci贸n.

Por supuesto, los abogados del arzobispo Lefebvre tambi茅n ten铆an derecho a interrogarnos. Mientras que los padres Jenkins y Dolan prestaron declaraciones relativamente breves, los principales interrogados por nuestra parte fueron el padre Sanborn, el padre Kelly y, sobre todo, yo mismo, porque hab铆a estado estrechamente relacionado con todas las empresas en litigio y llevaba los registros corporativos. En un momento dado, calcul茅 que durante los cuatro a帽os que hab铆an durado los pleitos, hab铆a prestado treinta d铆as de testimonio, ya fuera en declaraciones o en juicios.

F. Los pleitos se multiplican

Iniciar o defender un pleito complejo en el sistema judicial estadounidense es como librar una guerra, y en nuestro caso, las batallas inevitablemente se extendieron a otros frentes.

(1) Filadelfia. Una propiedad eclesi谩stica en disputa fue la iglesia de St. Cyprian en Eddystone, Pensilvania, un suburbio de Filadelfia. Era atendida por el padre Hesson, y con una o dos excepciones, los laicos apoyaron nuestra postura contra el arzobispo.

Padre John Hesson

En octubre y noviembre de 1983, sin embargo, una de las "excepciones" aparentemente convenci贸 al padre Williamson para que exigiera las llaves de la iglesia a nuestro coordinador laico y amenazara con una demanda ante un tribunal estatal. Una vez que tuvimos la certeza de que nos iban a demandar por la iglesia de Eddystone pasara lo que pasara, presentamos una demanda ante el tribunal federal de Filadelfia para cumplir ciertos tecnicismos legales.

Aqu铆, la SSPX contrademand贸, haciendo alegaciones similares a las que hizo en la demanda de Nueva York. A esto, a帽adieron la afirmaci贸n de que su organizaci贸n era una jerarqu铆a, y que los precedentes legales en Pennsylvania exig铆an que los tribunales se atuvieran a las decisiones tomadas por una jerarqu铆a eclesi谩stica con respecto a las propiedades de las iglesias locales que estaban subordinadas a ella.

Esto era nuevo para m铆, porque la Iglesia a la que yo cre铆a pertenecer ten铆a una sola jerarqu铆a, de la cual s贸lo el Papa pod铆a ser la cabeza. Un arzobispo jubilado no formaba parte de esa jerarqu铆a, sobre todo porque mi libro era el C贸digo de Derecho Can贸nico y situaba su supuesta "jerarqu铆a" en un nivel inferior al de una Cofrad铆a laica del Rosario.

El caso de Filadelfia implic贸 m谩s descubrimiento, m谩s deposiciones, un juicio (que perdimos), y dos apelaciones (que tambi茅n perdimos). Al final, la SSPX se qued贸 con la iglesia, pero la mayor铆a de los feligreses (algunos de los cuales hab铆an hab铆an testificado contra la SSPX en el juicio) la abandonaron.
Aunque el resultado del caso de San Cipriano fue una amarga decepci贸n tanto para los sacerdotes como para los feligreses, s贸lo afect贸 a una propiedad y a una congregaci贸n. Como precedente no ayudar铆a necesariamente a la SSPX en Nueva York, porque los criterios legales para las disputas de propiedad eclesi谩stica eran diferentes.

Y tuvo un efecto beneficioso indirecto para nosotros que nuestros adversarios no hab铆an previsto: Dado que nuestros abogados de Nueva York tambi茅n estaban involucrados en el caso de Filadelfia, esto inevitablemente retras贸 el progreso del caso de Nueva York, que se supon铆a que era el evento principal. Y el retraso acabar铆a conduciendo a un acuerdo.

(2) Una demanda por difamaci贸n. En oto帽o de 1983, la publicaci贸n oficial del Distrito Suroeste de la SSPX, The Angelus, public贸 una serie de acusaciones difamatorias contra nosotros (por ejemplo, que hab铆amos puesto iglesias "a nuestro nombre"), al igual que el peri贸dico tradicionalista The Remnant, que se hab铆a aliado con el Arzobispo Lefebvre en la controversia.

Presentamos una demanda por difamaci贸n ante un tribunal federal contra estas entidades y contra los diversos funcionarios de la SSPX implicados, e hicimos que les entregaran citaciones en una recepci贸n a la que asistieron tras la dedicaci贸n de una iglesia en Long Island.

La ley de difamaci贸n en Estados Unidos es completamente irracional. Aunque pensamos que ten铆amos un buen caso de difamaci贸n en algunas de las de las declaraciones, presentar el caso era otra t谩ctica para mantener la presi贸n sobre nuestros oponentes en la desagradable guerra legal que hab铆an iniciado.

La investigaci贸n y las declaraciones se sucedieron. Nuestros oponentes presentaron una moci贸n de juicio sumario a su favor (juicio sin juicio propiamente dicho) alegando que todas las declaraciones eran libertad de expresi贸n, protegidas por la Primera Enmienda. El juez estuvo de acuerdo y acept贸 la petici贸n de desestimaci贸n.

Apelamos, sin embargo, y el Tribunal de Apelaci贸n anul贸 las conclusiones del juez de primera instancia sobre algunas de las declaraciones, restableci贸 nuestro caso y orden贸 que siguiera adelante.

Padre Hector Bolduc

Ir贸nicamente, el autor de algunas de las declaraciones controvertidas fue el padre Bolduc. Sospech谩bamos que su vehemencia en denunciarnos se deb铆a a la esperanza de que, al hacerlo, podr铆a escapar a la purga que el arzobispo ya hab铆a programado para 茅l. Pero fue en vano. El hacha cay贸 sobre 茅l al a帽o siguiente.

