sábado, 8 de junio de 2024

¿CÍNICO, PSICÓPATA, SENIL O DESFACHATADO?

Ciertamente, no sorprende ya a nadie, lo cual es un problema. Y por eso mismo, creo que no hay que dejar de señalar la gravísima conducta de Francisco.


Sin embargo, es verdad que en los últimos meses se ha agravado su desfachatez: literalmente, ya no le importa nada. Como un Nerón redivivo, hace y dice lo que se le ocurre, sin cuidarse en lo más mínimo de las contradicciones de sus palabras y, mucho menos, de los efectos que provocan.

Hace poco más de dos semanas, el 20 de mayo, pidió a los obispos de toda Italia reunidos en el Vaticano, que no admitieran seminaristas que manifestaran tendencia homosexual. “Ya hay muchos maricones” dijo. Y explicó que aunque en los años del seminario y de los primeros tiempos de vida sacerdotal los jóvenes puedan sublimar sus impulsos sexuales, en algún momento ya no podrán hacerlo más y terminarán cayendo.

Apenas unos días después de bajar este lineamiento a los obispos, se conoció una carta que le envió a un ex-seminarista siciliano que justamente había sido expulsado del seminario porque reveló que era homosexual. En ella, además de colmarlo de alabanzas, le dijo que “continúe adelante con su vocación”.

Estas contradicciones tan rampantes del pontífice, necesariamente deberían llevar a todo el mundo a preguntarse si estamos en presencia de un personaje extremadamente cínico, de un psicópata o de un anciano con problemas de demencia. Y la otra opción es la desfachatez o el descaro. Cualquiera sea, alguien debería hacer algo, al menos lo que hicieron los hijos de Noé con su padre cuando este se embriagó: cubrir sus vergüenzas.

Pero el episodio tiene cola. En primer lugar, y más allá de la grosería en el modo de decir las cosas, el contenido de lo que dijo el papa está muy bien: el mundo se está dando cuenta de la cantidad de clérigos homosexuales que pueblan la Iglesia (entre el 30 al 40%). Pero, como bien se ha señalado, el problema de la “sublimación transitoria” del deseo sexual no se da solamente en los seminaristas o sacerdotes homosexuales, se da también en los heterosexuales. Y las pruebas están a la vista, y sobre este hecho ya hablamos hace un tiempo a raíz de una investigación al respecto. El problema, en fondo, es que los seminarios y sus formadores se han demostrado incapaces de formar seriamente a los candidatos al sacerdocio en una sexualidad madura y responsable.

Por otro lado, estas idas y vueltas de Bergoglio y su constante desprecio y críticas a los sacerdotes y seminaristas, está levantando ya mucha temperatura entre ellos. Nos informaba Specola de una carta que enviaron un grupo importante de seminaristas y sacerdotes jóvenes, presumiblemente italianos, al papa quejándose de estas conductas con términos muy duros. Es que aunque el problema que señalamos existe y es grave, no se puede poner a todos en la misma bolsa, y eso justamente es lo que hace el pontífice. Se esperaría que la ridiculiziación de los clérigos viniera de los medios de prensa y de personas hostiles a la Iglesia, como siempre ha sucedido. Pero resulta inconcebible que provenga de quien debiera ser su padre y defensor.

Ya lo dijimos en el mismísimo año 2013: la Iglesia está en manos de un caníbal que devora a su propia institución.


Wanderer


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