martes, 13 de junio de 2023

FRAY PAULINO ÁLVAREZ (1850-1939)

¿Quién fue este Fraile Dominico que llegó a ser vasallo de la reina doña María Cristina y que debió huir a América para que los los frailes dominicos no fueran expulsados del país?


El Fraile Dominico Fray Paulino nació en el barrio La Villa en Mieres del Camín un 14 de septiembre de 1850. Realizó sus primeros estudios en el Seminario de Oviedo y tomó el hábito como dominico en el Convento de San Juan Bautista de Corias el 9 de octubre de 1868, a los dieciocho años de edad.

Su primer servicio como dominico fue la fundación del Convento de San José en Padrón (A Coruña). En 1880 se le destinó a la predicación y fundación de nuevos Conventos de la Orden de Predicadores o Dominica en distintos lugares como Santander, Salamanca, Palencia, Barcelona, Cádiz, etc. Su principal actividad en estas ciudades fue la predicación misionera, gracias a la cual consiguió una gran fama de orador sagrado.

Fray Paulino Álvarez en su juventud

En el transcurso de los siguientes años, el padre Álvarez desempeñó dentro de la Orden importantes cargos. Fue superior del convento de Vergara y nuevamente director allí una breve temporada, en 1893, de la revista El Santísimo Rosario. En el Capítulo General de la Orden celebrado al año siguiente en el convento de Ávila fue electo definidor. Después ocupó el Rectorado del Seminario de Vergara. Siéndolo, se le nombró en 1897 Prior provincial de la provincia dominicana de Andalucía, restaurada entonces, y en calidad de tal asistió al año siguiente al Capítulo General de la Orden celebrado en Viena.

La fama de orador de Fray Paulino llegaría hasta la mismísima reina doña María Cristina que, admirada por lo que escuchaba de él, se personaría en el colegio donde residía Fray Paulino. María Cristina acabaría considerándole como uno de sus más distinguidos vasallos, llegando a nombrarle su predicador personal. 

La reina le invitaba a su mesa, a decir la Misa destinada a su séquito, ponía coches a su disposición, tenía para él las más delicadas distinciones y no ocultaba su deseo de elevarle a ocupar la primera mitra vacante. Continuaron estas relaciones de reina y fraile hasta el año 1898.

Pero de pronto sobrevino una inesperada mutación. En el mes de noviembre del citado año al emprender el padre Paulino un viaje para ir a predicar a Cuevas de Vera, hoy Cuevas de Almanzora (Almería), fue detenido por la policía en la estación de Atocha y registrado su equipaje sin ningún miramiento. La causa de tal atropello no la pudo conocer de momento Fr. Paulino, pero no tardó en saberla. En la camarilla de adulones que siempre rodea a los reyes y también a los que gobiernan estados con otras investiduras, las deferencias de María Cristina al fraile tenían desazonados a algunos palatinos, y éstos tejieron la insidia de que desde un palacio de Venecia se escribiera a la reina una carta en la que se denunciaba al fraile como traidor, asegurando en ella que estaba de acuerdo con el pretendiente al Trono don Carlos de Borbón, de quien tenía órdenes y facultades para provocar una nueva guerra civil en España. 

Debido a tan bien urdida felonía, las fuerzas de vigilancia y hasta la Guardia Civil le espiaban y seguían sus pasos con tal celo que, para evitar algún grave contratiempo posible, resolvió expatriarse en enero de 1899, para lo que hubo de recurrir a una suplantación del nombre. Ya en el extranjero, se le comunicó oficialmente al general de la Orden, por el embajador de España en Roma, que si el padre Paulino intentaba regresar a España serían expulsados del país los frailes dominicos. Debido a esto, Fr. Paulino Álvarez se vio obligado a permanecer en América unos quince años, hasta que pudo volver a España con sesenta y ocho de edad.

Al expatriarse con rumbo a América se dirigió a Cuba, y en la Habana desempeñó los cargos de teólogo consultor del obispado y examinador sinodal. Allí continuó en sus actividades de predicador con la serie de conferencias pronunciadas en la Catedral en 1904, y también de escritor, entre cuya labor cuenta una serie de artículos en el "Diario de la Marina" sobre Derecho público de la Iglesia. Fundó también una comunidad de dominicos.

