sábado, 1 de octubre de 2022

LA "CARTA DE LA TIERRA" O COMO SUSTITUIR LOS DIEZ MANDAMIENTOS

El siguiente informe fue escrito el año 2002 por el padre Juan C. Sanahuja (✞) con una visión profética sobre el futuro distópico que la élite oscura viene planificando en las sombras contra los seres humanos.


Con la intención de subordinar al Mundo a los "valores" del Discurso Cultural Dominante que quiere imponer el Nuevo Orden Mundial varios organismos de la ONU, y paralelos, con la complicidad de muchos gobernantes nacionales, y en contra de los intereses de sus pueblos, están preparando, a través de diversas conferencias internacionales, "una única agenda para el gobierno mundial".

Ésta somete a los intereses de una minoría privilegiada al resto de la Población.

Altas instituciones internacionales, y con la participación de muy influyentes personajes ser reunieron a finales del año 2001 para preparar la reunión Rio+10.

Las declaraciones finales de estas reuniones, además de muchos lugares tópicos, en los que no se podría dejar de estar de acuerdo por ser generalidades de buena voluntad, sin embargo incluyen conclusiones que traslucen las verdaderas intenciones de los objetivos de estos encuentros de la plutocracia mundial.

En el mismo sentido, los discursos de algunas de las autoridades no auguran nada bueno. Se advierte en estos planteos la sombra de la Carta de la Tierra. Aunque no se la nombra es clara la referencia a ese "código de ética de la nueva era, que sustituirá a los Diez Mandamientos", según el ex-premier soviético M. Gorbachov.

De todas estas reuniones preparatorias para esta Cumbre, llamada Río+10, se puede concluir que ha sido el momento elegido para "proponer al mundo" (imponer por parte de los instrumentos del "sistema") nuevos principios éticos, que incluyan la obligatoriedad de someterse a los dictados de la llamada "gobernabilidad global". Una de nuestras esperanzas es que esa reunión fracase por el enfrentamiento entre las tendencias más "socialistas" y las corrientes más "capitalistas", que se advierten en los organismos internacionales.

Cada año tiene para la ONU una meta, un objetivo. En el año 2001 la finalidad declarada fue la de destruir la familia sustrayendo a los niños de la autoridad de sus padres. El objetivo de la ONU, y la constelación de ONG's que con ella trabajan, era consolidar su propósito en la Cumbre de la Infancia programada para septiembre pasado. La reunión fue suspendida por los criminales atentados terroristas de New York. La Cumbre sobre la Infancia, para conmemorar los 10 años de la segunda versión de la Convención de Derechos del Niño, se realizará en mayo de este año.


Sin embargo, este año ya tenía fijado el objetivo. Centrado en la Cumbre llamada de Río+10, (Sud Africa del 26-08-2002 al 4-09-2002, las fechas anteriores eran del 2 al 11 de septiembre), la meta es terminar de tejer los últimos acuerdos en orden a afianzar no sólo las políticas de control de población sino también un nuevo orden social para el mundo entero.

En efecto, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable (siglas en inglés WSSD), -ese es su nombre oficial-, el proyecto de dominio mundial de los países del norte ha centrado gran parte de sus esperanzas para imponer a todas las naciones, con categoría de dogma, una tríada indisoluble: 1) nuevos "derechos humanos" (entre ellos los llamados "reproductivos", -anticoncepción y aborto-); 2) "desarrollo sustentable" (perspectiva de género, sociedades sustentables, salud sustentable, educación sustentable, etc); 3) "conservación del medioambiente" para las generaciones futuras, (es decir, reservar parte del mundo para que lo exploten los países ricos).

Dándole unidad a estos tres aspectos aparece ya un nuevo culto religioso o casi religioso, llámese Carta de la Tierra o con cualquier otro nombre.

Aunque en borradores posteriores de la Carta se ha tratado de moderar sus afirmaciones, entendemos que conserva toda su validez:

La Carta de la Tierra es un documento pensado en el seno del Consejo de la Tierra que preside Maurice Strong, ex-subsecretario general de la ONU, conocido impulsor de políticas compulsivas de control de natalidad. Del mismo consejo forma parte el ex premier soviético, que ahora vive en Suiza, Mikhail Gorbachov, fundador de la organización Cruz Verde Internacional. También intervinieron, entre otros, en su redacción el ex-Director General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, Mercedes Sosa, y los difuntos Paulo Freire y Bella Abzug, entonces presidenta de WEDO, la Organización para el Desarrollo de las Mujeres y el Medio Ambiente, una de las poderosas ONG's con status consultivo en las Naciones Unidas, que busca, entre otras cosas, el reconocimiento del aborto como "derecho humano" y la equiparación de las parejas homosexuales con las heterosexuales.

