Por Margarita C. Galitzin
En el último artículo, miré algunos pasajes del Antiguo Testamento que predicen los Últimos Tiempos, antes del Fin de los Tiempos o fin del mundo que se cerrará con el Juicio Final. Este castigo o Juicio de las Naciones marcará el comienzo de los Últimos Tiempos. Entonces, un remanente de personas permanecerá en la tierra y establecerá un período de paz cuando la Iglesia Católica será triunfante.
Jeremías el Profeta, por Aleijadinho, Brasil
Hoy sigo con otro texto corroborante del Antiguo Testamento. En Jeremías (1) el Señor habló por medio de su profeta anunciando: “Jehová rugirá desde lo alto, y dará su voz desde su santa morada... se dará el grito contra todos los habitantes de la tierra... porque el Señor entrará en juicio con las naciones; entrará en juicio con toda carne; a los impíos los he entregado a la espada, dice el Señor.
Así ha dicho el Señor de los ejércitos: He aquí, el mal saldrá de nación en nación y un gran torbellino saldrá de los confines de la tierra... y ellos [los malos] no serán lamentados, y no serán recogidos ni enterrados: serán como estiércol sobre la faz de la tierra” (25:30-33)
Los castigados serán muchos y “yacerán como estiércol sobre la faz de la tierra”. Si los malos quedarán insepultos después de un gran castigo, este no será, pues, el Fin del Mundo. Porque en el Juicio Final, cuando todos los hombres resucitarán y Dios juzgará a toda la humanidad, cada uno irá a su destino final, el Cielo o el Infierno.
Más adelante, el profeta Jeremías concluye mencionando específicamente la época en que sucederán estas cosas: “He aquí el torbellino del Señor, su furor saliendo, una tempestad violenta, reposará sobre la cabeza de los impíos. El Señor no apartará el furor de su ira, hasta que haya ejecutado y cumplido el pensamiento de su corazón: En los postreros días entenderéis estas cosas” (30:23-24) (2)
Así ha dicho el Señor de los ejércitos: He aquí, el mal saldrá de nación en nación y un gran torbellino saldrá de los confines de la tierra... y ellos [los malos] no serán lamentados, y no serán recogidos ni enterrados: serán como estiércol sobre la faz de la tierra” (25:30-33)
Los castigados serán muchos y “yacerán como estiércol sobre la faz de la tierra”. Si los malos quedarán insepultos después de un gran castigo, este no será, pues, el Fin del Mundo. Porque en el Juicio Final, cuando todos los hombres resucitarán y Dios juzgará a toda la humanidad, cada uno irá a su destino final, el Cielo o el Infierno.
Más adelante, el profeta Jeremías concluye mencionando específicamente la época en que sucederán estas cosas: “He aquí el torbellino del Señor, su furor saliendo, una tempestad violenta, reposará sobre la cabeza de los impíos. El Señor no apartará el furor de su ira, hasta que haya ejecutado y cumplido el pensamiento de su corazón: En los postreros días entenderéis estas cosas” (30:23-24) (2)
Muchas naciones serán aniquiladas en el Juicio de las Naciones
El tiempo para “entender estas cosas” es nuestro tiempo. El gran castigo mencionado por Jeremías será un Juicio de las Naciones; y en ese Juicio, las naciones desaparecerán como Nuestra Señora les dijo a los tres pastorcitos en Fátima. Pero no será aun el fin del mundo. Debe haber un tiempo en que las personas que permanezcan en esta tierra darán gloria a Nuestro Señor y a Nuestra Señora, construyendo el Reino de María como lo predijo el gran profeta del siglo XVII, San Luis María Grignion de Montfort.
Hago hincapié en este punto porque he leído palabras “autorizadas” de varios sacerdotes y escritores tradicionalistas informados que advierten que nos estamos acercando al Fin de los Tiempos con la venida del Anticristo, etc. Esto no es cierto.
