domingo, 27 de agosto de 2023

PADRE LLANOS: DE CONFESOR DEL GENERAL FRANCO AL PARTIDO COMUNISTA

El jesuita José María de Llanos es considerado “padre espiritual de la izquierda”, inclusive tenía su carné del Partido Comunista de España y fue el más conocido de los llamados “curas obreros” en dicho país.


Nació en Madrid, 26 de abril de 1906. Tras licenciarse en Química en 1927, entró en el noviciado jesuita. Su juventud fue marcada por la Guerra Civil: al estallar tuvo que proseguir sus estudios en Bélgica. Allí organizó un grupo de novicios jesuitas, llamado "Nosotros" y que, en palabras del propio Llanos, servía para "vivir abismos". El grupo, en el que también estuvo el futuro teólogo José María Díez-Alegría, acabó siendo disuelto por sus superiores. Ya de vuelta en España, tras la guerra, fue ordenado en Granada, donde ofició su primer Misa ayudado por su padre, quien lució su uniforme de General de Infantería durante la ceremonia litúrgica.

Estuvo muy involucrado en el gobierno del General Francisco Franco, interviniendo en 1943 en la organización de los Cursillos de Cristiandad y a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, se encargó de desarrollar su labor doctrinal en los ambientes estudiantiles próximos a Falange Española. 

En 1946 fue nombrado capellán del Frente de Juventudes y subdirector de la Congregación Universitaria de Madrid, en virtud de lo cual participó en la Junta Organizadora del XIX Congreso Mundial de Pax Romana (que tuvo lugar en El Escorial en el verano de ese mismo año). Su afinidad con el gobierno del General Franco y su reconocimiento por parte de éste llegó al punto de que impartió unos ejercicio espirituales al propio Franco. En estos años, colaboró con las principales revistas estudiantiles afines al gobierno, como Alférez o La Horca.

Se involucró además en el movimiento nacional-católico. Sus convicciones se vieron exaltadas por la reciente guerra, causa del exilio y de la muerte de dos de sus hermanos, uno de los cuales fue hallado con un crucifijo en la boca. Intentó alistarse en la División Azul y fue el confesor del General Francisco Franco. También organizó un grupo de jóvenes católicos: "los luises", cuyo principal cometido era preservar la moral, haciendo que los quiosqueros retirasen publicaciones que consideraban escandalosas o inapropiadas, o interrumpiendo a parejas que se comportaban de manera inadecuada en los parques.

A mitad de la década de 1950, el gobierno del General Franco temía la posibilidad, auspiciada por el Partido Comunista, de que la creciente oposición estudiantil se aliase con el movimiento obrero; por ello encargó a José María de Llanos que iniciase su labor apostólica en los marginales barrios obreros del sur de Madrid, con la idea de debilitar esta posible alianza. Llanos inició su actividad en la Nochebuena de 1955 en el suburbio conocido como El Pozo del tío Raimundo. Allí empezó a ser conocido muy pronto como el "Padre Llanos".

Llanos organizó el primer campo de trabajo de alfabetización en el pueblo minero de Rodalquilar, (Almería) y estos campos de trabajo se organizaron hasta 1968 por toda la geografía española, el objetivo era alfabetizar a las capas más bajas de la población rural y obrera.

Este cura fue arrestado junto con otros vecinos de El Pozo del Tío Raimundo, cuando iniciaba la construcción de su propia chabola (rancho), ya que esas construcciones no estaban permitidas. 

Años después la zona le cambió, pues acabó sus días con un carnet del Partido Comunista en el bolsillo y alzando el puño ante 60.000 personas en un mitin que el mismo grupo llevó a cabo en 1977.


Llanos había llegado a esa barriada “para convertir a los trabajadores. Pero fueron los trabajadores los que le convirtieron a él”, recordaría, años después, un vecino de la zona.

Partidario de una "Iglesia popular" "cercana al pueblo", dirigió y tomó parte en numerosas acciones e iniciativas políticas para apoyar la primer democracia que surgiría en España, tras las primeras elecciones generales en 1977.

Llanos junto a Dolores Ibárruri, ‘La Pasionaria’

Después todas las actividades allí realizadas, declaró en una ocasión no sentirse satisfecho con su actuación en El Pozo:
“Mi pastoral ha sido muy mala, un fracaso rotundo. Intenté dar un giro a ese cristianismo aldeano y empecé a hacer una comunidad de base, pero fracasé. Ahora se ha quedado el barrio sin la piedad aldeana y sin la piedad moderna. Me duele que haya tanto ateísmo, sobre todo entre los jóvenes. Abro las puertas de mi casa a todo el que llama. Hoy el Pozo es más culto y lo que quisiera es que sus habitantes creyeran en Jesús, tuvieran fe. Me gustaría que Jesús fuera su guía, aunque no he sabido presentárselo”.
Llanos falleció el 10 de febrero de 1992 a los 86 años de edad en la residencia de los jesuitas de Alcalá de Henares.



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