¿Como comenzó esta historia?
Las autoridades políticas y “sanitarias” rusas ordenaron el cierre de las iglesias a los fieles el 13 de abril de 2020 con la excusa de la plandemia en curso, a lo que el padre Sergio respondió que esto se trataba de una pseudopandemia y acusó a los líderes de la iglesia de trabajar con los precursores del Anticristo al cerrar las iglesias.
Como respuesta a sus palabras, fue suspendido por su obispo, el patriarca Kirill. Pero el padre Sergio volvió a atacar al Patriarca y a la jerarquía eclesiástica por haber cerrado las iglesias. Para el monje, “la Iglesia está siendo guiada por los médicos del Servicio Sanitario Nacional”.
Ante las palabras del clérigo, la jerarquía eclesiástica le prohibió predicar y luego fue excomulgado y despojado del derecho a llevar una cruz, después de que alentara a los fieles a desobedecer las “órdenes de salud pública”.
Después de suspenderlo, la Iglesia Ortodoxa Rusa organizó un tribunal eclesiástico para determinar su futuro.
Pero en la sesión, al presentarse ante el tribunal, el padre Sergio dijo a los funcionarios que su conciencia estaba limpia y declaró que tendrían que echarlo a la fuerza del monasterio de Sredneuralsk.
Al tomar la palabra delante del tribunal, el padre Sergio no se excusó por sus “excesos verbales”, sino que redobló la apuesta: “El patriarca Kirill ha decidido cerrar las iglesias ortodoxas por miedo a la muerte… el patriarca, el Sínodo, el episcopado no tienen ningún poder sobre la Iglesia, que está siendo guiada actualmente por los médicos del Servicio de Sanidad Nacional, y siempre se doblega al poder civil. Considero que estas actitudes de nuestros jerarcas son un sacrilegio frente al Espíritu Santo, y una traición a la verdadera fe de la Iglesia Ortodoxa”.
El clérigo agregó: “No soy yo el que provoca el cisma, sino el episcopado, que no tiene el coraje de defender la fe, y tiene miedo de perder su sillón”.
El clérigo agregó: “No soy yo el que provoca el cisma, sino el episcopado, que no tiene el coraje de defender la fe, y tiene miedo de perder su sillón”.
Tras la reunión, se atrincheró en el monasterio. El padre Sergio había declarado que las autoridades eclesiásticas “tendrán que asaltar el monasterio si quieren que me vaya”.
El día siguiente, la policía visitó el lugar pero no realizó arrestos.
El 16 de junio, el tribunal emitió una declaración según la cual, siendo que el padre Sergio se negó a a responder a las preguntas y se limitó a leer su declaración, se convocaría a una nueva sesión el siguiente 26 de junio, “con la esperanza de que el higúmeno Sergio pueda encontrar las energías espirituales para entablar un coloquio sincero y en vivo, y poder discutir con serenidad sobre su comportamiento, recapacitar sobre los actos cometidos y corregirse”.
Pero el padre Sergio no tenía ninguna intención de abandonar su lucha y además pesaba sobre él una investigación judicial de la policía por “comportamiento extremista”. En tanto, él seguía difundiendo sus vídeos, en los cuales decía que confiaba “en la venida de un zar verdaderamente ortodoxo, que juzgará cada cosa con la auténtica justicia”.
Pero el padre Sergio no tenía ninguna intención de abandonar su lucha y además pesaba sobre él una investigación judicial de la policía por “comportamiento extremista”. En tanto, él seguía difundiendo sus vídeos, en los cuales decía que confiaba “en la venida de un zar verdaderamente ortodoxo, que juzgará cada cosa con la auténtica justicia”.
El 10 de septiembre de 2020, la Iglesia Ortodoxa ya lo había reducido al estado laical. Siendo excomulgado por haber roto los votos de consagración y una serie de cánones y reglas eclesiásticas. Aun así Sergio Romanov seguía celebrando incluso después de la excomunión, sin conmemorar en la liturgia al patriarca ni al obispo local, y ya había declarado que no dejaría el monasterio con sus más de 150 monjas.
Los informes sugerían que muchos hombres armados que lo custodiaban eran veteranos del conflicto en curso en el este de Ucrania. Los periodistas estaban prohibidos, aunque un reportero del periódico ruso Novaya Gazeta logró pasar entre los guardias y se encontró con el padre Sergio.
“La diócesis me prohíbe servir, me prohíbe hablar. Pero tuve la suerte de hablar”, le dijo al periodista.
El padre Sergio ayudó a fundar el Convento de Sredneuralsk a principios de la década de 2000, y cientos de simpatizantes se han congregado allí a lo largo de los años para escuchar sus sermones.
La detención
Tras alentar a sus fieles a resistir a las fuerzas del Anticristo, a los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa y los propagandistas covidianos, finalmente, la policía irrumpió en el monasterio de Sredneuralsk donde el monje, ya excomulgado, estaba atrincherado junto con cientos de monjas, siendo detenido y trasladado luego a Moscú.
“la pseudo-pandemia es un invento del Anticristo para encerrar a los verdaderos creyentes en el campo de internamiento electrónico de Satanás”.
