II
DISMINUCIÓN DE ORDENACIONES DE SACERDOTES Y OBISPOS HETEROSEXUALES
El número de seminaristas, ordenaciones y sacerdotes católicos está disminuyendo. En 1970 había 419.728 sacerdotes en todo el mundo. En 2017, el número se redujo a 414.582. Durante ese mismo período de 47 años, la población católica casi se ha duplicado, pasando de 653,6 millones en 1970 a 1.300 millones en la actualidad. El número de sacerdotes en todo el mundo no sólo ha disminuido, sino que también ha fracasado significativamente en mantenerse al día con una casi duplicación de la población católica.
Según el Center for Applied Research in the Apostolate (84) (CARA), el número de sacerdotes en Estados Unidos ha descendido de unos 60.000 en 1970 a aproximadamente 35.000 en la actualidad. La edad media actual de los sacerdotes estadounidenses es de 70 años y el número de ordenaciones sacerdotales disminuyó en solo tres años un 24% de 2017 a 2020.
La disminución de las ordenaciones sacerdotales va unida a una trayectoria de cierres de seminarios a raíz de la revelación de culturas homosexuales desenfrenadas. En las dos últimas décadas, la conducta escandalosa de rectores, vicerrectores, profesores sacerdotes o seminaristas fue seguida del cierre del Colegio Norteamericano (NAC) homólogo en Bélgica, el Colegio Americano de Lovaina (85) (ACL); el Seminario de St. Anthony's Seminary (86) de Santa Bárbara (California); el seminario austriaco de St. Pölten (87); el seminario de Santo Tomás de Aquino (88) de Missouri; el seminario provincial de San Juan (89) de Detroit (también conocido como “el Palacio Rosa”); Casa Jesus (90) de Chicago; y el seminario de Cristo Rey (91) de Buffalo, entre otras instituciones.
El Seminario de los Santos Cirilo y Metodio (92), que forma parte de las escuelas polacas de Orchard Lake, cerca de Detroit, tiene previsto cerrar en la primavera de 2022, después de que un joven sacerdote y un laico interpusieran una demanda en diciembre de 2020 contra el rector, el padre Miroslaw Krol (93), alegando que fueron despedidos u obligados a dimitir tras denunciar haber sufrido abusos sexuales por parte de Krol.
Miroslaw Krol
Al igual que la demanda de Gorgia, la denuncia implica un comportamiento depredador por parte de un alto funcionario del seminario, represalias y un encubrimiento por parte de varios líderes de la Iglesia con la ayuda de abogados muy bien pagados, financiados por católicos trabajadores que no tienen ni idea de cómo sus contribuciones se están utilizando para proteger a los depredadores sexuales.
El último gran estudio de los seminarios estadounidenses ordenado por el Vaticano fue llevado a cabo en 2005-06 por el entonces arzobispo Edwin F. O'Brien, tristemente célebre por subestimar significativamente el número de capellanes militares y de la Administración de Veteranos (94) sexualmente abusivos cuando era arzobispo de los Servicios Militares de Estados Unidos. Cuando en 2002 uno de sus capellanes informó a O'Brien (en una carta fechada el 6 de mayo de 2002) de que un seminarista al que había recomendado para el sacerdocio había abandonado el seminario tras recibir constantes proposiciones de seminaristas homosexuales, O'Brien no tomó ninguna medida. Ni preguntó el nombre del seminario en el que estaba matriculado el ex seminarista, ni si el veterano podría considerar la posibilidad de volver a estudiar en otro seminario. Más tarde, en 2005, O'Brien intentó reclutar a dos homosexuales declarados para que estudiaran el sacerdocio y solicitaran ser capellanes en el ejército. Uno de esos dos hombres escribió más tarde (95), “Como jefe de la visita al seminario en 2005, él [O'Brien] dijo a los periodistas que los hombres con inclinaciones homosexuales no deberían ser admitidos en el seminario... Sin embargo, había estado reclutando en Courage, una congregación para hombres y mujeres que luchan contra la homosexualidad”.
Muchos sacerdotes abusadores cuyas víctimas eran principalmente varones adolescentes fueron ellos mismos preparados y explotados mientras eran seminaristas de secundaria (96). Si la formación de estos abusadores hubiera sido mejor, es decir, si los obispos, directores vocacionales y rectores hubieran evitado que fueran explotados, es más que probable que no hubieran llegado a abusar de niños adolescentes y hombres jóvenes como ellos mismos fueron abusados durante su período de desarrollo psicosexual. El número de seminarios de secundaria en los Estados Unidos se redujo de más de 120 en 1967 a 7 en 2017, mientras que la matrícula disminuyó de aproximadamente 16.000 seminaristas de secundaria a menos de 600 (97). Ambas cifras son aún más pequeñas hoy en día.
