El UNFPA, fundado en 1969, surgió cuando comenzaba el gran engaño del “temor a la sobrepoblación” y siempre ha tenido como objetivo la reducción de la población humana mediante el aborto, la esterilización y la anticoncepción. Pero hoy en día, tras la legalización de estos tres “métodos” en muchos países, el resultado es un alarmante descenso de la natalidad, y el UNFPA intenta “redefinir su enfoque”.
El documento llamado Estado de la Población Mundial 2025 se justifica señalando una “falta de autonomía reproductiva”. Esto justificaría que las niñas, a partir de los 10 años, tuvieran acceso libre y sin restricciones a la educación sexual, la anticoncepción, la esterilización, el aborto e incluso a tratamientos de fertilidad, si así lo desean, con el fin de “garantizar decisiones informadas y voluntarias en materia de reproducción”. Este “nuevo enfoque” es aberrante, ya que estamos hablando de niñas a partir de los 10 años, a las que supuestamente se les pedirá que tomen “decisiones informadas y voluntarias” respecto a estos temas sobre los que no tienen ni información ni conocimiento.
Además, esta monstruosa propuesta fomenta la actividad sexual de los niños con el pretexto de una “madurez” que no puede existir a una edad tan temprana. Para lograr esta supuesta “autonomía corporal”, el UNFPA propone:
● Una educación sexual universal para garantizar una “toma de decisiones informada”.El enfoque ideológico del informe va más allá al promover:
● El acceso universal a todo tipo de anticonceptivos, incluida la píldora del día después. La agencia afirma que esto es necesario para evitar embarazos “no deseados”.
● El acceso universal al aborto, presentado como un elemento esencial de la “autonomía reproductiva”.
● La fecundación in vitro gratuita, especialmente en países como la India, donde millones de parejas se enfrentan a la infertilidad y la oferta pública es limitada.
● La anticoncepción, la esterilización, el aborto y la reproducción asistida para “grupos marginados, como las personas solteras y lgbt”.El UNFPA también se opone a las políticas gubernamentales destinadas a aumentar la natalidad: la agencia rechaza medidas como las primas por nacimiento o los objetivos de fecundidad, calificándolas de “coercitivas” o contrarias a los “derechos reproductivos”.
● La eliminación de las “normas patriarcales que limitan las decisiones en materia de procreación”, lo que implica un rechazo abierto del modelo familiar tradicional.
● Políticas de vivienda y empleo garantizados, de acuerdo con propuestas de carácter socialista.
● Medidas gubernamentales destinadas a “mitigar el cambio climático”, que el informe vincula a la decisión de muchos jóvenes de no tener hijos.
Ante la escasez de mano de obra resultante del colapso demográfico, el UNFPA propone como solución la inmigración masiva, sin tener en cuenta los retos sociales que ello implica.
Así pues, a pesar de su nuevo discurso centrado en la “autonomía reproductiva”, el UNFPA sigue siendo lo que siempre ha sido: una organización hostil a la familia y a la vida, que promueve no solo el aborto y la anticoncepción, sino también un programa ideológico globalista y contrario a la moral natural y revelada.
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