El padre Schmidberger public贸 entonces un ataque contra el padre Bolduc en The Angelus.

(3) Virginia Beach. Aqu铆, servimos a una congregaci贸n en una capilla que era propiedad de una corporaci贸n laica.

Uno de los directores, sirviendo como una especie de caballo de acecho para la SSPX, entabl贸 una demanda contra el resto de los directores para sacarnos de la capilla y traer al padre Williamson. Esto condujo a m谩s descubrimiento y m谩s retrasos para el caso de Nueva York.

Finalmente todas las partes terminaron en un juicio de bajo nivel ante un comisionado de la corte. El comisionado finalmente fall贸 a favor de los directores que quer铆an mantener a nuestros sacerdotes.

(4) El Seminario de Connecticut. Nuestros sacerdotes eran mayor铆a en el consejo de administraci贸n de la sociedad propietaria del Seminario Santo Tom谩s de Aquino de Ridgefield. Por lo tanto, est谩bamos en una posici贸n muy fuerte para desalojar a los partidarios del arzobispo de la propiedad del seminario.

Obviamente, esta ser铆a un arma poderosa contra nuestros oponentes.

As铆 que, un a帽o despu茅s de que comenzara el conflicto, presentamos una demanda ante el tribunal estatal de Connecticut para obtener la posesi贸n de la propiedad del seminario, y cuando el arzobispo Lefebvre sali贸 en un coche del seminario el 20 de mayo de 1984, se le entreg贸 la citaci贸n.
En ese momento, seg煤n el padre Williamson, el arzobispo ten铆a una "expresi贸n de dolor" en el rostro. Desde luego, pero no por los sacerdotes dudosos y las anulaciones falsas por las que empez贸 todo.

Y de nuevo, la ley sobre disputas de propiedad eclesi谩stica en Connecticut era ligeramente diferente a la de Nueva York. Si hubi茅ramos perdido el caso de Nueva York, habr铆amos llevado el caso de Connecticut hasta el final.


V. El acuerdo

A PRINCIPIOS DE 1987, los pleitos en las distintas jurisdicciones se hab铆an prolongado durante tres a帽os y medio. La primera demanda que el arzobispo hab铆a presentado en 1983 ante el tribunal federal de Nueva York a煤n no hab铆a llegado a juicio. Esta era la demanda principal que nuestros oponentes esperaban que les otorgara de un solo golpe, las once propiedades en seis estados diferentes.

Desde 1983, el caso hab铆a sido asignado a otro juez federal de Brooklyn. Ten铆a fama de liberal en materia judicial (= alguien que interpreta la ley de forma "creativa") y de "conciliador", al que le gustaba llegar a acuerdos entre las partes en conflicto.

Dado que por fin se hab铆a completado todo el descubrimiento (deposiciones e intercambio de documentos) en el caso de Nueva York, el juez fij贸 una fecha para el juicio formal del caso.

Fue entonces cuando disparamos la bala de plata.

A. La bala de plata

(1) Falta de jurisdicci贸n. Una norma fundamental en la mayor铆a de los sistemas jur铆dicos establece que el tribunal donde se demanda a alguien debe tener jurisdicci贸n sobre el demandado. La jurisdicci贸n se reparte entre los tribunales por territorio geogr谩fico.


En Estados Unidos, esto significa que un demandado en un pleito s贸lo puede ser demandado donde realmente vive o donde de alguna manera "hace negocios".

Por ejemplo, si usted vive en Ohio y alguien quiere reclamarle su casa de Cincinnati, no puede presentar la demanda en Brooklyn, llevarle a juicio en Brooklyn y quitarle su casa de Cincinnati. 脡l tiene que demandar en Ohio, en el condado donde se encuentra su propiedad, y por lo general debe hacer esto en la corte estatal, no en la corte Federal.

El abogado original del arzobispo hab铆a hecho previamente la mayor parte de su trabajo en la corte estatal. No parec铆a estar familiarizado con los puntos m谩s finos del procedimiento Federal, especialmente los relacionados con la jurisdicci贸n.
As铆 que, cuando present贸 la demanda contra nosotros en Brooklyn, nombr贸 como acusados a cinco sacerdotes: los padres Kelly, Sanborn, Dolan, Jenkins y yo, y exigi贸 que el tribunal federal nos ordenara entregar al arzobispo las iglesias... en Nueva York, Pennsylvania, Connecticut, Ohio, Michigan... y Minnesota.

En 1983, nuestro abogado en Cincinnati se dio cuenta de que esto iba en contra de las normas de jurisdicci贸n de los tribunales federales. Las propiedades no pertenec铆an a los sacerdotes demandados, sino a sociedades sin 谩nimo de lucro.

Cinco de ellas eran corporaciones de fuera del estado que no realizaban negocios en Nueva York, y las propiedades en litigio estaban fuera de Nueva York. Por lo tanto, el tribunal federal de Brooklyn no pod铆a tener jurisdicci贸n sobre ellas.

Seg煤n las Reglas Federales de Procedimiento Civil, el tribunal federal de Brooklyn estar铆a obligado a desestimar cualquier demanda contra las propiedades y corporaciones fuera del Estado de Nueva York.

(2) Falta de diversidad. Cuando esto ocurriera, quedar铆an dos corporaciones de Nueva York en el pleito federal.
Pero el tribunal federal de Brooklyn tampoco podr铆a tener jurisdicci贸n sobre 茅stas, porque, aunque las propiedades en disputa estuvieran dentro de la jurisdicci贸n del tribunal, tanto el demandante (SSPX) como los demandados (nosotros, los sacerdotes) resid铆an o "hac铆an negocios" en Nueva York, el mismo estado.

