…Es parte de la reflexión que entregó en su última conferencia de formación a futuros exorcistas en Roma, el conocido sacerdote Pasqualino di Dio, discípulo del padre Gabriele Amorth
Por Luis Santamaría del Río
En la primera jornada del XVI Curso de exorcismo y oración de liberación, celebrado el pasado mes de mayo de 2022 en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum (Roma), y coorganizado por el Instituto Sacerdos y el Grupo de Investigación e Información Sociorreligiosa (GRIS), ofreció una valiosa conferencia el conocido presbítero italiano, Pasqualino di Dio.
Sacerdote de la diócesis de Piazza Armerina y doctor en Teología Espiritual, el 14 de septiembre de 2015 -fiesta de la Exaltación de la cruz-, padre Pasqualino fue nombrado exorcista oficial de la diócesis por su obispo, Monseñor Rosario Gisana. En 1996 fundó la Fraternidad Apostólica de la Misericordia, y en 2013 el papa Francisco le encargó la creación de la Casita de la Misericordia y la Cooperativa Social Rafael, para ayudar a las familias necesitadas.
Los primeros minutos de su conferencia estuvieron dedicados a esos “hermanos –y no ‘casos’, como son definidos habitualmente; no utilicemos el lenguaje del mundo– que están en las cárceles, hospitales… para mí son hermanos y hermanas –no ‘casos’–, y que tienen problemas físicos, psíquicos, relacionales… que viven desastres familiares, impedimentos en la familia o en el trabajo o el estudio”, destacó padre Pasqualino.
Personas que, después de haber sufrido durante años, después de haber acudido a muchos médicos -continuó- “acuden como último recurso a la magia, con el resultado de agravar y complicar sus males, sin calcular lo que los ‘operadores de lo oculto’ les van a hacer pagar por sus prestaciones, eludiendo todo control fiscal”, aunque éste no sea el principal de sus daños.
De esta forma, “los magos se multiplican sin remedio”, denunció padre Pasqualino, lamentando también que en ocasiones estas víctimas no son acogidas ni escuchadas cuando llaman a la puerta de algunos sacerdotes. “Se van muy desilusionados, porque esperaban encontrar en la Iglesia escucha y atención, y permanece en ellos la desesperación”. De esta forma, dice, se facilita “el retorno a lo oculto, a la magia”.
El padre Pasqualino reconoce como una penosa realidad el que “muchos sacerdotes no están dispuestos a dar una respuesta pastoral a la necesidad de tantas personas sufrientes, personas cuya apelación no puede rechazar la Iglesia”. Una realidad que debe ser afrontada, dice el exorcista di Dio, porque la misma comunidad creyente está “llamada a diagnosticar y confrontar la acción extraordinaria del demonio”.
Ésta es la causa de que “el Señor suscite algunos presbíteros y laicos como vosotros; para desarrollar este ministerio de consolación, prolongación de su acción misericordiosa”, dijo padre Pasqualino, dirigiéndose a los alumnos del Curso de Exorcismo.
En su intervención, el exorcista italiano también les advirtió que algunos hablan mucho de la acción extraordinaria del diablo -posesión, vejación, infestación-, pero “se habla poco de su acción ordinaria, que es la más peligrosa”; refiriéndose a la tentación y el intento permanente del Padre de la Mentira por apartar al ser humano de Dios y de su salvación.
Al respecto -recordó padre Pasqualino – “los sacramentos son el primer exorcismo que el Señor ha dado a su Iglesia”. Sobre este punto en particular -lamentó- que en el contexto eclesial actual “se está dando una dramática relativización de los sacramentos, y su devaluación. Se hace prevalecer en el ministerio del sacerdote la predicación, dejando su dimensión santificadora como algo a superar”.
Sin embargo, la verdad es que “los sacramentos son la acción actual de Cristo. Representan el primer y verdadero exorcismo para el hombre, y de ellos reciben su fuerza los sacramentales”, aludiendo a que el exorcismo, al igual que las bendiciones, son considerados “sacramentales” por la Iglesia católica.
El sacerdote también subrayó la que llamó “dimensión agonística” de los sacramentos, es decir, su importancia fundamental en la lucha de los creyentes contra el mal. “El maligno puede penetrar con menor facilidad en las personas y comunidades que viven los sacramentos, porque su acción viene limitada por el poder de la gracia. Celebrando los sacramentos, la Iglesia realiza un exorcismo sobre el mundo”, afirmó.
