Por Carlos Esteban
Cuando la heterodoxia no se condena, algo que lleva pasando décadas en la Iglesia alemana, es cuestión de tiempo que se acabe castigando la ortodoxia. Es el caso de la abadía benedictina de Tholey, en Sajonia, cuyo superior, Mauritius Choriol OSB, prohibió al padre Joachim Wernersbach toda actividad pastoral, además de anunciar que la abadía encargará “una investigación eclesiástica con un análisis del texto del sermón y oraciones de intercesión”, informa katholisch.de .
En su sermón de Nochebuena, (subido a YouTube y luego eliminado), Wernersbach habló sobre el aborto, la ideología de género, la familia tradicional y el “Camino Sinodal” desde una perspectiva católica fiel a la doctrina perenne.
“Hay mucho en la Navidad que podemos aplicar a nuestro tiempo”, dijo Wernersbach. “Jesús fue concebido en el útero, lo que significa que allí comienza la vida. Cuesta creer que la mitad de la gente ya no lo vea así y en su lugar hable de un conjunto de células”.
El monje explicó que la Sagrada Familia nos muestra el modelo de familia cristiana. “La familia está compuesta por esposo, esposa e hijo”, afirmó. “Deseo felicitar especialmente a quienes creen en la familia tradicional y no se dejan llevar por las nocivas tendencias modernas”.
“Dios nos pide formas de vida naturales, bellas y en armonía con el orden divino”, afirmó Wernersbach, contrastándolas con las “extrañas corrientes modernas” de la ideología de género, el transhumanismo, los grupos lgbt, la “diversidad” y el camino sinodal.
“Ahora oímos hablar de género y transgénero, transhumanismo y salud reproductiva, ideología ‘woke’ y lgbtq, diversidad e identidad; de géneros múltiples y reasignación de género, además de esta devastadora adaptación de la revelación que trae el Camino Sinodal. Mis queridos amigos, incluso los términos son absolutamente inquietantes. Todos tienen una cosa en común: les falta belleza, les falta coherencia y les falta naturalidad. No están alineados, no están en armonía con el Orden Divino, inconcebiblemente hermoso”.
“Una gran disonancia ha caído sobre nuestro país”, continuó el monje benedictino. “Cristo vino al mundo para resolver esta disonancia. Él no quiere que terminemos en un mundo absurdo, en un mundo que ya no quiere saber nada de Dios”.
“El Niño Jesús en el pesebre nos está llamando: ven a mí, acógeme y déjame abrazarte. Te amo como un niño pequeño ama a su madre. Conmigo encontrarás todo lo bueno, lo verdadero y lo bello, lo que permanece para siempre y no vuelve a desaparecer como una moda pasajera. Os doy la comunión conmigo aquí en la tierra y más tarde en el cielo”.
“Y por lo tanto, mis queridos amigos, no se dejen engañar por todas las tonterías que la gente está tratando de persuadirnos a creer, y que al final no representan ninguna perspectiva en absoluto”, dijo Wernersbach. “Descansemos tranquilos en la certeza de que tenemos a Dios de nuestro lado”.
InfoVaticana
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