Por Javier Navascués Pérez
Que una tipa vistiendo impúdicamente, sin más ropa que un sujetador, se dedique a despotricar contra su ex concubino con una canción simplona e infantiloide, salpicada de todo tipo de bajezas ramplonas y delirios clasistas, haya paralizado por completo el mundo entero es para que meditemos seriamente en la sociedad en la que vivimos, en el nauseabundo estercolero que se ha convertido nuestra civilización.
Me parece vomitiva la canción y no habría que dedicarle un minuto, a no ser para denunciarla y que tomemos conciencia del nivel pueril y pervertido que hemos alcanzado en las primeras décadas del siglo XXI. Y lo peor es que todo aparenta normalidad, lo comentan casi todos los medios como algo simpático y hasta admirable, pero muy pocos ponen el dedo en la llaga podrida y hedionda que gangrena los cimientos de nuestra sociedad.
La infame canción ha pulverizado todos los récords de número de reproducciones de la historia, consiguiendo más de 100 millones de visitas en un suspiro y cuantiosos ingresos económicos. Y seguirá subiendo en los próximos días. Piqué con un gran cinismo ha sacado mucho rédito del fracaso sentimental y social y su pérdida de fama, que le importa un bledo, llegando a acuerdos muy jugosos con Casio y Renault. Todo este circo deplorable y este gran negocio por tan repugnante vulgaridad, propicia pensar que hasta pueda ser algo acordado, un negocio perfecto, para dos personajes que no tienen escrúpulos. Ella seguirá haciéndose de oro con su producto musical vulgar e inmoral y de fácil consumo y él seguirá rentando al máximo sus negocios, aprovechando su popularidad. Son tristemente los más famosos del mundo.
Está claro que la degeneración vende y si el video hubiese tenido escenas de sexo explícito o blasfemias habría quintuplicado sus visitas, ya de por sí estratosféricas. Si te quieres hacer rico y no tienes escrúpulos crea contenidos basura y estudia el nicho de mercado en donde poder vomitar toda esa inmundicia.
Ambos lo han conseguido, fama y ser noticia, que no se hable de otra cosa que de ellos. Ese es el nivel. Por el que hacía falta un modesto artículo como este denunciando esta bajeza, esta gran inmoralidad a todos los niveles.
La reflexión va más allá, pues cada vez es más habitual escuchar noticias sobre determinadas influencers que obsequian a sus seguidores con un desnudo integral por el comienzo de año o por cualquier motivo. Es la cultura del nudismo o del desnudismo, en donde un desnudo de una modelo famosa genera dinero rápido y millones y millones de fans, que sin referencias morales de ningún tipo, pican en el anzuelo envenenado y pierden su alma a cambio de una torpe delectación efímera. También están de moda las plataformas on line, en las que cualquiera puede vender su cuerpo. La prostitución virtual es la salida fácil para quien no tiene nada mejor que vender que a sí mismo, perdiendo por completo la intimidad y el pudor.
No somos del todo conscientes del nivel de decadencia moral de esta generación… Los que dirigen la caja tonta y los medios de Internet tienen al populacho muy entretenido con los instintos más básicos y las audiencias se disparan como alma que lleva al diablo y nunca mejor dicho. Más que pan y circo, es pan y cabaret. Es el culto al mundo y a su príncipe y el odio a Dios y a sus mandamientos. Cualquier parecido con la decencia y la moral es mera coincidencia. Hemos pasado de ser el culmen de la cristiandad a convertirnos en una cloaca.
Caballero del Pilar
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