martes, 30 de julio de 2019
¿IDEOLOGÍA DE GÉNERO? PARTE II
El camino es siempre y en todos los casos, el mismo: Despreciar la realidad de la cosas. O sea: despreciar “la verdad” en todos sus campos.
Por el padre José Luis Aberasturi
Seguimos, dándole una vuelta de tuerca más, pues no es tema a pasar por encima de él como si fuese algo menor, que no lo es: va a marcar, y muy determinantemente los próximos años, desde la educación a toda la acción política, pasando por seguir demoliendo la persona y la familia: los elementos básicos de cualquier sociedad que no pretenda pegarse un tiro o echarse a la vía del tren; es decir: para sobrevivir.
Un vez esclarecido un poco qué útero ha acogido en su seno y parido después la IDEOLOGÍA MARXISTA, “la madre de todas las ideologías”, pasamos ahora al término DE ‘GÉNERO’ que, en mi opinión tiene, en principio, peor denuncia o descalificación que el primero -IDEOLOGÍA- dado que está asumido por muchísima gente del mundillo intelectual -o así-, incluido el docente e incluso el “filosófico” -tal como se muestra al día de hoy: absolutamente desprestigiado por él mismo-, pasando por el lenguaje de opinadores y demás; por supuesto, de los políticos; todos estos sectores acogen el término “ideología” con una candidez rayana en la ignorancia o en la maldad: y no solo intelectual, también moral, porque los dos órdenes son inseparables. Y esto, aunque solo sea en el plano “cultural” es un auténtico suicidio.
¿Cómo se ha llegado a que uno pueda mirarse en el espejo, verse sus atributos personales -externos y, por tanto, a la vista: por eso nos vestimos-, y “decirse” o “postularse” lo contrario de lo que ve? Faltaría más: todo desde su LIBERTAD MÁS ABSOLUTA, que no se la va a limitar o a aguar un simple espejo: a él, ni lo que ve realmente le va a imponer nada en contra de sus meros deseos enloquecidos, fundados en el vaciamiento de todo orden que ha sufrido, en especial en los últimos años. Vamos: ¡que lo han DECONSTRUIDO y, a la vez, DESGRACIADO para siempre! Salvo intervención divina, que existe y actúa… pero a la que estas personas no van a acudir, presumiblemente.
Pues se ha llegado exactamente por el mismo procedimiento por el que se ha llegado a postular el “amor libre”, o a como se ha asumido la “anticoncepción”, separando el valor y la realidad del acto unitivo con el acto procreador en concreto, y de la sexualidad humana, más en general; o a cómo se ha aceptado el “vaciado” del matrimonio con el divorcio; o a cómo se ha admitido que se imponga la falta de respeto a la vida con el aborto, la eutanasia y la manipulación genética; y a como hemos permitido que los detentadores del poder político hayan conseguido algo que nunca antes habían tenido: quizá lo habían "soñado", sí, pero es que ahora lo poseen: el verdadero “derecho de pernada” sobre vidas y haciendas… y, además, sin tener que dar cuentas a nadie; porque el círculo del mundillo político no es que se haya cerrado, que sí, sino que se ha “cuadrado”: Ya lo explicaré si me da tiempo, aunque no hoy.
El camino ha sido, siempre y en todos los casos -y más que podría haber señalado- el mismo: DESPRECIAR -o permitir que se desprecie y que se nos imponga ese desprecio y todo lo que eso genera- LA REALIDAD DE LA COSAS. O sea: DESPRECIANDO “LA VERDAD” EN TODOS SUS CAMPOS: científico, intelectual, sociológico, moral, educativo, eclesial, político,etc., tanto a nivel personal como colectivo. Con tanto éxito que ha llegado a instalarse y hacerse “cultureta”: me rebelo a llamarlo cultura a ese bajonazo. Y así estamos.