Estoy de acuerdo en que puede haber un precursor del Anticristo antes del castigo que dará comienzo a los Últimos Tiempos. No sólo es posible, sino muy probable. ¿Quién podría cuestionar que los últimos Papas, que han engañado a tantos católicos durante más de medio siglo, han formado, en su conjunto, una especie de precursor del Anticristo que engañará a tantos fieles en el Tiempo del Fin?
Hago hincapié en este punto porque he leído palabras “autorizadas” de varios sacerdotes y escritores tradicionalistas informados que advierten que nos estamos acercando al Fin de los Tiempos con la venida del Anticristo, etc. Esto no es cierto.
Estoy de acuerdo en que puede haber un precursor del Anticristo antes del castigo que dará comienzo a los Últimos Tiempos. No sólo es posible, sino muy probable. ¿Quién podría cuestionar que los últimos Papas, que han engañado a tantos católicos durante más de medio siglo, han formado, en su conjunto, una especie de precursor del Anticristo que engañará a tantos fieles en el Tiempo del Fin?
Pero, como no hemos enfrentado el tremendo castigo anterior y no hemos visto el período de paz en que Cristo reinará en los órdenes sociales y religiosos de toda la tierra, no estamos en el Fin de los Tiempos. Estamos en el tiempo que precede a los Últimos Tiempos cuando, en un momento determinado, el cáliz de la ira de Dios se llenará y Él dejará caer Su espada sobre el mundo.
El Prof. Plinio nos advirtió que “debemos estar preparados para este momento, y estar preparados para adorar la santidad de Dios mientras Él castiga. Él castigará porque Él es Santo y no puede tolerar el imperio del mal en el que estamos viviendo. Su odio por este mal revelará Su santidad”.
Quienes estén preparados para este momento se convertirán en los constructores del Reino de María.
Profecías sobre la conversión de los judíos
El padre Benjamín Sánchez (mencionado en mi anterior articulo) citó un texto de Lucas para afirmar que la conversión de los judíos se producirá después del Gran Castigo y antes del Fin del Mundo.
San Lucas escribió: “Mas ¡ay de las que estén encintas y den de mamar en aquellos días! Porque habrá gran angustia en la tierra, e ira sobre este pueblo. Y caerán a filo de espada; y serán llevados cautivos de todas las naciones, y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que se cumplan los tiempos de las naciones” (21:23-24) (3).
La destrucción de Jerusalén por Tito en el año 70
La ira de Dios que ha de caer sobre Israel -dice el padre Sánchez- tiene tres efectos, y los dos primeros se han cumplido.
El primero es la dolorosa muerte a espada que tuvo lugar en el año 70 dC cuando Jerusalén fue sitiada por los ejércitos romanos bajo el mando de Tito. Flavio Josefo nos dijo que un millón de judíos murieron en el asedio y 97.000 fueron llevados cautivos y dispersados entre las naciones.
El segundo es que los judíos se convertirían en un pueblo sin patria, esparcidos por todas las naciones. Esto continúa hasta nuestros días, ya que a pesar de que a Israel se le permitió convertirse en un Estado judío en 1948, la posesión pacífica de esa tierra nunca se ha llevado a cabo porque los judíos han estado en guerra constante con los palestinos y otros países árabes que reclaman el mismo territorio. Entonces, durante estos más de 70 años, Israel ha sido cuestionado por su reclamo sobre ese territorio.
El tercer efecto es la instalación de sus enemigos en Jerusalén hasta “el cumplimiento de los tiempos de las naciones”. ¿Qué significa la expresión “tiempos de las naciones”? El padre Sánchez explicó: “Sin duda, las palabras de Jesucristo se refieren a las del profeta Ezequiel: Aullad, ¡ay, ay del día! Porque cerca está el día, cerca está el día del Señor: día nublado, será el tiempo de las naciones” (Ezequiel 30:2-3)
El primero es la dolorosa muerte a espada que tuvo lugar en el año 70 dC cuando Jerusalén fue sitiada por los ejércitos romanos bajo el mando de Tito. Flavio Josefo nos dijo que un millón de judíos murieron en el asedio y 97.000 fueron llevados cautivos y dispersados entre las naciones.
