Por el padre Paolo M. Siano
Ruben van Luijk: El luciferismo masónico no existe… ¡pero todos somos “hijos de Lucifer”!
En 2016, Oxford University Press (Reino Unido), para la serie “Oxford Studies in Western Esotericism” dirigida por Henrik Bogdan (masón sueco), publicó el libro de Ruben van Luijk, “Children of Lucifer. The origins of modern religious satanism” (Hijos de Lucifer. Los orígenes del satanismo religioso moderno) (Impreso en EE. UU., Nueva York, 2016). Éste es, en general, un texto engañoso. El “erudito” holandés Ruben van Luijk (cuyo breve CV está aquí: https://www.hoepli.it/libro/children-of-lucifer/9780190275105.html) reduce fuertemente la realidad del satanismo “religioso” o sectario, considerándolo solo un fenómeno moderno, mientras que en lo que respecta al pasado (por ejemplo, en la Edad Media) sería una cuestión de invenciones de la Iglesia que etiquetaba como “satanismo” a cultos que simplemente eran disidentes con respecto a la religión cristiana dominante… Por lo tanto, no es sorprendente que van Lujik, como Per Faxneld, también niegue la realidad del luciferismo masónico. Vale la pena reiterar que ambos textos de van Luijk y Faxneld son parte de la serie “Oxford Studies in Western Esotericism” del masón Bogdan. No creo exagerar si considero que ese ambiente académico tiene ahora como objetivo ideológico a priori también el de negar la existencia del luciferismo masónico.
Entremos en el libro de van Luijk.
Una lista de satanistas, algunos reales, otros no, algunos presuntos…
En la introducción, van Luijk afirma que a lo largo de la historia, entre los acusados de practicar el satanismo se incluyen: los esenios, los gnósticos, los judíos, los cátaros, los templarios, los papas medievales y modernos, incluidos Pío IX y León XIII, el cardenal Ratzinger, los Illuminati, los rosacruces, Hitler, las SS, los presidentes de Estados Unidos desde Bush padre en adelante… y otros (cf. p. 1, negrita mía). En primer lugar, me gustaría señalar que en esta lista van Luijk no menciona a ningún masón, ni siquiera aquellos de Altos Grados o de las llamadas masonerías “marginales”… Realmente extraño. Además, incluir a los Papas en una lista de supuestos satanistas hace que toda la discusión sobre el satanismo parezca absurda e increíble, pero esto es exactamente a lo que van Luijk quiere llegar. En general, es un libro engañoso.
¿Qué entiende Van Luijk por satanismo?
Van Luijk entiende por satanismo el culto explícito e intencionado a Satanás (cf. p. 2), independientemente de cómo se entienda o interprete a Satanás (cf. p. 3). Sólo hay satanismo si en ese culto predomina la veneración a Satanás; Por lo tanto, si en un culto la veneración de los ángeles rebeldes es solo un aspecto, entonces en ese caso estamos hablando de la presencia de elementos del satanismo (“elements of Satanism”: p. 6, cursiva en el texto), pero no del satanismo como tal… Bueno, lo que van Luijk no sabe o no dice es que incluso en la masonería (desde la “regular” hasta la “marginal”) hay al menos elementos de luciferismo. ¿Cómo no pensar en la versión claramente gnóstica de la Leyenda de Hiram del Tercer Grado de Maestro Masón, conocida y apreciada por los masones, en la que Hiram (héroe y modelo del Maestro Masón) es de ascendencia Cainita y Caín fue generado de la unión de Eva con Eblis, el ángel de la luz, es decir Lucifer? Esta leyenda masónica y gnóstica no es una invención del infame Leo Taxil…
Lo que dice van Luijk sobre el libro “Satanskult und Schwarze Messe” de Gerhard Zacharias
Lo que van Luijk dice sobre el libro “Indagine sul satanismo” de Massimo Introvigne
¿Satanismo? Invención del cristianismo…
Según van Luijk, el concepto de satanismo es una invención del cristianismo (“The concept of Satanism is an invention of Christianity”: p. 16)… Los cristianos han demonizado a los dioses antiguos, considerándolos malvados (cf. p. 24)… La acusación de “satanismo”, es decir, de adoración al Diablo, ha sido instrumental para “demonizar al otro”, al no cristiano (cf. p. 29)… ¿Cómo no podemos considerar estas teorías de van Luijk como ideológicas?
