2 de Mayo: San Atanasio, patriarca de Alejandría
(✞ 373)
El valeroso defensor de la fe católica San Atanasio, nació de nobles padres en Alejandría, para ser una de las más brillantes lumbreras del orbe cristiano.
Acabados sus estudios, se retiró por algún tiempo en el yermo, donde conversó con San Antonio Abad, a quien dio dos túnicas para el abrigo y reparo de su cuerpo.
Era todavía diácono cuando asistió al Gran Concilio de Nicea, donde confundió al mismo Arrio en las disputas que tuvo con él; y habiendo fallecido cinco meses después del Concilio, San Alejandro, Obispo de Alejandría, fue elegido Atanasio por común un consentimiento de todo el pueblo.
Los herejes que ya le conocían, se unificaron para derribarle, y en el conciliábulo de Tiro, entre otros cargos, le acusaron de haber violado una mujer, la cual, por persuasión de los arrianos y dineros que le dieron, exclamaba allí mismo que habiendo hospedado a Atanasio, le había quitado por fuerza la virginidad.
Pero luego se conoció el embuste de la mala mujer, porque Timoteo, presbítero de Atanasio, fingiendo que era él mismo Atanasio, le dijo:
- Di mujer, ¿fui yo huésped en tu casa? ¿Yo he mancillado tu castidad?
Y como ella respondiese a grandes voces y con muchas lágrimas fingidas que sí, y lo jurase, y pidiese a los jueces que le castigasen, vino a descubrirse toda aquella mentira, y terminó en risas aquella acusación.
Es imposible decir las calumnias y persecuciones que armaron los herejes contra este santísimo patriarca.
Cuatro emperadores le persiguieron: Constantino Magno con buen celo, pensando que acertaba y Constancio su hijo, Juliano el apóstata y Valente como enemigos de Dios.
Escribió el símbolo que llaman de Atanasio, el cual como regla certísima de nuestra santa fe ha sido recibido y usado por toda la Iglesia.
Padeció largos destierros; cinco mil hombres de guerra entraron para prenderle en su Iglesia, y tuvo que esconderse en los yermos, en una cisterna, donde estuvo seis años, y hasta en la misma sepultura de su padre.
Cuando volvía a su iglesia, te recibían como si viniera del cielo, y era tal el fruto de su predicación y ejemplo, y tan grande la porfía en las gentes sobre el darse a la virtud que como él mismo escribe, cada casa y cada familia parecía una iglesia de Dios.
Así ilustró y defendió la fe cristiana durante medio siglo, y acabó su vida en santa vejez hasta que el Señor fue servido de llevarle para sí y darle el galardón por sus largas penurias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Usted puede opinar pero siempre haciéndolo con respeto, de lo contrario el comentario será eliminado.