Tras una permanencia de siete años en Cuba y de algunos meses en Méjico, se trasladó al Perú a ruegos de los dominicos establecidos en aquella República, en la que permaneció por espacio de otros siete años. De sus actividades allí de predicador y conferenciante sobresalen las de la serie de conferencias en torno al tema Iglesia y Estado, y las oraciones fúnebres, a solicitud de aquel gobierno, en las exequias del arzobispo de esa archidiócesis y del ministro plenipotenciario de España, señor Larios. Durante una temporada que pasó entre los misioneros dominicos dedicados a civilizar comarcas todavía salvajes, escribió el volumen "Glorias del Rosario". En Lima fue director de un importante colegio de primera y segunda enseñanza. Fue nombrado por el presidente de la República miembro de la Junta Superior de Instrucción pública. Escribió por entonces un libro de texto para la asignatura de Religión, que fue recomendado a los colegios por el Ministerio correspondiente. Desempeñó también en Lima el cargo de censor eclesiástico del arzobispado.

De regreso en España, continuó dedicado a la predicación, con decreciente actividad debido a los años, a la vez que desempeñó cargos y comisiones dentro de la Orden, residente en diversos conventos del país. Cuando decreció su actuación como predicador y conferenciante, aumentó su labor como escritor, pues a esta última época de su vida corresponden buena parte de las obras publicadas en volumen, entre las que descuella por su importancia y el caudal de investigación llevada a cabo para ella, la intitulada "Santos Bienaventurados , Venerables de la Orden de Predicadores", en cuatro robustos volúmenes, obra con la que culminó la labor intelectual del padre Paulino. Luego, a sus ochenta y cuatro años de edad, dio una nueva muestra de su lúcida inteligencia con la obra "Vida de San Vicente Ferrer" (1934).

Fr. Paulino Álvarez gozó en su venerable ancianidad de fervorosos afectos en la Orden y fuera de ella. 

Fray Paulino falleció un 21 de mayo de 1939 en el convento dominico de la ciudad de Palencia, donde reposaron sus restos mortales en el panteón de la comunidad hasta 1997 cuando fueron trasladados a Cádiz, por sus Hermanos de la Orden.

En la década de los años 50, la Corporación municipal de Mieres dio su nombre a una calle del barrio La Villa, donde había nacido el ilustre dominico.


Obras publicadas en volumen:

— Santa Teresa y el P. Báñez (Madrid, 1882)

— El Rosario: Sus excelencias, indulgencias, misterios, novena, reflexiones y cánticos para las misiones (Salamanca, 1882; numerosas reimpresiones)

— Vidas de los Hermanos: Leyenda histórica maravillosa de la Orden de Predicadores en el siglo XIII. (Palencia, 1885)

— Vida de la sierva de Dios, Sor Bárbara de Santo Domingo. Religiosa del convento de dominicas de Madre de Dios, de Sevilla, muerta el año 1872 (Palencia, 1889)

— Vida y martirio del V. Ilustrísimo Sr. Fray Melchor García Sampedro, obispo de Tricornia, protomártir asturiano (Palencia, 1889; folleto)

— Panegírico del angélico Doctor Santo Tomás de Aquino. (Barcelona, 1890)

— Conferencias científico-religiosas dadas en Barcelona durante la Cuaresma de 1890 (Valencia, 1891)

— Santa Catalina de Siena: Leyenda del B. Raimundo. Suplemento del B. Caffarino. Cartas de otros discípulos (Vergara, 1892)

— Ramillete del Rosario: Manual completo de la Cofradía (Vergara, 1893)

— La Ley: Conferencias predicadas en la iglesia de San José, de Madrid, en el año 1894 (Madrid, 1894; contiene un apéndice con otros sermones)

— Brindis a los PP. Capitulares del Capítulo General de Ávila, en la comida con que fueron obsequiados el 9 de junio de 1895 por el P. Rector del Colegio (Sin lugar ni año de publicación; opúsculo)