Como resultado del cierre de casi todos los seminarios de secundaria de Estados Unidos, y con los seminarios universitarios sustituyendo el papel que los seminarios de secundaria tuvieron en su día para introducir a los jóvenes en la cultura clerical, ha aumentado la edad media a la que muchos depredadores “autóctonos” fueron presa por primera vez en los seminarios. A su vez, la edad media de las víctimas con las que estos abusadores “transmiten la tradición” también ha aumentado, y el número de víctimas adolescentes ha sido sustituido por seminaristas que en su mayoría tienen entre 18 y 27 años. Por lo tanto, sobre la base de este desarrollo, se puede proyectar que el grupo de edad objetivo de las víctimas de abuso sexual clerical aumentará proporcionalmente. Debido a que habrá más víctimas mayores de 18 años, que es la mayoría de edad canónica, el abuso de estas personas vulnerables es a menudo ignorado tanto por los líderes de la Iglesia como por los medios de comunicación cuando se estudian los abusos sexuales del clero católico. En consecuencia, el cambio en la edad media de las víctimas parece tener poco que ver con los protocolos puestos en marcha por la Carta de Dallas de 2002 (98) y más con el cierre de los seminarios de secundaria y el descenso aún más significativo del número de sacerdotes en condiciones de cometer abusos.
A principios de los años setenta, tras la revolución sexual de los sesenta, muchos menos jóvenes de orientación heterosexual mostraban interés por el sacerdocio y se cerraban más seminarios de bachillerato. Los líderes de la Iglesia compensaron la pérdida de vocaciones heterosexuales flexibilizando sus requisitos de reclutamiento y aceptando candidatos homosexuales. A diferencia de la mayoría de los candidatos heterosexuales, que ingresaban en los seminarios sin ninguna experiencia sexual y se ordenaban en torno a los 26 años, muchos candidatos homosexuales con experiencia sexual no comenzaron su formación en el seminario hasta finales de los 20, 30 e incluso 40 años. Cuando algunos de ellos admitieron a los directores vocacionales o a los obispos que eran homosexuales, se les aconsejó que se lo guardaran para sí mismos, lo que llevó a los católicos a creer que habían sacrificado tener mujer e hijos para seguir a Cristo.
A pesar de que la Congregación para el Clero del Vaticano reiteró en diciembre de 2016 que los hombres con “tendencias homosexuales profundamente arraigadas” no deberían ser admitidos en los seminarios católicos (99), todavía se leen relatos sobre la presencia continua de homosexuales en los seminarios, e incluso sobre superiores de seminarios que permiten las culturas homosexuales al discriminar a los candidatos heterosexuales al sacerdocio. Un artículo de marzo de 2019 relataba una entrevista con un seminarista que estudiaba para el sacerdocio en Roma y que decía: “Somos unos 20 en mi seminario. Siete son claramente homosexuales. Otros seis tienen, podríamos decir, tendencias (100). Eso coincide más o menos con el porcentaje habitual: entre el 60% y el 70% de los seminaristas son gais. A veces creo que llegan al 75%”. El seminarista romano de 2019 demostró que las palabras de Michael Rose en Goodbye, Good Men (Adiós, hombres buenos) sonaron proféticas cuando resumió la deteriorada condición de los seminarios, afirmando:
¿Cuántos seminaristas heterosexuales... han decidido dejar el seminario y abandonar su vocación a causa de la “subcultura gay” que se vieron obligados a soportar, por haber sido objeto de proposiciones, acoso o incluso abuso sexual? No estamos hablando aquí de la presencia de unos pocos hombres de orientación homosexual que se comportan con perfecta castidad. Más bien existe una atmósfera intensa y a menudo amenazadora (101).
No sólo los seminaristas heterosexuales, sino también los seminaristas homosexuales que desean llevar una vida célibe abandonan la formación o son expulsados tras rechazar o denunciar las insinuaciones sexuales de sacerdotes y/o seminaristas homosexuales. El padre Timothy Passow, que recibía información de los Oratorianos de Brooklyn, se marchó después de que el preboste, el padre Anthony Andreassi, C.O., no disciplinara al maestro de novicios de Passow, padre Michael Callaghan, que era homosexualmente activo (102).