Pasqualino di Dio también se refirió a algunos riesgos en la comprensión y práctica del exorcismo: la mentalidad supersticiosa que lo ve como un rito mágico, el providencialismo fideísta… “Hay que estar muy atentos para no caer en esto”, explicó, añadiendo que “es la fe la que mueve montañas, no los objetos”. Y no sólo eso: bendiciones y exorcismos “no se pueden usar como si fueran remedios médicos, porque estaríamos haciendo magia usando las cosas de Dios”, reiteró.
Insistió el exorcista en que “la sacramentalidad de la Iglesia viene actualizada constantemente por los siete sacramentos, que tienen el auxilio de los sacramentales, que proceden del sacerdocio común de los fieles. Somos bendecidos si nosotros bendecimos”. En este punto puso como ejemplo la bendición de los padres a sus hijos, de la mujer antes y después del parto, de los difuntos, etc. “Los sacramentales abarcan toda la existencia del hombre. Producen efectos principalmente espirituales, y pueden tenerlos también materiales, si así lo quiere Dios”.
Efectivamente, todo esto no tiene nada que ver con la magia ni con destrezas o conocimientos humanos: “su efectividad proviene del misterio pascual de Jesucristo”. Y, según la enseñanza de la Iglesia, “tienen el efecto de perdonar los pecados veniales y de proteger contra la acción del demonio”. El sacerdote también aclaró que deben realizarse “observando las normas, fórmulas y ritos de la Iglesia”, y nunca a título particular.
El padre Pasqualino comentó un fenómeno curioso que se da en Italia: la frecuente publicación de libros sobre el exorcismo, mientras que “no se encuentran libros que expliquen qué es el mal, la doctrina de la Iglesia sobre los ángeles y demonios… Mucho cuidado con esto”.
Afirmó que, a la hora de seducir y engañar a las personas, el demonio ataca “las tres S”, refiriéndose a “éxito, dinero y sexo” (en italiano, successo, soldi e sesso). “Ataca toda forma de unidad: familias, presbiterio, comunidades religiosas”, señaló. Y por ello explicó que “si vivimos de acuerdo con el corazón de Dios, debemos luchar contra aquel a quien llamamos ‘diablo’ y ‘Satanás’”, arengó. Luego, para terminar su conferencia a exorcistas, aspirantes y colaboradores, el sacerdote italiano mencionó una certeza fundamental e irrenunciable de la fe cristiana: “la santidad es el verdadero objetivo de la vida”.
PortaLuz
Sacerdote de la diócesis de Piazza Armerina y doctor en Teología Espiritual, el 14 de septiembre de 2015 -fiesta de la Exaltación de la cruz-, padre Pasqualino fue nombrado exorcista oficial de la diócesis por su obispo, Monseñor Rosario Gisana. En 1996 fundó la Fraternidad Apostólica de la Misericordia, y en 2013 el papa Francisco le encargó la creación de la Casita de la Misericordia y la Cooperativa Social Rafael, para ayudar a las familias necesitadas.
El sufrimiento que lleva a las prácticas mágicas
Los primeros minutos de su conferencia estuvieron dedicados a esos “hermanos –y no ‘casos’, como son definidos habitualmente; no utilicemos el lenguaje del mundo– que están en las cárceles, hospitales… para mí son hermanos y hermanas –no ‘casos’–, y que tienen problemas físicos, psíquicos, relacionales… que viven desastres familiares, impedimentos en la familia o en el trabajo o el estudio”, destacó padre Pasqualino.
Personas que, después de haber sufrido durante años, después de haber acudido a muchos médicos -continuó- “acuden como último recurso a la magia, con el resultado de agravar y complicar sus males, sin calcular lo que los ‘operadores de lo oculto’ les van a hacer pagar por sus prestaciones, eludiendo todo control fiscal”, aunque éste no sea el principal de sus daños.
La necesidad de una respuesta pastoral
De esta forma, “los magos se multiplican sin remedio”, denunció padre Pasqualino, lamentando también que en ocasiones estas víctimas no son acogidas ni escuchadas cuando llaman a la puerta de algunos sacerdotes. “Se van muy desilusionados, porque esperaban encontrar en la Iglesia escucha y atención, y permanece en ellos la desesperación”. De esta forma, dice, se facilita “el retorno a lo oculto, a la magia”.
El padre Pasqualino reconoce como una penosa realidad el que “muchos sacerdotes no están dispuestos a dar una respuesta pastoral a la necesidad de tantas personas sufrientes, personas cuya apelación no puede rechazar la Iglesia”. Una realidad que debe ser afrontada, dice el exorcista di Dio, porque la misma comunidad creyente está “llamada a diagnosticar y confrontar la acción extraordinaria del demonio”.
