Martin considera que Fiducia supplicans es “un avance enorme”, pero pretende aún más: su objetivo es el reconocimiento de las uniones homosexuales.
El “espacio de trabajo” de Martin está lleno de objetos que evocan su viaje personal como “sacerdote” jesuita que ha trabajado con pandilleros en Boston y con refugiados en Kenia.
Junto a su computadora, hay una foto de él conversando con Bergoglio durante una reunión en 2019 en el Vaticano. Este fue el primero de cuatro encuentros que los dos jesuitas han tenido hasta ahora.
El encuentro de dos jesuitas “ilustres” (2019)
“No soy cardenal, ni arzobispo, ni obispo, ni siquiera rector de universidad. ¿Por qué querría un papa conocerme?”
Pero él conoce bien la respuesta. A sus 63 años, este jesuita estadounidense es uno de los principales defensores de la promoción de las personas lgbt dentro de la Iglesia católica.
Él tiene la confianza y el oído de Bergoglio.
En 2017, Bergoglio lo nombró consultor del Dicasterio para la Comunicación. Y el año pasado le pidió participar en el “sínodo” sobre el futuro de la Iglesia.
Bergoglio saluda cálidamente a uno de sus “hijos dilectos” durante el sínodo
“Soy sólo una de las muchas voces que hablan con el 'papa' sobre este tema”, dice, restando importancia a su papel en este “desarrollo”.
¿Quién es James Martin?
En una entrevista con CathNews, este hereje infiltrado en la Iglesia para promover la “causa lgbt” cuenta algo de su historia:
Relató que es hijo de un profesor francés y hombre de negocios; y que antes de ser “ordenado sacerdote”, Martin siguió una carrera en contabilidad y recursos humanos en el conglomerado estadounidense General Electric.
“Yo era un yuppie”, dice. “Me ganaba la vida bien, vivía en Nueva York, iba a clubes nocturnos y gastaba mucho dinero”.
Pero después de unos años, dice que se cansó de ese estilo de vida.
Vio un documental sobre el monje trapense Thomas Merton, pero ni siquiera sabía qué era un monasterio.
Al final decidió hacerse jesuita.
Comenzó a escribir sobre los “católicos lgbt” en la década de 1990 en las páginas de America porque “el tema se abordaba poco en ese momento”.
Enfrentó su primera controversia en el año 2000, cuando escribió un artículo sobre los “sacerdotes” homosexuales. Pero no fue hasta dieciséis años después que decidió hacer del “reconocimiento de las personas lgbt” el centro de su “ministerio”.
Relató que el punto de inflexión fue la muerte de 49 personas el 12 de junio de 2016 en “Pulse”, un club nocturno para sodomitas en Orlando, Florida.
“Muy pocos obispos hablaron después de este tiroteo, el más mortífero en la historia del país. Y aún menos usaron la palabra 'gay'”, dijo el pervertido Martin.
“Pensé: '¿qué necesita hacer esta 'comunidad' para ser 'reconocida por la Iglesia'? ¿Morir no es suficiente?”
Después del tiroteo en aquel antro de perversión nocturno, Martin comenzó a participar en conferencias, aparecer en los principales medios de comunicación y escribir libros como Building a Bridge (HarperOne, 2018).
“Yo era un yuppie”, dice. “Me ganaba la vida bien, vivía en Nueva York, iba a clubes nocturnos y gastaba mucho dinero”.
Pero después de unos años, dice que se cansó de ese estilo de vida.
Vio un documental sobre el monje trapense Thomas Merton, pero ni siquiera sabía qué era un monasterio.
Al final decidió hacerse jesuita.
Comenzó a escribir sobre los “católicos lgbt” en la década de 1990 en las páginas de America porque “el tema se abordaba poco en ese momento”.
Enfrentó su primera controversia en el año 2000, cuando escribió un artículo sobre los “sacerdotes” homosexuales. Pero no fue hasta dieciséis años después que decidió hacer del “reconocimiento de las personas lgbt” el centro de su “ministerio”.
Relató que el punto de inflexión fue la muerte de 49 personas el 12 de junio de 2016 en “Pulse”, un club nocturno para sodomitas en Orlando, Florida.
“Muy pocos obispos hablaron después de este tiroteo, el más mortífero en la historia del país. Y aún menos usaron la palabra 'gay'”, dijo el pervertido Martin.
“Pensé: '¿qué necesita hacer esta 'comunidad' para ser 'reconocida por la Iglesia'? ¿Morir no es suficiente?”
Después del tiroteo en aquel antro de perversión nocturno, Martin comenzó a participar en conferencias, aparecer en los principales medios de comunicación y escribir libros como Building a Bridge (HarperOne, 2018).
Su objetivo era instalar en la Iglesia católica la “escucha” a sus “miembros lgbt” en lugar de “tratarlos como pecadores que necesitan ser examinados de por vida”. Eso es exactamente lo que piden los Evangelios y el Catecismo de la Iglesia Católica: arrepentimiento y conversión, y para ambas cosas se necesita reconocer el pecado, algo que Martin elige pasar por alto.
Y para remarcar bien su posición anticatólica, Martin desde 2022 dirige “Outreach”, un sitio web dedicado a los “católicos lgbt”.
Y para remarcar bien su posición anticatólica, Martin desde 2022 dirige “Outreach”, un sitio web dedicado a los “católicos lgbt”.
“No soy de buscar polémicas”
Su postura escandalosa le ha granjeado muchos enemigos, entre ellos algunos obispos, que le acusan, en base a lo que dice nuestra Religión, de distorsionar la enseñanza católica.
“Jesús acogió a los marginados, eso es lo que hago” -responde el descarado jesuita.
“No soy alguien que busque controversias. Preferiría escribir sobre santos y oración, pero me he acostumbrado a que me odien”.
Martin considera que Fiducia supplicans es “un avance enorme”, pero pretende aún más; su objetivo es el reconocimiento de las uniones homosexuales.
“Los católicos lgbt hemos aceptado que este punto no cambiará. Lo único que quieren es que los traten como seres humanos”, afirma, ¡como si la Iglesia no tratase como seres humanos a los homosexuales! Y fíjate el detalle: “Los católicos lgbt hemos aceptado...” ¿El “sacerdote” jesuita está reconociendo que no cumple con su castidad y es un homosexual activo?
Para finalizar, su hipocresía lo lleva a decir: “Al excluir a estas personas, también estamos cerrando las puertas de nuestras iglesias a sus padres, hermanos y amigos. En el pasado habrían buscado su lugar dentro de la Iglesia. Ahora prefieren irse”.
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