Jeffrey Burrill
Al igual que monseñor Jeffrey Burrill (103), ex secretario general de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés), fue sorprendido utilizando la aplicación para ligar gay Grindr, Passow también descubrió que Callaghan tenía una cuenta de Grind activa, lo que ayudó a explicar por qué Callaghan se mostró tan susceptible e intentó que Passow pasara una noche con él fuera del oratorio. Según las capturas de pantalla de su perfil de la aplicación Grindr, Callaghan acepta “todas las razas y etnias” y da la bienvenida a los “dúos” (es decir, cuando un escort está dispuesto a atender a dos clientes del mismo sexo a la vez, normalmente hombres). Callaghan también escribió: “FB o FWB regular sería lo ideal”. Mientras que “FB” (significa “F--- Buddy”- F--- Compañero) es alguien con quien te juntas para tener sexo y nada más; “FWB” (“Friend With Benefits” - Amigo Con Beneficios) es un amigo con quien puedes salir y tener sexo sin ningún compromiso emocional.
Michael Callaghan
Lo que es muy inquietante es que sacerdotes como Callaghan y Burrill, denunciados por comportamientos homosexuales, son reincorporados al ministerio por sus obispos/superiores, mientras que seminaristas como Passow y otros que fueron víctimas de la depredación no sólo abandonan la formación, sino que a menudo abandonan la Iglesia católica debido a:
1) Escandalizarse por la depredación sexual y la mala conducta homosexual que denunciaron;2) El fracaso por parte de los líderes de la Iglesia a la hora de disciplinar a los sacerdotes depredadores sexualmente activos; y3) La negativa por parte de la diócesis/orden a ser compensados por las enormes pérdidas financieras que sufrieron como resultado del tiempo perdido que pasaron en la formación.
El Oratorio de Brooklyn se negó a indemnizar a Passow con 137.939,40 dólares, la cantidad de dinero que calculaba haber perdido como consecuencia de su ingreso en los Oratorianos.
El aumento del número y el porcentaje de clérigos homosexuales católicos no sólo afecta a la contratación de seminaristas heterosexuales, sino también a la permanencia de sacerdotes e incluso obispos heterosexuales. El obispo auxiliar holandés de 's-Hertogenbosch, Rob Mutsaerts, dimitió (104) después de que su Ordinario, Gerard de Korte, abriera su catedral para un evento LGBT “Sábado Rosa”. Mutsaerts escribió en su blog: “Quieren cambiar la doctrina sobre la homosexualidad no porque quieran ser misericordiosos con la pesada carga del pecado, sino para decir que el pecado ya no es pecado”. En agosto de 2021, el obispo Xavier Novell Gomà (105) de la diócesis de Solsona en España dimitió “tras meses de presión por parte de grupos LGBTQ en España, después de que el obispo dijera que la sodomía es un crimen y que el aborto es un genocidio similar al Holocausto”. Aunque se informó de que el papa Francisco había aceptado rápidamente la dimisión de Gomá, rechazó (106) la dimisión del cardenal alemán pro-LGBTQ+ Reinhard Marx (107), que admitió haber encubierto innumerables casos de abusos sexuales cuando era obispo de Tréveris. Poco después, en septiembre de 2021, Francisco rechazó la dimisión del arzobispo alemán pro-LGBTQ+ Stefan Heβe (108), que fue objeto de críticas por su gestión de los casos de abusos sexuales (109).
Algunos observadores del Vaticano percibieron que estas reorganizaciones administrativas eran similares a la dimisión del cardenal Gerhard Müller como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Se informó de que el papa Francisco ordenó a Müller que cesara en su investigación sobre las acusaciones de abusos sexuales que implicaban al cardenal británico Cormac Murphy- O'Connor (110) quien, como miembro de la mafia de Saint Gallen, ayudó a asegurar la elección de Francisco. Poco después, Müller fue destituido de su cargo y sustituido por un compañero jesuita de Francisco, el cardenal Luis Ladaria Ferrer.
Del mismo modo que algunos rectores de seminarios han tolerado -o incluso fomentado- una “camarilla homosexual” de seminaristas homosexuales (111), también los obispos homosexuales suelen discriminar a los sacerdotes heterosexuales ocupando la cancillería u otros altos cargos con sacerdotes que comparten su orientación sexual. Poco después de su toma de posesión, el entonces obispo de Springfield, Illinois, George Lucas (112), acusado él mismo de conducta homosexual impropia, anunció que el rango honorífico de “monseñor” sería conferido a 15 sacerdotes de Springfield.
