Son aves de rapiña, doblemente malditos: no tienen amor ni compasión, no solo de los hombres que saben defenderse, sino que ni aún de los tiernos e indefensos.
De hecho, son sus presas preferidas: los débiles, los infantes, los fácilmente manipulables por su tierna edad e inmadurez psicológica.
Padres, os lo ruego: ¡no seáis misericordiosos con tales depredadores y corruptores de niños!
Vuestro deber más sagrado como padres, es proteger a los débiles, a los indefensos y a los vulnerables, a los miembros de vuestra propia casa.
Un padre que da la bienvenida al lobo en su casa en nombre del “amor” y la “tolerancia”, abandona su deber más sagrado y deja toda su casa, madre e hijos, para despojo del depredador.
Notired
Un padre que da la bienvenida al lobo en su casa en nombre del “amor” y la “tolerancia”, abandona su deber más sagrado y deja toda su casa, madre e hijos, para despojo del depredador.
Notired
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