Satanismo literario o romántico (“Romantic Satanism”) entre los siglos XVII y XIX
En la Inglaterra de los siglos XVIII y XIX, escritores como Shelley y Byron, y artistas como Fuseli y Blake, rehabilitaron a Satanás presentándolo como un ser benévolo, un héroe (cf. p. 69). Van Luijk observa que desde el punto de vista literario esto es satanismo romántico (“Romantic Satanism”: p. 73). El Satanás o Lucifer de los autores y artistas románticos es un ángel o una fuerza o un símbolo de la libertad, de la rebelión contra la tiranía (cf. p. 87). Pero desde el punto de vista religioso, es decir, desde el estudio de las religiones y la religiosidad, estos autores –según van Luijk– no pueden ser definidos como satanistas, es decir, adoradores de Satanás (cf. pp. 108-109)… En cualquier caso, van Luijk admite que este satanismo literario romántico contribuyó al surgimiento del satanismo “religioso” o cultico moderno: “Creo que el satanismo romántico contribuyó al surgimiento posterior del satanismo religioso moderno” (p. 113).
En efecto, en Marriage of Heaven and Hell (Las bodas del cielo y del infierno) de William Blake (1757-1827), el ángel bueno se disuelve en la llama infernal del Diablo, Blake elogia el punto de vista del Diablo y del Infierno (cf. p. 71). El título de la obra contiene el concepto de “coniunctio oppositorum” (cf. p. 94), que sin duda –van Luijk es consciente de ello– es un tema importante en el esoterismo occidental y es uno de los elementos del satanismo moderno (modern religious Satanism), por el cual el Diablo se transforma en Dios y Dios en Diablo (the devil could transform into god, and god into devil [el diablo podría transformarse en Dios, y Dios en diablo] cf. p. 95). Pero van Luijk no sabe o no dice que el concepto de “coniunctio oppositorum” se encuentra también en la Masonería, en los escritos de Maestros Masones más expertos en Esoterismo…
Lucifer-Satanás para Eliphas Lévi y Madame Blavatsky
Un famoso ocultista francés del siglo XIX, Eliphas Levi (nombre artístico: Alphonse Louis Constant, 1810-1875) presenta a Lucifer como “el ángel de la libertad, la luz y la ciencia”.
Constant/Levi cree que la rebelión de Lucifer es un acto de libertad y amor… Constant/Levi distingue a Satanás y Lucifer: Satanás es el tentador, pero Lucifer es el redentor… (cf. pp. 129-130). Madame Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), fundadora de la Sociedad Teosófica, también afirma que Satanás no es el mal, sino el lado oscuro de la Naturaleza, la Sombra de la Luz, y alaba a Lucifer como el Portador de la Luz. Para Blavatsky, el maligno no es Satanás, sino la Persona-Dios del monoteísmo (cf. pp. 144-145).
Es realmente extraño que van Luijk no sepa o no diga que:
a) Elifas Lévi era un francmasón regular del Gran Oriente de Francia, y sus escritos ocultistas eran populares entre los masones ingleses (UGLE) y los miembros de la Societas Rosicruciana en Anglia (SRIA);
b) Madame Blavatsky era una francmasona del Rito de Adopción de John Yarker [él mismo un francmasón inglés regular UGLE; miembro de SRIA, etc.] y quizás también del Rito de Memphis de Giuseppe Garibaldi.
Según van Luijk, el luciferianismo masónico no existe, es una creación de Leo Taxil (inventor of Palladism: cf. p. 216), y es aún Taxil quien inventó la distinción entre satanismo y luciferianismo (cf. p. 222)… Sin embargo, van Luijk admite que ya en los escritos de Elifas Levi y Madame Blavatsky, Lucifer y Satanás son dos entidades distintas (cf. pp. 222-223). Según van Luijk, Taxil crea una oposición entre luciferinos y satanistas para distinguir a los adoradores del diablo en buenos y malos (cf. p. 223). Según van Luijk, fue Taxil quien introdujo el satanismo en la masonería (the introduction of Satanism in Freemasonry: p. 239). Hasta entonces, el concepto de “satanismo”, en relación con la masonería, no indicaba un culto intencional y religioso de los masones al Diablo, sino únicamente la esencia diabólica de las Logias sin que los masones fueran conscientes de ello (cf. p. 240)…
Es realmente extraño que van Luijk no sepa o no diga que:
a) Elifas Lévi era un francmasón regular del Gran Oriente de Francia, y sus escritos ocultistas eran populares entre los masones ingleses (UGLE) y los miembros de la Societas Rosicruciana en Anglia (SRIA);
b) Madame Blavatsky era una francmasona del Rito de Adopción de John Yarker [él mismo un francmasón inglés regular UGLE; miembro de SRIA, etc.] y quizás también del Rito de Memphis de Giuseppe Garibaldi.
