sábado, 22 de julio de 2023

INVENTANDO EXCUSAS PARA LOS SUICIDIOS

¿No crees que un suicidio sería particularmente grave en un sacerdote? ¿No? ¿Has oído hablar del catolicismo?


Un sacerdote acusado de agresión sexual a una mujer acaba de suicidarse en Francia. Tenía 47 años.

No necesita ser enterrado en tierra consagrada, ni que se diga una misa en su funeral.

Cada vez que alguien se suicida, Internet se llena de gente que, para sentirse mejor, trata la condenación del tipo como algo extremadamente remoto, porque la “misericordiaaa” y “no sabemoooosss”, y cosas así.

Siempre.

Uno se pregunta qué demonios nos ha pasado como católicos. Es como si estuviéramos haciendo un esfuerzo colosal para borrar el catolicismo de nuestras vidas.


Déjenme explicarlo: El Padre Benjamin Sellier está ahora muy probablemente en el infierno.

No, no es seguro. No es 100% seguro. Pero es muy probable, y es por eso que el tipo no debería tener ni tierra consagrada sobre su ataúd, ni una misa fúnebre.

Cada vez que alguien se suicida, un ejército de gente sale con todo tipo de excusas y la justificación típica: la depresión. La depresión es muy conveniente porque siempre funciona, incluso cuando la forma de morir era inmediata (como pegarse un tiro en la boca con una escopeta). Es como si hubiera que revisar la Doctrina de la Iglesia, porque Dios no tuvo, hace dos mil años, los “especialistas” a su disposición que tenemos hoy. ¡Vamos, Jesús! ¿Qué sabías tú de la depresión en tu época? ¡Hoy en día sabemos más!

Sí, Dios puede salvar a cualquiera. 

Sí, no todos los suicidas van al infierno. 

Sí, varios santos han relatado casos en los que fueron informados de que el suicida logró una contrición perfecta durante la fase de "no retorno" (como, por ejemplo, el hombre que se arroja desde un puente alto y necesita varios segundos, seguramente, aparentemente interminables, antes del "aterrizaje"). 

Pero esas son excepciones. 

Sólo una sociedad afeminada como la nuestra puede tomar las excepciones y hacer de ellas, la regla, de modo que evitamos el escalofrío por la espina dorsal que proviene de una reflexión adecuada.

Hay una razón por la que la Iglesia prohíbe las medidas de las que he hablado más arriba. La razón es, exactamente, la alta probabilidad de condenación del suicida.

Cuando lees sobre un suicidio, tu trabajo no es encontrar excusas, sino estremecerte. Largo y tendido.

En cambio, los piadosos herejes de facto provocan más suicidios al minimizar la gravedad de este hecho.

Todos. Siempre.

En este caso, el suicida era, incluso, un cura. ¿No crees que un suicidio sería particularmente grave en un sacerdote? ¿No? ¿Has oído hablar del catolicismo?

Ojo: sean cuales sean las circunstancias del suicidio, si yo fuera sacerdote diría a los familiares -después de decirles cómo funcionarán las cosas- que recen por el suicida hasta el último día de su vida, en la (muy) extraña posibilidad de que esas oraciones formen parte exactamente del plan providencial que lleve a la salvación del suicida (sí: Dios puede utilizar, o más bien disponer, de oraciones para la conversión a posteriori y aplicarlas a la conversión durante el hecho). De todos modos, las oraciones no se "desperdiciarán", y sin duda servirán para la salvación de los que rezan, si no para la salvación del (en este caso) suicida condenado.

Vivimos en una época en la que se le da tantas vueltas a todo y se ponen tantas excusas a cualquier ofensa, que uno se pregunta cuántos católicos tienen conocimiento todavía de lo básico.

En este caso, sin embargo, no es que no tengan ese conocimiento. Es que eligen sabotearlo.

Qué triste. Muy triste. En tu caridad, reza por este sacerdote.

Tu oración no se perderá de todos modos.


Mundabor


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