Las normas federales, sin embargo, exigen "diversidad" entre las partes. Esto no significa que la Navidad, Kwanza, el Ramad谩n y la muerte de Custer deban celebrarse juntos, sino que el demandante y el demandado deben ser de dos Estados diferentes (diversos).

De acuerdo con las Reglas Federales, el juez estar铆a obligado a desestimar las demandas restantes contra las propiedades y corporaciones dentro del estado de Nueva York tambi茅n, y as铆 desestimar toda la demanda.

El Arzobispo Lefebvre y la SSPX se ver铆an entonces obligados a acudir a los tribunales estatales de Nueva York, Ohio, Pensilvania, Michigan y Minnesota, presentar nuevas demandas de acuerdo con las normas de cada estado, y comenzar de nuevo todo el proceso de toma de declaraciones y descubrimiento de pruebas.

As铆 que, una vez que la perspectiva de un juicio en Brooklyn se hizo inminente, presentamos una larga moci贸n para desestimar el caso federal en Brooklyn por estos motivos.
Esta ser铆a de hecho la bala de plata que que romper铆a el impasse y finalmente forzar铆a a la SSPX a un acuerdo negociado razonable con nosotros.

B. Negociaciones del acuerdo

Mientras tanto, el arzobispo y la SSPX hab铆an conseguido un abogado mucho mejor. Una vez que la moci贸n aterriz贸 en su escritorio, reconoci贸 la amenaza que representaba. Se apresur贸 para presentar una demanda contra nosotros en el tribunal estatal de Nueva York como una copia de seguridad, en caso de que la demanda federal fuera rechazada. Esto al menos le permitir铆a continuar la batalla por el control de las propiedades dentro del Estado de Nueva York.

Despu茅s de que los abogados de ambas partes hab铆an presentado por escrito argumentos a la corte, fuimos a Brooklyn para una audiencia ante el juez.

Fue una experiencia extra帽a, como si el sistema judicial federal funcionara ahora bajo su propia versi贸n del Novus Ordo. El juez vest铆a traje, en lugar de la toga judicial negra, y en lugar de sentarse en el estrado para escuchar los argumentos, descendi贸 a una gran mesa de conferencias y nos invit贸 a todos a sentarnos a su alrededor.

Los abogados discutieron la moci贸n una y otra vez. En lugar de acceder inmediatamente a la petici贸n, el juez la tom贸 en consideraci贸n para decidir m谩s tarde.

A continuaci贸n, se puso "off the record" (dijo al taqu铆grafo que dejara de transcribir) y pas贸 a su modo "conciliador", instando a las partes a llegar a un acuerdo negociado. Indic贸 a nuestros oponentes que nuestra moci贸n ten铆a argumentos s贸lidos y dio a entender que podr铆a inclinarse a concederla en alg煤n momento. Luego nos dijo que, por supuesto, nada era seguro en un litigio, y qui茅n sabe ad贸nde podr铆a llevar un juicio. Por lo tanto, dijo, ambas partes deber铆an considerar la posibilidad de resolver el caso en ese momento.

En ese momento, nos molest贸 que el juez simplemente no
concediera la moci贸n. La cuesti贸n jurisdiccional estaba obviamente abierta y cerrada, y a un juez se le paga para que dicte sentencias, despu茅s de todo. Si la demanda hubiera sido desestimada por el tribunal federal, habr铆amos estado en una posici贸n muy fuerte.

Pero nuestros oponentes, supongo, estaban igualmente molestos porque el juez parec铆a inclinado a conceder la moci贸n, y porque la estaba utilizando como un martillo para obligarles a negociar.

En el lado positivo, al menos el juez no pidi贸 a todos los que estaban sentados alrededor de la mesa que unieran sus manos o que hicieran un abrazo grupal...

Despu茅s de algunas discusiones, el juez se ofreci贸 a presidir las negociaciones. Acordamos fijar una fecha mutuamente.

La primera conferencia tuvo lugar el 4 de julio de 1987 en el despacho del juez. El padre Kelly, el padre Sanborn y yo mismo, as铆 como el padre Schmidberger y el padre Williamson, estuvieron presentes, junto con los abogados de ambas partes y un taqu铆grafo.

Los padres Franz Schmidberger y Richard Williamson

Uno s贸lo puede imaginarse la impresi贸n que nuestros adustos hermanos europeos se llevaron de la justicia estadounidense: estaba muy lejos de las pelucas empolvadas, las togas majestuosas y las corbatas almidonadas. Aqu铆 estaba sentado un juez federal, vestido para la ocasi贸n con un polo, con los pies apoyados sobre el escritorio.

De nuevo, hubo muchas idas y venidas delante del juez. Se interrumpi贸 varias veces cuando ambas partes se retiraron a salas separadas para discutir en privado diversas propuestas.
Se lleg贸 a un acuerdo provisional sobre algunos asuntos, pero ser铆a necesaria otra sesi贸n para resolver los detalles, que eran bastante complicados y complejos.

El 18 de agosto de 1987, ambas partes asistieron a una 煤ltima reuni贸n de conciliaci贸n presidida por el juez. Esta sell贸 el acuerdo y puso fin al litigio.

C. La SSPX acepta una recompra

Una vez concluido el tira y afloja, la SSPX obtuvo dos propiedades que ya ocupaba (el seminario de Connecticut y las instalaciones de Armada, MI) y dos propiedades que nosotros ocup谩bamos (iglesias de Redford, MI, y St. Paul, MN) (18).

Nosotros obtuvimos seis propiedades (Oyster Bay NY, East Meadow NY, Rochester NY, Clearfield PA, Williamsport PA, Cincinnati OH).