¿Ejemplos de cómo estamos? Que en la misma Iglesia se llame “conejas” a las mamás; a que los NIÑOS -lo digo de intento y con mayúsculas- estén enganchados a las tecnologías, a las drogas, al alcohol y al sexo ya desde los 12 años; a que se hayan tenido que crear nuevas facetas de la psiquiatría, como la de las “nuevas adicciones” o la “psiquiatría infantil”, desconocidas como tales hace unos pocos años; la descristianización galopante del mundo occidental y asimilados; la negación de la realidad, ya sea la misma naturaleza de las cosas y su razón de ser -en todos los órdenes-, o la aceptación de la MENTIRA como la característica de identidad de políticos, de la política, de la Justicia o de lo que sea, incluidos los mass media; se acepta llamar “matrimonio” -y se impone por ley- la imposible “conjunción interpersonal” del mundillo arcoiris; toda la Justicia y lo que conlleva y genera queda a merced de la voluntad de los legisladores: el POSITIVISMO JURÍDICO, de tal manera que lo mismo se legisla A LA VEZ en favor y en contra de una misma cosa o de un mismo asunto; se llama “libertad” al más pleno y absoluto LIBERTINAJE, empezando por el de los políticos; se persigue -hasta judicialmente al que defiende los principios intelectuales y morales de toda acción humana, personal y/o en colectividad; etc., etc., etc. Y paro, porque podría estar así hasta septiembre.
Se nos ha impuesto, y hemos aceptado tal cual, el lema “la verdad para mí” como la única clase de “verdad” existente o digna de defenderse, caso de que se quiera seguir utilizando este término: cosa ya no es ni evidente ni está clara. Pero, “la verdad para mí” ya NO ES VERDAD, NO ES “LA” VERDAD, más que por casualidad, porque ya no tiene espacio para nacer, crecer y vivir: solo para morir, y está muriendo. Lo normal es que sea MENTIRA: porque es en lo que me refugio para decir que “tengo razón”: otro término que ya no significa “tengo la verdad” o “digo la verdad”, sino que “es lo que YO defiendo, hoy y ahora; mañana, ¿quién sabe?”.
Lógicamente, de “la verdad para mí” se ha pasado a que eso sea “la verdad para todos”. ¡Y pobre del que discrepe! Será vapuleado, denigrado, insultado, calumniado, escupido, triturado y, en muchos casos, hasta perseguido judicialmente sin que haya que demostrar nada, porque ya no hay nada que demostrar; porque, ¿qué es la verdad? ¡Basta la “ley”, y punto!
Este es el “troyano” que nos meten las ideologías y nos come por dentro. Este es el destrozo que produce en las constantes antropológicas de la persona humana: que está uno viendo la REALIDAD… ¡Y LA NIEGA!
Antes se decía: “si no lo veo, no lo creo”, o frases muy parecidas. Ahora, la aportación de las ideologías -del rojerío, y del acomplejamiento ilógico e irracional (o no: quizá interesado) de la derecha- lleva a negarse ante lo que se ve: lo veo, pero lo rechazo: no lo creo, y no lo afirmo. ¿Motivos? ¡Porque me da la gana, y punto! Porque no hay otro “motivo”; desde luego, nada que sea mínimamente racional está presente.
Por poner un poner: ¿les suena lo de TOLERANCIA - INTOLERANCIA (otro triunfo de las ideologías)? Siempre recordaré aquellas palabras de una señora ministra del señor ZP, con la intención de dar por zanjado el tema del aborto: “Si una mujer está embarazada, lleva un ser vivo dentro; pero no se puede decir que sea humano”. ¡Toma nísperos! ¡Esto, si no es de Premio Nobel, será o por ser mujer, o por ser rojelia, o por ser española, que si no…!
No he encontrado ejemplo más exacto de la inanidad intelectual y el descaro con que se manifiesta (se saben perfectamente a salvo: nadie les va a atacar como desde ahí atacan ellos) que se alcanza desde las ideologías, ni de la bajeza moral a la que se llega -y muy rápidamente- desde esas mismas ideologías. Ideologías ROJELIAS, por supuesto: sin ADN no son nada, no están.
Todo esto es corruptor de la persona y de todo lo que se sustenta en ella, y de todo lo que ella edifica: la FAMILIA y la SOCIEDAD; también la misma IGLESIA, por si se cree a salvo a estas alturas…
Pero seguiremos en la próxima entrega; porque da para otra u otras, si uno se pone, claro…
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