Luciferianismo Masónico: ¿Invención de la Iglesia Católica y de Leo Taxil?
Según van Luijk, el luciferianismo masónico no existe, es una creación de Leo Taxil (inventor of Palladism: cf. p. 216), y es aún Taxil quien inventó la distinción entre satanismo y luciferianismo (cf. p. 222)… Sin embargo, van Luijk admite que ya en los escritos de Elifas Levi y Madame Blavatsky, Lucifer y Satanás son dos entidades distintas (cf. pp. 222-223). Según van Luijk, Taxil crea una oposición entre luciferinos y satanistas para distinguir a los adoradores del diablo en buenos y malos (cf. p. 223). Según van Luijk, fue Taxil quien introdujo el satanismo en la masonería (the introduction of Satanism in Freemasonry: p. 239). Hasta entonces, el concepto de “satanismo”, en relación con la masonería, no indicaba un culto intencional y religioso de los masones al Diablo, sino únicamente la esencia diabólica de las Logias sin que los masones fueran conscientes de ello (cf. p. 240)…
Sin embargo, van Luijk conoce el libro de Mons. de Segur, “Los Francmasones”, escrito unos 20 años antes de la aparición de Leo Taxil, en el que afirma que los círculos masónicos, de hombres y mujeres, adoran al Diablo, celebran orgías y profanaciones de la Eucaristía… Pero según van Luijk, Mons. De Segur está confundido, porque quizá se trate de carbonarios y no de masones (cf. p. 241)… También aquí veo una lectura ideológica por parte de van Luijk, una negación absoluta y a priori de cualquier vínculo entre masones y Lucifer.
Así, según van Luijk, Taxil habría explotado toda la literatura antimasónica injertándole su propia “novedad”: el satanismo masónico de las logias posteriores (cf. p. 244). El satanismo “religioso” en la masonería, tal como lo describen los católicos antimasónicos y Taxil, nunca existió, fue un producto de la imaginación:
Van Luijk sabe bien que en el libro “Moral y Dogma” (1871) del francmasón Albert Pike, 33°, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del 33° grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Jurisdicción del Sur de los EE. UU. (con sede primero en Charleston, luego en Washington, DC), hay pasajes de los cuales emerge una reevaluación positiva del Diablo o Lucifer…
Así, según van Luijk, Taxil habría explotado toda la literatura antimasónica injertándole su propia “novedad”: el satanismo masónico de las logias posteriores (cf. p. 244). El satanismo “religioso” en la masonería, tal como lo describen los católicos antimasónicos y Taxil, nunca existió, fue un producto de la imaginación:
“Excepto como producto de la fantasía humana, el satanismo religioso dentro de la masonería que sus oponentes católicos y Taxil describieron nunca existió” (p. 263).
Según van Luijk, tampoco hay luciferianismo en Albert Pike, 33°. ¡Y en cambio sí lo hay!
Van Luijk sabe bien que en el libro “Moral y Dogma” (1871) del francmasón Albert Pike, 33°, Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del 33° grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Jurisdicción del Sur de los EE. UU. (con sede primero en Charleston, luego en Washington, DC), hay pasajes de los cuales emerge una reevaluación positiva del Diablo o Lucifer…
Pero van Luijk, de forma engañosa, subestima esos pasajes y deja claro que fueron inspirados por los escritos de Elifas Levi (cf. p. 264)… Van Luijk no puede entender: el hecho de que Pike se base, hasta el punto de copiar, esos pasajes luciferinos de Elifas Levi no disminuye su importancia en absoluto, sino que confirma que Pike asume el luciferianismo gnóstico y mágico de Constant/Levi.
