Por Rocio Madera
Tras 35 años de residencia en el corazón de Denver, las Hermanas Clarisas Capuchinas han decidido trasladarse a un nuevo monasterio, cuya construcción está prevista para finales de 2024 - y la reciente ceremonia de colocación de la primera piedra significa que el sueño del tan necesario monasterio está más cerca de hacerse realidad. El 1 de junio, el arzobispo Samuel J. Aquila, acompañado por varios miembros de la comunidad, bendijo el terreno en Byers, Colorado, donde pronto residirán las hermanas Clarisas.
Para las hermanas contemplativas, la inauguración marca un nuevo comienzo que les permitirá volver a sus raíces de oración silenciosa y contemplación en comunidad y apartadas del mundo.
En la última década, nuevos desafíos las han obligado a buscar un nuevo sitio. El área donde se ubican actualmente ha sufrido un proceso de remodelación que ha desplazado a su población original. El barrio tranquilo y familiar al que llegaron hace 35 años se ha transformado en el moderno “Highlands”, una zona concurrida de restaurantes, bares, ruido y fiesta que a menudo interrumpe su tiempo de oración y contemplación.
“Cuando llegamos, todo estaba más tranquilo”, dijo la hermana María. “Era diferente. No era tan ruidoso como ahora. Ahora estamos en la capilla y de repente alguien intenta abrir las puertas a la fuerza. Tarde en la noche, podemos escuchar gente gritando por la calle. También se ha vuelto más peligroso”.
La hermana también describió cómo en algunas ocasiones las personas dejan basura en el jardín y cómo incluso se han encontrado con intrusos que intentan ingresar a la propiedad.
Pero no todo es negativo, ya que estos cambios también han traído nuevas personas a la Iglesia, lo cual ha sido muy gratificante para las hermanas.
“Hemos conocido gente nueva del vecindario que viene a nosotros pidiendo oraciones, comprar galletas y algunos incluso vienen a misa”, compartió la hermana María. “Hay jóvenes que también han estado asistiendo a misa con más frecuencia. Hay parejas que dicen que viven cerca, y que no sabían nada de nosotras, pero han empezado a venir a comprar galletas, a interesarse. Como dije, no todo es negativo”.
Llegada
Las Hermanas Clarisas Capuchinas llegaron a Denver en 1988 desde una comunidad en Irapuato, México, siguiendo una invitación del entonces Arzobispo l J. Francis Stafford para comenzar un nuevo monasterio cerca del centro de Denver. De las 42 hermanas que componían la comunidad en Irapuato, 10 fueron elegidas para mudarse a Estados Unidos.
Las hermanas establecieron un nuevo monasterio en la antigua rectoría de la Iglesia de San Patricio en Denver y comenzaron su misión de orar por la Arquidiócesis de Denver.
“Nuestro carisma es la fraternidad, la contemplación y, sobre todo, la oración y el trabajo”, añadió. “Tenemos horas de oración por la mañana, Liturgia de las Horas, Eucaristía y una hora de meditación. Después de las 9 am, el trabajo comienza hasta el mediodía. Trabajamos en la panadería, cuidamos la iglesia, hacemos los hábitos para los hermanos capuchinos…. Pero, sobre todo, lo que nos distingue es la contemplación y la fraternidad”.
Un nuevo comienzo
Aunque los cambios en los alrededores fueron un factor importante en la decisión de las hermanas de mudarse, comenzaron a considerar esa posibilidad hace 20 años, cuando notaron que el edificio actual ya no era un hogar adecuado. El edificio era viejo y la lista de reparaciones críticas y costosas seguía creciendo. Además de las mejoras y el mantenimiento necesarios, que las hermanas no pueden cumplir, el edificio no es accesible para las hermanas mayores con problemas de movilidad.
Durante años, las hermanas han estado orando por un nuevo monasterio. Después de varias decepciones y obstáculos financieros, un benefactor proporcionó generosamente una propiedad de más de 100 acres en Byers, Colorado. Las Clarisas han iniciado una campaña para recaudar fondos para completar este proyecto que les permitirá continuar con su vida pacífica de oración.
“El costo actual (de la construcción) se estima en cinco millones de dólares, y tenemos aproximadamente tres millones que hemos recaudado a lo largo de los años gracias a los donantes de la comunidad”, dijo la hermana María, confiando en que Dios proveerá y que la comunidad de fieles les ayudará a hacer realidad su nuevo hogar.
Parte de este dinero se ha recaudado a través de las ventas de sus populares “galletas Clarisas”, que a lo largo de los años han ganado más y más popularidad en Colorado e incluso fuera del estado.
Con los años, las galletas comenzaron a “venderse como pan caliente” y ahora las hermanas tienen una cocina especial para preparar sus galletas y una tienda en línea donde personas de fuera del estado pueden hacer sus pedidos y contribuir con la causa de las hermanas.
Campaña
Con la campaña para la construcción del nuevo monasterio aún en curso, las Hermanas Clarisas siguen rezando y trabajando para recaudar la cantidad necesaria.
Con este fin, el Festival de Santa Clara se llevará a cabo el próximo agosto en su parroquia actual de San Patricio en Denver. Todos están invitados a asistir a este evento y apoyar a las hermanas. Aquellos que deseen comprar galletas o hacer una donación, pueden hacerlo a través de su sitio web, capuchinpoorclaresdenver.org.
“Estamos muy agradecidas con nuestra comunidad, con nuestro Arzobispo Samuel J. Aquila y con el Obispo Jorge H. Rodríguez, ya que siempre hemos sentido su apoyo y siempre nos han ayudado”, expresó la Hermana María. “Agradecemos a toda la arquidiócesis por su apoyo, a los sacerdotes; cuando hemos pedido donaciones, las parroquias siempre han respondido. También estamos muy agradecidas a los hermanos capuchinos porque nos han ayudado mucho. Oramos por toda la comunidad de la Arquidiócesis de Denver y de la misma manera pedimos sus oraciones, porque las necesitamos tanto como ustedes”.
Si bien es posible comenzar la construcción del nuevo monasterio con los fondos recaudados hasta este momento, las hermanas esperan recaudar suficientes fondos para completar el proyecto sin interrupción. Se espera que la construcción tome aproximadamente 16 meses.
“Confiamos en que el Señor nos va a ayudar y vamos a poder seguir con nuestra vida, pero sobre todo, con nuestra vida pacífica de oración”, concluyó sor María.
Para aprender más sobre las Clarisas Capuchinas o para hacer una donación para el nuevo monasterio, visite capuchinpoorclaresdenver.org
Para donar por correo:
Capuchin Poor Clares | New Monastery Fund
3325 Pecos St.
Denver, CO 80211
Denver Catholic
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