George Lucas
Varios de los que iban a ser ascendidos eran conocidos por haber encubierto al predecesor de Lucas, el obispo Daniel Ryan, acusado de depredador sexual, o por haber tenido ellos mismos conductas homosexuales con prostitutos o entre sí. Entre las personas “recompensadas” por Lucas se encuentran el ex canciller de Springfield, Eugene Costa (113), que fue encontrado golpeado en el Douglas Park de Springfield, un lugar conocido por la actividad gay, por dos adolescentes que afirmaron que Costa (114) les había ofrecido 50 dólares a cambio de favores sexuales; John Renken (115) que como vicario general de Ryan encubrió informes de abusos sexuales y era conocido por sus relaciones con homosexuales; y Thomas Holinga (116), el director de personal del clero que era uno de los compañeros de viaje frecuentes de Ryan. Lucas también protegió la carrera de su supuesto amante homosexual, el padre Peter Harman, que más tarde fue nombrado rector del NAC por el presidente de la Junta de Gobierno del seminario, el arzobispo John Myers, que a su vez fue acusado en los tribunales por un sacerdote denunciante de haber cometido actos homosexuales (117). También fue bajo el mandato de Myers cuando el padre Adam Park, sacerdote de Washington D.C., con un historial de presunto acoso y mala conducta homosexual, fue contratado como vicerrector del NAC. Mientras que estos y otros clérigos homosexuales vieron sus carreras favorecidas, los “sacerdotes cancelados”, como el padre Mark White, de Richmond; el padre Paul Kalchik, de Chicago; el padre James Altman, de La Crosse; los padres Eduard Perrone y Michael Suhy, de Detroit; el padre Clay Hunt, de San Antonio; y el padre Mark Goring, de los Compañeros de la Cruz, que predicaron las enseñanzas tradicionales de la Iglesia sobre la fe y la moral o denunciaron la mala conducta sexual de clérigos o el encubrimiento de prelados, fueron suspendidos o castigados.
Los clérigos homosexuales o pro-LGBTQ+ tienden a ser promovidos por encima de sus homólogos heterosexuales porque los primeros suelen ser más proclives a encubrir a sacerdotes que incurren en algunos de los mismos tipos de conducta que ellos mismos viven en secreto o consienten. El Vaticano ha visto resultados devastadores cuando ha sustituido a un obispo acusado de abusos o encubrimiento por un prelado de orientación heterosexual menos inclinado a ocultar conductas sexuales inapropiadas. El arzobispo Diarmuid Martin, nombrado para sustituir al cardenal de Dublín Desmond Carroll, nunca llegó a ser cardenal después de que entregara 80.000 expedientes de los archivos de la archidiócesis a las autoridades civiles, que revelaban cómo la archidiócesis había encubierto la depredación de sacerdotes. A diferencia del cardenal de Chicago, Blase Cupich, que permitió que la alcaldesa de Chicago, Lori Lightfoot, lesbiana no católica, comulgara en una misa celebrada por él, el ex arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, al igual que el arzobispo Martin, tampoco fue nombrado cardenal después de que pidiera a los párrocos que no dieran la comunión a quienes violaran públicamente las enseñanzas sexuales de la Iglesia sobre el matrimonio y las relaciones homosexuales. Prelados como Martin, que denunció los abusos clericales, o Chaput, que defendió la doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio como la relación vital entre un hombre y una mujer, tenían garantizado bajo el actual pontificado que nunca serían nombrados cardenales y/o elegidos para el pontificado.
Anthony O'Connell
En la diócesis de Palm Beach, Florida, el Vaticano nombró al obispo Anthony O'Connell para sustituir al obispo Joseph Keith Symons, que dimitió en 1998 tras admitir que había abusado de cinco niños. Sólo cuatro años después, el propio O'Connell dimitió tras admitir haber abusado de un seminarista menor de edad, lo que hizo que la diócesis fuera calificada como “sin duda una de las diócesis más problemáticas en cuanto a casos de abuso sexual por parte del clero” (118). En Newark, el entonces arzobispo Theodore McCarrick fue sustituido por el arzobispo John Myers, que a su vez sería acusado en un juicio de conducta homosexual impropia. Mientras Myers supervisaba los pagos secretos a las víctimas de McCarrick, éste pasó a ser arzobispo de Washington, donde sería nombrado príncipe de la Iglesia. McCarrick, que acabaría siendo laicizado por abusar de menores, seminaristas y sacerdotes, fue sustituido por el cardenal Donald Wuerl, que dimitió en desgracia después de que se descubriera su historial de encubrimiento de sacerdotes abusadores durante su mandato como obispo de Pittsburgh. El cardenal pro-LGBTQ+ Wilton Gregory fue enviado a Washington para encubrir tanto a McCarrick como a Wuerl, del mismo modo que el Vaticano envió al arzobispo Lucas a la diócesis de Springfield, en Illinois, para sustituir al obispo Ryan tras ser acusado de conducta sexual inapropiada. El propio Lucas fue acusado de haber abusado de un seminarista de 17 años cuando era vicerrector de St. Louis Preparatory North y, al igual que su predecesor de Springfield, de haber mantenido relaciones homosexuales con sus propios sacerdotes. Lucas, el entonces contemporáneo del obispo Timothy Dolan, sustituyó al acusado arzobispo de Milwaukee, Rembert Weakland, después de que Dolan hubiera demostrado su habilidad para encubrir denuncias de abusos (119) como obispo auxiliar de la archidiócesis de St. Louis. Más tarde, Dolan sería objeto de críticas por “maniobrar creativamente” con (120) sacerdotes depredadores y sacar casi 57 millones de dólares de los libros de la archidiócesis para impedir las demandas de las víctimas de abusos sexuales (121).
