Por Diego López Colín
Traslosheros, profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó a la edición en español de EWTN News que la “leyenda negra” surgió en el siglo XVIII y se consolidó en ese mismo periodo, impulsada por la competencia entre Inglaterra y España por el “dominio en las colonias americanas”.
En ese contexto, dijo, Inglaterra construyó una narrativa, comúnmente conocida como la “leyenda negra”, en la que presentaba a su gente como “los buenos de la historia —anglicanos, protestantes— contra el perverso imperio católico español”.
Señaló que esta narrativa se basa en interpretaciones extraídas “selectivamente” de los relatos de figuras como fray Bartolomé de las Casas, misionero y cronista dominico español conocido por ser uno de los principales defensores de los derechos de los pueblos indígenas de América.
Según Traslosheros, la “leyenda negra” enfatiza la “inferiorización”: todo lo que tiene que ver con las Américas “es inferior a lo europeo y lo católico es lo peor que puede existir”.
Todavía empleado hoy
El historiador advirtió que hoy la “leyenda negra” se ha convertido en “un discurso político”, utilizado con la intención de “polarizar” la sociedad.
“Regresamos a la idea de que sólo el pasado prehispánico fue bueno, bello y verdadero”, dijo el investigador, quien sostiene que todos los males son atribuidos a la época de los virreyes españoles, como “la corrupción, la perversión, la explotación; el mal viene de España”.
El virrey gobernaba un territorio determinado de América en nombre del monarca español y tenía amplios poderes y responsabilidades.
Así, explicó el historiador, “si todo el mal viene de aquella época, no somos responsables de los males del presente. Es la coartada perfecta para los partidos políticos irresponsables”.
Los problemas de los indígenas no empezaron con los virreyes
Respecto a los indígenas, Traslosheros explicó que “los grandes problemas de las comunidades no tienen su origen en la época de los virreyes”, como algunos sugieren, sino en las “reformas liberales del siglo XIX tras la independencia de España, cuando se les desconocieron su autonomía y sus formas propias de gobierno, que estaban reconocidas dentro de la monarquía de España”.
Este problema no es exclusivo de México, dijo, sino que afecta a toda América Latina, donde “no podemos reconciliarnos con nuestra historia. Por eso estamos totalmente privados del origen de nuestra propia cultura, estamos despreciando lo que realmente somos”.
La misión del historiador, enfatizó, “no tiene nada que ver con juzgar el pasado, sino con entender el pasado; es decir, entender cómo sucedieron las cosas en sus propios términos”.
En cambio, Traslosheros afirmó que “la misión de los políticos es ganar simpatías (…), normalmente polarizando los argumentos”. En este sentido, indicó que “la leyenda negra es una narrativa histórica, no es un trabajo de un historiador”.
ACI Prensa
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