miércoles, 7 de febrero de 2024

7 DE FEBRERO: SAN ROMUALDO, ABAD


San Romualdo, Abad

(✝ 1027)

El glorioso abad San Romualdo era de la casa y linaje de los duques de Ravena, ciudad nobilísima de Italia. Crióse con regalos y pasatiempos hasta la edad de veinte años. Habiéndose hallado presente en una pendencia en la cual su padre Sergio mató a su competidor, quedó tan lastimado por el caso, que dejó las vanidades del mundo y se recogió en un monasterio de la Orden de San Benito.

A los tres años partió con licencia de su prelado en busca de un santo ermitaño llamado Marino, que habitaba en un desierto no lejos de la ciudad de Venecia, y con tal maestro creció tanto en la perfección, que vino a ser padre de muchos y santos hijos.

Reformó los monasterios de su padre San Benito, que con flaqueza humana y con las guerras habían aflojado en la disciplina religiosa; edificó de nuevo cien monasterios de la misma Orden, y aun pobló de ermitaños los desiertos, y movió con su ejemplo a ponerse a trabajar en el siglo, y a su mismo padre y a muchos hombres principales, aún de la corte del emperador, entre los cuales se destacaron más Bonifacio, que era pariente del mismo emperador, y Busclavino, hijo del rey de Esclavonia.

Tenía ya ochenta años de edad, y queriendo retirarse para dedicar con todo fervor a Dios lo que le quedaba de vida, se fue al monte Apenino, que divide Italia, y estando en la cumbre del monte, en un campo ameno y abundoso de aguas, se quedó dormido junto a una fuente; allí le sobrevino un sueño misterioso y parecido al del patriarca Jacob, porque vio una escalera desde la tierra al cielo, por la cual los religiosos vestidos de blanco subían a Dios, y entendiendo que aquella era la voluntad divina se fue al dueño de aquel campo, que era un conde llamado Madulo, y se lo pidió, y el conde que había tenido el mismo sueño, se lo dio liberalmente.

Y de aquí vino a llamarse aquel sitio Camaldula, que quiere decir Campo de Madulo y aquel yermo fue el paraíso de la Orden Camaldulense, esclarecida por tantos celestiales varones que en el espacio de setecientos años han ilustrado la Iglesia de Dios.

Finalmente, después de una larga vida llena de maravillas y heroicas y virtudes, murió el santísimo Abad Romualdo en el monasterio del valle de Castro, y cuatrocientos años después se halló su cadáver incorrupto y entero, con el rostro muy apacible y venerable, y cubierto el cuerpo de un silicio debajo de su hábito.


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