El segundo es que los judíos se convertirían en un pueblo sin patria, esparcidos por todas las naciones. Esto continúa hasta nuestros días, ya que a pesar de que a Israel se le permitió convertirse en un Estado judío en 1948, la posesión pacífica de esa tierra nunca se ha llevado a cabo porque los judíos han estado en guerra constante con los palestinos y otros países árabes que reclaman el mismo territorio. Entonces, durante estos más de 70 años, Israel ha sido cuestionado por su reclamo sobre ese territorio.
El tercer efecto es la instalación de sus enemigos en Jerusalén hasta “el cumplimiento de los tiempos de las naciones”. ¿Qué significa la expresión “tiempos de las naciones”? El padre Sánchez explicó: “Sin duda, las palabras de Jesucristo se refieren a las del profeta Ezequiel: Aullad, ¡ay, ay del día! Porque cerca está el día, cerca está el día del Señor: día nublado, será el tiempo de las naciones” (Ezequiel 30:2-3)
“Seguramente, significan el comienzo de una nueva era que se caracterizará por una falta de fe en el mundo o una separación, una apostasía de los hombres de Dios. El erudito bíblico Fillion también comenta esto: ‘Es el momento en el cual Dios propondrá desahogar Su ira contra el mundo entre paganos’” (4).
Es decir, es un tiempo en que Dios castigará a las naciones por la Revolución que comenzó con el Humanismo, el Renacimiento y la Revuelta Protestante y terminará después el Castigo.
Otra profecía sobre la conversión de Israel está en la Epístola de San Pablo a los Romanos (11): “Porque no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio (para que no seáis arrogantes en vuestra propia opinión), que la ceguera en parte ha sucedido en Israel, hasta que entre la plenitud de los gentiles. Y así todo Israel se salve, como está escrito...” (5)
¿Cuál es el significado de la frase “hasta que entre la plenitud de los gentiles”? El padre Sánchez dedujo que la frase equivale a “cuando la fe llegue a su plenitud”, es decir, cuando todos aquellos gentiles a quienes Dios ha determinado llamar “formarán un pueblo fiel consagrado a su nombre” (Hechos 15:14) (6). Este sería un tiempo después del gran Castigo cuando todas las naciones regresarán a la Fe y establecerán una Nueva Cristiandad antes del fin del mundo.
Antes de entrar en las profecías de Nuestra Señora y de los Santos que hablan del Gran Castigo seguido de un tiempo de paz en el que el Reino social de Cristo se instaurará de nuevo en la tierra, el padre Sánchez acude al Nuevo Testamento. Presentó, con pocos comentarios, “algunos de los textos evangélicos que contienen palabras de Jesucristo que aparentemente se refieren a los Últimos Tiempos”. No incluye los textos que hacen una clara referencia al Fin del Mundo (7).
Es decir, es un tiempo en que Dios castigará a las naciones por la Revolución que comenzó con el Humanismo, el Renacimiento y la Revuelta Protestante y terminará después el Castigo.
Otra profecía sobre la conversión de Israel está en la Epístola de San Pablo a los Romanos (11): “Porque no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio (para que no seáis arrogantes en vuestra propia opinión), que la ceguera en parte ha sucedido en Israel, hasta que entre la plenitud de los gentiles. Y así todo Israel se salve, como está escrito...” (5)
¿Cuál es el significado de la frase “hasta que entre la plenitud de los gentiles”? El padre Sánchez dedujo que la frase equivale a “cuando la fe llegue a su plenitud”, es decir, cuando todos aquellos gentiles a quienes Dios ha determinado llamar “formarán un pueblo fiel consagrado a su nombre” (Hechos 15:14) (6). Este sería un tiempo después del gran Castigo cuando todas las naciones regresarán a la Fe y establecerán una Nueva Cristiandad antes del fin del mundo.