James Checchio
En la NAC, un antiguo seminarista alegó que el entonces rector James Checchio (122) le había despedido por oponerse a que Checchio recomendara la ordenación de dos seminaristas activamente homosexuales de la diócesis de Providence, Rhode Island. Curiosamente, uno de los candidatos recomendados por Checchio sería acusado más tarde de exhibirse ante un joven seminarista. Cuando Checchio fue ascendido a obispo de Metuchen y más tarde a presidente del Comité para el Clero, la Vida Consagrada y las Vocaciones de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), fue sustituido como rector en 2016 por el padre Harman, que empleó algunas de las mismas tácticas utilizadas por su predecesor para cultivar la subcultura de represalias de la NAC. Harman, acusado él mismo de conducta homosexual impropia (123), también habría ignorado las denuncias de conducta homosexual impropia contra el vicerrector del seminario, el padre Park, y habría tomado represalias contra quienes no eran cómplices de la conducta impropia de Park.
La gente que dice: “No importa si un sacerdote es heterosexual u homosexual, con tal de que lleve una vida célibe”, no comprende que:
1) La Iglesia pide al sacerdote heterosexual que renuncie a tener esposa e hijos, lo que implica el Sacramento vivificante del Matrimonio, mientras que al sacerdote homosexual se le pide que se abstenga de un comportamiento que la Iglesia considera “un mal moral intrínseco” (124) y2) Aparte de la actividad sexual, los sacerdotes de orientación homosexual experimentan mucho más apoyo psicológico y satisfacción cuando socializan o van de vacaciones con otros sacerdotes homosexuales que los sacerdotes de orientación heterosexual cuando están en compañía de otros sacerdotes.
Los laicos católicos no suelen pensárselo dos veces cuando dos sacerdotes homosexuales van de vacaciones juntos, normalmente porque no tienen ni idea de su orientación sexual.
Como consecuencia de la disminución del número de sacerdotes de orientación heterosexual, no debe sorprender que un antiguo guardia suizo afirmara que muchos guardias regresan a Suiza creyendo que el sacerdocio católico es “el mayor escondite para homosexuales” o “la profesión más gay de la tierra” (125). El periódico suizo Schweiz am Sonntag informó de que un ex guardia afirmó haber sido objeto de “más de 20 solicitudes sexuales inequívocas” (126) por parte de sacerdotes, obispos y un cardenal de alto rango mientras servía en el Vaticano. El comandante de la Guardia Suiza, Kommandant Elmar Theodor Mäder, advirtió a los guardias que se mantuvieran alejados de los clérigos homosexuales y se quejó por escrito a la Curia sobre este problema. Cuando los medios de comunicación le preguntaron sobre la existencia de un lobby gay en el Vaticano, Mäder dijo: “No puedo refutar la afirmación de que existe una red de homosexuales” (127) en el Vaticano.
Los líderes de la Iglesia no admiten el efecto negativo que el reclutamiento y la ordenación de tantos homosexuales en los últimos 50 años ha tenido en el reclutamiento y la retención de heterosexuales, que a menudo sufren de “desestabilización”, una condición en la que los heterosexuales que se encuentran en un entorno con un gran porcentaje de homosexuales sufren una pérdida de moral, un sentimiento de alienación moral y un sentimiento de marginación. Esta alienación suele surgir de la falta de intereses compartidos entre clérigos homosexuales y heterosexuales; del desdén de los obispos homosexuales hacia sus sacerdotes heterosexuales; y del miedo por parte de los homosexuales ordenados a que sus homólogos heterosexuales saquen a la luz su estilo de vida oculto. La condición desestabilizadora que ha provocado la pérdida de seminaristas y sacerdotes de orientación heterosexual se ve exacerbada por los obispos y sacerdotes homosexuales que luchan contra la represión y el desprecio de sí mismos al vivir en el armario (128) con la mentira que proyectan de haber sacrificado el tener esposa e hijos para responder a la llamada de Cristo de “ven y sígueme”.