Para las iglesias de Redford y St. Paul obtuvimos una concesi贸n: La SSPX no las recibir铆a hasta dentro de quince meses. Esto nos permitir铆a comprar nuevas instalaciones para ambas congregaciones y, mientras tanto, protegerlas de los sacramentos dudosos y las anulaciones falsas que la SSPX estaba promoviendo ahora.

Al final, esta 煤ltima disposici贸n funcion贸 muy bien, porque las dos iglesias que acordamos entregar a la SSPX estaban en "barrios en declive" (19). El traslado nos permiti贸 mudarnos a las afueras.

La parte m谩s interesante de la historia es que Arzobispo Lefebvre y SSPX acordaron una compra de nuestra parte por $350,000.

Seg煤n recuerdo, ninguna de las partes lo mencion贸 p煤blicamente a los fieles en aquel momento. Ambas partes, supongo, ten铆an motivos para decir poco o nada al respecto. El pu帽ado de simpatizantes de la SSPX en las capillas afectadas podr铆a haberlo considerado como una venta (que lo fue, por supuesto) y la noticia de una aparente ganancia para la SSPX podr铆a haber restado fuerza a su campa帽a de recaudaci贸n de fondos para el seminario de Winona. Nuestra gente, por otra parte, podr铆a haberlo considerado como una costosa admisi贸n de derrota.

Pero despu茅s de veinticinco a帽os, se puede contar la historia completa: Los representantes de la SSPX se equivocaron al darnos un descuento del 40% en la compra. Repetidamente mencionaron su temor de que hipotecar铆amos las propiedades de Redford y St. Paul al m谩ximo antes de entreg谩rselas a la Sociedad. Al mismo tiempo, la FSSPX parec铆a no saber que durante el curso del litigio ya hab铆amos pagado las hipotecas de esas dos propiedades, algo que su abogado podr铆a haber descubierto simplemente llamando a los departamentos de registros p煤blicos de Michigan y Minnesota.

Ante su actitud desconfiada, nuestro abogado (por cierto extremadamente brillante, y que val铆a cada penique que le pagamos) les ofreci贸 una concesi贸n tranquilizadora: cualquier hipoteca pendiente cuando la FSSPX se hiciera cargo de estas iglesias tendr铆a exactamente el mismo saldo y t茅rminos que del d铆a de nuestra ruptura con el arzobispo, ni m谩s ni menos. Esta oferta fue aceptada por la FSSPX.

Nuestra "concesi贸n", sin embargo, fue digna de Tom Sawyer, porque en realidad funcion贸 a nuestro favor. Puesto que ya hab铆amos pagado las hipotecas de ambas propiedades, ahora pod铆amos volver a hipotecarlas por unos $125.000 y $ 20.000, respectivamente.

Y lo mejor de todo: pocos meses despu茅s de que la SSPX se hiciera cargo de las iglesias, ambos saldos podr铆an vencer en su totalidad como pagos globales, porque estos eran los t茅rminos y condiciones exactos en vigor en las hipotecas existentes al 27 de abril de 1983. Este fue el peque帽o regalo de inauguraci贸n de los Nueve para la Sociedad.

As铆 que acabamos pagando s贸lo 205.000 d贸lares en el acuerdo global - una reducci贸n del 40%, y no es un mal negocio para seis propiedades. Me abstuve de pedirle al Padre Williamson algunas millas de viajero frecuente...

Todas las otras demandas fueron retiradas. Adem谩s, si utiliz谩bamos una variante de "San P铆o" como nombre para cualquier organizaci贸n que fund谩ramos, tendr铆amos que informar a la gente al principio de que "no est谩bamos afiliados a la Sociedad de San P铆o X" - ¡un error que nadie podr铆a haber cometido a estas alturas, seguro! (20).

Por 煤ltimo, cabe se帽alar que el arzobispo Lefebvre y los padres Schmidberger, Wiliamson y Roch firmaron un acuerdo de conciliaci贸n en nombre de la SSPX, liber谩ndonos de todas las dem谩s obligaciones "por, sobre, o en raz贸n de cualquier asunto, causa o cosa alguna desde el principio del mundo [hasta el 26 de octubre de 1987".

Una vez que la SSPX lo hizo y de hecho acept贸 dinero de nosotros, los principios de la teolog铆a moral cat贸lica sobre la "condonaci贸n" exigen que la SSPX y sus partidarios se abstengan para siempre de reclamar que los Nueve les "robaron" propiedades. Por el precio rebajado de 205.000 d贸lares, los compramos, en buena lid.


VI. Algunos efectos

DURANTE NUESTRA batalla con el Arzobispo Lefebvre y su organizaci贸n desde 1983 hasta 1987, a pesar de las inevitables distracciones, mantuvimos nuestro apostolado sacerdotal como antes.

En mayo de 1984, otros tres sacerdotes que acababan de ser ordenados en Am茅rica por el arzobispo, los padres Thomas Mroczka, Denis McMahon y Daniel Ahern, tambi茅n se unieron a nosotros. Los Nueve se convirtieron en los Doce.

Las once propiedades en litigio afectadas por las demandas constitu铆an s贸lo una parte de las misiones en las que ofrec铆amos misa: m谩s de 40 en un momento dado. Seguimos construyendo o adquiriendo iglesias y otras instituciones en diversas regiones de Estados Unidos. La mayor铆a de los fieles de cada una de estas misiones continu贸 su apoyo financiero, moral y espiritual como antes.

Tambi茅n hubo efectos m谩s duraderos para ambas partes.

