Ojalá Francisco dedicara la misma energía que emplea en predicar los dogmas coronavíricos a aclarar la doctrina católica y desmentir las ‘fake news’ que rodean su pontificado. Ojalá.
Por Fernando Beltrán
El papa Francisco recibió ayer en audiencia al Consorcio Internacional de Medios de Comunicación Católicos, "Catholic fact-checking". Difundir desinformación y noticias falsas sobre el covid y las "vacunas" es "una violación de los derechos humanos", les dijo el Papa en su discurso. Y es que, supuestamente, esa es la labor de este chiringuito mediático: combatir las 'fake news' en torno a la "pandemia".
Dejemos a un lado el hecho de que exista semejante alianza de verificadores de la verdad -no me digas que no es gracioso que Religión Digital forme parte de un grupo de medios católicos que combaten las noticias falsas-, ver al papa tan comprometido con la lucha contra la desinformación sobre la "pandemia" me ha hecho preguntarme: ¿y la lucha por la desinformación en la Iglesia?
Esta misma semana vimos el enésimo desafío alemán a la doctrina de la Iglesia. Más de un centenar de miembros de la institución eclesial―algunos sacerdotes― ‘saliendo del armario’ en un documental de la televisión pública germana y reivindicando cosas incompatibles con el magisterio de la Iglesia, para escándalo de propios y extraños.
En la audiencia de este miércoles el papa dijo unas palabras sobre los padres que tienen hijos con tendencias homosexuales ―aquí explico el contexto y lo que realmente dijo― y pronto los medios de comunicación se dedicaron a retorcer las palabras del pontífice, vendiéndolas como otro paso más en el acercamiento a “las personas lgbt”; sólo había que ver las reacciones de James Martin y todo el progrerío eclesial para darse cuenta.
¿Quién combate esa desinformación, santo padre? ¿Quién deja claro cual es la moral de la Iglesia a los desinformados alemanes o les aclara el sentido de sus palabras a aquellos que las han malinterpretado difundiendo ‘bulos’ y ‘fake news’? ¿Son menos importantes estas cuestiones que la dichosa "pandemia" y las vacunas de unas farmacéuticas? Creo que no.
De hecho, su misión, el motivo por el que pasó a llamarse “Francisco” en 2013 y va vestido de blanco es, precisamente, que es el encargado de custodiar el depósito de la fe; el máximo responsable en confirmar a los fieles en esa fe y de transmitirla al siguiente en su integridad. Lo más importante que tiene que hacer es iluminar a los hombres con la Tradición y la doctrina católicas, corrigiendo las posibles desviaciones.
Sin embargo, viendo lo ocurrido esta semana, pareciera que es más grave poner en duda a Pfizer que la antropología cristiana; que hay que combatir con mayor ahínco a los que duden de la eficacia de las "vacunas" -por otra parte, cada vez más discutidas- que a los que se burlen de los mandamientos.
Porque, al igual que ocurrió el pasado mayo cuando decenas de sacerdotes bendijeron parejas homosexuales delante de las cámaras retando frontalmente a Roma, la respuesta vaticana a toda esta desinformación ha sido el silencio. ¿Aquí no hay que combatir la confusión? ¿No hay que aclarar las cosas y "luchar contra la desinformación"?
Ojalá Francisco dedicara la misma energía que emplea en predicar los dogmas coronavíricos a aclarar la doctrina católica y desmentir las ‘fake news’ que rodean su pontificado. Ojalá.
«¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» - Marcos (4,35-41)
Fernando Beltrán
Director
www.infovaticana.com
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