El conflicto interno que los sacerdotes homosexuales admiten haber experimentado fue expresado por el antiguo arzobispo de Milwaukee, Rembert Weakland, que dimitió después de que se revelara en 2002 que había tenido una aventura homosexual con el antiguo estudiante de teología de Marquette, Paul Marcoux, y que Marcoux recibió un pago secreto de 450.000 dólares por las acusaciones de agresión sexual que presentó contra Weakland.
Rembert Weakland
Una carta manuscrita de 11 páginas de Weakland a Marcoux retrataba a un alma torturada que creía encontrarse en una “encrucijada” en su vida y que había descuidado sus deberes como sacerdote y obispo porque, en palabras de Weakland, “mi vida estaba tan atrapada en la tuya”. Aunque Weakland contó que el Nuncio Papal, el Arzobispo Montalvo-Higuera, instruyó a Weakland diciéndole: “Por supuesto que lo vas a negar”, Weakland respondió: “No puedo negar que algo pasó entre nosotros” (129). Reflexionando sobre sus memorias de 2009, A Pilgrim in a Pilgrim Church: Memoirs of a Catholic Archbishop (Un peregrino en una iglesia peregrina: Memorias de un arzobispo católico) (130), Weakland dijo que quería ser sincero sobre cómo la homosexualidad, en sus palabras, “cobró vida en mi propio ser, cómo la reprimí, cómo resucitó de nuevo”. Weakland parece ser uno de los muchos ejemplos que confirman las conclusiones de A.W. Richard Sipe y del sociólogo sudafricano Victor Kotze de que, en un momento dado, no más del 45 al 50% de los sacerdotes practican el celibato, a lo que el entonces Prefecto de la Congregación para el Clero, el cardenal José Sánchez, respondió: “No tengo motivos para dudar de la exactitud de esas cifras” (131).
Un estudio publicado en abril de 2021 por los investigadores Avner Seror y Rohit Tiku (132) reveló nuevos escollos a los que se enfrentan los obispos cuando confían en los candidatos homosexuales para inflar el número de vocaciones sacerdotales en sus diócesis. Seror y Tiku descubrieron que, a medida que los estados empezaban a legalizar el “matrimonio” entre personas del mismo sexo, se producía en ellos un descenso de las matrículas en los seminarios católicos de aproximadamente el 15%, que no se observaba en los estados que aún no habían aplicado dicha legislación. Este cambio significativo no se observó en la matrícula de ministros católicos diaconales o laicos, donde el celibato no se proyecta ostensiblemente como un requisito. El estudio atribuye este resultado en parte a cómo una abrumadora mayoría de clérigos ha utilizado históricamente el sacerdocio católico como tapadera de estilos de vida homosexuales ocultos. El padre Richard P. McBrien, citado en el estudio de 2021, escribió en 1987 que “...en una sociedad en la que la homosexualidad sigue estando estigmatizada, el sacerdocio célibe puede ofrecer una profesión estimada y gratificante en la que la condición de “soltero y desinteresado” se explica por sí misma y no suscita ni curiosidad ni sospechas”. El aumento de la aceptación social de la homosexualidad ha abierto desde entonces nuevas puertas para que los homosexuales sigan su estilo de vida al margen del sacerdocio. Según Martel, en 2019 ya se observó un resultado similar entre las vocaciones católicas europeas, y citó la “liberación homosexual” de los años setenta y la “socialización gay” de los ochenta como factores que propiciaron otras opciones para los adolescentes que ya no se limitaban al sacerdocio para ocultar su orientación homosexual. Martel concluyó: “La falta de vocaciones tiene múltiples causas, pero la revolución homosexual es paradójicamente una de las principales fuerzas detrás de ella” (133). Aunque el sacerdocio estadounidense va camino de mantener su fama de “profesión gay”, ya que el porcentaje de obispos, sacerdotes y seminaristas homosexuales sigue superando con creces al de heterosexuales, las diócesis que dependen de los homosexuales para llenar parroquias y cancillerías verán descender continuamente el número de seminaristas, tanto heterosexuales como homosexuales, que se ordenan.