A. La SSPX en Am茅rica

- La SSPX instal贸 r谩pidamente a sacerdotes extranjeros en todos los puestos clave de la organizaci贸n en EE.UU.; s贸lo se pod铆a confiar en que los extranjeros fueran leales a la SSPX y desconfiaran de la poblaci贸n local. Esto siempre me record贸 a Stalin enviando sus tropas mongolas a Hungr铆a despu茅s de la revuelta de 1956.

Hasta 2002, la SSPX no encontr贸 un sacerdote estadounidense que considerara suficientemente leal para dirigir el distrito de Estados Unidos.

Pero incluso un cuarto de siglo despu茅s de la disputa del 83, todav铆a no se ha encontrado a ning煤n americano para servir como Rector del seminario de la SSPX en Winona MN. El padre (m谩s tarde obispo) Williamson ocup贸 el cargo durante veinte a帽os; el actual ocupante es un franc茅s, el padre Yves LaRoux (21).

Padre Yves LaRoux

- Como resultado de la crisis del 83, los ordenandos en los seminarios de la SSPX deben firmar un juramento declarando su lealtad a las "posiciones" de la Sociedad sobre el Papa, los nuevos sacramentos, el Concilio Vaticano II, la liturgia de Juan XXIII y la Iglesia Cat贸lica.

Uno de los puntos principales de nuestra disputa con el arzobispo Lefebvre, por supuesto, fue precisamente que 茅l exig铆a la lealtad a s铆 mismo, a su organizaci贸n y a sus posiciones du jour por encima de lealtad a la Iglesia (22). Como se帽al贸 el padre Sanborn en su art铆culo de 1984, "El quid de la cuesti贸n":
Los que el Arzobispo consideraba sus verdaderos seguidores eran aquellos que no sacaban ninguna conclusi贸n de sus dichos o acciones, que no buscaban una respuesta a la cuesti贸n fundamental, que no eran partidarios de la l铆nea dura ni de la l铆nea blanda, sino s贸lo "partidarios del Arzobispo". Su Excelencia siempre cultiv贸 y favoreci贸 este tipo de tipo de seminaristas, y se rode贸 de ellos cuando se ordenaban. Despreciaba visiblemente a aquellos que, de palabra o de obra, manifestaban una adhesi贸n a un principio que estaba por encima y m谩s all谩 del Arzobispo, y al que el propio Arzobispo se consideraba sujeto y responsable.

Su actitud, se intu铆a, era: "¿Para qu茅 venir a Ec么ne si no es para seguir a Monse帽or Lefebvre?". Creo que cre铆a que el principio fundamental operativo de Ec么ne era seguir al Arzobispo Lefebvre en su lucha por conservar la tradici贸n.
- Me han dicho repetidamente a lo largo de los a帽os que el raro seminarista estadounidense en la FSSPX que manifiesta tendencias hacia el razonamiento teol贸gico independiente todav铆a es aplastado con la insinuaci贸n de que puede poseer "el esp铆ritu de los Nueve". Nosotros somos los "hombres de la bolsa" del mito de la creaci贸n de la FSSPX.

- En cuanto a los centros de misa, la SSPX abandon贸 completamente algunas zonas a los Nueve. En otras 谩reas donde ya oper谩bamos capillas m谩s grandes, a la SSPX le tom贸 a帽os atraer para establecer una peque帽a capilla propia.

B. El apostolado de los Nueve

- Para los Nueve, uno de los efectos a largo plazo de la disputa fue hacernos reacios a formar una organizaci贸n unida. El arzobispo Lefebvre hab铆a convertido su organizaci贸n en una iglesia sustituta. Tem铆amos repetir el mismo error.

Esta es una de las razones por las que la organizaci贸n sucesora que formamos, la Sociedad de San P铆o V, se desmoron贸 tan r谩pidamente. Cinco a帽os despu茅s del acuerdo legal, s贸lo tres de los Nueve originales segu铆an siendo miembros de la SSPV (23).

Pero los que lamentan esto y miran con nostalgia el imperio de la SSPX no ven los peligros: una entidad org谩nica centralizada como 茅sta puede ser subvertida de un plumazo y atraer a miles de almas desprevenidas a la Iglesia ecum茅nica de "un solo mundo". Prueba A: El 5 de mayo de 1988, el arzobispo Lefebvre firm贸 un acuerdo con Ratzinger que, incluso al margen de la cuesti贸n de reconocer a JP2 como verdadero papa, aceptaba la autoridad docente del Vaticano II, la validez de los nuevos sacramentos y la legitimidad del C贸digo de Derecho Can贸nico de 1983 (24). El arzobispo vendi贸 a sacerdotes y laicos a la falsa iglesia del Vaticano II sobre los principios, pero reneg贸 del trato al d铆a siguiente s贸lo porque quer铆a que los herejes le dieran un mejor precio (25) - las treinta monedas de plata completas, por as铆 decirlo. Sus sucesores no s贸lo podr铆an llegar a un acuerdo como 茅ste, sino tambi茅n ejecutarlo.

- La liberaci贸n de la mano muerta de la l铆nea del partido lefebvrista nos permiti贸 investigar y publicar art铆culos sobre los grandes temas de nuestro tiempo: el Papa, las herej铆as del Vaticano II, la validez de los nuevos sacramentos, etc.

En el momento de escribir estas l铆neas, el obispo Sanborn y yo hemos publicado suficientes art铆culos sobre estos temas como para llenar varios libros.

Antes, uno ten铆a que temer la llegada de una carta "cohete" del Arzobispo Lefebvre, quej谩ndose de c贸mo un art铆culo o serm贸n comprometer铆a sus "negociaciones" con "Roma" (26).

- Con nuestra salida de la SSPX, por supuesto, nos quedamos sin medios para formar seminaristas y sin obispo al que acudir para las ordenaciones - era obviamente, un gran rev茅s para el apostolado.