Ésta es la causa de que “el Señor suscite algunos presbíteros y laicos como vosotros; para desarrollar este ministerio de consolación, prolongación de su acción misericordiosa”, dijo padre Pasqualino, dirigiéndose a los alumnos del Curso de Exorcismo.
La centralidad de los sacramentos
En su intervención, el exorcista italiano también les advirtió que algunos hablan mucho de la acción extraordinaria del diablo -posesión, vejación, infestación-, pero “se habla poco de su acción ordinaria, que es la más peligrosa”; refiriéndose a la tentación y el intento permanente del Padre de la Mentira por apartar al ser humano de Dios y de su salvación.
Al respecto -recordó padre Pasqualino – “los sacramentos son el primer exorcismo que el Señor ha dado a su Iglesia”. Sobre este punto en particular -lamentó- que en el contexto eclesial actual “se está dando una dramática relativización de los sacramentos, y su devaluación. Se hace prevalecer en el ministerio del sacerdote la predicación, dejando su dimensión santificadora como algo a superar”.
Sin embargo, la verdad es que “los sacramentos son la acción actual de Cristo. Representan el primer y verdadero exorcismo para el hombre, y de ellos reciben su fuerza los sacramentales”, aludiendo a que el exorcismo, al igual que las bendiciones, son considerados “sacramentales” por la Iglesia católica.
El sacerdote también subrayó la que llamó “dimensión agonística” de los sacramentos, es decir, su importancia fundamental en la lucha de los creyentes contra el mal. “El maligno puede penetrar con menor facilidad en las personas y comunidades que viven los sacramentos, porque su acción viene limitada por el poder de la gracia. Celebrando los sacramentos, la Iglesia realiza un exorcismo sobre el mundo”, afirmó.
Ni ritos mágicos ni remedios médicos
Pasqualino di Dio también se refirió a algunos riesgos en la comprensión y práctica del exorcismo: la mentalidad supersticiosa que lo ve como un rito mágico, el providencialismo fideísta… “Hay que estar muy atentos para no caer en esto”, explicó, añadiendo que “es la fe la que mueve montañas, no los objetos”. Y no sólo eso: bendiciones y exorcismos “no se pueden usar como si fueran remedios médicos, porque estaríamos haciendo magia usando las cosas de Dios”, reiteró.
Insistió el exorcista en que “la sacramentalidad de la Iglesia viene actualizada constantemente por los siete sacramentos, que tienen el auxilio de los sacramentales, que proceden del sacerdocio común de los fieles. Somos bendecidos si nosotros bendecimos”. En este punto puso como ejemplo la bendición de los padres a sus hijos, de la mujer antes y después del parto, de los difuntos, etc. “Los sacramentales abarcan toda la existencia del hombre. Producen efectos principalmente espirituales, y pueden tenerlos también materiales, si así lo quiere Dios”.
Efectivamente, todo esto no tiene nada que ver con la magia ni con destrezas o conocimientos humanos: “su efectividad proviene del misterio pascual de Jesucristo”. Y, según la enseñanza de la Iglesia, “tienen el efecto de perdonar los pecados veniales y de proteger contra la acción del demonio”. El sacerdote también aclaró que deben realizarse “observando las normas, fórmulas y ritos de la Iglesia”, y nunca a título particular.
Vida cristiana y lucha contra el mal
El padre Pasqualino comentó un fenómeno curioso que se da en Italia: la frecuente publicación de libros sobre el exorcismo, mientras que “no se encuentran libros que expliquen qué es el mal, la doctrina de la Iglesia sobre los ángeles y demonios… Mucho cuidado con esto”.
Afirmó que, a la hora de seducir y engañar a las personas, el demonio ataca “las tres S”, refiriéndose a “éxito, dinero y sexo” (en italiano, successo, soldi e sesso). “Ataca toda forma de unidad: familias, presbiterio, comunidades religiosas”, señaló. Y por ello explicó que “si vivimos de acuerdo con el corazón de Dios, debemos luchar contra aquel a quien llamamos ‘diablo’ y ‘Satanás’”, arengó. Luego, para terminar su conferencia a exorcistas, aspirantes y colaboradores, el sacerdote italiano mencionó una certeza fundamental e irrenunciable de la fe cristiana: “la santidad es el verdadero objetivo de la vida”.
PortaLuz
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