A la luz del profundo impacto negativo que el reclutamiento de homosexuales ha tenido en el reclutamiento y retención de seminaristas y sacerdotes heterosexuales, los cardenales Timothy Dolan, Blase Cupich, Edwin O'Brien, Joseph Tobin y Wilton Gregory; el arzobispo John Nienstedt; los obispos Joseph Bambera, James Checchio, Robert McElroy, J. Mark Spalding, Michael Olson, John Stowe, Arthur Serratelli, John Dolan y Michael Saporito; y otros a los que se considera firmes defensores del colectivo LGBTQ+, como el padre James Martin, o que, en algunos casos, han sido acusados de mantener en el ministerio a sacerdotes homosexualmente activos u homosexuales depredadores, tienen que darse cuenta de que no hay suficientes hombres homosexuales, que constituyen aproximadamente el 2. 2 por ciento de la población de EE.UU. para atender las parroquias de EE.UU., que se han ido cerrando (134) a un ritmo medio de más de 100 al año. En 1990 había 19.620 parroquias en Estados Unidos, frente a las 16.703 que habrá en 2020, lo que supone una pérdida de 2.917 parroquias. Con la USCCB habiendo llenado su liderazgo del Comité sobre el Clero, la Vida Consagrada y las Vocaciones en los últimos años con prelados pro-LGBTQ+ como el Cardenal Tobin y el Obispo Checchio, parece que estas tendencias persistirán a medida que los homosexuales son reclutados y promovidos mientras que los heterosexuales son condenados al ostracismo sobre la base de su orientación.
La mayoría de los católicos ignoran que la disminución de seminaristas y ordenaciones está causada en parte por el aumento de seminaristas, sacerdotes y obispos homosexuales. Ni los líderes de la Iglesia ni los medios de comunicación católicos quieren admitir el cambio en la orientación sexual del clero católico en los últimos cincuenta años. Como a muchas familias católicas se les “oculta” esta evolución, las que tienen hijos con orientación heterosexual que ingresan en los seminarios se encuentran a menudo en posiciones muy comprometidas.
Durante décadas, los laicos católicos permanecieron en silencio mientras los obispos trataban injustamente a los buenos sacerdotes o encubrían transgresiones sexuales y financieras que podrían haber dado lugar a acciones penales y encarcelamiento. En algunos casos, los fieles no fueron informados de lo extendido que estaba el problema de la mala conducta clerical, en parte debido a los medios de comunicación católicos respaldados por los obispos, como Catholic News Agency y Catholic News Service, que han tomado medidas sin precedentes e incluso poco éticas (135) para encubrir a sus benefactores episcopales y evitar informar de cómo los seminaristas heterosexuales han sido acosados y discriminados por los líderes homosexuales de la Iglesia. Después de que la madre de un seminarista que denunció haber sido acosado sexualmente por el vicerrector de su seminario y por un seminarista mayor se encontrara con que las numerosas pruebas de su hijo habían sido rechazadas por el National Catholic Register y otros medios de comunicación “católicos”, la madre concluyó que: “No le interesaba a nadie”. Los lacayos mediáticos de los obispos guardaron silencio, sin tener en cuenta la vocación del seminarista, que sucumbía a la depredación homosexual. Entre otros factores, la negligencia de estos medios a la hora de informar sobre las verdaderas causas de la crisis vocacional ayuda a explicar por qué sigue disminuyendo el número de seminaristas, sacerdotes y parroquias.
Afortunadamente, cada vez son más los católicos que alzan la voz, creando organizaciones de vigilancia a nivel internacional, como la Red de Supervivientes de Abusados por Sacerdotes (SNAP); a nivel nacional, como The Roman Catholic Faithful (RCF); y a nivel diocesano, como Ecclesia Militans en San Diego, The Angry Catholic en Scranton y Gaylord Diocesan Watch. Sitios web como Bishop-Accountability.org y ComplicitClergy.com, así como organizaciones de medios de comunicación imparciales formadas principalmente por católicos devotos como Church Militant (N.d.E.: sitio web ya desaparecido) y LifeSiteNews, son verdaderos “dolores de muelas” para los líderes de la Iglesia institucional que durante años pudieron encubrir sus “pecados”. Más de 80 podcasters católicos como el Dr. Taylor Marshall en EE.UU. proporcionan una plataforma para airear las preocupaciones de católicos como el director de Hollywood, productor y actor Mel Gibson (136) cuyo apoyo a la “Coalición por los Sacerdotes Cancelados” que fueron injustamente tratados por sus obispos fue aireado por Marshall y otros podcasters. Estos laicos católicos y organizaciones encarnan el mensaje del arzobispo Fulton J. Sheen a la Convención Suprema de los Caballeros de Colón cuando dijo: “¿Quién va a salvar a nuestra Iglesia? No nuestros obispos, ni nuestros sacerdotes y religiosos. Depende de ustedes, el pueblo. Ustedes tienen las mentes, los ojos y los oídos para salvar a la Iglesia. Vuestra misión es hacer que vuestros sacerdotes actúen como sacerdotes, que vuestros obispos actúen como obispos y que vuestros religiosos actúen como religiosos” (137).
