domingo, 30 de enero de 2022

DONA NOBIS PACEM... DANOS LA PAZ LITÚRGICA

Un lector envía una carta abierta al papa Francisco.


Santísimo Padre:

Usted ha decidido, con su Motu Proprio y las aclaraciones hechas a su aplicación, eliminar del rito romano toda referencia a lo que precede al Vaticano II...

Sólo soy un simple fiel, un laico de rango, una pequeña oveja del rebaño que se le ha encomendado dirigir. Pero permítame decir simplemente: non possumus (No podemos):

- creer que el rito celebrado por tantos santos sacerdotes, seguido por tantas generaciones y sin duda por el cual también se celebró el matrimonio de sus padres... pueden poner en peligro nuestra salvación eterna. (Y al fin y al cabo, eso es lo único importante: "Una cura, Salus Gregis" (Una preocupación: la seguridad de las ovejas) era el lema de un obispo normando en los años 30...)

- creer que su predecesor directo era mentiroso y embaucador al otorgar a los institutos el Summorum Pontificum por el cual recibieron un compromiso preciso y formalizado por la Santa Sede. Ahora, la Santa Sede se retracta de su palabra.

- creer en la "hermenéutica de la continuidad" ya que fue una trampa diseñada para erradicarnos. Sería conveniente que le propusiera a Benedicto XVI que, en lugar de prestarle intenciones, nos dijera directa y públicamente lo que piensa (sabemos que es muy mayor, pero también sabemos que tiene todo el ingenio y que todavía tiene un poco de voz).

Nosotros apoyaremos a los sacerdotes que celebran de esta manera y a los que queréis castigar. Los apoyaremos. Vendrán a celebrar el Rito Antiguo en nuestras casas, en nuestros oratorios, en nuestras salas de estar, en nuestros graneros... Tal vez incluso algunos obispos valientes, en Francia y en otros lugares, los protejan de los golpes que usted les apunta (y nos apunta) para expulsarlos (y expulsarnos) del rebaño. ¡Que no es suyo!

Usted exige obediencia, pero su orden no es aceptable. Es un poco como pedirnos que aprendamos a volar desde el segundo piso, desde el árbol de enfrente: ¡non possumus! ¿Puede ser creíble un líder que reniega de su palabra y exige obediencia cuando un día dice negro y al día siguiente blanco?

¡Cuánto comprendemos a esos sacerdotes que, día tras día, "concelebran a solas con Cristo*" sosteniendo en sus dedos la sustancia misma de Dios y que deben concelebrar con otros 2, 3, 15, 50, incluso con un obispo! Y extender los brazos hacia el celebrante principal en un gesto que pretende ser litúrgico pero que sólo es teatral, (un poco ingenuo, además), sin ni siquiera una genuflexión.

Usted nos reprocha que no somos devotos del Vaticano II. Pero Santo Padre, el Vaticano II fue la "apertura al mundo"... de los años 60. León Zitrone reinaba en el único canal de televisión, en blanco y negro, Sheila triunfaba en el Olympia y Kennedy era asesinado... Ese mundo ha desaparecido: el Vaticano II está obsoleto.

El Vaticano II, que abrió las puertas de la Iglesia al mundo ("aggiornamento") luego no las cerró! ¡No hace falta un Vaticano III! 

Hoy la Iglesia es de la “madre tierra” y de la fertilidad venerada en el corazón de San Pedro de Roma, es el “matrimonio” de los homosexuales, el adulterio negado a los divorciados vueltos a casar, mientras se espera el matrimonio de los sacerdotes y la ordenación de los transexuales...

Santísimo Padre, non possumus.

Los sacerdotes a los que se les da caña y que nos dan los sacramentos son jóvenes. Ellos esperarán, y nosotros esperaremos, hasta que usted o uno de sus sucesores devuelva la paz litúrgica que usted ha destruido.

Santísimo Padre, Dona nobis pacem, que traduciré, con respeto como: danos la paz... litúrgica.


Frase de Bryan Houghton (1911-1992), sacerdote inglés convertido del anglicanismo al catolicismo pero rechazado por su apego a la Misa Antigua. Autor del libro “Prêtre rejeté” (Sacerdote rechazado) DMM 1990

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