Como todos sabemos, al “papa” Payaso, la Herramienta Gorda de Satanás, que siempre dice “no juzguéis”, le gusta mucho juzgar. Le gusta, particularmente, juzgar a los demás como juzgadores, cuando él es, con gran probabilidad, uno de los clérigos cobardes, venenosos y caprichosos más mezquinos y juzgadores (en el mal sentido) que jamás hayan existido.
Es bien sabido que el tipo ha sido advertido por los médicos de que necesita comer menos, y que su ciática y sus problemas de movilidad provienen de su incapacidad para mantener a raya su insaciable bocota.
Bueno, qué se le va a hacer: “no juzguéis”, el gordito juzgador ha sido incapaz de subirse al papamóvil y tuvieron que subirlo con medios artificiales. Me imagino la escena, con el gran hipopótamo intentando ayudarse a sí mismo, la gente a su alrededor intentando ayudarle, pero fracasando debido a la gran masa del susodicho, y el tipo finalmente teniendo que ser subido al coche como una especie de piano de cola satánico. Si han utilizado un elevador para la silla de ruedas, espero que no hayan escatimado en su calidad. Sugiero que sea industrial.
¡Oh, qué ironía! Es como si Dios se divirtiera mostrando a los que le son fieles la apenas creíble, pero muy divertida hipocresía y estupidez de este hombre en sus más mínimos detalles.
No sabemos qué desafíos nos esperan. Podríamos tener un “Francisco II” que sea, si esto es posible, aún peor -quizás de maneras más sutiles, lo que sería más pernicioso- que Francisco, El Gordo Malvado.
Pero lo que sabemos es esto: el camino para -con la gracia de Dios- llegar el camino de nuestra salvación siempre estará abierto para nosotros, porque Dios desea nuestra salvación y nos pide que colaboremos con su gracia para, algún día, merecerla.
Francisco no tiene ningún papel que desempeñar en esto. Nunca convencerá a un católico temeroso de Dios.
Mundabor
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