84) Center for Applied Research in the Apopstolate, “Frequently Requested Church Statistics”, CARA.
Accessed 13 September 2021. https://cara.georgetown.edu/faqs
85) New Oxford Review, “What Is It About the American College of Louvain?” NewOxfordReview.org.
July/August 2003. https://www.newoxfordreview.org/documents/what-is-it-about-the-american-college-of-louvain/
86) Giana Magnoli, “Files Finally Made Public in Sex-Abuse Case Involving St. Anthony’s Seminary”, Noozhawk. 25 May 2012. https://www.noozhawk.com/052412_franciscan_sex_abuse_case_files_released/
87) George Jahn, “Austrian Seminary Shut Down”, The Washington Post. 13 August 2004. https://www.washingtonpost.com/archive/politics/2004/08/13/austrian-seminary-shut-down/fdb46767-353d-47ff-989d-39e27c7928de/
88) Deseret, “Missouri diocese to close seminary that is focus of abuse cases”, Deseret.com. 19 April 2002. https://www.deseret.com/2002/4/19/19650213/missouri-diocese-to-close-seminary-that-is-focus-of-abuse-cases/
89) Christine Niles, “Traditional Detroit Priest Categorically Denies Abuse Allegation”, ChurchMilitant.com. 8
July 2019. https://www.churchmilitant.com/news/article/traditional-detroit-priest-categorically-denies-abuse-allegations
90) Christine Niles, “Casa Jesus: Gay Seminarian Pipeline Set Up by Cdl. Bernardin”, https://catholiccitizens.org. 7
September 2018. https://catholiccitizens.org/news/81042/casa-jesus-gay-seminarian-pipeline-set-up-by-cdl-bernardin/
91) AP, “Seminary professor charged with threatening reporter”, ChurchMilitant.com. 3
February 2020. https://apnews.com/general-news-593ef99d1cac9b34704e0487d9cee1b6
92) Rod Meloni, “S S Cyril and Methodius Seminary to close after more than a century”, ClickOnDetroit.com. 2
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126) Derek Scally, “Ex-Swiss guard complains of sexual advances in Vatican”, The Irish Times. 8 January
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127) Lizzy Davies, “Swiss Guard veteran claims existence of 'gay network' at the Vatican”, The Guardian. 20
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128) Elizabeth Dias, “'It Is Not a Closet. It Is a Cage'. Gay Catholic Priests Speak Out”, The New York Times,
17 February 2019. https://www.nytimes.com/2019/02/17/us/it-is-not-a-closet-it-is-a-cage-gay-catholic-priests-speak-out.html
129) Laurie Goodstein, “Ex-Archbishop Speaks About Catholic Church and Homosexuality”, The New York
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130) Brian Kates, “Dolan's predecessor, Milwaukee priest Rembert Weakland, admits he's gay in memoir”, Daily News. 12 May 2009. https://www.nydailynews.com/2009/05/12/dolans-predecessor-milwaukee-priest-rembert-weakland-admits-hes-gay-in-memoir/
131) Rod Dreher, “The Elephant Remains In The Sacristy”, The American Conservative. 24 July 2018. https://www.theamericanconservative.com/gay-priests-catholic-elephant-is-still-in-the-sacristy/
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133) Frédéric Martel, “Excerpt: 'In the Closet of the Vatican'”, National Catholic Reporter. 18 February 2019. https://www.ncronline.org/news/excerpt-closet-vatican
134) Catholic News Agency, “Chicago archdiocese announces nearly two dozen parish mergers, closings”, CatholicNewsAgency.com. 10 February 2020. https://www.catholicnewsagency.com/news/43529/chicago-archdiocese-announces-nearly-two-dozen-parish-mergers-closings
135) Gene Thomas Gomulka, Letter to Catholic News Agency”, Gomulka.net. 21 July 2021,
https://www.gomulka.net/CNA.pdf
136) NC Reporter, “Mel Gibson chimes in to support 'canceled' priests like Fr. James Altman”, NC Reporter. 10 September 2021. https://www.ncronline.org/news/culture/mel-gibson-chimes-support-canceled-priests-fr-james-altman
137) Elizabeth Scalia, “How to Restore a Church in Scandal?” WordOnFire.org. 2 August 2018. https://www.wordonfire.org/articles/fellows/how-to-restore-a-church-in-scandal-begin-with-a-collective-confession/
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