La Carta de la Tierra fue presentada y aceptada por el Secretario General de las Naciones Unidas e incluida entre los documentos a aprobar por los Jefes de Estado en la Cumbre de la Tierra+5 (Río+5, Asamblea General de las Naciones Unidas, 23 al 27 de junio de 1997). Pero a pesar de que la falta de tacto de los funcionarios del Consejo para el Desarrollo Social, hizo que la oposición del bloque de países llamado Grupo de los 77 hiciera fracasar la iniciativa, la Carta de la Tierra no fue enterrada en junio de 1997 en Nueva York, sino que sigue en pie y goza de buena salud.


Objetivos de la "Carta de la Tierra"

La Carta de la Tierra, como indica Gorbachov, es "el manifiesto de una nueva ética para el nuevo mundo", un verdadero "Decálogo de la Nueva Era", base para un código de conducta universal que deberá regir al mundo desde el año 2000. "Estos nuevos conceptos -dijo el ex premier soviético y antes jefe de la KGB-, se deberán aplicar a todo el sistema de ideas, a la moral y a la ética y constituirán un nuevo modo de vida. El mecanismo que usaremos, será el reemplazo de los Diez Mandamientos, por los principios contenidos en esta Carta o Constitución de la Tierra".

La Carta de la Tierra es un manifiesto materialista y pagano, es más, panteísta, que entre otras cosas intenta controlar férreamente la población mundial. Una de las explicaciones que le encuentran los expertos a este documento, es la de disfrazar de elevadas intenciones, -"por el bien de la humanidad"-, el proyecto de convertir grandes extensiones del planeta en el almacén de materias primas que asegure el sostenimiento de los hábitos opulentos de consumo de unos pocos privilegiados.

Si no es así, ¿por qué habla la ONU con el acostumbrado lenguaje antinatalista de "reproducción que respete los derechos humanos y las capacidades regenerativas de la tierra"? ¿Se impondrán cuotas de población a ciertas zonas del planeta, para "preservar los recursos naturales"?

¿Por qué la insistencia de la Carta en conceptos que la ONU utiliza para disfrazar sus políticas de control de natalidad y sus proyectos de reingeniería social, como la "equidad de género" y la "salud reproductiva y sexual" de las niñas y las mujeres, como pre-requisitos para el "desarrollo sustentable"?

"La tierra, cada forma de vida y todos los seres vivientes poseen un valor intrínseco. Se debe garantizar el respeto y su cuidado", dice la Carta en su primer punto. Pero, ¿se desprende de esto que sólo el hombre tiene derechos absolutos, que le han sido dados por el Creador?, o por el contrario, ¿las piedras, las plantas y los animales, tendrían los mismos "derechos" que el hombre?

Como lo declararon en Río de Janeiro en 1997, los redactores de la Carta están dispuestos a convertirla en "la única agenda para el gobierno mundial", es decir, es un propósito declarado, que la Carta es un proyecto totalitario, de imposición de una determinada ideología, que en su materialismo, en su ateísmo, y en su afán de control, coincide con el marxismo.

Desde hace tiempo la opinión pública está siendo sometida a un lavado de cerebro que trata de sustituir el concepto de respeto debido a la naturaleza, de raíz eminentemente cristiana, con los esquemas ecologistas de la nueva ideología del humanismo inmanentista.

Esta ideología no se priva de cultivar diversas formas de materialismo pseudo religioso, que asimiló algunas manifestaciones de misticismo oriental, a veces esotérico, y con eso procura descristianizar la sociedad e implantar un nuevo modo de interpretar toda la realidad. En los documentos internacionales se llama claramente a este empeño, proceso de reingeniería social.


El nuevo humanismo pretende salvar de un supuesto exterminio, por ejemplo, a las focas, ballenas, gorilas, manatíes, chitas, elefantes, diversas especies de mariposas, osos y cabras montesas, por otro, no sólo se justifica, sino que se tiene como una obligación "natural" procurar y provocar un verdadero y propio holocausto con leyes que autorizan el abominable crimen del aborto. Y esto en nombre de la paz y la armonía. ¿No es la matanza de millones de inocentes, el mayor atentado contra la paz? 

La nueva ideología se preocupa de las "víctimas de la violencia" -refugiados, prófugos, excluidos y migrantes-, sometiendo a sus mujeres compulsivamente al aborto y a la esterilización, para que no sumen más de la cuenta y pongan en jaque "la gobernabilidad global".