En la página 210 de “Moral y Dogma”, Pike escribe sobre “LUCIFER, el portador de la luz”, “Lucifer, el hijo de la mañana”. En la nota 115 de la página 515 de su libro (que estoy reseñando aquí) van Luijk también minimiza la importancia de ese pasaje de Pike. Según van Luijk, Pike quiere decir que “Lucifer” es sólo la luz del mundo material que ciega a las almas débiles, sensuales y orgullosas. En realidad, Pike reconoce a Lucifer –Espíritu de las Tinieblas– como el Portador de la Luz, y para Pike, los hombres débiles, sensuales y orgullosos son los no Iniciados… Además, van Luijk no sabe o no dice que en un libro de 1896, Arthur Edward Waite (en aquel entonces ocultista y teósofo; luego masón desde 1901), mientras por un lado dice que el Luciferismo Masónico o Palladismo es una invención de Taxil, por otro lado –el propio Waite– justifica el culto a Lucifer Estrella de la Mañana (es decir, afirma que no es Satanismo porque no pretende venerar al Mal…) y luego admite que Albert Pike profesaba un cierto trascendentalismo luciferino (Albert Pike’s Luciferian transcendentalism)… Según Waite, el Lucifer alabado por Pike es el ángel de la estrella de la mañana…
¿Satanismo en la masonería italiana del siglo XIX? Sólo “romántico”, literario…
Como mucho, van Luijk admite que en la masonería italiana de ese período, a finales del siglo XIX, había elogios al Diablo, pero según van Luijk, no se trataría de un verdadero satanismo de culto, sino más bien de un satanismo metafórico que tiene sus raíces en el satanismo romántico y literario del siglo XIX:
“[…] Estas declaraciones no prueban la existencia de un culto oculto a Satanás dentro de la masonería italiana. Pero sí sugieren la existencia de un ‘satanismo’ metafórico que sigue los pasos de los satanistas románticos” (p. 266).Van Luijk reitera: “Parece seguro asumir que la verdadera “veneración de Satanás” nunca ocurrió dentro de la masonería” (p. 268), y que los pasajes satánicos en las revistas masónicas italianas de ese período no hacen otra cosa que referirse metafóricamente al ángel caído como ya lo hacían los “satanistas románticos” (cf. p. 268). Según van Luijk, no hay nada que pruebe o sugiera que tal alabanza “romántica” del Diablo desembocara posteriormente en un “satanismo propiamente religioso” . De nuevo según el autor, es cierto que algunos “palladistas” o luciferinos operaron en París entre las dos guerras mundiales, pero el palladismo o luciferismo masónico es una invención (cf. p. 268).
En realidad, el estudioso atento, con una auténtica actitud crítica y científica, no debería al menos excluir que el satanismo “literario” o “simbólico” de los miembros de una sociedad iniciática ritual y esotérica como la masonería, pudiera presuponer, o conducir a, una especie de satanismo “religioso”, en este caso de tipo iniciático, esotérico... Y en cambio hay, a priori, una enérgica apología pro-masónica igual a la que hacen los masones.
Taxil de nuevo entre los “conservadores”, o quizás no…
Van Luijk afirma que las invenciones de Taxil persisten en los círculos “ultraconservadores” de los católicos sedevacantistas (cf. p. 279), mientras que la mayoría de los católicos antimasónicos, después de Taxil, han abandonado la tesis de la existencia del satanismo masónico (cf. p. 280). Yo añadiría que esto ha ocurrido también en ciertos círculos católicos “conservadores”, que de hecho han contribuido a legitimar, a nivel sociológico y académico, tesis convenientes para la masonería: la inexistencia del luciferismo masónico, la delimitación de la Magia y del Esoterismo a círculos masónicos “marginales”.
Satanistas o Luciferinos: Ben Kadosh, Fraternitas Saturni, Maria de Naglowska
Van Luijk conoce el caso de Carl William Hansen (1872-1936), un ocultista, martinista y masón danés, que en 1906 publicó un libro (en danés) bajo el seudónimo de “Ben Kadosh”. Indico el título en inglés: The Dawn of a New Morning (El amanecer de una nueva mañana).
