MONSEÑOR LEFEBVRE, AMIGO DE PÍO XII

Entre 1947 y 1948 Monseñor Lefebvre acudía a Roma, donde se reunía con el secretario de la Sagrada Congregación para la Propagación de la Fe, y debía insistir a veces para conseguir subsidios.

Sobre todo, visitaba al Papa Pío XII, expresándole sus temores de que los comunistas tomaran el control en África, como lo habían hecho en China, de donde se expulsó a los misioneros: «Prepare una Iglesia africana», le dijo el Pontífice. Monseñor Lefebvre escuchó y compartió esa preocupación. Pero cuando dió cuenta al papa de su acción, Pío XII se asombró del número creciente de sacerdotes, religiosos y religiosas, de toda clase de congregaciones de Europa y de América, que Marcel Lefebvre ha logrado traer a Dakar, y que, a ejemplo suyo, sus colegas hacían venir a sus diócesis.


Idealismo romano y realidad africana

El arzobispo le hizo comprender entonces al Sumo Pontífice la realidad africana:

“Santísimo Padre, una Iglesia autóctona no puede crecer solita. Si traigo a África tantas congregaciones misioneras o docentes, es para acelerar el desarrollo de esta Iglesia de África. África seguirá necesitando misioneros e influencia de Europa”

Sin embargo, no era esa la opinión general que predominaba en Roma…

El mismo Pío XII diría un día a un visitante, el señor Winckler:

“¿Vio al hombre que acaba de salir? Es Monseñor Lefebvre, el mejor de mis delegados apostólicos”

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