Por su ecologismo, la nueva ideología está impedida para distinguir entre el ser humano y la bestia. No es infrecuente, por ejemplo, que en documentales de televisión sobre la vida silvestre, producidos por National Geographic, Audubon Society, la BBC, etc., se llame al chimpancé "nuestro hermano" o "nuestro primo" y, en general, no sólo se culpe al hombre de algunos desmanes que son ciertos, sino que se lo presente por definición como "el enemigo" de la naturaleza -el "máximo depredador"-, sin reconocer su dignidad trascendente y poniéndolo en pie de absoluta igualdad con los otros seres vivos, distinto de ellos sólo por pequeños porcentajes de ADN.

La nueva ideología rompe lanzas por "mantener la naturaleza intacta", bosques, mares y montañas, pero desconoce las naturales diferencias entre hombre y mujer, tratando de imponer unos "nuevos derechos", contrarios a la naturaleza misma, basados en la ideología del género y la libre opción sexual.

La nueva ideología predica incansablemente que "el ser humano tiene como fin elevar propia calidad de vida", aún a costa de la vida de los no nacidos, los enfermos y los viejos. Busca una utópica felicidad intramundana, que el hombre sólo con sus fuerzas nunca podrá alcanzar. Así, reedita las teorías sobre el progreso sin fin de la humanidad.

A la vez, como quien conserva en un zoológico a un orangután albino, intenta preservar lo que llama "pueblos originarios", condenando -previa esterilización, para que no sumen más de la cuenta-, a otros seres humanos a la ignorancia y al subdesarrollo, porque la educación y la transmisión de conocimientos ha de ser "sustentable", es decir, limitada.

El nuevo humanismo predica también el "respeto a las diferencias" buscando el reconocimiento de ciertos derechos para los homosexuales, provocando el disgusto de los indígenas, que se ven incluidos en la misma bolsa con esos "diferentes".


Pero el nuevo humanismo le niega "el respeto a la diferencia" a otros seres humanos que, por ejemplo, desean ser buenos cristianos, viviendo su fe en todo lugar y no sólo encerrados en su casa o en la iglesia; también se lo niega a una pareja -hombre y mujer; cristianos o no- que quiera tener una numerosa prole; también se lo niega a esos u otros padres que, ejercitando sus derechos inalienables, quieren transmitir a sus hijos una fe trascendente; y, por supuesto, el nuevo humanismo no ejercita el "respeto por la diferencia" con respecto a los médicos que por motivos éticos, no quieren ser cómplices del crimen abominable del aborto.

Toda diferencia que no entre dentro de las diferencias estipuladas por la nueva "nomenklatura" nacional o internacional es calificada por los voceros del nuevo orden, como antidemocrática, violenta, totalitaria y fundamentalista.

En la presentación de la Carta de la Tierra sus redactores afirmaron haber consultado a más de 300 líderes religiosos. Así, la Carta de la Tierra pretende vestir de una cierta espiritualidad al nuevo orden mundial.

Un proyecto similar en ideología e intenciones lo encontramos en el proyecto de Nueva Ética Global, que Hans Kung presentó hace pocos años en el Foro Económico de Davos, auspiciado por el World Wildlife Found (WWF, Fondo para la Vida Silvestre, del príncipe Felipe de Edimburgo). El ex teólogo católico dijo allí que no se puede construir el nuevo orden mundial sin su nueva ética planetaria. En la misma línea, Gorbachov se compromete a imponer la Carta de la Tierra en lugar de los Diez Mandamientos, porque "es necesaria una nueva ética para la nueva era".

Algunos han intentado unir estos dos proyectos y así constituir un "único paradigma mundial para la paz y la gobernabilidad global". Entre otras cosas, cabe preguntarse, ¿puede haber diálogo con este nuevo humanismo? ¿se le puede conceder alguna buena intención a este totalitarismo? ¿no debemos ir pensando más en cómo resistir que en cómo dialogar con este nuevo orden?


Fuentes
Propias; The Club of Rome
Press Release
Valdivia Conference, 12-14, Novembre-2001
Declaración Final de la Reunión del Club de Roma sobre "Pobreza, Solidaridad y Desarrollo Sostenible" en Valdivia, Noviembre 12-14, 2001
2001 Annual Conference, Poverty, Solidarity and Sustainable Development, November 12-14, 2001 
Programme; Tasneem Ahmad Siddiqui, Presentation to the Club of Rome, Valdivia (Chile) on Nov. 13, 2001; 
Message from His Royal Highness Prince El Hassan bin Talal of The Hashemite Kingdom of Jordan to The Club of Rome 
2001 Conference Valdivia, Chile, 12th-14th November, 2001; 
EQUIDAD Y SOLIDARIDAD: OBJETIVOS ESQUIVOS DEL DESARROLLO LATINOAMERICANO, 
Palabras del Secretario Ejecutivo de la CEPAL, Dr. José Antonio Ocampo, en la reunión anual del Club de Roma, Valdivia, Chile, 12 de noviembre de 2001.


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