En ese libro Ben Kadosh promueve el culto masónico a Lucifer, él mismo se declara luciferino. Afirma que el Gran Arquitecto del Universo es Lucifer (cf. p. 286). Van Luijk también es hábil en restar importancia a este hecho: según él, Ben Kadosh no hace otra cosa que extraer la rehabilitación de Lucifer de los escritos de Elifas Levi (cf. pp. 286-287). De hecho, junto con el erudito Per Faxneld, van Luijk sostiene que Hansen extrae su pasión luciferina de los escritos de Taxil. Van Luijk observa que según Taxil, el grado 30 RSAA, Caballero Kadosh, introduce al masón al verdadero secreto de la masonería, es decir, el culto a Lucifer. Así, Hansen tomó prestado de Taxil el seudónimo literario Ben Kadosh y el luciferianismo, creando un neopalladismo (a genuine example of neo-Palladism of some sort [un genuino ejemplo de neopalladismo de algún tipo]: cf. p. 287). El de Ben Kadosh es un caso aislado, según van Luijk (cf. p. 287).
Esta teoría de van Luijk también es ideológica. Sugerir que Hansen/Ben Kadosh inventó el luciferismo masónico después de leer a Taxil es una teoría estúpida que hace que tanto los lectores como los masones parezcan estúpidos. Pero los masones no son tontos. Y si Hansen se ha sumergido abiertamente en el luciferismo es porque en la masonería hay al menos algo que dispone o inclina al masón a reconsiderar también a Lucifer… Ahora bien, dado el carácter iniciático (antaño llamado “sectario”) de la masonería (que, de hecho, no es una religión pública con un Credo totalmente explícito como el de la Iglesia Católica), por lo tanto, no es científicamente correcto afirmar que el de Ben Kadosh fue un caso aislado…
Más adelante, van Luijk menciona el caso de la “Fraternitas Saturni” (FS), Hermandad de Saturno, una organización mágica fundada en 1926 por el librero Eugen Grosche (1888-1964).
Se centra en Lucifer-Saturno… Lucifer el rostro oscuro de Dios… Lucifer+Cristo… La necesidad de dualidad y opuestos en Dios, que tiene un rostro luminoso y un rostro oscuro… En cualquier caso, para la Fraternitas Saturni, Lucifer es el gran Portador de Luz para la Humanidad… La Luz y la Oscuridad son necesarios para la vida… El Mal es necesario para el Bien (cf. pp. 301-302).
Van Luijk observa que, como en el caso de Maria de Naglowska, estas doctrinas de la FS tienen sus raíces en el “satanismo romántico” y en el “ocultismo leviano” (ocultismo de Elifas Levi). Según van Luijk, dentro de la FS, Lucifer tendría un papel central en la mitología más que en la literatura y el ritual (cf. p. 302)… Según Van Luijk, parece que después de la muerte de Grosche, la importancia de los elementos luciferinos en la FS ha disminuido (Luciferian elements seem to have further disminuidod in important), sin embargo, inmediatamente después, reconoce que en la actualidad la FS persevera en la veneración por Lucifer-Saturno:
Van Luijk observa que, como en el caso de Maria de Naglowska, estas doctrinas de la FS tienen sus raíces en el “satanismo romántico” y en el “ocultismo leviano” (ocultismo de Elifas Levi). Según van Luijk, dentro de la FS, Lucifer tendría un papel central en la mitología más que en la literatura y el ritual (cf. p. 302)… Según Van Luijk, parece que después de la muerte de Grosche, la importancia de los elementos luciferinos en la FS ha disminuido (Luciferian elements seem to have further disminuidod in important), sin embargo, inmediatamente después, reconoce que en la actualidad la FS persevera en la veneración por Lucifer-Saturno:
“Sin embargo la Fraternitas persiste hasta el día de hoy y continúa su veneración por el Saturno luciferino” (p. 302).
El satanismo es una invención cristiana, como lo es el luciferismo masónico
Paso a las conclusiones (Conclusion: pp. 386-410), donde van Luijk implica que (resumo sus teorías en cursiva): el satanismo es una reacción al cristianismo; El cristianismo introdujo el concepto de satanismo al demonizar a las deidades de la antigua religión pagana; Durante más de un milenio, las autoridades cristianas, tanto eclesiásticas como seculares, han acusado a los grupos religiosos y sociales disidentes de “culto a Satanás”, lo que condujo a la campaña antimasónica católica de Leo Taxil (cf. pp. 387-388).
Según van Luijk:
“Durante la mayor parte de su historia, el satanismo funcionó como una religión mítica, una secta fantasma sin seguidores reales que se utilizaba para demonizar a grupos religiosos o ideológicos rivales” (p. 388).