Antes de entrar en las profecías de Nuestra Señora y de los Santos que hablan del Gran Castigo seguido de un tiempo de paz en el que el Reino social de Cristo se instaurará de nuevo en la tierra, el padre Sánchez acude al Nuevo Testamento. Presentó, con pocos comentarios, “algunos de los textos evangélicos que contienen palabras de Jesucristo que aparentemente se refieren a los Últimos Tiempos”. No incluye los textos que hacen una clara referencia al Fin del Mundo (7).
Un tapiz medieval que muestra a San Juan, el Dragón de 7 cabezas y la Bestia del Mar
En aras de la brevedad, simplemente enumeraré los títulos y capítulos de los textos que cita:
Tiempos de angustia, Mt. 24, Mc 13, Lc 21;
La Gran Tribulación, Mt 24,21-24, Mc 13,19-22, Lc 21,25-26;
Parábola de la higuera : Mt 24,32-35; Mc 13, 28-31, Lc 21, 29-33;
Exhortaciones a la Vigilancia : Lc 17,26-30; 21, 34-36, Lc 21, 20-21, 2 Pedro 3, 10-12;
Profecías de los Apóstoles: 1 Tes 5,1-3, II Tes 2,1-12; 1 Timoteo 4: 1-2; II Timoteo 3:1-5; 4:2-42 Pedro 2:1-2, 3:1-13; 1 Jn 2, 18-23, 2 Jn 1, 7, Jud 1, 8, 12-21. (8)
El padre Sánchez concluyó diciendo que podría citar textos del Apocalipsis de San Juan, pero le parece suficiente decir que este libro presenta un cuadro de las terribles catástrofes y luchas que han de mover al mundo hasta el triunfo de Cristo y la caída definitiva de todos sus enemigos.
Afirmó: “La bestia apocalíptica, que es el reino del mal, esparcirá sus errores. Son la encarnación de los poderes que luchan contra el reino de Dios, la encarnación del Anticristo, el 'dragón de siete cabezas' (Apoc 12:3). Este es el mismo Satanás que desea destruir los planes de Dios, y aunque Dios le permitirá hacer guerra contra Sus Santos y Cristianos y aparentemente vencerlos, llegará, sin duda, el momento en que Satanás será encadenado y se iniciará una era de paz” (Apoc 20:1-3) (9).
Continuará...
Parte 1
El padre Sánchez concluyó diciendo que podría citar textos del Apocalipsis de San Juan, pero le parece suficiente decir que este libro presenta un cuadro de las terribles catástrofes y luchas que han de mover al mundo hasta el triunfo de Cristo y la caída definitiva de todos sus enemigos.
Afirmó: “La bestia apocalíptica, que es el reino del mal, esparcirá sus errores. Son la encarnación de los poderes que luchan contra el reino de Dios, la encarnación del Anticristo, el 'dragón de siete cabezas' (Apoc 12:3). Este es el mismo Satanás que desea destruir los planes de Dios, y aunque Dios le permitirá hacer guerra contra Sus Santos y Cristianos y aparentemente vencerlos, llegará, sin duda, el momento en que Satanás será encadenado y se iniciará una era de paz” (Apoc 20:1-3) (9).
Continuará...
Parte 1
Notas:
1) Benjamín Martín Sánchez, Los Últimos Tiempos: Profecías Públicas y Privadas, TOP, 1ra ed., Imprimatur: Bishop Eduardus Zamorensis, 1968, p. 58. Lamentablemente el padre Sánchez no proporciona una fuente para su cita. Sin embargo, esta profecía está plenamente corroborada por las palabras escritas sobre los Últimos Tiempos en la famosa obra Scivias de Hildegarda von Bingen.
2) Hildegarda de Bingen, Scivias, trad. por Mother Columba Hart y Jane Bishop, NY: Paulist Press, 1990.
3) Ibídem. , págs. Ibíd., págs. 493-494.
4) Ibídem. . Los Últimos Días y la Caída del Anticristo, pp. 493-494.
5) Ibíd ., págs. págs. 494-495.
6) Ibíd., págs. 495-496.
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