viernes, 26 de julio de 2024

LA GRAN CRISIS LÉSBICA

Un breve análisis sobre la situación de las últimas tres carmelitas descalzas que quedaban en Lucena.


Las Carmelitas Descalzas de Lucena, España, cierran después de 412 años.

Esto es extraño, dirán ustedes, ¡porque dichas Carmelitas Descalzas son tan, tan amigas de Francisco! ¿Pensarías que el “honor” de tal amistad, mostrando tan gran “alegría de Cristo”, llevaría a la antigua organización a reponer rápidamente sus moribundas filas?

Por lo tanto, este cierre no me resulta comprensible. Sólo quedaban cinco, y una había muerto, quedando “por debajo del mínimo”. Pero no había por qué preocuparse: Frankie les dio una “autorización especial” para quedarse aunque sólo fueran cuatro. Pero luego se fue otra, y sólo quedaban tres. ¡Impresionante!

- ¡Pero oye! Eran buenas!

¿Lo eran? Bueno, tal vez lo eran, lo más probable es que no. Pero seamos excesivamente caritativos y supongamos que éstas monjas sí lo eran. La pregunta sigue en pie: ¿por qué, después de 11 años y medio del “gozoso Francisco”, las monjas y religiosas siguen desapareciendo rápidamente?

Mi respuesta es muy sencilla: la vida religiosa se ha hecho inadecuada para las mujeres católicas. No es sólo porque no se fomentan las vocaciones, es porque aquellas mujeres que tienen la vocación no confían en que Francisco vaya a nutrirlas y respetarlas.

Pero hay otra razón más inmediata. 

En los años sesenta y setenta, hacerse religiosa empezó a resultar atractivo para las lesbianas (como para los homosexuales lo fue el ingresar en los seminarios). La actividad sexual garantizada de por vida, abundancia de parejas sexuales discretas (a las lesbianas nunca les han importado los valores estéticos, por si no lo saben), y “activismo social” a raudales al que se sienten tan inclinadas. 

Pero ahora, con la involución de la sociedad hacia la “aceptación”, dichas lesbianas ya no necesitan “salir del armario”, y los pagos de la seguridad social aseguran una vida cómoda y perezosa de todos modos.

¿Es este el caso de estas monjas? Como diría un crítico, “¡no lo sé!”, pero su “amistad” con Francisco es la peor tarjeta de presentación posible. Varias de las monjas lo conocieron personalmente. Esto es o extrema mala suerte, o hay mucho que huele mal aquí.

De todos modos, las monjas restantes ahora desalojarán las instalaciones. Simplemente no hay sucesoras.


Mundabor


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