viernes, 13 de mayo de 2022

LA IGLESIA HA PERDIDO SUDAMÉRICA, LOS CATÓLICOS PRONTO SERÁN MINORÍA

A pesar del primer papa argentino, en los últimos años han crecido neopentecostales y no creyentes. Los números de una crisis profunda.

Por Paolo Manzo


Durante siglos ser latinoamericano significaba ser católico ya que nuestra religión prácticamente no tenía competencia en estas latitudes. Hoy, sin embargo, el catolicismo ha perdido adeptos que se han convertido en neopentecostales y, más recientemente, en no creyentes. Una hemorragia que se originó en los años setenta y que ha continuado sin tregua durante la última década, a pesar del primer papa latinoamericano, Francisco.


Confianza en mínimos históricos en la Iglesia

Según un estudio reciente de Latinobarómetro, siete países de la región -Uruguay, República Dominicana y cinco de Centroamérica- ya tenían una mayoría de no católicos en 2018 y hoy la confianza en la Iglesia católica está en su punto más bajo, particularmente en Argentina, en Uruguay y en Chile, donde han estallado numerosos escándalos sexuales en los últimos años.

En Brasil, que tiene el mayor número de católicos de cualquier país del mundo, los fieles de Santa Iglesia Romana podrían incluso convertirse en minoría este año, según las estimaciones de académicos que rastrean las afiliaciones religiosas reportadas recientemente por el Wall Street Journal y una confirmación de la grave crisis vino también en el último análisis de Axios, jueves 28 de abril.

En el estado de Río de Janeiro, incluso ya se ha producido el relevo, y hoy los católicos representan apenas el 46 por ciento de la población según el último censo brasileño, y un tercio en algunas de las favelas más afectadas por la pobreza. “El Vaticano está perdiendo al país católico más grande del mundo, es una pérdida enorme e irreversible”, analiza José Eustáquio Diniz Alves, uno de los principales demógrafos brasileños y ex profesor de la agencia nacional de estadísticas. Al ritmo actual, su estimación es que los católicos representarán menos del 50 por ciento de todos los brasileños a principios de julio de este año. 

Incluso en Perú, desde que el marxista Pedro Castillo asumió el cargo el año pasado, gracias a la intercesión de la Primera Dama, ferviente neopentecostal, los evangélicos han adquirido un peso político sin precedentes.

En México, los grupos evangélicos han crecido un 35 por ciento en la última década, según el Instituto local de Estadística y Geografía. Aquí la poderosa iglesia La Luz del Mundo, fundada en 1926, tiene empresas del sector inmobiliario, cultural y de la información aunque su líder, Naasón Joaquín García, sigue detenido en Estados Unidos acusado, entre muchos delitos, de violación de menores y trata de personas.

Paraguay y Ecuador, por ahora, son los únicos países de la región que se mantienen, con más del 80 por ciento de los ciudadanos todavía considerándose católicos, mientras que en Uruguay solo el 34 por ciento se mantiene fiel al Vaticano. Quienes avanzan con fuerza en Montevideo son en cambio los agnósticos y ateos, que en conjunto suman más del 38 por ciento de la población. Según un informe publicado por el diario uruguayo El País, los evangélicos hoy “son más de 300 mil, con más de 1.400 iglesias disponibles”.


El ascenso de los neopentecostales en América del Sur

El ascenso neopentecostal no es sólo numérico sino también político, de poder. Baste decir que incluso el muy católico Sebastián Piñera, expresidente de Chile hasta marzo pasado (hoy en Moneta está el agnóstico Gabriel Boric) se vio obligado a sumar cuatro "obispos" evangélicos a su equipo de gobierno para poder llegar a fin de mandato. Ni hablar del presidente brasileño Jair Bolsonaro, quien a pesar de declararse católico, fue bautizado en el río Jordán en 2016 con un rito evangélico por un pastor de la Assembleia de Deus. Sin ese gesto, según los analistas, nunca hubiera logrado ganar las elecciones presidenciales de 2018.

Desde México hasta la Patagonia, el boom evangélico comenzó en los llamados “templos garaje”, espacios en las afueras de las ciudades, lugares marginales donde se atienden casos de violencia familiar, adicciones, se brinda apoyo psicológico o laboral y se acoge a niños en dificultades. Hoy, sin embargo, hay mucha pompa entre los neopentecostales. Un buen ejemplo es el Templo de Salomón, en San Pablo, que pertenece a la Iglesia Universal del Reino de Dios, el sitio ocupa más de 100.000 metros cuadrados y el edificio faraónico ocupa 74.000. Construido con piedras importadas de Jerusalén, cuenta con estacionamiento para mil autos, su fachada principal supera los 55 metros de altura y, en el interior, los pastores visten de blanco mientras que, en el exterior, los agentes de seguridad visten chaqueta negra. En Brasil lo llaman el "Maracana de la fe".




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