miércoles, 3 de julio de 2024

3 DE JULIO: SAN IRENEO Y SANTA MUSTIOLA, MARTIRES


3 de Julio: San Ireneo y Santa Mustiola, mártires

(✞ 275)

En el tiempo del emperador Aureliano, Turcio era procónsul en la ciudad de Chiusi, en la Toscana o Etruria; y ejecutado el edicto imperial contra los cristianos en la ciudad de Sutri, el primero que llamó a su tribunal fue el santo presbítero Félix, ordenando que lo sacasen fuera de la ciudad, y que lo apedreasen hasta que acabase su vida, como sucedió.

El fervoroso cristiano san Ireneo tomó secretamente el cuerpo despedazado de aquel santo mártir y habiéndolo sepultado junto a los muros de la ciudad, llegó la noticia de esta obra piadosa a los oídos del cruel Prefecto, por lo cual lo mandó prender, y cargándole de cadenas lo hizo venir siguiendo a su carroza hasta la ciudad de Chiusi donde lo puso en la cárcel con otros muchos cristianos presos.

Una doncella y señora rica llamada Mustiola, que era prima hermana del príncipe Claudio visitaba con frecuencia aquellos fidelísimos soldados de Jesucristo, y con su hacienda y favor socorría sus necesidades y les regalaba cuanto podía.

Dieron cuenta a Turcio de la gran caridad que la ilustre y santa virgen desplegaba con los cristianos presos; por lo cual este bárbaro juez la mandó prender, sin reparar en su nobleza.

Entonces, con el fin de poner espanto y terror a los cristianos de la ciudad, hizo degollar en un solo día a todos los que tenía prisioneros en la cárcel, dejando solamente con  vida a san Ireneo en el cual quiso ejecutar todos los artificios de su crueldad para amedrentar y rendir, si fuera posible, el ánimo valeroso de aquella santa doncella.

Mandó pues que a su vista colgasen en el potro a Ireneo, y que en aquella máquina le descoyuntasen los miembros, le despedazasen con uñas aceradas, y le pusiesen fuego debajo, hasta que sin quitarle del tormento, perdiese la vida.

Hiciéronlo así los inhumanos verdugos, cebándose en la sangre del aquel fortísimo mártir de Cristo con extraña crueldad, por echar de ver que ni conseguían quebrantar su constancia y espíritu admirable, ni hacer mella en el pecho de la gloriosa virgen que estaba presente ante aquel horrible martirio.

Luego que el mártir acabó su vida mortal, mandó el impío juez que azotasen rigurosamente a la santa virgen con cordeles emplomados, hasta que ella se rindiese, o acabase su vida; lo cual ejecutaron los mismos sayones que habían martirizado a san Ireneo, y en este suplicio murió aquella castísima esposa del Señor, siguiendo en la gloria del cielo al que había sido ejemplo de su fortaleza en el martirio.

Los dos sagrados cuerpos fueron enterrados cerca de los muros de la misma ciudad de Chiusi por Marcos, un varón cristiano y religioso, donde al día de hoy tienen un suntuoso templo, y hacen continuos milagros, con que es Dios en ellos gloriosos, como siempre en sus santos.

Reflexión:

Observa en estos martirios como la piedad cristiana que usó san Ireneo sepultando el santo cuerpo del glorioso mártir san Félix, le ganó al instante la insigne corona del martirio; y la caridad de la gloriosa virgen santa Mustiola tuvo con los mártires encarcelados, fue asimismo premiada con la misma corona. ¡Oh, qué grande es la recompensa de las obras de caridad! Si las haces en favor de los santos, participas del mérito de su santidad; si las haces en alivio de los enfermos, participas del mérito de su paciencia; y siempre que haces el bien a tu prójimo necesitado, mereces la recompensa que tuvieras, si lo hicieras a la persona de Cristo.

Oración:

¡Oh Dios! que alegras nuestras almas en la anual solemnidad de tus santos mártires Ireneo y Mustiola, concédenos propicio, que nos enciendan en tu amor los ejemplos de estos santos, por cuyos merecimientos nos gozamos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


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