La abogada del padre Sergio, Svetlana Gerasimova, dijo a los periodistas reunidos en el lugar que a Romanov ya se lo habían llevado, “bajo los cargos de sedición, violación del derecho a la libertad de conciencia e incluso secuestro de menores e incitación al suicidio”.
El abad Sergio Romanov se había negado a someterse a cualquier tribunal, eclesiástico o civil, regional o federal, e incitó a sus fieles a seguir resistiendo a las fuerzas oscuras que atacan a los verdaderos creyentes. La redada de los guardias culminó con el arresto de numerosas personas, entre ellas, varias novicias y monjas, que fueron trasladadas a la prisión de Verkhnaja Pyshma, ubicada en las cercanías.
Tras el arresto, varias monjas pudieron abandonar el monasterio. Las religiosas están siendo buscadas por las autoridades eclesiásticas y la policía, para evitar que difundan la "palabra cismática" y promuevan la oposición a las “medidas sanitarias, cuando Rusia está comenzando su campaña de vacunación masiva”.
La detención comenzó a la una de la madrugada, según el sitio web de Ekaterimburgo. Las fuerzas especiales bloquearon todos los accesos al monasterio, rompiendo los piquetes de los ocupantes e irrumpiendo en la celda de Romanov, que estaba protegida por un grupo de monjas. Luego, el edificio fue allanado.
Para las autoridades civiles y religiosas, el último video del padre Sergio fue “la gota que rebasó la paciencia de las autoridades”: en un sermón, él preguntó a varios de sus fieles, entre ellos a algunos niños, si estaban dispuestos a morir por Rusia, lo que según el criterio de las autoridades fue “una invitación explícita al suicidio”.
Condenado por... ¿disidente?
Finalmente, el 30 de noviembre de 2021, tras permanecer un año prisionero del régimen covidiano, el tribunal del distrito moscovita de Izmailovo condenó a tres años y medio de prisión al ex archiabad Sergio Romanov, y ex superior del monasterio femenino de Sredneuralsk, cerca de Ekaterimburgo, la ciudad más importante de los Urales. Según la sentencia de los jueces, el monje -ahora reducido al estado laical- es culpable de “incitación al suicidio, abuso de poder y obstrucción de las celebraciones litúrgicas ortodoxas”.
Según la prensa rusa (que se parece demasiado a la del resto del mundo):
Según la prensa rusa (que se parece demasiado a la del resto del mundo):
Las autoridades habían detenido a Sergio hace un año, tras el desalojo forzoso del monasterio, donde el "starets" (guía religioso) de los negacionistas detractores del Covid, los antivacunas y renuentes a toda directiva eclesiástica o civil se había encerrado con monjas leales a él y un centenar de seguidores acérrimos. Frente al tribunal, bajo los copos de nieve y el gélido viento del invierno moscovita, un grupo de discípulos de Sergio esperó la sentencia. Sus seguidores exhibieron iconos, crucifijos y rosarios junto a carteles con la imagen del santón, e improvisaron una vigilia de oración "por la salvación de Rusia".
Al frente de los manifestantes estaba una conocida activista, Elena Rokhlina, hija del legendario general Lev Rokhlin, héroe de muchas guerras soviéticas y rusas, que fue asesinado en 1988 en circunstancias misteriosas.
En declaraciones a RusNews, Rokhlina comentó la sentencia y dijo: "Es ridículo considerar las homilías como una incitación al suicidio, la verdad es que con las vacunas y los códigos QR [el “pasaporte sanitario”] quieren encerrarnos a todos en un gran campo de concentración. Es una pena que los liberales estén todos callados, debería ser su tema: la libertad de expresión y de opinión".
La sesión del tribunal no fue transmitida. Los periodistas no pudieron cubrir la noticia porque se les negó el acceso a la sala, aduciendo convenientemente “las medidas de precaución sanitaria”.
El propio padre Sergio había llamado a rebelarse contra el pinchazo (la inserción de microchips con la vacuna) impuesto por el poder secular y eclesiástico de los que niegan a Dios
El Patriarca de Moscú, Kirill (Gundjaev), se anticipó a la sentencia del tribunal el mes pasado. Refiriéndose al ex higúmeno, dijo que "lo importante es que nuestra Iglesia se vacuna contra todas estas payasadas, contra estas distorsiones de la vida eclesiástica... hemos superado cismas y divisiones, estamos unidos y firmes en la fe". El Patriarca, ya relajado porque sabía que el “rebelde” sería condenado, recordó que "este 'tipo de personas' aparecen de vez en cuando en el horizonte, 'poseídas por delirios de grandeza', 'con eslóganes rimbombantes que exaltan su carisma en las almas débiles', para proponer experiencias que inevitablemente caen en formas de totalitarismo".
Tras la lectura de la sentencia, el ex higúmeno pronunció estas palabras "Porque sois como niños, y como los niños, podéis cometer errores. Por eso, lo siento por la jerarquía, lo siento por los sacerdotes que los engañaron. Yo digo: Vive con Dios. Sé feliz. Os deseo prosperidad. Doy mi vida por ustedes y por toda Rusia", según informaron algunos testigos.
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