Las habituales “invenciones” medievales…
Según van Luijk, en el siglo XIII, cuando el Papa Gregorio IX denunció la existencia de una secta de luciferinos (que adoran al Diablo y realizan actos transgresores, inmorales, malvados, orgías, sacrificios humanos), entonces en ese momento surgió el estereotipo del satanismo como veneración intencionada a Satanás (cf. p. 388)… En el cristianismo siempre hay una tendencia a demonizar (this tendency for demonization is always present in Christianity at large [esta tendencia a la demonización está siempre presente en el cristianismo en general]: p. 389). Entonces, según van Luijk, el satanismo no existe… es atribuido o creado por el cristianismo… pero los satanistas son pocos… :
“Hasta el siglo XX, en resumen, la historia del satanismo puede resumirse adecuadamente como un continuo de atribuciones: prácticamente ningún satanista real y una abundancia de supuestos. Sin embargo, sería demasiado apresurado concluir que no hubo satanismo real en absoluto durante este período. “En particular, durante la era moderna temprana, existen registros de archivos dispersos que dan testimonio de casos genuinos de personas que optaron por Satanás” (p. 390).
En realidad es sólo una tesis ideológica, no científica
En realidad, esta tesis “académica” según la cual el verdadero satanismo comenzó en Francia en el siglo XVII, con las misas negras celebradas por sacerdotes y aristócratas, no es en absoluto lógica ni científica, mientras que en la Edad Media no hubo verdadero satanismo, sino solo malentendidos, interpretaciones superficiales o invenciones por parte de la Iglesia (por ejemplo, Gregorio IX)... De hecho, según van Luijk, incluso el pacto con el Diablo (The idea of the diabolical pact had been a construction of Christian theology and hagiography [La idea del pacto diabólico fue una construcción de la teología y la hagiografía cristianas]: p. 391) y la magia diabólica serían “construcciones de la teología cristiana” (cf. p. 391).
Diferencia entre el satanismo francés del siglo XVII y el satanismo contemporáneo
Según van Luijk, en el “primer satanismo”, el satanismo francés del siglo XVII antes mencionado, se siguen reconociendo elementos de la fe cristiana, es decir, hay sincretismo entre cristianismo y satanismo: por ejemplo, en esos ritos “franceses” se utilizaban hostias consagradas porque, creyendo en la Presencia Real de Jesús superior a Satanás, los participantes querían obligar a Satanás a pactar con ellos; En cambio, en el satanismo contemporáneo hay un rechazo total del cristianismo (cf. p. 391). En realidad, el rechazo al cristianismo está presente en ambos tipos de satanismo, y la creencia en la Presencia Real de Jesús en la Hostia consagrada también está presente entre los satanistas contemporáneos…
El satanismo “romántico” en la base del satanismo religioso contemporáneo
En la literatura de los siglos XVII y XIX se encuentra la rehabilitación de Satanás por parte de aquellos que van Luijk llama “satanistas románticos”. John Milton, en su “Paraíso perdido”, convierte a Satanás en un héroe trágico que se enfrenta a una deidad tiránica (cf. p. 392)…
1. revalorizaron la figura de Satanás, ángel caído, como héroe, haciéndolo atractivo como objeto de identificación y veneración;Este Satán de los poetas románticos y de los hombres de letras encuentra consenso en la cultura occidental de secularización entre los siglos XVIII y XIX (cf. pp. 394-395). El Ocultismo de Eliphas Lévi, la Teosofía de Madame Blavatsky y la Antroposofía de Rudolf Steiner conservan la influencia del satanismo romántico (all retain influences of Romantic Satanism), que busca primero la rehabilitación de Satanás, y luego la identificación con él. Por ejemplo, Shelley presenta a los ofitas gnósticos como “un modelo de comunidad humana” (cf. p. 395)… Tal vez van Luijk no sabe que Shelley también es querido por la masonería italiana contemporánea (aquí: https://www.grandeoriente.it/la-massoneria-celebra-shelley-a-duecento-anni-dalla-morte-levento-organizzato-dalle-logge-del-goi-il-tirreno/).
2. dieron a su Satanás tres atributos que luego ejercieron una influencia duradera: sexo, ciencia y libertad (libre pensamiento, conocimiento, emancipación);
3. han rechazado los relatos bíblicos como vehículos de verdades literales, porque creen que es la imaginación o creatividad humana la que crea nociones de verdades divinas o cósmicas; No son los dioses los que inspiran a los poetas, sino los poetas los que crean a los dioses… (cf. pp. 392-393).