Pero esto nos impuls贸 a investigar otras posibilidades. Cuando el padre Sanborn visit贸 al obispo Antonio de Castro-Mayer en Campos, el prelado sugiri贸 que acudi茅ramos al obispo Gu茅rard des Lauriers, que hab铆a sido consagrado en 1981 por el arzobispo Pierre-Martin Ng么-dinh-Thuc. Investigamos a fondo la cuesti贸n de las consagraciones del Arzobispo Thuc y llegamos a la conclusi贸n de que eran v谩lidas. Esto, a su vez, condujo a las consagraciones de los obispos Dolan (1993) y Sanborn (2002) y a la fundaci贸n del Seminario de la Sant铆sima Trinidad.

Arzobispo Pierre-Martin Ng么-dinh-Thuc

Los padres Kelly y Jenkins, por su parte, iniciaron el contacto con el obispo Alfred M茅ndez a trav茅s de Natalie White, antigua colaboradora de The Wanderer y vieja amiga de la familia Jenkins. Esto condujo finalmente a la consagraci贸n episcopal secreta del padre Kelly por el obispo M茅ndez en 1993 (27).

- Nuestra partida tambi茅n dio lugar a contactos o cooperaci贸n con otros cl茅rigos tradicionalistas de todo el mundo: la Congregaci贸n de Mar铆a Reina Inmaculada (CMRI), Trento (M茅xico), el Instituto de Nuestra Madre del Buen Consejo (IMBC) (Italia), y sacerdotes de Francia, B茅lgica, Alemania, Polonia, M茅xico y Argentina. Esto no habr铆a sido posible si hubi茅semos permanecido en la SSPX, donde las "posiciones de la Sociedad" regulaban el contacto con el clero exterior.

- La separaci贸n de la SSPX nos permiti贸 hacer un proselitismo m谩s activo a favor de la preservaci贸n de las antiguas pr谩cticas lit煤rgicas anteriores a 1955, en contraposici贸n al Misal Bungini/Roncalli de 1962, que es la norma lit煤rgica tanto para la SSPX como para la Misa Motu autorizada por Benedicto XVI en 2007.

Los fieles pueden ahora asistir a celebraciones solemnes, o incluso pontificales, de los antiguos ritos de Semana Santa en muchos lugares de los EE.UU.

En el momento de escribir estas l铆neas, adem谩s, la parroquia en la que trabajo, Santa Gertrudis la Grande, en West Chester OH, acaba de empezar a retransmitir regularmente sus Misas por Internet (28). Esto permite a los cat贸licos de todo el mundo presenciar de primera mano la celebraci贸n de la antigua liturgia.

C. El sedevacantismo en general

En Francia, la presencia sedevacantista en la escena tradicionalista es min煤scula. La Frat (la Sociedad) lo es todo, e incluso los sedevacantistas ven en la SSPX su principal de referencia.

En Am茅rica no es as铆. Como ya se ha se帽alado, los nueve sacerdotes no eran todos sedevacantistas en el momento de su ruptura con el arzobispo Lefebvre. Todos, sin embargo, acabaron adhiri茅ndose a la posici贸n sedevacantista de una forma u otra.

Si hubi茅ramos abandonado nuestras congregaciones y nos hubi茅ramos escabullido silenciosamente, habr铆amos dejado el campo libre para que la SSPX impusiera sacramentos inv谩lidos, anulaciones falsas y su noci贸n cripto-cism谩tica de la autoridad papal en toda la escena tradicionalista estadounidense. Pero como luchamos agresivamente contra el Arzobispo Lefebvre y la SSPX en los tribunales, pudimos mantener la continuidad en nuestros apostolados.

Como resultado, Am茅rica se ha convertido en un basti贸n sedevacantista. Entre los Nueve, el clero posteriormente afiliado a ellos y la CMRI, los sedevacantistas en Am茅rica pueden contar con cerca de 90 centros de misa (frente a los 100 de la SSPX), 16 escuelas (frente a 24) y tres seminarios.

Esto es una fuente de aliento para los sedevacantistas (l茅ase "cat贸licos") de otras partes del mundo. Y es uno de los efectos indirectos pero permanentes que se derivaron de nuestra batalla legal con el Arzobispo Lefebvre y la SSPX.

* * * * *

LUCHAR EN UN pleito, especialmente si es largo, costoso y complicado, es una ocupaci贸n verdaderamente miserable. San Francisco de Sales dijo que le dar铆a derecho a uno a la canonizaci贸n (aunque un "santo" prematuro en esta historia es suficiente). Es especialmente desalentador y distractor para un sacerdote, porque mientras recita las oraciones de la Misa que cada d铆a piden la paz, la propia palabra "litigio" deriva del lat铆n lites - contienda.

Esta tarea fue a煤n m谩s desagradable para nosotros porque tuvimos que luchar contra el Arzobispo Lefebvre, el obispo que nos orden贸, y un prelado con muchas cualidades sobresalientes y, de hecho, grandes virtudes personales.

Pero las virtudes del arzobispo no le confer铆an infalibilidad en el juicio, inmunidad a la cr铆tica o el derecho a una obediencia que superaba los principios fundamentales de la teolog铆a moral y dogm谩tica.

Fue el deseo de ser fieles a estos principios lo que nos llev贸 al Arzobispo Lefebvre como seminaristas en la d茅cada de 1970, y fue ese mismo deseo lo que nos alej贸 de 茅l como sacerdotes en 1983. Todos hab铆amos visto a otros buenos sacerdotes y prelados rendirse al programa modernista. Para nosotros, el Arzobispo Lefebvre fue una decepci贸n m谩s que a帽adir a una largu铆sima lista.