— Los quince martes de Santo Domingo, conforme a los quince misterios del Rosario (Vergara, 1897)

—Triduo que a su Patrono dedican los Siervos de la Virgen del Rosario en la iglesia de Santo Domingo, de Cádiz (Vergara, 1897)

 — Circular que a los religiosos de la restaurada Provincia de Andalucía dirige su primer prior provincial (Vergara, 1898)

— Breve historia de la Virgen de la Caridad del Cobre, seguida de un triduo y novena. Publicada con el fausto motivo de la proclamación del Patronato de Nuestra Señora en la isla de Cuba (Vergara, 1902)

— La Iglesia Verdadera: Conferencias predicadas en la Catedral de lo Habano con motivo del Jubileo de la Inmaculada (Habana, 1905)

— Los quince sábados del Rosario. Piadoso ejercicio enriquecido de indulgencias (Vergara, 1907)

— Cofradía del Rosario: Sus excelencias e indulgencias (Lima, 1907)

— Glorias del Rosario: Lecturas y ejemplos edificantes para el mes de octubre (Lima, 1907)

— Iglesia y Estado: Conferencias predicadas en Santo Domingo de Lima, durante la Cuaresma de 1906 (Barcelona, 1908)

— Fundamentos y dogmas de la Religión: Lecciones escritas para los Colegios de segunda enseñanza del Perú (Lima, 1911; dos tomos)

— Panegíricos y oraciones fúnebres (Vergara, 1913)

— Mes de Jesús Sacramentado, entresacado de las obras del V. P. Maestro Fr. Luis de Granada, de la Orden de Santo Domingo, y precedido de un prólogo (Barcelona, 1916)

— Grandezas, dolores y gozos de San José (Barcelona, 1917)

— Consejos que a sus amadas hijas daba la R. M. María de los Dolores del Corazón de Jesús, vicaria general y maestra de novicias de la Congregación de Esclavas Concepcionistas del Divino Corazón (Vergara, 1917)

— Santos, bienaventurados, venerables de la Orden de Predicadores (Vergara, 1921-23; cuatro volúmenes en tamaño cuarto: I, Santos, 1921; II, Bienaventurados, 1922; III, Venerables religiosos, 1922; y IV, Venerables religiosas, 1923)

— Mes de la Sacratísima  Virgen María, según el Venerable  P. Granada (Vergara, 1923)

— La santa negrita, hija del rey del Congo (Vergara, 1927; folleto)

— Vida de Santa Rosa de Lima (Vergara, 1929; folleto)

— Vida de Santo Domingo de Guzmán (Vergara, 1930; folleto)

— Misericordias de Jesús: Ríes del Sagrado Corazón (Almagro, 1930)

— Una flor de los campos mejicanos: Sor Amada de Santo Domingo (Vergara, 1931) XXXIII.

— Vida de Santa Catalina de Sena (Vergara, 1931; folleto)

— Vida de San Vicente Ferrer, Apóstol de Europa y ángel del Apocalipsis (Vergara. 1934)

Trabajos sin formar volumen:

— Derecho público de la Iglesia (En el "Diario de la Marina", La Habana, 1904; varios artículos)

— Prólogo a La Orden de Santo Domingo en el Perú: Estudio bibliográfico, de Fr. Domingo Angulo (Lima, s. a.; 1908?)

— Memoria de los dominicos insignes en santidad y sabiduría, impreso en el Discurso de recepción del P. Domingo Angulo en el Instituto Histórico del Perú (Lima, 1910)

— Palabras de congratulación, como prólogo a Nuestra Señora del Rosario, patrono de Cádiz y de la carrera de Indias y su convento de Padres predicadores: Ensayo histórico documentado, de Fr. Hipólito Sancho (Cádiz, 1927)

— El canto del Cisne, epílogo a la obra en cuatro volúmenes Bibliografía del V. P. Fr. Luis de Granada, de Fr. Máximo Llaneza (Salamanca, 1928)

— Prólogo al folleto Nuestra Señora del Rosario (Vergara, 1931)



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