Van Luijk cree que los primeros casos de satanismo religioso o sectario aparecen entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX (cita los casos de: Ben Kadosh, Przybysweski, de Naglowska, Fraternitas Saturni). Pero recién en los años '60 el satanismo religioso se hizo visible en Occidente: Church of Satan (Iglesia de Satán) de Anton Szandor LaVey en los EE.UU. y The Process Church of the Final Judgement (La Iglesia del Proceso del Juicio Final) en Inglaterra (cf. p. 395).
Un comentario mío: De hecho, el satanismo “religioso”, es decir, el sectario y organizado, que sale, total o parcialmente, a la luz, es un fenómeno moderno, contemporáneo, en el sentido de que está vinculado a la Modernidad: mientras existían el Estado Pontificio, la Alianza Trono-Altar, los Reinos e Imperios Cristianos, los Estados confesionales de la Religión Católica, el satanismo, es decir, el culto al Diablo (independientemente de si estaba más o menos mezclado con elementos mágicos o de brujería, ya fuera llevado a cabo por unos pocos o muchos individuos) se vio obligado a permanecer oculto para no ser perseguido y castigado… En cambio hoy, con la Modernidad, la Revolución y la Secularización, lamentablemente también es posible tener iglesias de Satanás con reconocimiento estatal…
El satanismo entre la izquierda revolucionaria y la derecha nazi-fascista
Van Luijk señala la diferente orientación política del satanismo romántico y el satanismo religioso contemporáneo: el primero está generalmente orientado a la izquierda (a “Left-wing” affair [un asunto “de izquierdas”]), el segundo está más orientado a la derecha, a veces incluso en un sentido neonazi (toward neofascism or neo-Nazism [hacia el neofascismo o el neonazismo]), pero en cualquier caso, el último también es revolucionario (a religious vehicle for the values of the Western Revolution [un vehículo religioso para los valores de la Revolución Occidental]) (cf. p. 400).
Según van Luijk, el satanismo laveyano no es democrático ni igualitario, sino más bien muy elitista y en esto comparte la actitud nazi. Las formas de satanismo post-LaVeyano, como la Orden de los Nueve Ángulos, incluyen el neonazismo y el antisemitismo (cf. p. 401). Van Luijk observa que el Satanás adorado por estos grupos de derecha o neonazis (por lo tanto, un Satanás dominante, tiránico, violento, opresor de los débiles), corresponde a la imagen del Dios judeocristiano que los satanistas más libertarios, socialistas, anarquistas y románticos han creado para sí mismos (cf. p. 402).
¡Todos "hijos de Lucifer"! ¿Pero por qué no incluir abiertamente también a los masones?
El final de Van Luijk es realmente curioso: los valores atribuidos a Satanás por los “satanistas románticos” han dado forma a la sociedad occidental actual, en la que existe una libertad sin precedentes, de modo que, en cierto modo, ¡todos somos hijos de Lucifer! He aquí el extracto textual:
“Desde una perspectiva histórica, se podría argumentar que Satanás jugó un papel mucho más importante en el siglo XIX, cuando se le dio un papel pequeño pero fascinante en la aventura única de una civilización que espontáneamente decidió renunciar a sus antiguos dioses y entrar en un estado permanente de indecisión religiosa. Durante este período, fue movilizado por un pequeño pero influyente segmento de la élite cultural en su lucha contra la represión y la explotación y celebrado como un campeón simbólico de valores como la libertad de adorar a quien queramos y como queramos, la libertad de amar a quien queramos y como queramos, y la libertad de expresarnos como queramos y vivir como queramos. Estos valores han hecho de la sociedad occidental lo que es: es decir, para bien o para mal, un lugar de libertad sin precedentes. En ese sentido todos somos, en cierto modo, hijos de Lucifer” (p. 410, negrita mía).Así termina el libro de van Luijk. Ahora bien, a pesar de las intenciones del autor, incluso esta afirmación final (resaltada por mí en negrita) nos ayuda a comprender que los masones, quienes, de hecho, promovieron la Modernidad y su revolución cultural anticristiana, anticlerical y antidogmática, son dignos de ser definidos como los hijos de Lucifer por excelencia. En este sentido hice un descubrimiento muy interesante. Aquí lo tienes.