Por lo tanto, si por el bien de la negociaci贸n con los herejes, el arzobispo estaba dispuesto a negociar la validez del matrimonio y la integridad de la liturgia tradicional, y si para integrarse en la falsa Iglesia ecum茅nica de "un solo mundo" estaba dispuesto a aceptar el Vaticano II "a la luz de la tradici贸n", lo har铆a sin nosotros. Y de hecho, como el asunto de las demandas demostr贸, nos pondr铆amos en su camino y lo resistir铆amos p煤blicamente, "en su cara", como dice la frase.

Al firmar el acuerdo del 5 de mayo de 1988 con Ratzinger y Juan Pablo II, el arzobispo Lefebvre vendi贸 a la Compa帽铆a y a todos sus seguidores los principios subyacentes de la resistencia tradicionalista (l茅ase "cat贸lica") al Vaticano II. De ah铆 que la Fraternidad de San Pedro y las Misas Motu Proprio de Benedicto XVI, que, bajo el camuflaje de "Misas tradicionales", ahora atraen a cat贸licos desprevenidos a sacramentos inv谩lidos, a la aceptaci贸n impl铆cita del Novus Ordo como "rito cat贸lico", a la aquiescencia en los errores del Vaticano II y a la comuni贸n con una iglesia ecum茅nica que prepara el camino para el anticristo (29).

Todas estas cosas se han producido como consecuencias l贸gicas de la posici贸n teol贸gicamente incoherente que Mons. Lefebvre enunci贸 a fines de la d茅cada de 1970. Su Sociedad las ha aceptado todas en principio; lo 煤nico que ahora impide la reintegraci贸n total de la FSSPX en el establecimiento modernista (aparte del temor de tener que obedecer a un Papa a quien dicen reconocer) son algunas objeciones sobre algunos detalles pr谩cticos.

En todo caso, la historia de la Sociedad de San P铆o X en los 煤ltimos veinticinco a帽os demuestra que nosotros, los Nueve, ten铆amos raz贸n al adoptar la postura que adoptamos, cuando lo hicimos.

Si los sacerdotes no hubi茅ramos luchado contra el arzobispo Lefebvre en 1983, lo habr铆amos hecho en 1988, aunque desde una posici贸n mucho menos ventajosa para nuestro pueblo a largo plazo.

As铆 que, por triste que fuera para nosotros, los sacerdotes, luchar contra un virtuoso prelado, m谩s triste a煤n habr铆a sido para nosotros rendirnos en los principios y abandonar a nuestros reba帽os al riesgo de sacramentos inv谩lidos y la eventual uni贸n con una iglesia que el mismo arzobispo hab铆a dicho, "comienza en herej铆a y termina en herej铆a".

Con eso, no puede haber compromiso. Y por pelear una batalla sobre eso con el Arzobispo Lefebvre, Non, je ne regrette rien - No, no me arrepiento de nada.

29 de Septiembre de 2008


Notas:

1) Cartas del Rector del Seminario Santo Tom谩s de Aquino: Volumen 1, The Ridgefield Letters: From “The Nine” to the Episcopal Consecrations (1983-1988), (Overland Park KS: True Restoration Press 2007)

2) Recuerdo personal del padre Dolan, que fue seminarista en Ec么ne de enero de 1973 a junio de 1976.

3) Por ejemplo: "Por otra parte, si parece cierto que la Fe ense帽ada por la Iglesia desde hace veinte siglos no puede contener error, tenemos mucha menos certeza de que el papa sea verdaderamente papa. La herej铆a, el cisma, la excomuni贸n autom谩tica, la invalidez de una elecci贸n son causas que eventualmente hacen que un papa nunca haya sido papa o ya no lo sea. En tal caso, evidentemente excepcional, la Iglesia se encontrar铆a en una situaci贸n como la que experimenta tras la muerte de un soberano pont铆fice". (Le Figaro, 2 de agosto de 1976.) Para una recopilaci贸n de las citas pro sede vacante del arzobispo, v茅ase el art铆culo "Citas pro-sedevacantismo del arzobispo Lefebvre".

4) "Je ne dis pas que le pape n'est pas pape, mais je ne dis pas non plus qu'on ne peut pas dire que le pape n'est pas pape". El sonido de esta frase en franc茅s, adem谩s, es extremadamente divertido, parece un trabalenguas. Al propio arzobispo le hizo mucha gracia, al igual que a todos los sacerdotes de la mesa.

5. V茅ase "El Estado Jur铆dico de la SSPX y de sus Antiguos Miembros", agosto de 2006.

6. "Projet des Statuts de la Fraternit茅 des Ap么tres de J茅sus et Marie", 17 de junio de 1970, aprobado el 1 de noviembre de 1970 por Mons. Charri猫re, obispo de Lausana, Ginebra y Friburgo.

7. "Statutes of the Society of St. Pius X", Navidad de 1976. Engl. Trans. and pub. Oyster Bay Cove NY: 1978.

8. Sin embargo, permit铆an la "concelebraci贸n" ocasional al estilo Novus Ordo, as铆 como un televisor en la sala de recreo. A esta 煤ltima disposici贸n sigui贸 la inolvidable y espantosa analog铆a: "Nuestra verdadera televisi贸n es el tabern谩culo".

