El cardenal Hollerich, Relator oficial del Sínodo y recientemente nombrado miembro del Consejo de Cardenales que asesora al papa Francisco, ha abierto la puerta a discutir la infalibilidad del documento Ordinatio sacerdotalis de Juan Pablo II por el cual se cerró el debate de la ordenación de mujeres en la Iglesia católica.
“El papa Francisco no quiere la ordenación de mujeres y yo soy completamente obediente a eso. Pero la gente sigue debatiéndolo. No soy promotor de la ordenación de mujeres; Soy promotor de dar más responsabilidad pastoral a las mujeres. Y si logramos eso, tal vez podamos ver si todavía hay un deseo entre las mujeres por la ordenación”, ha dicho el cardenal.
Preguntado sobre si se puede decir algo contrario a Ordinatio sacerdotalis, Hollerich ha respondido afirmativamente. No comparte que pueda ser tratado como un documento infalible: “No estoy seguro de que puedas llamarlo así; Probablemente no”, agregó el cardenal y mano derecha de Francisco.
Hollerich ha aprovechado también para lanzar un dardo a los católicos fieles al Magisterio al afirmar que “es muy difícil ser católico sin obedecer al papa. Algunas personas muy conservadoras siempre han predicado la obediencia al papa, siempre y cuando el papa dijera lo que ellos querían oír”.
Hollerich y la homosexualidad
“Cuando se creó la Doctrina de la Iglesia, el concepto de homosexualidad ni siquiera existía. La homosexualidad es una palabra nueva; incluso en la época de San Pablo, la gente no tenía idea de que podía haber hombres y mujeres atraídos por el mismo sexo”, ha afirmado el Relator Oficial del Sínodo demostrando un gran desconocimiento histórico ya que en Grecia y Roma la práctica homosexual no era algo desconocido. Sobre los pasajes del Evangelio en donde San Pablo arremete contra la sodomía, Hollerich se inventa que “en aquella época, la sodomía se consideraba sólo algo orgiástico, propio de los casados que mantenían esclavos por lujuria personal. Pero, ¿cómo se puede condenar a las personas que solo pueden amar al mismo sexo?”.
El cardenal Hollerich ha remarcado que “solo podemos dictar a las personas el comportamiento moral que pueden tolerar en su mundo. Si les pedimos lo imposible, los rechazaremos. Si decimos que todo lo que hacen está inherentemente mal, es como decirles que su vida no tiene valor. Muchos jóvenes vinieron a mí como padre y me hablaron de su homosexualidad. ¿Y qué hace el padre? ¿Los desecha o los acepta incondicionalmente?”
Además, sobre la enseñanza de la Iglesia con la homosexualidad, el cardenal considera “algo dudosa esa parte de la enseñanza que llama a la homosexualidad ‘desordenada en sí misma’. Sin embargo, debemos aceptar a todas las personas y dejarles sentir el amor de Dios. Si lo sienten, estoy seguro de que algo cambiará en sus corazones”.
InfoVaticana
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