Br.·. Gustav Steffler: ¡Los masones son verdaderamente hijos de Lucifer y Luciferinos! (1914)
En 1914 se publicó el libro del cincuentenario de la fundación de la Logia “Immanuel” de Königsberg, adherida a la Gran Logia de Prusia llamada Real York de la Amistad (Großloge von Preußen genannt Royal York zur Freundschaft).
El autor es Gustav Steffler, Venerable Maestro de esa Logia Prusiana. Steffler elogia al fallecido periodista y masón Ferdinand Michels (1842-1896), quien fue Venerable Maestro del “Immanuel” de 1890 a 1896. Steffler informa que los masones son llamados por las bulas papales con el título de “hijos de Lucifer” y Steffler afirma que esto es cierto: los masones son de hecho “hijos de Lucifer” y el Hermano Michels fue uno de los más grandes entre ellos (figli di Lucifero). Steffler afirma que los masones son hijos de Lucifer pero no en el sentido en que la Iglesia lo entiende, sino portadores de la Luz, de la Verdad, del Bien...:
“[...] en las prohibiciones lanzadas contra nosotros por la Sede Romana, el título de ‘Hijos de Lucifer’ se nos atribuye a los Francmasones. Y en efecto, somos hijos de Lucifer, y Michels fue uno de los más grandes. Pero en un sentido diferente de aquel en el que nuestros adversarios nos atribuyen este título. Lucifer significa portador de luz. Y nosotros los francmasones queremos ser portadores de luz; queremos educar a la humanidad para la felicidad ya aquí en la tierra, y si creemos que podemos lograrlo iluminando la mente para la verdad eterna que la naturaleza y la historia nos enseñan, y calentando la mente para la belleza eterna que nos rodea y que yace almacenada en tanta abundancia en los tesoros espirituales de la humanidad; si nos esforzamos por hacer fuerte el alma a través de su trabajo, de modo que ella, que en la vida cotidiana está a menudo bastante embotada contra las aspiraciones ideales, se vuelva receptiva a la luz de la verdad y a los beneficios cálidos de la belleza, entonces somos realmente hijos de Lucifer, y entonces Michels fue uno de los más grandes entre ellos” (Gustav Steffler, Geschichte der Johannisloge Immanuel Or. ·. Königsberg i. Pr. 1864-1914. Zur fünfzigjährigen Gedenkfeier, Druck von Br. W. Telemann, Königsberg i. 1914, pág. 48, énfasis mío).
Steffler deja claro que a los masones no les gusta ningún “dogma”, sino más bien la libertad de pensamiento y de acción (“Freiheit des Denkens und Freiheit des Handelns”: cf. p. 49).
Y así, Steffler, a su pesar, confirma lo que afirman las bulas papales antimasónicas y nos ayuda a refutar el negacionismo apoyado en “estudios” como el de Ruben van Luijk.
Nota:
1) Gustav Steffler, Geschichte der Johannisloge Immanuel Or. ·. Königsberg i. Pr. 1864-1914. Zur fünfzigjährigen Gedenkfeier, Druck von Br. W. Telemann, Königsberg i. 1914, pág. 48:
“in den Bannbullen, die von dem römischen Stuhl gegen uns geschleudert werden, wird uns Freimaurern der Titel „Söhne des Lucifer“ beigelegt. Y en Tat m. Bbr.; somos Söhne des Lucifer , und Michels war einer der größten unter ihnen. Aber in einem andren Sinne als dem, in welchem unsere Gegner uns diese Bezeichnung beilegen. Lucifer es el portador de luz . Und Lichtbringer wollen wir Freimaurer sein ; Veremos nuevamente la Menschheit en Erden zum Glücke erziehen, und wenn wir glauben, dies dadurch zu erreichen, daß wer den Verstand erleuchten für die ewige Wahrheit, die uns Nature und Geschichte lehren, und daß wer das Gemüt erwärmen für die ewige Schönheit, die uns umgibt und die in den geistigen Schätzen der Menschheit in so reichlicher Fülle aufgespeichert liegt; wer die Seele durch ihre Arbeit stark zu machen versuchen, daß sie, die im täglichen Leben oft genug abgestumpft wird gegen die idealen Bestrebungen, empfänglich werde für das Licht der Wahrheit und für die erwärmende Wohltat des Schönen, dann sind wer in der Tat Kinder des Lucifer , und dann war Michels einer der größten unter ihnen”
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