9. Un favorito personal: En "El Arzobispo y los Nueve" (Angelus, julio de 1983) el padre Williamson dice que no tiene dudas sobre la validez del nuevo formulario de ordenaci贸n en ingl茅s y lleg贸 a esta conclusi贸n como resultado de consultar a "tres experimentados y competentes te贸logos de habla inglesa sobre estos nuevos formularios en ingl茅s, y los tres est谩n de acuerdo en que ambos son v谩lidos, que ninguno de ellos admite serias dudas". Sin embargo, "si Su Gracia llega a una conclusi贸n diferente, estar茅 muy inclinado a seguirle porque es mucho mejor te贸logo que yo". Un ejemplo perfecto de la mentalidad del lefebvrista descerebrado: el patr贸n oro para resolver cualquier cuesti贸n teol贸gica controvertida es la "posici贸n del arzobispo" de turno. Otro favorito: El bolet铆n del seminario del padre Williamson de mayo de 1986 iba acompa帽ado de una declaraci贸n del Arzobispo Lefebvre que dec铆a: "...quiz谩s debamos decir que el Papa es un hereje... es posible que nos veamos obligados a creer que este Papa no es Papa". (Esto, ojo, despu茅s de las declaraciones del arzobispo en 1983 de que el sedevacantismo era cism谩tico). Al mes siguiente, en su bolet铆n de junio, el padre Williamson decidi贸 hablar de poes铆a: casi se le puede o铆r contener la respiraci贸n mientras espera a que la "posici贸n del arzobispo" cambie a "el sedevacantismo es cat贸lico", posici贸n que el padre Williamson tendr谩 que defender probablemente alegando que el arzobispo siempre se adhiri贸 a ella.

10. Pero, de todos modos, a nadie se le ense帽贸 a decir misa en Ec么ne.

11. Algunos sacerdotes indios cuyas ordenaciones eran dudosas tambi茅n hab铆an ejercido en el Distrito Suroeste, y dos cl茅rigos cat贸licos antiguos, criadores de pollos de Arkansas, se instalaron en St. Marys durante un tiempo como primer clero residente de la instituci贸n. El caso Stark, sin embargo, era un problema constante.

12. M谩s pruebas, por cierto, de que la pretensi贸n de la SSPX de ser como una Orden Religiosa es un completo fraude. Los religiosos no pueden ser asignados a otras provincias sin su consentimiento.

13. Despu茅s de tratar sobre las pr谩cticas lit煤rgicas para Francia y Ec么ne, el Acta dice: "En los dem谩s distritos y casas de formaci贸n se utilizar谩n los libros lit煤rgicos y se observar谩n las r煤bricas que hasta ahora han conservado en las ceremonias tradicionales los fieles sacerdotes de Alemania, Inglaterra y Am茅rica". Acta de la reuni贸n de la Mesa Directiva de la Sociedad, celebrada en Ec么ne los d铆as 13 y 14 de septiembre de 1976, III.3.2.

14. Utiliz贸 el t茅rmino franc茅s para la organizaci贸n, "Fraternit茅".

15. Estaba contenida en parte en la segunda resoluci贸n que propusimos en la carta del 25 de marzo al arzobispo.

16. Summa Theol. II-II:33.4 ad 2.

17. "¡Quanta in uno facinore sunt crimina!" (San Ambrosio) Ese abrazo de oso con JP2 - ¡Cu谩ntos cr铆menes hay en esta 煤nica ofensa!

18. Ya hab铆an conseguido la propiedad de Filadelfia en un litigio aparte, as铆 que no estaba sobre la mesa.

19. En 1987 hab铆a traficantes de droga cerca de una de las iglesias. En la otra, un sacerdote de la SSPX instalado tras la toma de posesi贸n, fue asaltado.

20. A pesar del acuerdo, en enero de 1988 un partidario de la FSSPX present贸 otra demanda contra nosotros en St. Paul. Aunque fue anulada por el juez de Nueva York, esta escapada idiota cost贸 dinero a ambas partes porque los abogados ten铆an que presentar documentos e ir a las audiencias.

21. En cualquier caso, es dif铆cil encontrar un buen candidato para el puesto de rector de un seminario de la SSPX. Necesita tener suficiente inteligencia para ser cre铆ble como acad茅mico, pero no tanta como para reconocer cualquier principio teol贸gico m谩s all谩 de la l铆nea del partido de la Sociedad en un momento dado.

22. La quinta propuesta de resoluci贸n de nuestra Carta del 25 de marzo de 1983: "5. La Sociedad reconoce y acepta el principio de que nuestra lealtad a ella est谩 subordinada a la lealtad a la Iglesia y sus tradiciones".

23. Padres Kelly, Jenkins y Skierka.

24. “Protocol of Agreement between the Holy See and the Priestly Society of St. Pius X”, mayo de 1988.

25. Permiso del hereje modernista Juan Pablo II para consagrar tres obispos para la SSPX en lugar de s贸lo uno como se hab铆a acordado. Su escabullirse de este acuerdo, por cierto, ilustra por qu茅 pusimos el punto (7) delante de 茅l en aquella reuni贸n, el 27 de abril de 1983.

26. Cuando todav铆a est谩bamos en la SSPX y yo era responsable de la edici贸n de The Roman Catholic, nos divert铆amos cada mes tratando de encontrar una cita "dura" del arzobispo para la p谩gina de contenidos. A veces nos refer铆amos a ella como "la cita del Presidente" o "el Gran Timonel", en alusi贸n a la pr谩ctica de los escritores de los pa铆ses comunistas que empezaban sus art铆culos con una cita de Mao o Lenin porque tem铆an ser purgados por "desviacionismo" cuando la l铆nea del partido cambiaba.

27. La consagraci贸n no fue revelada hasta despu茅s de la muerte del obispo M茅ndez, en enero de 1995.

28. http://www.sgg.org/for-newcomers/mass-streaming/

29. V茅ase tambi茅n "La trampa de la misa motu", "Absolutamente nulo y totalmente vac铆o", "El grano de incienso". 

Traditional Mass

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