15 de Junio: Santos Vito, Modesto y Crescencia, mártires
(✞ 303)
Nació el glorioso niño san Vito en la ciudad de Mazara, que está en el reino de Sicilia, de padres muy ricos y poderosos, pero gentiles.
El niño fue bautizado secretamente y bien enseñado en las cosas de la fe de Jesucristo por Crescencia, que había sido su ama de leche, y por Modesto, marido de Crescencia, el cual era también muy fervoroso cristiano.
Siendo San Vito de doce años, el prefecto de Sicilia que había tenido noticia de la Fe y Religión que ocultamente profesaba, llamó al padre de Vito para que le redujese al culto de los ídolos, amenazándole que corría peligro de muerte si no sacrificaba a los dioses.
Intentó el padre gentil los medios blandos y aún los halagos con unas doncellas deshonestas para alejarlo de la fe cristiana, y viendo que nada conseguía, decidió entregarlo inhumanamente al prefecto Valeriano para que ejerciese en él su rigor.
Pero cuando Modesto y Crescencia se enteraron de aquella bárbara resolución del padre, tomaron a Vito y se fueron con él hacia el mar, y encontraron un navío que allí estaba listo para partir, y así llegaron al reino de Nápoles para librarse de la persecución.
Pero tampoco encontraron ahí la seguridad que buscaban, porque habiendo sido acusados por la profesión de su fe, fueron detenidos y cargados de cadenas.
Mandó después el tirano ponerles en la catasta (que era un tablado alto y eminente, en el que se extendía y atormentaba a los santos mártires con varios instrumentos y penas); y les descoyuntaron los miembros, rasgando y despedazando sus benditos cuerpos.
Y como ellos perseveraban firmes aunque les amenazaban con otros horribles suplicios, echaron a Vito un león para que lo despedazase y como si fuera un manso cordero, el león cayó a los pies del santo niño y halagándole, se los lamía.
Entonces dijo Vito al tirano:
- ¿No ves como las fieras se amansan y olvidadas de su crueldad natural, reconocen y obedecen a su Señor, y tú le desconoces y desobedeces?
Gran número de los que estaban presentes se convirtieron a la fe de Cristo al ver este espectáculo; pero el desventurado gobernador estaba tan empedernido, que ni las palabras del santo niño ni los milagros que veía bastaron para ablandarle; y así sometió a aquellos mártires a otros cruelísimos tormentos, en los cuales, perseverando firmes hasta la muerte, alcanzaron la gloriosa palma del martirio.
Reflexión:
¿Quién no ve en este martirio de San Vito la omnipotencia de Dios, que en un flaco y delicado niño de doce años, triunfó de los tormentos, de la muerte y de todo el poder del infierno? ¿Quién temerá su flaqueza o desmayará, considerando la virtud del Señor? Y, ¿quién se fiará de amor de padre o de otro hombre, si no es fiel a Dios, viendo como el mismo padre de San Vito, fue como su verdugo y causa de su martirio? Deben los hijos estar sujetos y rendidos a la voluntad de sus padres, en todas las cosas que no sean pecado; pero no han de obedecerles si les mandan cosas malas y manifiestamente contrarias a la voluntad divina. En este caso, el hijo que obedece al malvado padre, no merece tener por padre a Dios.
Oración:
Te suplicamos, Señor, que por la intercesión de tus Santos Mártires Vito, Modesto y Crescencia, concedas a todos los fieles un santo horror a la mundana sabiduría, y gracia para hacer cada día nuevos progresos en aquella santa humildad que tanto te agrada; a fin de que huyendo y menospreciando todo lo malo, se apliquen libre y generosamente a todo lo bueno. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Siendo San Vito de doce años, el prefecto de Sicilia que había tenido noticia de la Fe y Religión que ocultamente profesaba, llamó al padre de Vito para que le redujese al culto de los ídolos, amenazándole que corría peligro de muerte si no sacrificaba a los dioses.
Intentó el padre gentil los medios blandos y aún los halagos con unas doncellas deshonestas para alejarlo de la fe cristiana, y viendo que nada conseguía, decidió entregarlo inhumanamente al prefecto Valeriano para que ejerciese en él su rigor.
Pero cuando Modesto y Crescencia se enteraron de aquella bárbara resolución del padre, tomaron a Vito y se fueron con él hacia el mar, y encontraron un navío que allí estaba listo para partir, y así llegaron al reino de Nápoles para librarse de la persecución.
Pero tampoco encontraron ahí la seguridad que buscaban, porque habiendo sido acusados por la profesión de su fe, fueron detenidos y cargados de cadenas.
Mandó después el tirano ponerles en la catasta (que era un tablado alto y eminente, en el que se extendía y atormentaba a los santos mártires con varios instrumentos y penas); y les descoyuntaron los miembros, rasgando y despedazando sus benditos cuerpos.
Y como ellos perseveraban firmes aunque les amenazaban con otros horribles suplicios, echaron a Vito un león para que lo despedazase y como si fuera un manso cordero, el león cayó a los pies del santo niño y halagándole, se los lamía.
Entonces dijo Vito al tirano:
- ¿No ves como las fieras se amansan y olvidadas de su crueldad natural, reconocen y obedecen a su Señor, y tú le desconoces y desobedeces?
Gran número de los que estaban presentes se convirtieron a la fe de Cristo al ver este espectáculo; pero el desventurado gobernador estaba tan empedernido, que ni las palabras del santo niño ni los milagros que veía bastaron para ablandarle; y así sometió a aquellos mártires a otros cruelísimos tormentos, en los cuales, perseverando firmes hasta la muerte, alcanzaron la gloriosa palma del martirio.
Reflexión:
¿Quién no ve en este martirio de San Vito la omnipotencia de Dios, que en un flaco y delicado niño de doce años, triunfó de los tormentos, de la muerte y de todo el poder del infierno? ¿Quién temerá su flaqueza o desmayará, considerando la virtud del Señor? Y, ¿quién se fiará de amor de padre o de otro hombre, si no es fiel a Dios, viendo como el mismo padre de San Vito, fue como su verdugo y causa de su martirio? Deben los hijos estar sujetos y rendidos a la voluntad de sus padres, en todas las cosas que no sean pecado; pero no han de obedecerles si les mandan cosas malas y manifiestamente contrarias a la voluntad divina. En este caso, el hijo que obedece al malvado padre, no merece tener por padre a Dios.
Oración:
Te suplicamos, Señor, que por la intercesión de tus Santos Mártires Vito, Modesto y Crescencia, concedas a todos los fieles un santo horror a la mundana sabiduría, y gracia para hacer cada día nuevos progresos en aquella santa humildad que tanto te agrada; a fin de que huyendo y menospreciando todo lo malo, se apliquen libre y generosamente a todo lo bueno. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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